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sábado, 12 de abril de 2014

El Castillo de Silves.

 El Algarve es un territorio francamente bello, y relativamente monumental, pero ciertamente, mucho de su patrimonio medieval se ha visto afectado por dos hechos concatenados que vinieron a cambiar la fisonomía de las ciudades. Una primera, es el famoso terremoto de Lisboa de 1.755, y el segundo, es su consiguiente maremoto, que fue, si acaso, más destructivo que el primero. No obstante, Sillves, precisamente, por estar en el interior, y en un otero, logró salvar gran parte de su patrimonio medieval. Y hoy día es la ciudad monumental, por excelencia,de la región.



 La ciudad conserva una catedral gótica, varias iglesias, murallas, palacetes, etc. Pero tal vez, su monumento más visitado y cuyos muros encierran más historia es su castillo. Que era el centro político del antiguo reino de taifa de Silves. Independiente del de Sevilla, hasta que el todopoderoso rey Al Mutamid la tomó, como terreno propio, en su miniimperio del sur. Todavía sigue existiendo el palacio donde vivía dicho rey, el llamado Palacio de los Balcones. También fue un célebre habitante el poeta Ibn Ammar. Tanto poeta como rey acabaron sometidos ante los Almorávides. Que siguieron fortaleciendo el amurallamiento. Sin embargo, los mejores días de Silves como capital de reíno taifa habían pasado. Desde que Al Mutamid dio importancia como centro administrativo a Sevilla, tanto almorávides como almohades, secundaron la capitalidad de la ciudad hispalense en detrimento de Silves, Arcos, Jerez y por supuesto Córdoba. Antaño centro de gloriosas estampas. El castillo, no obstante, sigue estando habitado, a decir por muchos lugareños, por el espíritu de una princesa árabe que se pasea por los jardines. Sin embargo, la figura más imponente se encuentra a la entrada: la enorme estatua de Don Sancho I, el primer monarca cristiano que tomó Silves.


 La subida es costosa, el mismo empedrado del centro histórico del pueblo es digno de estudio, pues forma como una serie de mosaicos en los que hay que distinguir que clase y color de adoquines no resbalan. Asimismo, la pendiente es considerable, sobre todo si se sube  con 40º de temperatura como las de aquel agosto del 2.013. Pero merece la pena poder observar el único palacio musulmán que se conserva en Portugal (no íntegro), y el mejor monumento de Al Andalus en el país vecino. Un saludo desde el sur.

















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