No se
asusten, no hay ningún asesino en serie en el casco nuevo de Cádiz, ni creo que
lo haya habido. Lo sitúo en Puertas de Tierra, porque es donde hoy se sitúa la
tragedia que les voy a contar; pero realmente, ocurrió hace unos 2.500 ó 3.000
años, en pleno Gadir fenicio. Aunque hay que remontarse a la actualidad, hará
unos años, cuando en pleno boom inmobiliario, y tras el derribo de unas viejas casas,
se encontró una necrópolis, por otro lado, muy común en éste lado de la ciudad,
ya que las ciudades romana, púnica y fenicia, se encontraban en lo que más o
menos hoy es el casco antiguo, mientras que en los exteriores se encontraban,
como es común hoy día, los enterramientos. Sobre las necrópolis gaditanas hay
auténticas curiosidades, y mucha variedad, pero la historia de hoy se lleva la
palma. La actual ciudad de Cádiz, aprovecha cualquier hueco para hacer nuevas
construcciones, debido a la falta de espacio, pero muchas veces, la
construcción de nuevas edificaciones lleva aparejada una excavación
arqueológica, pues la ciudad es rica en yacimientos, y tal vez, gracias a
ellos, se logra encajar las piezas de un puzle histórico que se confunde la
mitología. Sea como fuera, hace cerca de una década, en una de éstas
excavaciones rutinarias, se encontró una necrópolis, en éste caso fenicia, pero
lo que más llamó la atención, era la cantidad de cadáveres que había sin
enterrar en los alrededores de los nichos, que parecían haber sido sorprendidos en
el mismo lugar, sin que tuvieran tiempo de reaccionar.
Tras diversas investigaciones, se
planteó una hipótesis, aquellas gentes, entre las que había niños, presenciaban
lo que hoy día sería un entierro, y en el transcurso del mismo se vieron
sorprendidos por alguien que les atacó, sin dejar, prácticamente, a nadie vivo.
Pero la cuestión clave es: ¿Quién les atacó? Cierto es que al parecer los
fenicios gaditanos tuvieron más de algún que otro rifirrafe con las poblaciones
locales, pero según los historiadores la cosa no había llegado a mayores, pues
se supone que la civilización fenicia era superior a la íbera. Esto enlaza con
una noticia que el Diario de Cádiz publicó hace unos días, en la que unos
médicos habían hecho una resonancia a un esqueleto de época fenicia, encontrado
en el solar del Cómico, para saber las causas de su muerte, sus conclusiones al
parecer no dejan lugar a la duda: se debió a un incendio, murió asfixiado. Tal
vez las muertes de ambos lugares no tengan nada que ver, y el último cadáver del
que les hablo, simplemente falleció en un incendio corriente que pudiera haber
ocurrido solamente en su casa. Pero aún los investigadores de uno y otro lugar
se preguntan, si el incendio arrasó con casi toda la ciudad (lo que vendría a
explicar la escasez de restos anteriores al siglo VIII) y a que se debió. Era
relativamente común, hasta principios del siglo XX, que grandes fuegos
arrasasen con una ciudad, ya que no había leyes que regulara nada, los medios
eran escasos para defenderse y en las casas abundaba la madera como material;
además, hasta el invento de la electricidad, todo el mundo se iluminaba con
velas y cirios. Pero es también “casualidad”, que en muchos de los yacimientos
fenicios que existen en la comarca, se han encontrado estratos en los que se
encuentran indicios de que hubo una gran violencia; como por ejemplo, ocurre en
Doña Blanca (El Puerto de Santa María), donde se han llegado a encontrar
murallas con fisuras y bolas de catapultas. Todo parece indicar desde luego que
hubo una guerra en una determinada época, pero ¿contra quién? Los autores clásicos
apuntaron en sus textos que hubo una guerra entre tartesios y fenicios, que
pasaron de ser aliados que comerciaban a competidores, pues los últimos, que
llegaron con la intención de establecer una serie de factorías comerciales
acabaron por terminar siendo conquistadores que arramplaban con todo. Pero
tampoco hemos de fiarnos demasiado de los textos griegos, que siempre que
podían, ponían a parir a la civilización semita. Si según las últimas teorías
de los arqueólogos del yacimiento del Carambolo (Camas, Sevilla) son ciertas, y
los Tartesios no eran otra cosa que una colonia fenicia, y no una civilización
autóctona, estaríamos hablando de una probable guerra civil entre reyezuelos
locales, tal vez por controlar algún yacimiento, algún monopolio, o vaya a
saber qué. Si por el contrario, se demuestra que Tartessos existió como cultura
propia, entonces tendrían razón los historiadores clásicos griegos. Así pues,
aquella pobre gente de las que les hablaba iban a enterrar a algún familiar
cuando, probablemente se vieron sorprendidos por un ataque enemigo, dado que
las necrópolis se situaban a las afueras de la ciudad, y por tanto de las
murallas se vieron sin defensa posible, cayendo todos como moscas, a causa de
un cruel destino. Sea como fuere, los que estaban dentro de las murallas
tampoco se libraron, y muchos cayeron, gracias a un incendio provocado por sus
enemigos.
Espero que les haya gustado ésta historia que es poco conocida en la ciudad, y que me llegó a manos de la hija de un trabajador de la obra que se iba a comenzar tras las correspondientes excavaciones. Como siempre, en ésta tierra, se corrió un tupido velo, y el yacimiento fue tapado con cemento en una tradición más nuestra que los Tosantos o el Día de los Difuntos que vengo a celebrar contándoos éste curioso suceso. Apenas unas joyas se llevaron al museo, donde aún se guardan a la espera de ser puestas en exposición. Un saludo desde el sur.
Necrópolis romana en el Parque de los antiguos cuarteles. |
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