sábado, 29 de noviembre de 2014

Me encanta Madrid.

 Hace ya, dos largos años que pisé la capital española, y mi sorpresa fue mayúscula. He de confesar que fui como un provinciano, puro y duro; con cierto susto en el cuerpo de no saber que me iba a encontrar  en la gran ciudad. Me imaginaba una urbe inabarcable y llena de malhechores en cada esquina. Al poco de empezar a pasear por las calles, mi impresión empezó a cambiar. Y al final del viaje, unos cinco días en los que unos amigos locales se dejaron la piel para enseñarnos, como nadie, su ciudad, pude comprender que pocas ciudades me iban a gustar tanto como Madrid. Es una gran ciudad, que tiene todo lo que uno pueda buscar, historia, zonas tranquilas con aire de pueblo, grandes parques, sitios de juerga, grandes avenidas, calles llena de musicales, etc. Es, además, lejos de lo que pensaba, una ciudad bastante acogedora, que nunca duerme (cosa que no se ve en ninguna otra capital europea) y con gente muy amable. Pero sobre todo, pude comprobar que está muy poco valorada entre los ciudadanos españoles. Por ejemplo, para los británicos o los franceses, Londres o París, son las ciudades mejor considerada entre los ciudadanos de sus países. España en cambio, aunque se empeñen en decir que es una nación bicéfala (de dos grandes ciudades, la otra es Barcelona), hay que decir que es más bien policéntrica, con varias urbes que dominan varias regiones: Barcelona, Sevilla, Valencia, Málaga o Bilbao, entre ellas. Impidiendo el monopolio del gusto por Madrid.

 No obstante, todo este texto viene por la inclusión del Retiro (y alrededores) y del Prado en la lista de Patrimonio Mundial, antiguamente de la humanidad (otro tren que pierde Cádiz, para variar...pero eso será tema de otra entrada). Desde aquí me alegro que dichas joyas sean declarada de tal modo, pues no podría ser de otro modo. Lo sorprendente es, que en Madrid, no existiera nada de antes tal denominación, y que fuera de las pocas capitales europeas en no tener dicha distinción en ninguno de sus monumentos (que mira que le sobran). En ésta ciudad podremos encontrar palacios que no tienen que envidiar a ninguno de Europa, e incluso, superan artísticamente y arquitectónicamente a muchos de famas mayores. Podremos encontrar junto a una zona de rascacielos de casi un siglo, a un templo egipcio. Hay barrios que parecen anclados en el XVII, como el de las Letras o el de los Austrias, preciosas fuentes, estatuas y arboledas en el Retiro o en el Prado. Grandes museos. Zonas de rascacielos en la Castellana, y cerca, la casa de Sorolla, y por otro lado, una plaza modernista como la de Dalí. Todo ello muy, muy resumido para no hacer el texto excesivamente pesado. Todo un catálogo arquitectónico, de todos los tiempos desde el siglo XV, partiendo con la torre de Lujanes en la Plaza de la Villa, como el elemento más antiguo de la ciudad (sin olvidar las murallas árabes de la Almudena), y que continua en plena evolución. Por eso, ya digo, me sorprende el poco reconocimiento de la ciudad por parte de nuestros ciudadanos, e incluso, del propio extranjero, seguramente, debido a una mala promoción turística, que ha logrado que el número de los mismos haya ido a la baja en los últimos años. 

 En mi caso, y porque estuve muy bien (como turista, hay que decirlo), me gustaría desde este blog darle la enhorabuena a la ciudad por dicho nombramiento. Que entra ya, sin complejo, dentro de la lista de las ciudades con maravillas mundiales. Ya era hora. No entiendo que por otro lado, a la UNESCO, que tiene que estar repleta de pedantes, le cueste sangre y sudor, conceder la inclusión de algún monumento español dentro de la lista de Patrimonio Mundial, parece que nadie puede, ni debe, superar a Italia (España es segunda) en esta lista de maravillas, pues, al parecer, es pecado, o algo parecido. Como todo en la vida, en las altas esferas, solo se puede esperar politiqueo. Felicidades a la ciudad de Madrid, que se lo merece. Un saludo desde el sur.




domingo, 16 de noviembre de 2014

El tamaño, sí importa...¿o no?.

