domingo, 24 de noviembre de 2013

La casa del Patio Mudéjar.

 Hoy vuelvo a mirar al Pópulo, en Cádiz, uno de los barrios menos conocidos de nuestro país, y uno de los que tiene mayor patrimonio histórico y artístico. Cada esquina, cada calle, pared, patio o sótano, merecen una mirada relajada en pos de descubrir algo nuevo que antes no se había observado. Uno de los rincones más bellos, es sin duda, la plaza Fray Félix, donde se encuentra entre otras joyas la Catedral Vieja. Y cuya urbanización se encuentra, exactamente igual, que en el XVII, incluso con los cantos rodados que se traían de varios ríos americanos que servían de lastre para los barcos.

 No obstante, hay un pequeño rincón, con una fea cancela, fuera de toda armonía con el conjunto, y que se encuentra, justo detrás de la torre de la Catedral. Me refiero al Pasillo del Padre Ventura. Hoy no es ni conocido, pero antiguamente, era un callejón medieval que venía a bordear el ábside de la catedral, y comunicar la plaza con el Campo del Sur, justo por donde andaban los Talleres Vigorito, y ahora se encuentra el Teatro Romano. En dicho pasillo se encuentra, sin duda, la fachada más antigua de la ciudad, de aspecto muy sobria. Con una puerta de dintel simple, y sólo una licencia a la fantasía en el ventanal de aspecto mudéjar, propio del XVI. Pero creánme, lo mejor está en el interior, al que curiosamente, se accede por otro palacete, el de la Contaduría. De corte renacentista, manierista, concretamente. Y también única, en su estilo en la ciudad. Otra joya. Una vez, dentro, de lo que es el conjunto de palacetes, se encuentra el museo de la Catedral, con el tercer tesoro en importancia de España. Sin embargo, para mí, la joya, es una arquitectónica: un precioso patio, de estilo mudéjar, único en la ciudad. Con columnas de mármol de tipo árabe, con capiteles con acantos poco resaltados, de tradición levantina, y de uso común en la arquitectura, del momento, andaluza. De clara inspiración nazarí. Se accede a él por una bella puerta con alfiz, típico del mudejar. El patio en cuestión tiene dos plantas, una baja en la que los arcos se orientan en torno al centro. Y una primera, donde hay una serie de arcadas de medio punto, de aspecto compacto. 

 Otra sorpresa nos aguarda, justo al lado del patio, en una habitación, oscura, y en la que hace unos diez años (cuando visité el lugar), no dejaban pasar, se puede observar tras una balaustrada, justo debajo de nuestros pies, parte del Teatro Romano sobre el que está construido el edificio, y una calle del Cádiz medieval. Todo un compendio de historia y de arquitectura de Cádiz anterior al 1.596, año del asalto de del Duque de Essex, el cual provocó un gran incendio y la desaparición de gran parte del patrimonio medieval y renacentista gaditano. Un saludo desde el sur.


Vista del pasillo del Padre Ventura.
Palacio de la Contaduría.




lunes, 18 de noviembre de 2013

La Posada del Mesón.

  Cuando uno  camina por el barrio del Pópulo se puede llevar la sensación de que hay mucho más de lo que se muestra. Y es así. Por ejemplo, muchas casas están encima, literalmente, del teatro romano, y en algunas se pueden ver hasta sus restos. Otros, sobre templos romanos y fenicios, como es el caso de la Casa del Obispo. Pero uno puede pasar por alto, ante tanto que ver, algunas joyas de arquitectura popular, y que además, encierran un secreto que sólo hasta hace unos años ha sido desvelado. 

 Escondida en una esquina, apenas imperceptible, y sin que nada llame la atención, se encuentra la Posada del Mesón. El ejemplo mejor conservado de las posadas de la Tacita. Aunque hay algunas más, que tampoco se conservan mal. La fachada, siendo barroca, no muestra gran cosa. Es de lo más popular. Lo mejor está dentro, pasado el zaguán, nos encontramos con lo más destacable de la casa: un hermoso patio del siglo XVII. Su aspecto, recuerda más a un típico patio manchego que a uno andaluz. No obstante, la influencia de su arquitectura, como la del primer barroco que llegó a Cádiz, es castellana. La cual, es algo más sobria que la andaluza. Balconadas de madera pintadas de verde rodean a un enorme patio cuadrado en cuyo centro se encuentra un pozo con remate de forja, como es tradicional en la ciudad.

