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lunes, 16 de octubre de 2017

El renacimiento en la provincia de Cádiz.

 Nuestra provincia es conocida por muchos aspectos, y también por muchos estilos arquitectónicos, destacando el barroco y el neoclásico, periodo de esplendor en nuestra tierra gracias al comercio con América, y más concretamente, al traslado de la Casa de Contratación de Sevilla a Cádiz. No obstante, hay otra arquitectura desconocida en nuestra tierra, y de la que podemos presumir de bellos ejemplos, como ocurre con el gótico, el mudéjar o el renacimiento. Sobre el primero y el segundo prepararé dos entradas en el futuro, pero quería destacar el último estilo, que tal vez, sea el más olvidado de la provincia. Muchos de nosotros optamos por ir de viaje a ver preciosas obras arquitectónicas a Granada (Palacio de Carlos V o Catedral, entre otros), Sevilla (Casa de Pilatos o su ayuntamiento, entre otros) o Úbeda y Baeza, con su conjunto completo; eso por no hablar de Italia, centro universal del renacimiento, y de muchos estilos artísticos mundiales. No obstante, si uno no dispone de suficiente presupuesto, no quiere desplazarse lejos, o por el contrario, simplemente, opta por escapar de la rutina y echar el día en una localidad diferente, puede visitar lugares, que estando cercanos, dejan con la boca abierta a más de alguno que los ha visitado, pues no se imaginaban antes de conocerlos que pudieran encontrar tamaña obra, y eso por no hablar de los precios, pues la mayoría son de visita gratuita, con el único problema, de que otros no son visitables (directamente). Voy a destacar por comarcas, para no hacer una entrada excesivamente larga, por otro lado, me pararé a resaltar aparte, las localidades con mayor cantidad y mejores obras. Empezamos pues:

  • Bahía de Cádiz. Es poco lo que el renacimiento nos ha dejado en nuestra zona, los asaltos ingleses de 1.587 por parte de Drake, y sobre todo del 1.596, por parte del Conde de Essex, resultaron por ser letales a las ciudades de Cádiz y San Fernando, que resultaron arrasadas y tuvieron que ser reconstruidas. Por otro lado, el apogeo posterior del barroco y del neoclásico, hará que se derriben o se reformen muchos edificios anteriores al XVII. No obstante se pueden encontrar algunos ejemplos interesantes:
    • Cádiz: La capital concentra algunos edificios interesantes en torno al Pópulo y Santa María, todos con carácter manierista o del último renacimiento. Casos como la parroquia de Santa Cruz (Catedral Vieja), la Casa de la Contaduría, o la Capilla del Pópulo (interior), en el primer barrio mencionado. O la propia parroquia de Santa María, en el segundo. Así como la de Santiago, junto a la Catedral Nueva, o la de San Agustín, con tal vez, la mejor portada en éste estilo de la ciudad. En el plano militar, el castillo de Santa Catalina o el de Puntales, de los primeros en la península al modo italiano.
Fachada de Santa María.


Interior de Santa Cruz.


Iglesia de Santiago.


Fachada de Contaduría.


Detalle de San Agustín.

    • Resto de la bahía: El Puerto de Santa María puede presumir de varios ejemplos interesantes como el monasterio de la Victoria (antiguo penal), cuyo claustro es uno de los mejores en este estilo. Así como el convento de San Francisco, o la magnífica portada lateral plateresca de la Iglesia Mayor Prioral, así como otros detalles del mismo templo. En Puerto Real, destaca sobre todo, la Iglesia Mayor Prioral de San Sebastián, uno de los mejores ejemplos renacentista de nuestra tierra, en el que destaca la plateresca portada, llamada de las Novias. En Chiclana y San Fernando es muy escaso lo que el tiempo nos ha dejado, en el primero, las torres vigías costeras y la iglesia del Santo Cristo, aunque muy reformada en el XVIII. En La Isla, dos torreones defensivos, en la isla de Sancti Petri y el de Torrealta (con una bóveda gótica en su interior), además de uno de sus símbolos, el Puente Zuazo, de origen anterior, pero cuya forma actual viene del XVI. El Real Carenero, fundado también en dicho siglo, pero con elementos posteriores barrocos.
Fachada plateresca. El Puerto.

