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sábado, 17 de marzo de 2012

España, un país de burros

 Ahora que he llamado la atención suya, con el título de ésta entrada, voy a darles dos noticias, y como siempre en éstos casos, una es mala, y la otra es peor...La primera es que, aunque el título de a pensar lo contrario, no voy a poner a parir a nadie, dicho lo cual, en campaña electoral hubiera sido un gustazo. Pero tal vez le sorprenda saber que el burro está en peligro de extinción (esa es la segunda). Y no me refiero a los de la ESO, "esos" cuya población se encuentra en expansión, pues con las leyes educativas españolas los analfabetos crecen pese a estar dieciséis años de su vida escolarizados forzosamente. Me refiero al animal, propiamente dicho, al asno (y no a los animales cafres que también abundan). En efecto, el burro de Shreck puede ser el último burro que habla, o directamente, el último a secas. La modernización en nuestro país ha traído, sin duda, innegables ventajas, pero también se ha llevado por delante otros elementos tradicionales, que hoy día, no son útiles. Los automóviles han desplazado de manera inmisericorde a dicho animal; también la modernización agraria, que nos permite ser bastantes más productivos, ha acabado por eliminar la entrañable figura del asno de nuestros campos. 

 España ha sido un país que ha adorado tanto al caballo como al burro, pero como en todo, había clases, mientras los nobles, ricos terratenientes y burgueses, cuidaban al extremo las numerosas y preciosas razas de caballos españoles, que normalmente, tenían un estrato de raza árabe; la gente del pueblo, quien tenía algo (y no era todo el mundo), era un burro. Es como hoy día, que los hay con un Mercedes Benz, y los que tienen un Hyundai. En cambio, el animal más robado era el asno, pues los ricos tenían antirrobos de la época, que eran los establos bien vigilados; mientras que como siempre, entre los pobretones existían los que podían pagar un establo, como hoy día sucede con el garaje, y más o menos podían dormir tranquilos, y los que lo dejaban en la calle, a los que les podía suceder como si tienes un sound woofer en tu equipo de música en el coche, en plena vía, y en el barrio más conflictivo, te duraba lo que un caramelo en la puerta del colegio, era pasto de los kinkis de la época.  España país de religiosos y agricultores, expandió y cuidó del burro como su bien más preciado. Hay, que yo sepa, cuatro razas en España de asnos: la andaluza-cordobesa, la catalana, la zamorano-leonesa y la vasca. A pesar de su fama de terco y poco cerebral, el burro ha demostrado ser uno de los animales más inteligentes que han acompañado al hombre, y al igual que al caballo, se le puede enseñar casi cualquier cosa; su leyenda negra tal vez provenga de su miedo al agua, lo que le impedía cruzar los ríos con facilidad, como hace, por ejemplo, el caballo.

 Pero pocos saben, salvo aquellos que hayan leído algo de criptozoología, que hubo burros salvajes en nuestro país. De hecho siguen existiendo en muchos países de Asia, aunque su población va menguando con el paso de los años; allí son llamados Onagros. Probablemente también existieran en Europa, como sucedió con el Tarpán, Caballo salvaje o de Przewalski; y que hoy día sólo quedan en Asia central. Aquí se les llamó Zebros, y parece ser que existieron, al menos, hasta finales de la Edad Media, casi en el renacimiento, cuando los aventureros y grandes marinos portugueses exploraban las tierras de África, por aquel entonces, les llamó especialmente la atención un extraño animal, que se parecía en sus formas (no en sus colores) a nuestros zebros ibéricos, nos referimos a la cebra. El caso es que, al parecer, el nombre de las cebras proviene de un animal extinto en nuestra tierra, y que probablemente fuera un asno salvaje. Pero ésta afirmación,  no se ha podido corroborar, y aún existen dudas a éste respecto. Fuera como fuere, sí que es cierto que las cebras y los asnos pueden mezclarse, existiendo, por ejemplo, un mestizo de ambos en el zoológico de Colchester, Inglaterra.

 Sea como fuere, el salvaje, está ya extinto, mientras que el doméstico está, también, a punto de desaparecer. Tan sólo algunos centros de recuperación de la especie, como el de Rute, en Córdoba; y algunas fincas agrarias marginales, el burro doméstico puede pacer tranquilamente, sin correr riesgo de extinguirse; pero sin saber hasta cuando. Ahora, que en plena campaña electoral abundan los rebuznos de unos y otros, es bueno pararse a pensar que tal vez deberíamos de fomentar en algunas granjas escuelas, institutos, y salinas, la recuperación de la población de los animales domésticos autóctonos en peligro (no sólo del burro), para que se conviertan en las delicias de nuestros hijos; seguro que aprenderían mucho de ellos. Sólo así, la estampa de éste noble animal no desaparecerá de los campos y salinas que rodean nuestras ciudades y pueblos. Un saludo desde el sur.


El burro está considerado un animal torpe y tozudo, pero en cambio, es de los animales domésticos mas inteligentes.

Ejemplares de burros de raza andaluza.
Salaíto, un burro salinero, fue elegida como mascota en los Juegos Iberoamericanos de 2010, en San Fernando. El asno siempre ha formado parte de la cultura popular de muchas ciudades y pueblos.

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