 Por otro lado, hace unos años se encontraron restos romanos que pertenecían al teatro romano de la localidad, y al parecer se encuentran en relativo buen estado. No obstante, tanto Posada como el teatro, se encuentran cerrado en una de las interminables reformas de la Junta de Andalucía, que como siempre, se empeña en hacer centros de interpretación de dudosa valía, y cuyos proyectos casi nunca ven la luz. Así pues, ni teatro ni posada son visitables en estos momentos, hará falta paciencia, mucha, ante tanta incompetencia. Un saludo desde el sur.




domingo, 10 de noviembre de 2013

La leyenda de Guzmán el Bueno.

 Paseando por Tarifa, en una alameda repleta de bares y restaurantes, uno puede observar al final del mismo paseo, frente a una torre octogonal, de claro origen almohade (las torres de dicha dinastía eran así, como la famosa Torre del Oro sevillana), una estatua dedicada a Alfonso Pérez de Guzmán. Apodado Guzmán el Bueno, por la hazaña que vino a acontecer en ésta localidad.

 Don Alfonso, era un noble leonés que por desavenencias con sus hermanos, probablemente por temas hereditarios (como era lo usual), abandona el reino para ponerse al servicio del Sultán de Marruecos. Donde adquirió conocimientos e interesantes relaciones con respecto a los musulmanes del otro lado del Estrecho. En aquellos tiempos otra dinastía musulmana, la de Benimerines, precisamente, de Marruecos, tienen la intención de invadir la península; y es por ello, que el rey Sancho IV "El Bravo", decide que es clave fortalecer la defensa de la zona, de lo que es hoy, el Campo de Gibraltar. Y no se equivoca, de hecho, los meriníes llegaron a tomar algunas plazas como la de Algeciras. Cuyos restos se conservan aún en distintas zonas de la ciudad. Sin embargo, los musulmanes saben que la toma de Tarifa es clave de cara al suministro y entrada de tropas de refresco .Imaginando esto el rey cristiano, mandó llamar como alcaide de Tarifa a nuestro a Alfonso de Guzmán, ya que éste, sabría los puntos fuertes y débiles de los mahometanos. 

 El hecho transcendental, que le dio su apodo, ocurrió en el asedio meriní a Tarifa. Apoyado por el traidor del hermano del rey, el infante Don Juan. Quien al parecer, urdió un plan para rendir de forma presta la plaza: secuestrando al hijo del alcaide. Para así  chantajearlo con la vida del muchacho, a cambio del castillo de la ciudad. Con ello evitaría la posición de desventaja en el sitio, cuando llegara la esperada flota aragonesa en ayuda de los cristianos. Justo bajo aquella torre octogonal, el infante Don Juan, amenazó  con matar al muchacho. Y desde arriba de la misma, Guzmán, lanzó un cuchillo con el que daba a entender que prefería que mataran a su hijo a rendir el castillo. La cabeza del mismo fue lanzada con una catapulta dentro del castillo. Días después se tuvo que levantar el sitio, y el infante tuvo que buscar refugio dentro del Reino de Granada, pues tuvo que huir de tierras cristianas.

 Guzmás, apodado "El Bueno" desde entonces. (Supongo que no tanto para su hijo). Siguió combatiendo por las tierras andaluzas, hasta caer muerto en las cercanías de Ronda. Otra especie de Cid, en tierras de sur. Ambos tienen en común, como muchos héroes medievales, la incertidumbre de saber que es leyenda y que es historia. Pero naciones y tierras conservan su carácter con una mezcla de ambas. Un saludo desde el sur.


Torre octogonal, donde sucedió el hecho, según la leyenda.