domingo, 29 de enero de 2012

La Alcazaba de Málaga

  Apostando por futuros puentes, voy a hacer una recomendación, ya que el próximo (hasta que nos lo quiten los de la patronal), puede ser el de Andalucía, pues éste año, además cae el día 28 en martes, y los más afortunados pueden permitirse cuatro días de minivacaciones. Ya por aquellas fechas la costa andaluza abandona el invierno, y una temprana primavera viene a adornar los rincones playeros. Por ello me gusta la sugerencia de visitar rincones que puedan garantizarle el poder compaginar días en los que se pueda dar un remojón con alguna que otra visita cultural. Si hay una ciudad, fuera de nuestra provincia, que permita los dos factores, esa es Málaga. Una urbe que sobrepasa de largo los 500.000 habitantes en su núcleo duro, y en cuya área metropolitana no es extraño que se acerque, sino llega, al millón de habitantes. Dicha capital es famosa por su turismo, gracias al buen tiempo que siempre abunda allí, pero quedarnos con sus bellos paisajes mediterráneos de calas, playas y acantilados, es cuanto menos simplificar la realidad. Actualmente la ciudad se ha convertido en un referente de la informática en España, una suerte de Silicon Valley andaluz. Y con una industria, que sin ser nada del otro jueves, tiene mejor salud que las del resto de nuestra comunidad autónoma. Sin embargo, he de decir, que nunca se le ha hecho justicia a su casco antiguo; por ejemplo, su foto más conocida, es la del Parque, con el ayuntamiento, y el muelle al fondo. O aquella de la plaza de toros. En la que destacan sobre todo la cantidad de pisos altos que tiene la capital malagueña. Pero meterse en su centro histórico es harina de otro costal, la ciudad respira su antigüedad por todos los poros, y nos recuerda que tuvo etapas gloriosas, sobre todo en la baja Edad Media, donde era el puerto principal del Reino de Granada; o en el siglo XIX, donde Málaga era un centro industrial de primer orden; aquí fue donde se abrió la primera siderúrgica de España, sin mucho éxito, ya que el acceso al carbón era dificultoso. De la primera época nombrada, es de destacar un monumento, que siendo conocido aparentemente, esconde aún sorpresas para aquellos que la recorren: la Alcazaba. 

 Situada, su entrada, en pleno centro, en una amplia plaza,  tras el ayuntamiento, la fortaleza palaciega se encarama en la ladera de un monte en cuya cima se encuentra el Castillo de Gibralfaro. El estado de conservación es digno de elogio. Las restauraciones que se hayan hecho son correctas, conservando el sabor árabe del lugar, sin cargárselo con caprichos de ningún arquitecto. La herencia musulmana se denota por el buen gusto decorativo que existe en el lugar, todo tiene su sitio: la decoración, la arquitectura, los jardines, las fuentes...Todo está situado donde tiene que estar, y en la proporción exacta. Algo, que los cristianos aprendimos ya, en épocas más tardías, con el neoclasicismo. Al igual que la Alhambra, la Alcazaba malagueña tiene sus propias leyendas fantasmales, aunque éstas no las conocí por Washington Irving, sino por el nuevo programa, aunque ya clásico también, Milenio 3. En la que se contaba que por las noches de principios de siglo XX, una enorme sombra, cuya altura se calculaba en unos dos metros, paseaba por sus murallas, y emitía unos gritos lastimeros que helaban la sangre del paisano que pasara por sus cercanías. Cierto o no, la fortaleza, al igual que la Alhambra del escritor norteamericano, sirvió también de hospedaje para una cantidad ingente de vagabundos que encontraban refugio en sus bien construídas murallas. De hecho, las casas de la ciudad, en la época de la II República, llegaban hasta los muros de la misma, e incluso, algunas lo utilizaban como pared. Sin embargo, ésta no fué su mejor época, sino que estaba en plena decadencia, pero tuvo etapas más gloriosas. La Alcazaba fue fundada en el siglo XI, cuando los reinos de Taifas se extendieron por la España musulmana, para ello, se utilizó materiales como mármoles, procedentes del cercano teatro romano, en una práctica que era habitual en el pasado de nuestro país. Actualmente la subida a la Alcazaba no es costosa, pero antiguamente se planteó para que no fuera fácil entrar, y por ello, consta de tres recintos murados, que aún se conservan. El primero es el que da lugar a los muros externos, que se ven desde la propia ciudad. El segundo, es igualmente otro recinto murado. La tercera, es tal vez la más lujosa, son los llamados Cuartos de Granada, donde ya se empieza a olvidar el pasado castrense de la fortaleza, y empieza a saborear el lujo palaciego. Los jardines y palacios hacen acto de presencia, todo ello inspirado en un estilo de tradición granadina, donde las fuentes y arcadas, conjugan un espacio que es de lo más estético y relajante. Es aquí donde vivían los reyes y gobernadores, y conservan la tradicional organización en torno a un patio. Aún guarda la fortaleza en sus entrañas una sorpresa más, un pequeño barrio de casas de época árabe con sus calles enlosadas, en las que había canalización para aguas fecales y unos medievales retretes, algo que no existía en ninguna ciudad cristiana de por aquel entonces. Sin embargo de los muros de éstas casas, se ha conservado sólo hasta una altura de más o menos nuestra cintura. No obstante, además de la época árabe, algunos recuerdos cristianos se conservan en el lugar, pues tras la entrada de los Reyes Católicos, alguna reforma más, se hizo, aunque apenas, éstas, influyeran en su arquitectura y decoración.

  Al igual que en el resto de mis entradas, no es ésta una descripción histórica y artística pormenorizada, ni se pretende profundizar más. Sólo se trata de aprender a valorar, aunque sea por encima, una de las Alcazabas, que si bien, todos saben que existen, pocos conocen en profundidad. El resto de la investigación, se lo dejo a ustedes, para ello hay páginas y libros más especializados que mi blog. Pero al menos si tienen alguna duda de donde ir éste puente de Andalucía que aún, parece lejano, pero que llegará cuando menos lo esperemos; ahí les dejo una buena opción. Algo más barata y segura (por las huelgas) que coger un vuelo e irse lejos. A sólo unas horas de viaje, la capital malagueña, les recordará que en otros tiempos la gloria andalusí, supo dejar unas huellas que hoy día, son la admiración de medio mundo. Un saludo desde el sur.

Entrada de la Alcazaba.

Muros de la Alcazaba desde el teatro romano.

Detalle de las dependencias palaciegas.

Arcos de entrada al palacio.

Los Cuartos de Granada

Otro detalle del palacio, ricamente decorado.

Detalle de la decoración interior y del techo.

Ésta imagen muestra la influencia de la arquitectura nazarí.

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