miércoles, 8 de febrero de 2012

El turismo paranormal en España

  Hace unos días se ha celebrado la Feria del Turismo Internacional en Madrid; donde nuestra provincia de Cádiz, éste año tiene mucho que decir, sobre todo a raiz del Bicentenario de las Cortes de 1.812, vulgo: La Pepa. No he estado, pero supongo, que será más de lo mismo en el Stand de nuestra provincia: más playas, más campos de golf, y más arza, quillo, arriquitaun. Cádiz como buena provincia española, sigue ofuscada en plena crisis a la búsqueda del mercado anglosajón para ofrecerles un tanto menos de lo que se ofrece en Marbella, Benidorm o Ibiza. La cabezonería, propiciada por el dinero fácil, de hacer una costa de cemento, que hasta hace poco era verde, pues sus bosques de pinos y eucaliptos llegaban hasta las dunas y bordes de acantilados; sin darnos cuenta de que, sólo, las citadas ciudades vivirán un año más del turismo de lujo y masas, según sea el caso. El resto sobramos ya, pues el mercado turístico de una sola dirección que ofrece nuestra nación está saturado de tanta oferta y poca demanda, sin caer, que para los ingleses, ya les llega con Mallorca, y para los estadounidenses y canadienses les es más económico, y más cercano, jugar al golf o disfrutar de la playa en San Diego (California) o Miami (Florida). Así pues, si sólo les ofrecemos eso, nada se les ha perdido aquí, y con razón.

  Sin embargo, basta con explorar un sólo instante, el mercado turístico anglosajón, para darse cuenta de que lo paranormal vende. Sino me creen, les voy a poner cuatro ejemplos de los más gráficos y conocidos por todos, cuatro poblaciones, que se encuentran en distintas latitudes y climas distintos, pero que a cambio, viven de lo mismo:

 - Las poblaciones de los alrededores del Lago Ness, donde supuestamente existe un plesiosaurio que gusta de jugar al escondite con nosotros.

 - Rosswell, donde supuestamente cayó una nave extraterrestre, y donde hoy día, viajan miles de personas para visitar sus museos sobre humanoides, y comprarse multitud de souvenires.

 - Otro ejemplo, más descarado si cabe, es el de los pueblos que existen alrededor del famoso Área 51, donde muchas personas llegan para, simplemente ver, una verja que les prohíbe el paso. Sin embargo, la gente va a allí a dejarse el dinero.

 - El último, aunque fuera del mundo anglosajón, pero aupado por él, es la región de Rumanía de Transilvania, a la que Bram Stoker le hizo un flaco favor popularizando Drácula. Hoy día, su turismo se centra en dicho personaje.

  En España, creemos que eso de los fantasmas y los extraterrestres suponen un atraso para nuestra mentalidad, como si beber como un desgraciado y tirarse a una piscina desde un balcón fuera de lo más inteligente. Seamos sensatos, teniendo un estrato cultural tan ámplio, que incluye, monumentos, palacios, bosques, desiertos, etc. al final, sólo vendemos la playa. Y nos olvidamos de nuestra cultura, que es de las más antiguas y completas del mundo. La inclusión de nuestras leyendas en el plano turístico sería muy bien aceptada por la comunidad angloparlante, que no huye de éstos fenómenos, sino que los busca. De hecho, en Inglaterra, patria chica de los fantasmas, los hoteles se anuncian con sus fantasmas. Y aquí, no sólo hay leyendas de fantasmas, los hay de demonios, de ovnis y humanoides, los hay religiosos, de vampiros, hombres lobos, monstruos mitológicos, y hasta la más pura mitología griega, como las leyendas de Hércules o de la Atlántida. En otros países ya se habrían hecho parques temáticos, dando miles de puesto de trabajo, donde aquí sólo nos dedicamos a urbanizar sin sentido alguno, dando labor, sólo, a unos cuantos albañiles durante un determinado tiempo de construcción. El primer anglosajón que promocionó las leyendas de un lugar en España, fue mire usted, Washington Irving, en su mítico viaje a La Alhambra, donde cuenta todas las historias de fantasmas acontecidas en el maravilloso recinto granadino. A partir de aquel momento, el monumento pasa de estar abandonado, a ser una de las perlas de España, y con mérito. Y es que tienen que venir desde fuera para enseñarnos lo que tenemos. No obstante, el célebre escritor, dió fama a otras leyendas en otros lugares, como la célebre de Sleepy Hollow, más conocido como el "Jinete sin Cabeza".

 Hoy día, todos sabemos separar la paja del grano, y el contar nuestras leyendas no es motivo de vergüenza, sino que encima puede darnos de comer. Hay que estar de enhorabuena, ya, en Madrid, se citan grupos con guías, en las noches de su casco antiguo, para visitar las casas encantadas. Espero que ésta inciativa no se quede en el tintero, y se expanda al resto del país. Pues ya estoy harto de tantos Pocholos y Cachulis, que siguen haciendo de nuestro turismo, una forma de vivir de lo más bizarro. Un saludo desde el sur.

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