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sábado, 27 de julio de 2013

Otra vista de la Luna.

  Las noches de verano son calurosas y despejadas, ideal para la práctica de una de las disciplinas que más curiosidad me ha producido, pero que nunca he llegado a manejar. Me refiero a la Astronomía. Pero lejos de seguir, o descubrir planetas o estrellas lejanas, a poca gente le llama la atención de nuestro satélite, la Luna, fiel acompañante de las noches estivales. Parece que todo se sabe ya, de ella, sin embargo, a poco que uno lea sobre sus orígenes, llega a sorprenderse de manera grata. 


 Son varias las teorías que se barajan sobre su formación, algunas como que la Luna es una especie de "gota" que se desprendió de la Tierra cuando ésta era líquida. O que nuestro satélite iba sin rumbo hasta que quedó atrapada por la gravedad de nuestro planeta y acabar orbitando a su alrededor. Sea como fuere, tanto Luna, como Tierra, tienen la misma edad: unos cuatro mil millones de años, en sus zonas más antiguas. Que es la misma que la del resto de planetas y objetos del Sistema Solar. Cuyo origen se cifra en cinco mil millones de años. La teoría más extendida actualmente, y que explicaría muchas incógnitas, es la de que La Luna nació a raíz del choque de un protoplaneta del tamaño de Marte, con el nuestro, cuando aún era un planeta joven y en formación. Dicho planeta se desintegró formando, junto con parte de la corteza, y parte del manto, de la Tierra, una especie de anillo de aerolitos, parecido al de Saturno (no igual, pero sirve para hacer una idea). Dichas "piedras" acabaron por unirse, y aquí parte una de las teorías más curiosas de nuestra luna: hubo dos satélites, la propia luna; y uno bastante más pequeño, que con el tiempo fue absorbido por el primero. Esto explicaría además el tamaño desproporcionado de nuestro satélite respecto a la Tierra, pues, muchas "lunas" de planetas mayores, o no son mucho más grandes, o son incluso menores. Por ello existe otra teoría, que se trataría la del sistema doble planeta. Cosa que indicaría que la Luna no sería un satélite, sino otro planeta enano. Hay más teorías, y para todos los gustos. Pero es mejor quedarnos aquí.

 Otra curiosidad es la abundancia de Helio-3, que es un material muy escaso en la Tierra. Por ello se especuló que en el transcurso del incidente contado en el anterior párrafo, la Luna se llevara casi todo el Helio-3 de nuestro planeta, y se concentrara en abundancia en nuestro satélite. De ahí, el nuevo interés de las potencias en llegar otra vez a la Luna. Pues dicho material puede ser clave en la economía del futuro. Por otro lado, hoy sería, además, más factible una colonización, hasta ahora vetada, y con tintes económicos, pues la NASA encontró agua en el polo norte de nuestro satélite. Pero sólo allí. No obstante, servidor prefiere la Luna como está. Y que al igual que la Antártida, se respete , la virginidad del lugar. Pues donde está el dinero está el fin de la libertad. Un saludo desde el sur.