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domingo, 30 de septiembre de 2012

Laurisilva en Andalucía.

 En anteriores entradas he explicado las características del bosque mediterráneo, que es el que más abunda en España, seguido a muy larga distancia, del bosque atlántico. Luego abundan los bosques montanos de pinos silvestres y marítimos y abetos (blanco en el norte, y pinsapos en las Béticas occidentales). Y encontramos en cuarto lugar a la laurisilva, término latinizado que quiere decir "bosque de laureles", ya que a pesar de que hay varios tipos de árboles y arbustos diferentes, todas las hojas de los mismos tienen formas lauroides, de laurel, por ser más concreto. Una adaptación que sirve para que la humedad recogida por las hojas caiga al suelo. Son éstos los bosques subtropicales húmedos que tienen su equivalencia con el bosque mediterráneo, en las fachadas orientales de los continentes; que viven en condiciones de abundante humedad, y con un regimen de precipitaciones bastante generoso: con una cantidad importante de lluvias todo el año, especialmente en verano. Baste decir que antes de las glaciaciones, el clima de las riberas del Mediterráneo era así. Los distintos cambios climáticos acontecidos en los últimos miles de años favorecieron la vegetación actual.

 Todo empezó con la retirada de los hielos en el continente europeo, que trajo consigo un desecamiento brutal de lo que hoy es el Sáhara, que por aquel entonces estaba ocupada por ecosistemas propios de la sabana. A partir de ahí, el Mediterráneo se convirtió en la zona de transición entre los desiertos del sur, y los húmedos climas oceánicos del norte. Los inviernos son lluviosos, pero irregulares, incluso interanualmente, y los veranos muy secos y cálidos. Todo ésto hizo que la laurisilva, o bosque subtropical húmedo desapareciese de casi toda Europa, menos de ciertos enclaves españoles y portugueses. ¿Pero por qué sobrevive un bosque de éstas características en un país como el nuestro?. En el caso canario, de Madeira y Azores, patria actual de la laurisilva, el asunto está claro: la presencia de los vientos alisios, que traen consigo una importante cantidad de nieblas y de precipitaciones a ciertas alturas de las montañas. En el caso penínsular, la razón es parecida, pero la naturaleza se ha decidido caprichosa. Aquí, los rodales más puros de laurisilva se encuentran en el Parque Natural de Los Alcornocales, y aún así, aparecen mezclados con especies mediterráneas. En ésta ocasión, es el Estrecho de Gibraltar el que trae las nieblas procedentes de los vientos de levante, y las precipitaciones cuando hay poniente. Pero aún así, la sequía estival está presente en varios meses largos, lo que, en teoría, supondría la aniquilación de todo bosque húmedo. En el resto de la península hay rodales sueltos monoespecíficas (de una sola especie), sobre todo de loros (otra especie de laurel) repartidos en las cercanías del Atlántico, en Portugal (Monchique), Huelva, y en Extremadura (Peña de Francia) sobre todo . También Galicia tiene bosques espontáneos de laureles, sobre todo en la zona de las Rías Bajas. Aquí en Cádiz, la laurisilva crece sobre todo en valles, llamados "canutos" por los lugareños, y más cuanto más cercano. Aunque también sale fuera de los ríos, como es el caso del Tiradero, en ciertos llanos, e incluso se mezcla con especies mediterráneas en las lomas cercanas al Estrecho, como es el caso de las que rodean Bolonia. Las especies representativas son, principalmente, el laurel común (laurus nobilis), el rododendro u ojaranzo (rhododendrom ponticum), el acebo (ilex aquifolium), avellanillo (frangula alnus), durillo (viburnum tinus) y alisos (alnus glutinosa) como parte integrante del arbolado, y en el plano arbustivo. Pero lo importante aquí son los helechos, con 41 especies descritas, algunas como la Christela dentata, con hojas traslúcidas, culcita macrocarpa, el helecho más grande de Europa, alcanzando alturas arborescentes, o el psilotum nudum, cuya población más cercana se encuentra en Cabo Verde. También hay una cita, sin confirmar, de una lorera en las cercanías de Algeciras. 