San Sebastián. Puerto Real.
Santo Cristo. Chiclana.


  • Jerez de la Frontera. La ciudad vinatera vivió uno de sus esplendores entre el XVI y el XVII. Un amplio legado de aquellos tiempos quedan aún, aunque muchos abandonados y en ruinas, sobre todo en los barrios de San Mateo o San Lucas. En el centro, como principal obra es destacar el antiguo ayuntamiento, de claro aspecto clásico e italiano. Dentro de los palacios particulares hay todo un repertorio: el de Camporreal, el de Dávila, el de los Ponce de León, el del Marqués de Villamarta, el de San Blas (de origen gótico), el Morla y Melgarejo, y sobre todo el de Riquelme, de magnífica portada plateresca, y por desgracia en ruinas. Todos, salvo el de Villamarta, situado en la calle Larga, y el de Melgarejo, al lado de San Juan, el resto están situados en los barrios mencionados. En el panorama eclesiástico, también hay muy buenos ejemplos, las portadas del convento de Santo Domingo, la fachada de San Juan de los Caballeros, la capilla del Calvario, el convento del Espíritu Santo, la iglesia de La Victoria, la iglesia de San Francisco, que si bien es barroca, conserva la fachada del templo anterior,  o la espectacular portada plateresca de San Miguel, visible desde lejos en el perfil de la ciudad. Por último, a las afueras de la misma, destacar la portada de entrada de la Cartuja, así como alguno de sus claustros. 
Antiguo Ayuntamiento.

Palacete de Morla y Melgarejo.

Palacio Dávila.

Palacio Riquelme.

Palacio Villamarta.

Fachada de Santo Domingo.

Portada de San Francisco.

Palacio de Ponce de León.

Capilla del Calvario.

Convento del Espíritu Santo.

Fachada exterior de la Cartuja.

Fachada de San Juan de los Caballeros.

  • Sanlucar de Barrameda. La ciudad del Guadalquivir tiene varios ejemplos notables de arquitectura renacentista, manierista en su mayoría. Entre ellos gran parte del Palacio de los Medina Sidonia, con reja de estilo  manuelino portugués incluido, una enorme joya arquitectónica de varios autores, entre los que se encuentra Alonso de Valdevira. Además en su interior hay un precioso jardín de tipo italiano, un bosque de 5000 metro cuadrados, tapices flamencos, y una importante colección de obras de arte de Murillo, Zurbarán... Otro hito monumental es el Castillo de Santiago, de tipo gótico, pero que ya adivina formas del XVI. En el plano religioso, el Convento de Santo Domingo, es un ejemplo de respetable tamaño y armónica arquitectura manierista. Así como las iglesias de la Merced, Caridad o el convento de Regina Coeli entre otras del mismo estilo, como representación de una epoca gloriosa para la ciudad.
Palacio de los Medina Sidonia.

Convento de Regina Coeli.


Antigua iglesia de La Merced.

Iglesia de La Caridad.
  • Arcos de la Frontera. Aunque en la localidad destaque, junto a Jerez, como centro del gótico provincial, también tiene algunas joyas renacentistas, dignas de destacar. Entre ellas, el palacio del Mayorazgo, de bello estilo herreriano, no muy común en nuestra zona. Otros ejemplos son la portada plateresca del convento de la Encarnación, el ayuntamiento, el palacio de Valdespino, o el convento de San Agustín, entre otros.
Fachada  del Ayuntamiento.

Fachada renacentista de  la Encarnación.

