Decía el chiste, que un gaditano va dándose un paseo
por la playa Victoria y se encuentra a Dios, y éste le ofrece un deseo, el
paisano le comenta que quiere un puente que vaya dede Cádiz a Lanzarote, así que
el Todopoderoso le responde que ese deseo es muy complicado, y que es mejor que pida otro; entonces el gadita le dice que quiere la fórmula para sacar al país de la
crisis; Dios se queda un rato pensando y le contesta: ¿Como lo quieres colgante
o de hormigón?. Éste chiste tan malo viene a cuento por dos cosas, aquellos que
se creen dioses, la patronal (CEOE), tienen la fórmula secreta para sacar
España a flote: quitar los puentes que hay entre los festivos. Y me pregunto
yo: ¿Cómo vamos a salir los de Cádiz y San Fernando, si nos quitan el puente
Suazo y el Carranza?, ahora que por fin en Cádiz se empieza a construir el
segundo puente, llamado de la Pepa (o de la Mary, ya por poner nombres...) va a
resultar que hay que tirarlo. Precisamente ahora, que el Vaporcito se ha
hundido, como el resto de las industrias que ellos manejan. Por quitar, querrán
quitar el puente del Tajo de Ronda, porque total, todos vamos a caer en un
desfiladero que ellos han creado (no nosotros), o el acueducto de Segovia, que
tiene el mismo tamaño que el da La Inmaculada.
Fuera ya de bromas, ya empiezo a estar
harto de que la patronal se meta donde no les llaman, me parecen muy bien que
defiendan los intereses de las empresas que ellos son incapaces de mantener a
flote sin las subvenciones que todos les pagamos, incluidos los que tenemos que
trabajar más y cobrar menos (según Díaz Ferrán) o quitarnos los puentes (según
Joan Rosell). Siempre tienen una buena fórmula para sacar balones fuera, como
dar ideas para quitarles privilegios a los funcionarios, que se los han ganado,
con unas oposiciones, en las que no les han ayudado nadie, pues a diferencia de
sus empresas, en la función pública no hay enchufes (salvo, diría en las
locales), como ocurre, tanto en empresas privadas como en las públicas. Después
de dar la murga con nuestros empleados públicos, nos toca ahora a todos, con
los puentes. Menos mal que hay empresarios hosteleros que están en contra, pues
ellos pierden un dinero que se ganan cuando los demás estamos de descanso. Tal
vez crean que trabajar más horas por menos dinero sirva para activar la
economía, y que ligar el salario a la productividad sea la panacea que nos
saque de éste atolladero. Pero si en vez de mirar para Europa, miramos para
Japón nos daremos cuenta de que eso es mentira, allí se tienen muy pocas horas
de ocio, se duerme muchas veces donde se trabaja, y llevan teniendo una crisis
de caballo desde hace diez años, ¿a que eso no lo cuenta el señor Rosell?. La
baja productividad española viene, claramente, de una falta de identificación
del empleado con su empresa, debido sobre todo a la alta tasa de temporalidad,
precariedad en el trabajo, con sueldos paupérrimos y constantes pataditas en el
orgullo personal, dando sobre todo a recordar, que si se despide al empleado
experimentado y con trienios, es más rentable, pues con su mismo salario, se
contratan a tres como él. Así pues, el funcionariado, que antes no atraía a
nadie por sus mínimos sueldos, ahora es la panacea para todo el mundo, y si eso
es así, es porque algo falla, ya que los funcionarios no cobran unos dinerales,
precisamente. El ligar el sueldo a la productividad, está muy bien, siempre que
sea Alemania o Suecia, o si se trabaja en el Ikea, pero esto es España, y aquí,
a nadie le conviene reconocer que se ha ganado dinero, sino vean la cantidad de
empresas que se han aprovechado de la crisis para echar a sus empleados y
deslocalizar a la empresa (véase Visteón). Asimismo, si dentro de una empresa
hay que repartir el dinero entre los más productivos, adivinen entre quienes
van a parar, para los mismos de siempre, amigotes y lameculos del jefe.
Lo dicho, ya empiezo a estar harto de
que patronal, sindicatos y partidos políticos reciban subvenciones por no hacer
nada, y cargarles los muertos a otros. Sin que nadie responda aquí por sus
errores, y dejándoles a la siguiente generación un erial en el que no se puede
plantar ni una triste chumbera. Ya va siendo hora, de que cada uno arregle sus
asuntos de una vez por todas, y con ellos, la de todos; y que nos dejen de
decir que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades, pues no somos los del
pueblo, precisamente, quienes hemos ido al trabajo en coches oficiales, ni los que hemos desviado dinero para tener una generosa jubilación como en cierta caja gallega, ni cobrado dietas por
ir de putas, . Un saludo desde el sur.
¿Agobiado en el trabajo?, sonría, mañana puede ser peor (ley de Murphy). |
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