 La laurisilva crea una imagen que contrasta con el tópico de la Andalucía tórrida y seca. Un simple vistazo a las fotografías nos trasladan a tiempos anteriores, o a otras latitudes del globo terráqueo. Sin embargo, ésta joya forestal se encuentra a tan sólo una hora nuestra en coche. Más espectacular, si cabe, es la laurisilva canaria, pero para ello ya tienen que planear un viaje. En el caso de Los Alcornocales sirve la excusa de pasar un día en el campo. Y con la extraña posibilidad de observar juntas especies subtropicales húmedas con otras de tipo mediterráneo, e incluso oceánicas, como es el caso del bosquete de robles existente en la cima del Aljibe (1.091 mts). Eso es algo que no existe en ningún otro lado de la tierra; por ello, un grupo de botánicos propuso, hace más o menos una década, que se declarara la zona como Parque Nacional. Pero como siempre, parece que nadie en éste país escucha al entendido en un tema. Un saludo desde el sur.

PD: Las fotos no son mías, son sacadas de Google Maps, donde se pueden encontrar infinidad de ellas. Las pongo a modo de ejemplo, para que puedan hacerse la idea del tipo de bosques de los que hablo.

Garganta del Capitán.

Rododendros en flor y helechos.

Ejemplo claro de mezcla de bosque mediterráneo y laurisilva.

lunes, 24 de septiembre de 2012

El siglo XIX en La Isla

 Como cada finales de septiembre, se viene celebrando en San Fernando la festividad relacionada con las Cortes de Cádiz y la Guerra de la Independencia. Con tan sólo unos trescientos siglos de vida, nuestra ciudad protagonizó un hecho histórico de importancia capital para la historia de España: la creación de la primera constitución democrática del país, y una victoria militar que logró esquilmar la moral de las invencibles tropas francesas. Durante aquel periodo, la ciudad albergó a una multitud de refugiados procedentes de todos los rincones peninsulares, y tuvo una especie de "boom" que vino a incrementar el incipiente urbanismo que la localidad había adquirido durante el último siglo. En el que el crecimiento de la misma, tras el traslado de las dependencias militares de Cádiz a La Isla, trajo consigo un aumento de un 250 % de la población local. Aquella villa agrícola, de recreo y salinera, se convirtió desde mediados del siglo XVIII en una próspera ciudad que atrajo a intelectuales de todos los rincones del país; siendo éstos, en su mayoría personas relacionadas con el mundo militar y naval, concretamente. 

 Sin embargo, el asedio de las tropas napoleónicas fue un esfuerzo que iba más allá de lo que una urbe recién nacida podía soportar. En el sitio de las islas gaditanas se dieron entre otras cosas, distintas epidemias relacionadas con el hacinamiento de las tropas y la población civil, que vivían prácticamente en un apretado y corto espacio. Pero si mala fue la fiesta, peor fue la resaca del día después. Una vez terminado el asedio, y vuelto todo a la normalidad, la ciudad recobró como pudo su día a día. Pero el esfuerzo fue notable, y multitud de casas y edificios de bello porte quedaron abandonados, ya que la población no era suficiente para ocupar todas las fincas que se habían construído. Pasó un largo tiempo para que la ciudad de San Fernando terminara de recuperarse, medio siglo, o más incluso. Pero aún así, una vez levantada, y aunque no pudo volver jamás a su antiguo esplendor, se construyeron interesantes edificios de notable valor arquitectónico y artístico. Dejando una huella importante, que hoy día, aún se puede observar, sobre todo en los alrededores de la Calle Real. Llegada la época del romanticismo, la ciudad se renueva, y adopta sin problemas los cánones propios de la época: el modelo constructivo isabelino. Que a diferencia de los anteriores, no se centra, sólamente, en la fachada, dándole importancia también al interior. Se empiezan a edificar, o a restaurar en edificios viejos, hogares que son bastantes acogedores para la época, a la vez que no reparan en adornos para los exteriores. La arquitectura isleña, acoge también, modelos constructivos nuevos, adaptandolos a los tradicionales, como por ejemplo, el uso típico de las almenas en sus azoteas. Los modelos arquitectónicos propios de la época se ciñen en toda la nación en dos principalmente: el eclecticismo y el historicismo.  Mientras el segundo recrea formas propias de la arquitectura del pasado, la primera, mezcla varios modelos de una época u otra. En ambos estilos se emplean nuevos materiales, como es el caso del hierro, tan representativo de la farmacia situada en el centro de la Calle San Rafael. En algunos casos, como la citada farmacia, admiten arcos ojivales, propios del gótico medieval; en otros se emplea la arquitectura propia imperial francesa de la época de Napoleón III. En casi todos, es común el uso de la falsa piedra, que a la postre resultará vital para el modernismo gaditano, en general. 

