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miércoles, 15 de agosto de 2018

Saudade...

 Saudade, es un sentimiento de difícil explicación, que sin embargo encontró una clara definición entre nuestros vecinos portugueses, y no, no creo particularmente, que sea nuestra gallega morriña, algo que tiende a la nostalgia de tiempos pasados, o tierras que nos vieron nacer y que ahora se encuentran lejanas. La saudade es algo con lo que se respira cierta angustia, un jarro de agua fría en una realidad que puede encontrarse edulcorada por nosotros mismos, es como un aceptar de manera resignada los golpes del destino, un adiós que duele, una tristeza controlada. Tal vez no lo entiendan si no visitan Portugal, y prueben a hablar con sus habitantes, y comprobar que tras una sonrisa y una espléndida educación que muchos quisiéramos para nuestra tierra, existe una sensación de anhelo y triste realidad que se expresa en su manifestación folclórica más conocida, el fado; un canto desgarrador de dolor y pena, que muchas veces también expresamos nosotros con nuestro flamenco. Aunque en el caso portugués, a diferencia del andaluz, se diferencia en que nos encontramos ante un concepto más abstracto, y que no versa sobre un hecho en concreto, sino sobre una percepción de la realidad que a veces podemos a llegar a maldecir, porque se ha llevado algo que teníamos, y ahora nos falta, puede ser el mar, o el destino, simplemente, como podemos comprobar en O mar, de Madredeus. 

 Hace ya un buen puñado de años que visité el Algarve portugués, casi por estas fechas, y hace un par, que fui para Lisboa, epicentro de la saudade mundial, y pude observar, y tal vez contagiarme, de una sensación de ahogo sin sentido alguno en el que uno se conforma con lo que le viene, y necesita en cierto modo como una droga, pero que en el fondo detesta como una prisión sentimental que uno pisa sin haber condena ni culpa de por medio. Y es que casi hay que decirlo son más de las veces en las que las ilusiones se desvanecen en el tiempo como la arena o la ceniza en el aire. Hay días tan tristes en los que uno nota como el alma se rompe en mil pedazos, y hoy puede ser ese, en los que uno ve el futuro venidero se convierte en un otoño sin colores. Y por ello, siempre es recomendable visitar nuestra nación vecina, donde una estrecha y solitaria carretera te lleva a una playa desierta o un cabo ventoso con un alto acantilado, como San Vicente, donde uno puede olvidar o recordar cualquier cosa o momentos mejores, y tener la sensación de encontrarse en el fin del mundo. O visitar un pueblo blanco a la sombra de un castillo, de calles desiertas, vacías, cuyo silencio sólo se ve roto por el canto incesante de las chicharras bajo un calor tan aplastante como puede ser la propia vida en muchas ocasiones. O pasear por la noche en las viejas calles adoquinadas de la Alfama lisboeta, con sus antiguas casas decoradas de azulejos ruinosos, y sentarse en una espartana fonda en la que sólo hay un mobiliario de madera, y un ventilador y un televisor, que llevan ahí desde hace cuarenta años. 

 Portugal, y muchos pueblos del Algarve, aún esconden ese alma poeta tan propia de nuestros vecinos, incluso en aquellos en los que el turismo de masas ha roto su esencia tan pura, como sucede en el litoral del Mediterráneo español. Pero recuerdo como ayer, cuando el último día de mis vacaciones en Carvoeiro, visité por última vez el pequeño supermercado de Miguel, un hombre que nos cayó bien a todos los que lo conocimos en aquel viaje. Y cuando me despedí de él, comentándole que era nuestro último día, hizo un gesto de resignación, y un pequeño chasquido con la boca, y nos dijo: Todo se acaba, todo se acaba... pura saudade, pura resignación portuguesa. Y es que muchas veces las palabras pueden ser más contundentes y útiles para el desahogo que las lágrimas. Un saludo desde el sur. 







domingo, 5 de agosto de 2018

Playas con búnkeres.

