España como nación ha dado grandísimas aportaciones a la literatura universal con dos siglos uno de Oro, y otro de Plata, aunque del resto de épocas y estilos tampoco hay despreciarlos, ya que también serían la envidia de cualquier país. También ha dado grandes inventos e inventores, como Juanelo Turriano o Isaac Peral, en arquitectura ha sido siempre un referente, pues aunque muchos de los estilos arquitectónicos son de origen italiano o francés (entre otros), aquí se han adaptado a nuestras formas y costumbres, impresionando al resto del mundo, sólo hay que admirar a la Alhambra, la Sagrada Familia, o la Catedral de Burgos, entre muchos donde elegir. Como nación ha visto nacer fiestas que hoy son copiadas en el resto del mundo (y nos quejamos nosotros del Halloween), y se pueden ver unos San Fermines en Tejas o una Tomatina en Argentina o China. En cuanto a gastronomía, variada y sana, por ejemplo, la aportación andaluza a la cocina francesa es clave (y viceversa), la paella valenciana es copiada por el resto del mundo al igual que la pizza italiana, y el mundo ve con envidia como multitud de cocineros españoles están considerados entre los mejores del orbe. Pero en cuanto a una materia con una serie de puntos claramente localizados, como es la filosofía, ¿que importancia tiene España en éste contexto?, a priori pudiera parecer que ninguna, y bien es verdad, que tampoco somos una nación pródiga en pensadores. Pero tampoco carecemos de ellos. Veamos ahora su importancia, más de la que parece.
Como hemos comentado anteriormente, la filosofía como materia nace dentro del mundo griego, y en casi todo el periodo antiguo podría localizarse casi exclusivamente allí. Aunque eso sí, hay que entender el mundo griego de modo algo más amplio que la nación helena actual, e incluir la Magna Grecia (hoy Sicilia), la costa occidental de Turquía, y aquellos lugares del Mediterráneo oriental helenizados, como Alejandría, en Egipto. A partir de aquí se crea la mayoría de pensamientos que serán rebatidos y debatidos una y otra vez por los filósofos posteriores. Curiosamente, en los libros de texto escolares, se da un salto cronológico hacia el siglo XVI, con René Descartes como padre de la moderna filosofía, y a partir de entonces, la filosofía se divide entre los pensadores europeos continentales (racionalistas) y los británicos (empiristas), hasta la llegada de la Ilustración y demás corrientes posteriores, de carácter más global. Pero una vez llegados a este punto, cabría destacar el injusto olvido de la filosofía medieval y tardoantigua donde España precisamente cumple un punto clave, una aportación escasa pero vital, pues junto a Santo Tomás y San Agustín, de ideas aristotélicas el primero y neoplatónicas el segundo, los filósofos, en concreto cordobeses, sirven de cadena de transmisión de las ideas de la antigua Grecia, y gracias a ellos, han llegado a nuestros días. Ahí van los ejemplos principales, y con sus principales ideas extremadamente resumidas:
- Séneca. Importante filósofo cordobés de la época de mayor apogeo del Imperio Romano, y que llegó a grandes puestos, como el de senador. Algo que fue, precisamente, contrario a la disciplina que predicaba como era el Estoicismo, corriente de origen griego, y que se basaba en el dominio y el control de las pasiones, deseos y la eliminación de la mayor parte de bienes materiales inservibles, algo que ya era común entonces, como en la consumista sociedad actual. Con ello, se buscaba una vida ascética en la que lograr alcanzar la sabiduría y la felicidad prescindiendo de casi todo. Suena muy oriental, pero fue una corriente griega, y fue adoptada por distintas ramas cristianas, sobre todo las monacales, y la religión de Cristo en sí, adopta claramente estos principios, seguramente tras su expansión por tierras griegas, y el triunfo definitivo de los idearios de Pablo de Tarso, así como su influencia por los discípulos de la Bética en los primeros tiempos cristianos de Hispania. Curiosamente tanto Pablo de Tarso como Séneca comparten una leyenda medieval en la que se asegura que hubo una amistad epistolar entre ellos.