 Siendo el barroco y el neoclásico las grandes estrellas de la arquitectura isleña, y gaditana en general, he de decir, que el estilo isabelino dejó profundas huellas en nuestras ciudades. Creando bellas estampas dentro de las mismas. El mismo color de la pintura de las fachadas, con tonos cálidos, dejan claro de que se trata de un hogar confortable. Y la presencia de ámplios jardines, ya sean dentro de patios, o fuera de las casas, logran recrear una finca de marcado buen gusto. Para ello, se optaron, en su mayoría, por modelos ingleses, hoy casi desaparecidos. Aunque también abundaron los jardines de tradición andaluza. Abajo de ésta entrada expongo unas cuantas fotos de algunas casas isleñas propias del periodo isabelino, y seguro, que muchos de ustedes se darán cuenta de que hoy día no podríamos imaginarnos una calle sin algunos de éstos palacetes que se construyeron en el siglo XIX, en plena ebullición del romanticismo. Un saludo desde el sur.


La iglesia de San Juan de La Casería adopta formas neobizantinas.

Farmacia que adopta formas neogóticas.

El Castillito es un típico ejemplo de palacete y jardines del XIX.

La Alameda es el típico espacio urbano ajardinado de la época.

Convento de las Capuchinas

El convento desde la Calle San Gaspar.

Ejemplo de eclecticismo.

Típicos jardines del XIX, hoy desaparecidos.

Palacete isabelino en la Alameda.

Capitanía, ejemplo de eclecticismo.

Colegio La Placilla, del XIX.

Colegio de La Salle, ejemplo típico de arquitectura isabelina.

Otro ejemplo en la Calle Real.

Edificio cercano a La Mallorquina.


Capilla del cementerio, bajo cánones neorrománicos.


Fachada del cementerio, también neorrománica.



Éste edificio cercano a la Calle Rosario conserva todos los elementos típicos de la época.

Edificio de la Calle Rosario.

Farmacia Matute, ejemplo de eclecticismo.



domingo, 16 de septiembre de 2012

Un banquete en la Edad Media.

 Sobre comida siempre me gusta hablar, aunque he de decirlo, prefiero comer sólo en casa que ir a un banquete por compromiso. Hoy día se come delante de la televisión viendo los Simpsons, pero hubo tiempos en los que la gente comía en familia, y hablando de lo que había ocurrido a lo largo del día. En las épocas medievales y moderna, los banquetes de sociedad estaban a la orden del día, y equivalía más o menos, a lo que hoy en día, es el botellón. Muchos se organizaban por algún festejo en concreto, otros como actos de caridad por parte de los señores feudales hacia sus siervos, y algunos, sencillamente porque sí. Sobre la forma de comer en la Edad Media, no voy a sorprender a nadie si digo que un banquete era algo, que sencillamente por lo repugnante del panorama, podía levantar estómagos hoy día. La falta de educación e higiene era lo común en la época. Sin embargo, no todos los reinos fueron así en la Europa Medieval, mientras de Pirineos para arriba la higiene era un bien escaso, en el caso de los reinos hispánicos era todo lo contrario, se comía de manera refinada, y se llamaba la atención de aquel que faltara a la educación. En todos los reinos peninsulares, tanto cristianos, como musulmanes, existían libros y tratados de comportamiento en la mesa, e incluso, uno del "buen cortador de carnes". No obstante, no son los reinos hispánicos los que vamos a utilizar de ejemplo, sino uno italiano, del de Milán, concretamente, siguiendo una descripción que hizo Leonardo Da Vinci en la época.