 Es plena temporada de playa, y muchas de las áreas litorales de nuestra provincia se encuentran adornadas por búnkeres abandonados en el olvido más absoluto de las administraciones locales y autonómicas. No son aquellas, las fortalezas estéticas y románticas medievales o modernas que luchaban contra piratas e invasiones normandas por ejemplo; de hecho, en prácticamente ninguno de estos edificios de hormigón se ha efectuado un solo disparo, al menos en tiempos de guerra. ¿Pero por qué se encuentran en nuestra provincia, y en muchos otros litorales españoles o territorios fronterizos este tipo de fortificación contemporánea? Hay que retrotraerse a los tiempos en los que Francisco Franco se encontraba claramente alineado con el Eje Italogermano en la II Guerra Mundial, pese a que declarara una poco disimulada neutralidad con espera de ver como acababan los acontecimientos. El dirigente español piensa que España sea uno de los puntos de entrada de los Aliados o que una vez vencidos Hitler y Mussolini, el Caudillo sea el siguiente en caer. No obstante se trata de un pensamiento esquizofrénico y paranoico, pues España bien poco importa a las potencias anglosajonas. No obstante, se efectúa toda una linea de fortificaciones a lo largo de la costa española, especialmente en Cádiz, que incluye distintos búnkeres, nidos de ametralladoras, torres, y demás tipos de edificios hormigonados y protegidos. Así pues como una curiosidad que puede visitarse en uno de los paseos playeros que puedan ustedes efectuar este verano, sea algunas de estas fortificaciones, algunas ya vencidas por el paso del tiempo, y la bravura del mar. No están todas, pero sí algunas destacadas; ahí van como la sota de bastos:

  • Camposoto, San Fernando: Empiezo por la de mi propia ciudad, donde en su playa podemos encontrar dos búnkeres en relativo buen estado, aunque con una conservación que va de mal en peor por años. La imagen de los dos edificios en la orilla con el fondo de la isla con el castillo de Sancti Petri es una de las más icónicas de la localidad. Además, se pueden encontrar semienterradas varias fortalezas modernas, como la de Urrutia en la Punta del Boquerón.





  • Puntalejo, Fuente del Gallo, Conil de la Frontera: Nos trasladamos a una esquina acantilada situada entre dos playas, la primera es una pequeña cala familiar mientras que la segunda es bastante amplia, y bastante familiar. En medio de ambas, literalmente empotrado se encuentra el pequeño búnker, de relativo fácil acceso y visita. 

  • Castilnovo, Conil de la Frontera: Justo detrás de la playa, colindando ya con el prado posterior, se encuentra semienterrado un búnker de grandes proporciones y dificultosa visión para los enemigos que intentaran tomar la playa. Alrededor del mismo, pastan con mayor tranquilidad, que aquellos soldados que montaron guardia, la ganadería retinta tan típica de la tierra nuestra.

  • Carteia, San Roque: Situada justo en una pequeña cala, en la bahía de Algeciras, junto a una torre almenara, y dentro del recinto de las ruinas romanas de Carteia, en este caso, apuntando claramente hacia Gibraltar. Es todo un ejemplo a seguir en recreación y restauración por parte de las autoridades y expertos como modo divulgativo y de conservación, pues dentro se pueden observar escenas y mobiliario de los tiempos de la posguerra. Es visitable dentro del circuito de las ruinas romanas, y su interior es asombrosamente amplio. 





  • Los Lances, Tarifa: Justo en el límite del centro urbano de la ciudad más meridional de la península podemos encontrar un búnker de respetable tamaño, situado junto a una loma cercana a la playa y a la isla de las Palomas, como forma de control del estratégico Estrecho de Gibraltar; justo encima del mismo, se encuentra el castillo de Santa Catalina, una obra romántica neogótica del XIX.



  • Playa de los Alemanes, Tarifa: Justo antes de llegar a dicha playa, y junto a unos acantilados pertenecientes a la sierra de la Plata, situados entre Zahara de los Atunes y dicha playa, podemos encontrar éste búnker extraordinariamente bien conservado, pese a que se enfrenta a diario con los envites del mar, pues se halla situado entre las rocas en la misma orilla. La espectacularidad de los verdes acantilados, de frondosa vegetación y el mar, hacen del lugar una de las estampas más adoradas de la provincia. 

Termino la pequeña lista de playas con búnkeres existentes en la provincia, estoy seguro de que hay más, pero no dispongo de material gráfico para ello. No obstante, espero que disfruten de su visita a la playa, y aporte ésta entrada, un pequeño conocimiento más del lugar. Un saludo desde el sur.