  • Bornos. Tal vez la localidad que sea centro del renacimiento provincial, con los mejores ejemplos en cantidad y calidad, destacando de sobremanera, el castillo palacio de los Ribera, la mejor obra de este estilo en la provincia, y ligado al sevillano de Pilatos, ya que compartieron dueño, al primer marqués de Tarifa, mecenas de la localidad, y que contrató tanto a artistas españoles como italianos para la construcción de ambos. Hay un magnífico patio, con notables arcadas, columnas, esculturas y gárgolas, muchas con formas de animales del nuevo mundo, como un jaguar, o un águila de aspecto azteca. El empedrado del mismo, debe de ser el original, con cantos rodados que sirvieron de lastre para los barcos de la época. Unos ordenados jardines con estatuas y fuentes, son igualmente impresionantes, con algunos árboles más que veteranos. Al final del mismo es posible ver una gran logia con nichos y hornacinas de estilo muy pompeyano. Aunque hoy se ve vacío, ya que gran parte de las estatuas acabaron en el palacio hispalense. El otro gran monumento es el convento de Corpus Christi, fundado por el mismo marqués, y que sobresale en la silueta de la ciudad por su tamaño, merece destacar su patio, así como una bonita escalera labrada. Pero hay otros monumentos renacentistas dignos de destacar, como su iglesia parroquial de Santo Domingo de Guzmán, si bien con reforma barroca, el convento de San Benardino (hoy propiedad particular), los restos del monasterio de Santa María del Rosario, la ermita de la Resurrección con influencias mudéjares o el hospital de la Sangre, entre otros.
Jardines del palacio.

Logia que tuvo estatuas en su tiempo.

Torre del castillo palacio.

Uno de los grutescos de los jardines.

Patio y arcadas del castillo palacio.

Estanque en los jardines del palacio.

Convento de Corpus Christi.

Hospital de la Sangre.

Iglesia de Santo Domingo de Guzmán.

Restos de Santa María del Rosario.

Antiguo claustro del Convento de Corpus Christi.

  • Espera. La vecina localidad espereña nos da otras dos sorpresas más de camino a la sierra, la primera es la iglesia parroquial de Santa María de Gracia, renacentista, pero acabada en estilo barroco tras el terremoto de 1.755, y la segunda, es la ermita de Santiago, adosada al castillo.
Iglesia parroquial de Santa María de Gracia.

  • En la comarca de la Janda hay varios edificios a destacar en distintas poblaciones. En Alcalá de los Gazules podemos encontrar al ayuntamiento, de características muy puras, que se sitúa en la zona más alta de la localidad, y es el consistorio más antiguo de la provincia. En Vejer de la Frontera, encontramos a la capilla del antiguo convento de las Monjas Concepcionistas, de fachada manierista. En la costera Conil de la Frontera, encontramos al convento de Nuestra Señora de las Virtudes, de fachada típicamente renacentista, e interior sobrio y marinero. Otra localidad jandeña con iglesia parroquial de estilo clásico es Paterna de Rivera, con características mudéjares. Por último, en Medina Sidonia, destaca las portadas y decoraciones exteriores de la iglesia mayor de Santa María de la Coronada, con notables influencias herrerianas. También del XVI es la abandonada ermita de Santa Ana, con influencias mudéjares.
Ayuntamiento de Alcalá de los Gazules.

Monjas Concepcionistas, en Vejer.
Nuestra Sra. de las Virtudes. Conil.

Santa María de la Coronada. Medina.

Santa Anda. Medina Sidonia.
  • Por último, la sierra se muestra escasa en lo que a arquitectura y arte renacentista se refiere, sin embargo hay varios ejemplos que merecen ser destacados. En Benaocaz, la iglesia parroquial de San Pedro Apóstol, con formas sobrias, y que aprovecha la estructura de una vieja mezquita. En Villaluenga del Rosario, la antigua iglesia del Salvador, en cuyos restos se puede observar una bonita decoración manierista. En Setenil de las Bodegas, aún sin llamar la atención, y oculto entre el caserío, se encuentra el antiguo ayuntamiento, de fachada popular e interior con artesonado mudéjar. Finalmente, en territorio de Olvera, aunque perteneciendo a Alcalá del Valle, se conservan los restos del antiguo monasterio de los Caños Santos, cuya iglesia mantiene un marcado carácter clásico.
San Pedro Apóstol. Benaocaz.
Ayuntamiento antiguo. Setenil.