 Los textos proceden de la época en la que el genio trabajaba en la corte de Ludovico Sforza, quien tenía por costumbre amarrar conejos vivos en las sillas y patas de la mesa que se usaban como "servilletas vivientes". Con ellos los invitados se limpiaban las manos en sus lomos tras la comida. También, los comensales, solían utilizar los vestidos de sus vecinos para limpiar su cuchillo. No obstante, Leonardo tuvo la ocurrencia de poner servilletas para todos aquellos que fueran a participar del banquete, pero nadie sabía que hacer con ellas: algunos se sentaron encima, otros las utilizaron para sonarse las narices, los hubo que las arrojaban para divertirse como si de un juego se tratara y otros los utilizaron de rudimentarios Tupperware para guardar las viandas que ocultaban en sus bolsillos y faltriqueras. En otra ocasión, con la presencia de un embajador, Leonardo preparó una ensalada con un centro con huevos de codorniz, huevas de esturión y cebolletas de Mantua sobre un fondo de lechugas. El plato fue ofrecido primero al invitado de honor, el cardenal Albufiero de Ferrara, quien con sus dedos cogió todo el centro, y se comió los huevos, huevas y cebolla, y utilizó las hojas de lechuga para limpiar su cara de las salpicaduras, volviendo luego a colocarlas sobre el cuenco para ofrecérselo a los demás. Los pucheros se tapaban con un lienzo húmedo que se cambiaba cada cierto tiempo para evitar que su gusto pasara a la comida, y cuando Leonardo propuso la idea de poner una tapadera, los sirvientes le comentaron que nadie las usaba salvo para hacer ruido como acompañamiento de las danzas. Entre los comensales más sucios destacaba Maximiliano Sforza, hijo del mencionado Ludovico, quien se tenía que sentar al lado de una puerta abierta, pues nunca se mudaba de ropa interior, y cuando comía tenía la costumbre de soltar a sus hurones sobre la mesa para que rapiñaran de la comida de los demás. Pero Maximiliano no era el único que tenía por costumbre soltar animales sobre la mesa, muchos dejaban aves de caza, serpientes o escarabajos, mientras hacían insinuaciones impúdicas a los pajes. También tenían por costumbre dormirse encima del plato, tomar la comida del vecino, o dejar en el plato de éste los restos de su comida. Utilizaban el cuchillo para hacer dibujos en la mesa, mordían la fruta y volvían a dejarla en la mesa, escupían, pellizcaban o golpeaban al vecino y se metían el dedo en la nariz o en las orejas. Otra costumbre de los señores era la colocación de enanos, jorobados y lisiados a su alrededor, como objetos de distracción. En muchos banquetes era común la presencia de un asesino, siempre que fuera discreto y buen profesional, se le sentaba junto a su objetivo, y debía realizar su trabajo de manera eficiente, y que no molestase, ni lo advirtieran el resto de comensales; una vez terminada la faena, el asesino también debía retirarse para no indigestar al resto del personal. Los huecos en la mesa, eran cubiertos por nuevos invitados que esperaban en la cola de afuera, y una vez entrados, comerían los restos de lo que quedaba en la mesa, que por lo descrito, no debía ser una delicatessen precisamente.

 Sobre lo que comían, podemos decir que aquella época fue la raíz de las gastronomías locales europeas. En el caso de los reinos cristianos españoles la comida más común fueron las gachas. Pero había pescado, carnes de cerdos y pollo, huevos, embutidos, frutas y queso, entre otros. Según el relato del Mio Cid, los soldados adoraban el conducho, un plato con pan y vino mezclados con trigo. El puchero y los potajes tampoco faltaban. Y como comida muy común se solía remojar un pedazo de pan en una salsa a base de vino, leche o caldo al que llamaban sop. Tras éstas descripciones, espero no haberles levantado el estómago, ni haberles quitado la gana de ir a algún banquete medieval de esos que se montan hoy día para los turistas. Un saludo desde el sur.


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Menos mal que de aquellas no había cámaras digitales y sí grabados...

domingo, 2 de septiembre de 2012

Escenarios de cine en Andalucía

 Aunque no es éste un blog que opine sobre cine, que para eso ya hay otros, hoy voy a hablar del séptimo arte por una sencilla razón geográfica. Y es que nuestro país ha sido uno de los platós favoritos del mundo del celuloide. Aunque no se encuentre en Andalucía, voy a empezar con un primer ejemplo, que me chocó de manera sublime, y es que "El Doctor Zhivago" se rodó por completo en España, siendo escenario de las tomas urbanas la ciudad de Madrid, convertida en Moscú por arte de gracia, y las tomas rurales, de las parameras de Soria, muy parecidas, por lo que se ve, a las del sur de Rusia. Ya de vuelta a Andalucía, he de decir, y creo que no es novedad, que la provincia de Almería se lleva la palma en cuanto a rodajes se refiere; no obstante, hubo allí una edad de oro del cine, y productoras de todo tipo, grandes y pequeñas, y de distintas nacionalidades rodaron en sus desiertos multitud de largometrajes de un género que hoy escasea, el Western. Hoy día, existen varios parques temáticos de los escenarios y poblados del oeste que aún se conservan, como por ejemplo, el MiniHollywood; otros poblados, en cambio, no han corrido tanta suerte, y se han quedado abandonados al amparo del viento del semidesierto, pudiéndose observar desde la carretera que une la capital con la sierra de los Filabres. Sin más preámbulos, empiezo aquí una lista, con una breve explicación de la película y zona donde se rodó; he optado por parajes andaluces, por cuestión de cercanía y espacio; y los largometrajes los he escogido a mi juicio porque la lista era, sencillamente, interminable; ahí van:

 - P.N. de Los Alcornocales: Che: Guerrilla.
 El mayor bosque de alcornoques del mundo se convirtió durante unas jornadas, junto con Cabañeros (Ciudad Real) y el Buitrón (Huelva), en la selva boliviana en la segunda parte de una saga dedicada al Che Guevara con Benicio del Toro en el papel del Che.

 - Tabernas y Almería capital: Indiana Jones y la última cruzada.
 La provincia almeriense, como ya he dicho, es la que mayormente se ha convertido en escenarios de distintas películas. Hay muchas que destacar, entre ellas "Por un puñado de dólares", con Clint Eastwood como protagonista; "Tuareg", basada en el best seller de Alberto Vazquez Figueroa; "800 balas" basada en la historia de los actores de los escenarios reales; "El sonido del trueno", que va sobre viajeros en el tiempo que se dedican a cazar dinosaurios; "Conan, el bárbaro" protagonizada por Schwarzenegger; "Patton" rodada en Sierra de Urbasa imitando a una operación militar en Sicilia; y sobre todo una multitud de western, muchos con dinero italiano, que dieron nombre a todo un género: el Spaguetti Western. Pero si me tengo que quedar con una, opto por la de mi superhéroe favorito: Indiana Jones. En ésta provincia se rodó casi por completo la película, compartiendo Tabernas y su desierto, tramos con ciertas zonas de la capital almeriense, como es el caso de su Escuela de Arte y Oficios.

 - Norte de Granada y Almería: Tirante el Blanco.
 En éstas zonas se rodó la película española "Tirante el Blanco". Basada en la novela caballeresca valenciana publicada en 1.490. Imitando escenas de la península de Anatolia, zonas dominada por el emperador de Bizancio, donde se desarrolla la trama con el templario Roger de Flor (fue un personaje real) como protagonista.

 - Cádiz: Muere otro día.
 Cuadragésima saga de James Bond, donde parte de la trama tiene su paso por La Habana, que evidentemente no es tal, sino la Tacita de Plata. Con Pierce Brosnan y Halle Berry como protagonistas. También se han rodado aquí la película "Cuba", con Sean Connery como actor principal; "Besos para todos" historia que trata de estudiantes de Medicina en el Cádiz del franquismo; y curiosamente, una película aún no estrenada, "Manolete", que versa sobre la vida del famoso torero. Es un hecho insólito que Hollywood dedique una película al toreo; Cádiz, en éste caso, hace de Veracruz.

 - San Fernando: Camarón.
 No podía ser de otra manera que gran parte del largometraje, dedicado a José Monge, tuviera como escenario La Isla. Sobre Camarón, y más bien sus seguidores, hay una película- reportaje llamada "La leyenda del tiempo", al igual que el disco mítico del genial cantaor. También es mítica en la ciudad, y nada más que aquí, "Cateto a Babor" de Alfredo Landa, que da cierto repaso a todos los destinos militares de la época.

 - Cabo de Gata- Níjar: Bwana.
 Película española con Andrés pajares como protagonista, y que retrata los prejuicios de los españoles en general.

 - Sevilla: Nadie conoce a nadie.
 Aunque la capital hispalense tiene en su haber una larga lista de películas rodadas, he optado por ésta, porque se rueda íntegramente en la ciudad, y representa realmente, a la propia urbe. Con Eduardo Noriega y Natalia Verbeke como protagonistas. También se han rodado aquí, en la Plaza de España, ciertas tomas de la película "Star Wars, el ataque de los Clones", dentro de la saga de la Guerra de las Galaxias.