Estatua de Séneca frente a las murallas. |
- Averroes. En tiempos del Imperio Almorávide viene a nacer en el año 1.126, un filósofo que rompería moldes dentro de una asfixiante y radical dinastía marroquí que predicaba la literalidad del cumplimiento del Islam. Averroes se convierte en un importante transmisor de la filosofía aristotélica de la que aunque fiel, discrepa en algunos sectores. Aunque su experiencia como médico, y su mente de hombre de ciencias, lo hacen coincidir en gran parte con el filósofo griego, gran estudioso de la naturaleza. Entre las diferencias podemos encontrar que algunas facultades intelectivas se deben al cerebro y no al alma, como la memoria. Aunque considera que fuera de la última no es posible sentir, imaginar o captar el universal. Sobre ésto último, defiende que la ciencia no puede lograr el conocimiento directo de la misma, y que debe adecuarse a saberes concretos. Así mismo, para Averroes, el alma está dividida en dos partes, el intelecto pasivo, perecedera e individual, y el activo, eterna y divina. Asimismo, el mundo es eterno, y la resurrección de los muertos no es posible, algo absolutamente rompedor con el cristianismo, y que tal vez por eso, haya pasado ignorado por Europa, así como por los más aún fanáticos Almohades, dinastía marroquí aún más integrista que la anterior Almorávide, y que destruyó la mayor parte de sus obras. Sin embargo, el principal mérito de éste filósofo es el ser el primero en separa religión de filosofía, algo absolutamente impensable tanto en Europa como en el Oriente Medio de aquellos tiempos, y que sería algo que no se vería, realmente, hasta la llegada de Kant y la Ilustración.
Estatua de Averroes en la Judería cordobesa. |
- Maimónides. Otro pensador cordobés, discípulo del anterior, aunque a diferencia de éste de religión judía. Y al igual que el anterior, opta por el aristotelismo como pensamiento. De hecho se dedica a probar la existencia de Dios mediante argumentos de dicho pensamiento, siglos antes de que lo hiciera Descartes. A diferencia del anterior, es el entendimiento lo que puede ser pasivo o activo, y el alma se caracteriza por ser una sola esencia, pero con cinco facultades, fuerza vital, los sentidos, la imaginación, el apetito y la razón. Así mismo determina que el hombre es libre gracias a la función de la inteligencia, formando parte del alma, y es inmortal. Ese entendimiento constituye el fondo de nuestro ser, y debe encaminar todos sus actos a la perfección y al conocimiento de Dios como fin último de la vida. Toda esta filosofía chocaba con la mentalidad de sus correligionarios, quienes defendían la Cábala, pero tuvo gran repercusión en el mundo musulmán, así como en el cristiano, del que por ejemplo, Santo Tomás de Aquino, tan influenciado, que extrajo algunos de sus puntos principales, que sirvieron para componer "las cinco vías" para demostrar la existencia de Dios, heredera directa de lo mencionado antes.
Estatua de Maimonides en la Judería cordobesa. |
Termino aquí esta curiosa entrada, que aunque pudiera parecer lejana a lo que estamos acostumbrados a ver en este blog, no es menos cierto que Andalucía ha sido clave, centrando en la mítica Córdoba antigua y medieval, en lo que a movimientos filosóficos se refiere, y que han servido de puente entre el mundo antiguo y el posterior renacimiento. Pero no queda la cosa aquí, España ha dado posteriormente grandes filósofos como Unamuno u Ortega y Gasset, racionalista y positivista el primero, y raciovitalista el segundo. Fueron aquellos años entre los siglos XIX y XX, los más pródigos para nuestra nación. Pero eso ya será tema de otra entrada. Un saludo desde el sur.
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