sábado, 16 de junio de 2012

Hogueras de San Juan en La Casería

 Ya es verano, y no sólo en El Corte Inglés, donde precisamente, al igual que en Argentina, ahora es invierno, ya que se pasan tres pueblos con el aire acondicionado. Pero para mí, y a nivel personal, el comienzo de la temporada de estío siempre ha estado marcado por unas fiestas que se viven a nivel nacional e internacional: las hogueras de San Juan. Baste recordar su importancia a nivel mundial, las de Puerto Rico, y a nivel patrio, las de Alicante. Las de Cádiz capital son también dignas de mención, porque los artesanos que configuran las imágenes a quemar son auténticos escultores que tallan verdaderos "ninots", dignos de cualquier Falla valenciana. Pero a las que les guardo un especial cariño, pese a su humildad, es a las de mi ciudad. Y que suelen celebrarse en la playa de La Casería.

 Llevo yendo ya, desde hace casi quince años a ellas, faltando sólo, algún año suelto. La fiesta que tuvo etapas peores, a nivel de celebración, durante mi adolescencia, parece que empieza a recobrar de nuevo cierto protagonismo. Aunque poca gente de La Isla, así lo valore. Aunque para ser justo, habría que decir, que en un principio, se trata, actualmente, de una verbena de barrio, de las muchas que abundan en la localidad; también es destacable el hecho de que sea la primera fiesta en antigüedad de San Fernando, con aproximadamente, un par de siglos de veteranía. Pues es, incluso anterior, a la Feria del Carmen y de la Sal, de la que también queda poco tiempo para celebrarse. Tan sólo un mes. Como dije antes, la celebración se ciñe al perímetro que existe entre la playa y el barrio de La Casería; donde durante toda ésta semana, habrá puestos de artesanía, una caseta, atracciones de feria y puestos ambulantes. No obstante, lo atractivo, aparte de algunos concursos, como el de las carreras de saco, suele estar en la visita a los patios de las casas, que suelen estar adornados por los juanillos a quemar, con su temática correspondiente, normalmente de forma jocosa, y que tienden a recrear el panorama actual, ya sea a nivel nacional o internacional. Los muñecos o juanes, suelen estar hechos de paja y tela; y todos los años participan en un concurso para ver quien a recreado con más arte un escenario. Ésto, junto con la propia quema en la playa, es lo más aconsejable de unas fiestas, en la que los vecinos del Barrio de La Casería abren sus puertas a todo aquel que quiera visitar sus patios.

 El día grande, o mejor dicho, la noche más corta, la del 23 al 24 de junio, se procede a la quema de los juanillos, que suele ser a las doce de la noche. Aquí se suele hacer, como no, en la propia playa, a pocos metros de la orilla. Y mientras sucede la quema, alguna banda de música anima el ambiente. El dispositivo de seguridad suele ser excelente, y tanto bomberos como policias, vigilan de que nada salga mal. De hecho, hay que decir, que en San Fernando está prohibida la presencia de otras hogueras repartidas por la ciudad, a diferencia de otras localidades. Con ello se facilita el trabajo de los cuerpos de seguridad, que permanecen concentradas en un sólo rincón, evitando con ello, que tengan que estar repartidas por distintos lugares. Ésto, sin duda, ha beneficiado a las hogueras de La Casería, que andaban de capa caída en los últimos años del siglo XX. Una vez que los muñecos se han quemado, es hora de que los voluntarios salten por encima del fuego. Otros optaran por remojarse con el agua de la bahía. Pero inevitablemente, tengo que abstraerme ante lo atractivo del paisaje: la playa al estar enclavada en el último rincón de la bahía de Cádiz, es un perfecto observatorio del resto de la zona. Se pueden observar, entonces, mientras se queman los juanes de aquí, a las otras hogueras de las localidades de Cádiz y Puerto Real, desde la lejanía. Es el momento, en el que la imagen nocturna de la bahía, con sus llamas, aparece en todo su esplendor, y la belleza de la estampa no tiene parangón. Para luego, terminar, como colofón, con los fuegos artificiales, de los que también se observan los de las ciudades vecinas, para mayor espectáculo.

 Antes de terminar, es justo decir, que aunque éstas fiestas tengan un apellido cristiano, son en realidad de origen pagano. Relacionada con los pueblos prerromanos, de origen íbero o celta, que solían celebrar los distintos solsticios, como sucede hoy día con la Navidad (invierno) y las Hogueras aquí citadas (verano). Al fin y al cabo, por muy urbanitas que seamos, nuestro calendario no deja de ser agrícola. Ya sé, que queda una semana para dichas fiestas, pero son éstos los días recomendados para visitar los patios. Y es mejor recomendar la celebración antes de que suceda, para así poder convencer a alguien de que venga. Si es nuevo aquí, mi consejo para la noche del 23, es que aparque el coche en un barrio cercano, y se acerque andando. Pues sea el día que sea, laborable o no, hay una auténtica masa de personas. Pero éste año el público se espera más numeroso, pues la noche grande cae en sábado. A partir de entonces, habrá que esperar otros 365 días más, demasiados para volver a una fiesta que me trae tantos buenos recuerdos, cuando aún podía disfrutar de veranos más o menos descansados. Un saludo desde el sur.

Playa donde se celebra las hogueras.


Otra imagen de la misma playa.
Uno de los patios del barrio adornados para la fiesta.

Quema de juanillos en la playa.

Los fuegos artificiales marcan el fin de las hogueras.

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