 Como vemos en este largo artículo, el estilo renacentista, un estilo originario de Italia, de Roma y Florencia, más concretamente, y que vemos como algo lejano, todo lo más cerca, en Úbeda o Baeza, y que en cambio, ha dejado muy buenas muestras en nuestra tierra, destacando por encima de todas las localidades las poblaciones de Jerez de la Frontera y Bornos, y lo que es mejor, se encuentra a menos de una hora, y en la mayoría de los casos, las visitas suelen ser gratuitas, y nos transportarán a otros tiempos y latitudes. Un saludo desde el sur. 

viernes, 6 de octubre de 2017

Marruecos y Andalucía. Ida y vuelta.

Tras el largo paréntesis veraniego, y tras haber cruzado el Estrecho de Gibraltar, y conocer Ceuta y parte de Marruecos, uno puede sacar dos conclusiones aparentemente contradictorias: la primera es, que en 14 km. hay otro mundo, otra forma de vida, con respecto a Europa; y la segunda, es que España, en general, y Andalucía en particular, han recibido o han dado, una clara influencia que ha viajado de norte a sur, o viceversa, según colonizara uno u otro. Aunque esto es algo que se puede observar en algunas costumbres, herencia en el idioma, e incluso en la vegetación (unos y otros llevaron cultivos novedosos). En esto hay que distinguir tres periodos:
  • Uno primero, que abarca cinco u ocho siglos, según zona en Andalucía, y que comprende la invasión de origen árabe, y que marcó el devenir cultural, paisajístico y arquitectónico de nuestra comunidad autónoma. Y que duraría, incluso siglos posteriores con el fenómeno mudéjar. En ocho siglos ha habido en la península estilos propios como el nazarita o el califal, pero también modelos como el almohade o el almorávide que son compartidos con el vecino Marruecos, el caso más claro es la conocida Giralda de Sevilla, gemela de otras dos norteafricanas, la Kutubía de Marrakech y la inacabada torre de Hassan de Rabat. Aquí en nuestra provincia tenemos un magnífico Alcázar típicamente almohade en Jerez de la Frontera, incluyendo una mezquita con un pequeño minarete, así como unos magníficos baños. Son las típicas edificaciones de ladrillo visto que tanta herencia ha dejado en Andalucía, incluso en tiempos posteriores. También en nuestra tierra compartimos otra dinastía, los meriníes, cuyos restos arqueológicos se pueden encontrar en poblaciones del Campo de Gibraltar, como las murallas algecireñas, así como la torre de Cartagena, fortaleza de dicha época. 
La Giralda, típica almohade.



Minarete en Jerez de la Frontera.
Murallas meriníes en Ceuta.

  • Una segunda, que comprende la diáspora de judíos y moriscos españoles tras la expulsión de estos tras la conquista cristiana, la cual llevarían siglos de tradiciones hispanas al otro lado del Estrecho. En la época moderna son los musulmanes y sefardíes españoles los que dejan una clara influencia en las distintas ciudades del Rif marroquí, siendo destacada en las ciudades de Tetuán o Xauen, urbes típicamente "andaluzas", y en las que uno se encuentra casi en casa. De hecho, es observable por ejemplo, que las medinas de ambas localidades norteafricanas son calcadas a los centros históricos, incluso en sus murallas, a las ciudades gaditanas de Tarifa o Vejer, entre otras. Ya que los habitantes de las peninsulares generaron barrios, que todavía perduran, en las marroquíes. 
Nocturna de Xauen.

Judería de Vejer de la Frontera.

Murallas de Vejer de la Frontera.

Calle de Vejer de la Frontera.

Puerta de Jerez. Tarifa.

Calle de Tetuán.

Murallas de Tetuán.