  Ahora que he llamado su atención, es posible que en el 90% de los casos, decida mandarme a hacer puñetas, y cierre la página de mi blog. O puede que se quede a interesarse en algo, que de forma fortuita hizo que me picara la curiosidad. Me encanta meterme a leer en los foros, y ver los distintos tipos de opinión en las diversas polémicas que uno pueda imaginar (y no imaginar). Por casualidad, encontré en una guía sobre Córdoba, que su centro histórico era el más grande, en extensión, de España; algo que me sorprendió muchísimo, pues siempre, tenía asumido que el centro histórico más extenso era el de Sevilla, ya que se consideraba, asimismo, como uno de los tres más grandes de Europa, junto con Florencia y Roma. Pero para más discordia aún, resulta, que en Toledo, se adjudican el mismo honor. Vamos, que viene a ser como las fundaciones Hercúleas de ciudades en España, en la que según la leyenda de una veintena de ciudades, el semidiós la fundó a su paso por estas tierras. Pues con el tamaño de los cascos antiguos pasa lo mismo, al menos, media docena, sólo en España, se enorgullecen de ser los más grandes. 

 He de decir, que he intentado, a lo largo de la semana, buscar y rebuscar por internet, las extensiones de los distintos centros históricos para poner a vuestra disposición, en el blog, una lista comparativa de cada uno. Pero como dije, solo encontré un foro, donde se hacían comparativas, y en otras páginas, y puedo decir, que nadie se pone de acuerdo en la extensión de los centros urbanos, porque para empezar: ¿que es centro histórico, y que no?. La cuestión no es baladí, pues hay expertos que consideran centro histórico todo lo anterior al siglo XVIII, con lo cual, si tomamos de ejemplo la ciudad de Cádiz, podríamos determinar que sólo los barrios de Santa María y el Pópulo, son centro histórico, dejando de lado toda la joya dieciochesca, que es la mayoría en la Tacita de Plata. Por esa misma regla de tres, tampoco San Petesburgo tiene centro histórico, ya que fue fundada en dicho siglo por el zar Pedro I, el Grande. Siendo todo un disparate, pues es una de las joyas mundiales. Otros consideran asimismo, que todo centro histórico, lo es hasta los ensanches del siglo XIX, en ese caso, y tomando ahora la ciudad de Barcelona, podríamos decir que el centro histórico sería el Barrio Gótico o Gracia, mientras el Raval o la Diagonal, ya quedan fuera. Pero surge un problema, no todas las ciudades tienen ensanche, pues España, y especialmente el sur, tuvo escasa repercusión en la Revolución Industrial, y por tanto carecen de éste. Otros simplifican más el asunto, y consideran centro histórico todo lo interior de las murallas. Algo muy sencillo con Cádiz, Lugo, Melilla, Ávila o Ibiza entre otros, donde hay conjuntos amurallados bien conservados y es muy fácil observar enormes diferencias a un lado y otro de los muros. Pero no todas las ciudades conservan todo el amurallamiento, y es más, hay ciudades que siendo amuralladas, tienen varios lienzos de distintas épocas, pues las ciudades crecen, y un día desbordaron las murallas medievales, y se tuvieron que construir otras modernas (como sucede en Cádiz o Pamplona). Por tanto, ¿donde quedaría el centro histórico?, ¿en las murallas medievales o las modernas?, ¿y si no las ha conservado?. Si hay restos arqueológicos romanos o fenicios a extramuros ¿también forman parte del centro histórico?. Por último, añadir que el periodista César Rufino, en el Correo de Andalucía, en el artículo "No somos tan grandes" (http://elcorreoweb.es/2010/02/18/no-somos-tan-grandes/) aclara que: Casco Antiguo es el núcleo anterior a la Revolución Industrial, es decir, hasta la mitad del siglo XVIII; mientras que el Casco Histórico, es lo anterior, más lo creado a partir del XVIII, añadiendo al siglo XIX, y los primeros años del XX. Incluyendo con ello, al modernismo, por ejemplo. Según ésto, en Cádiz, en Casco Antiguo serían el Pópulo y Santa María, siendo éstos dos, más el resto, hasta las murallas de Puertas de Tierra, Centro Histórico.

 No en todos los sitios los centros históricos representan el alma de la ciudad, ni son un atractivo turístico, pues según la mentalidad de los países, éstos se encontrarán mejor o peor conservados. Por norma general, en los países anglosajones, con especial hincapié en Estados Unidos, los centros históricos suelen ser sitios marginales, donde viven poblaciones dentro del marco de la pobreza. Conservándose solamente, los sitios de valor histórico o monumental. Siendo los centros de las ciudades las áreas financieras y comerciales, donde se sitúan los famosos rascacielos. Por el contrario, en Europa, y muchas zonas de Iberoamérica, los centros históricos, son lugares comerciales, de oficinas y turísticos, y se conservan, en la mayoría, casi íntegros, o al menos, manteniendo su esencia. Mientras que las zonas financieras (en las grandes ciudades), se encuentran alejados del centro, en los modernos ensanches, de finales del XX, y principios del XXI, donde se encuentran, normalmente, todo un catálogo de edificios emblemáticos contemporáneos. Un saludo desde el sur.