 - Parque Natural Bahía de Cádiz y Almería: Navy Seals, comando especial.
 Película entretenida sobre el comando especial más famoso de los Estados Unidos, rodada en zonas como la playa de Camposoto (San Fernando) y en Pulpí (Almería).

 - Alpujarras: Al sur de Granada.
 El bello paisaje alpujarreño fue el escenario de dicha película, protagonizada por Verónica Sánchez, y basada en la novela de Gerald Brenan.

 - Serranía de Ronda: Curro Jimenez.
 No es novedad destacar que dicha serie se rodara aquí, pero sería injusto dejarla en el tintero. Aunque se rodó en todos los rincones de Andalucía. La serranía de Ronda se llevó la mayor parte de los rodajes. Inspirada en la historia real de Andrés López "El Barquero de Cantillana", quien tras perder su empleo de barquero se echó al monte a depredar sobre los más poderosos.

 - Granada y Córdoba: El valle de las espadas.
 Película de altísimo presupuesto, y escaso resultado, cuenta la historia del Conde Fernán González, fundador del reino de Castilla. Los escenarios de la España musulmana se representan en los lugares más famosos de dichas ciudades, como es el caso del Patio de los Leones de la Alhambra. 

 - Cádiz y Sevilla: Noche y día.
 Película pésima rodada, en parte, en ambas ciudades, y protagonizada por Tom Cruise y Cameron Diaz. La destaco por el hecho curioso de que una de las escenas hay un encierro de San Fermín en plena Calle Ancha de Cádiz (¿?). Y es que, al parecer, Cádiz y Pamplona tienen cierto parecido para el Sr. Tom, quien ya es experto en mezclar el gazpacho con la coca cola, como ocurrió en "Misión Imposible II", donde recreó una Sevilla con casas de piedra oscura, y una Semana Santa, con maracas, y con imágenes de vírgenes ardiendo cual Falla de Valencia. Como anécdota, destacar que varios toros se escaparon por el casco antiguo de Cádiz, siendo ello sorna de toda una ciudad que no tiene, ni siquiera, coso taurino.

  - Sierra Morena: Entrelobos.
 Historia real de Marcos Rodríguez Pantoja, un pastor, que desde muy joven, aprendió a convivir con las especies del monte, entre ellos los lobos ibéricos. Con Juan José Ballesta como protagonista.

 - Sevilla, Úbeda y Cádiz: Alatriste.
 Película basada en la célebre saga de novelas, de homónimo nombre, escrita por Arturo Pérez Reverte. Se rueda en varios escenarios: Úbeda, especialmente, para las escenas urbanas; Cádiz, para las marinas, y Sevilla, para las palaciegas.

 - Málaga: El camino de los ingleses.
  Largometraje ambientado en el Málaga del 78. Dirigida por Antonio Banderas.

- Doñana, Sevilla y Cabo de Gata: Lawence de Arabia.
 Mítica película, inspirada en un personaje real. Fue rodada en los desiertos de Almería, y en las dunas de Doñana. También Sevilla (edificios del parque Maria Luisa), varias calles de Almería capital y Tabernas fueron escenarios del largometraje.

- Almería y Sevilla: El viento y el león.
 Otra película compartida por ambas provincias. Y al igual que la anterior, mientras que la capital hispalense recrea escenarios urbanos, las zonas agrestes de Almería representan zonas salvajes del Marruecos de principios del siglo XX.

- Sevilla y Córdoba: El reino de los cielos.
 Ciertas tomas de ésta película inspirada en la época de las cruzadas se rodaron en el Alcazar de Sevilla, y en ciertas zonas de Córdoba. Protagonizada por Orlando Bloom.

- Trebujena: El imperio del sol.
 Toda una sorpresa para mis ojos, si Madrid puede ser Moscú, los arrozales del Bajo Guadalquivir gaditano pueden pasar por China, aunque he de decir, que mosquitos no les faltan a ninguna de las zonas, reales e imaginarias. Rodada por Steven Spielberg.

 Termino aquí con el listado de películas, que de modo muy resumido he expuesto, con la intención de no hacer más largo éste texto de lo que ya es. Lo siento, pero hoy no me encontraba muy inspirado. Un saludo desde el sur.

PD: ¿Como es posible que la única película española sobre parados de Astilleros se halla rodado en Vigo, y no en Cádiz o Sevilla?. Algo para que investigue Iker Jiménez.



Oye, ¿y si convertimos éste bosque en la selva de Bolivia?