Calle de Xauen.
  • Y una tercera, que sucede con la colonización española del norte de Marruecos, con el Protectorado, una época muy dada a la arquitectura romántica o historicista en aquellos sitios en los que el modernismo no terminó de germinar del todo. Ocurre entonces una arquitectura neoárabe o neomorisca en ambos lados del Estrecho. Paradójicamente, se conservan escasos edificios de este modelo arquitectónico en las dos ciudades norteafricanas españolas, Ceuta y Melilla, donde sí prosperaron el modernismo, gracias a Enrique Nieto, discípulo de Gaudí. En cambio, en Andalucía sí se dieron, sobre todo a lo largo del XIX y principios del XX, varios ejemplos de construcciones de estilo colonial, muchos de carácter oficial o público, y que recibían dos tipos de influencias:
    • Historicista, neomorisco, neocalifal. Que recuperaban modelos del pasado medieval español, como ocurre con Teatro Falla, al más puro estilo cordobés por fuera y de inspiración nazarí por dentro. O la plaza de toros de Sanlúcar de Barrameda, y sobre todo dentro de esta misma localidad, el palacio de Orleans, cuyos duques fueron los promotores de dicha arquitectura, sirviendo de inspiración a toda la posterior, incluyendo al Regionalismo. Ambos edificios de ladrillo rojo visto y abundancia de arcos de herradura peraltados.
Gran Teatro Falla. Cádiz.

Palacio de Orleans. Sanlúcar.

    • Neoarabe, colonial. Son edificios que si bien, imitan a la arquitectura de los países islámicos, normalmente de Marruecos, aunque no sigan al pie las formas tradicionales de la España islámica medieval. Muchos son edificios blancos, cúpulitas con azulejos y ventanas con arcos apuntados y almenados escalonados, otros reciben otra influencias de oriente medio. Ejemplos claros serían el pabellón de Marruecos de la Exposición Universal de Sevilla de 1.929 (situado frente a la Comandancia de Marina y el Acuario), lo que queda del mercado de abastos de San Fernando, en el caso español; en el otro lado del Estrecho, el Ensanche español de Tetuán forma un magnífico ejemplo de urbanización europea, moderna y programada,  en un entorno colonial, y que incluye edificios tan curiosos como el de La Unión y el Fénix, propia de toda capital española, y que incluyó a ésta, como la metrópoli principal y administrativa del Protectorado. Otro ejemplo claro es la medina de Tánger, totalmente contemporánea y edificada con modelos medievales y edificios de características españolas, en tiempos en los que la ciudad tuvo carácter internacional. 
Antiguo edificio oficial en Tetuán.

Mezquita en Tánger.

Biblioteca municipal. Tarifa.

Mercado de abastos. San Fernando.

    • El Regionalismo andaluz, como último estilo neoárabe. Poco que explicar de un estilo más que conocido por muchos de nosotros, solo que ciertamente aunque abunden las técnicas moriscas o mudéjares, tales como el ladrillo visto, el uso de azulejería, y decoraciones de carácter musulmán, en muchas ocasiones el edificio adopta una forma neorrenacentista, neoherreriana o neobarroca, según gustos, incluso en Benalup- Casas Viejas el estilo regionalista se disfraza de un románico poco tradicional por estas latitudes. No obstante, hay magníficos ejemplos a lo largo de la geografía andaluza, destacando, como es lógico, la existente en la ciudad de Sevilla, centro de dicho estilo, y que adopta formas muy almohades en el caso del pabellón de los Jardines de la Buhaira, sobre los restos de un palacio de dicha dinastía, el antiguo Matadero, y sobre todo, el exterior del Pabellón Mudéjar del Parque María Luisa, hoy museo arqueológico municipal, y que tiene el aspecto de un palacio de las mil y una noches. Pero hay más ejemplos fuera de la ciudad hispalense, en Huelva destaca la estación de ferrocarril, que sirve de patrón para todas las paradas hasta Escacena del Campo y Carrión de los Céspedes, así como algunos edificios entorno a la plaza de las Monjas y calle Concepción, con los típicos arcos de herradura. Aclaro que sólo escogí dentro de este estilo aquellos edificios de claro carácter morisco.
Pabellón mudéjar. Sevilla.

Pabellón de la Buhaira. Sevilla.

Estación de ferrocarril. Huelva.

Edificio. Huelva.

Estación de Palma del Condado. Huelva.

 Queda claro, que las fronteras en muchas ocasiones enriquecen la arquitectura de ambas naciones, en una osmosis en la que cada país o región toma lo que más le conviene, ya sea por tradición o recursos materiales, es algo que se puede observar en las distintas fronteras españolas, como las que hay con Francia, Portugal o Gibraltar, en los otros casos españoles. Un saludo desde el sur.