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domingo, 22 de junio de 2014

Grandes derrotas navales inglesas a manos españolas. Parte IV.

 Última entrada sobre las batallas angloespañolas, centradas en el segundo periodo de apogeo español, que no es otro, que el siglo XVIII, que suele ser el gran olvidado por los historiadores a la hora de hablar del imperio hispano. En este siglo se dieron otras grandes victorias a manos de grandes marinos españoles, más académicos y profesionales, que los de anteriores siglos. Luego vendrá Trafalgar y la decadencia absoluta de una nación y su imperio colonial. Para cuando Estados Unidos tome posesión de los últimos territorios hispanos, España era una nación lánguida y moribunda que sólo esperaba un tiro de gracia. Sin más, continuo enumerando:
  • Blas de Lezo y la Guerra de la Oreja de Jenkins. Sitio de Cartagena de Indias. Año 1.741.

 Guerra comenzada, como no, por los constantes incumplimientos de los corsarios ingleses, quienes, una y otra vez, asaltaban barcos españoles. Sin embargo, el intento de invasión llegó por la parte inglesa, que con la intención de conquistar toda la América española, envía una flota, comandada por el Almirante Vernon, cuya primera parada era Cartagena de Indias. Para ello enviaron la mayor flota existente hasta entonces: 186 barcos de guerra y transporte y 23.600 combatientes. Contra 6 navíos, 3.000 hombres, muchos de ellos milicianos, y 600 indios flecheros entre otros, al mando de D. Blas de Lezo, tal vez el marino más carismático de España del XVIII. Tras las primeras batallas, y la toma de alguna fortaleza, el almirante inglés envía un barco de vuelta a Londres para transmitir la noticia de la victoria. Sin embargo, las cosas fueron complicándose de modo sorprendente para los ingleses, gracias sobre todo a la pericia del Almirante español, quien tiene, entre otros medios, espías que informan mal de las medidas de las murallas para su asedio. También el trópico hace lo suyo, y contagia de enfermedades a los soldados ingleses, quienes no están inmunizados. Mientras tanto, en Inglaterra, hay fastos y celebraciones, y se crean monedas con el Almirante Vernon recibiendo de rodilla a Blas de Lezo. Sin embargo, la realidad fue muy distinta, la enorme flota inglesa terminó por darse la vuelta para su metrópoli, su desastre fue mayúsculo, pues cayeron 50 naves, y 9.500 hombres. Sin embargo, no sería una batalla recordada, pues el rey inglés prohibió bajo pena de muerte nombrar tal acontecimiento, y en España...todo héroe es olvidado.

  • Don Luis de Córdova y Córdova. Guerra de la Independencia Americana. Años 1.779-80.
 Es éste, otro de los más grandes marinos que jamás tuvo España, y tuvo sonadas victorias navales a la altura del anterior. Dos grandes hitos marcaron la gloriosa historia naval del marino nacido en Sevilla. La primera de ellas data de la Guerra de la Independencia norteamericana. Donde al mando de 68 navíos españoles y franceses (entonces aliados), lograron el bloqueo completo del Canal de la Mancha, pues todos los buques ingleses tuvieron que refugiarse en sus puertos para mayor desastre de la economía de la isla. Sin embargo, el éxito no fue completo, pues diferencias entre los marinos españoles y franceses evitaron la conquista de la nación inglesa, pues ese era el objetivo final. Los españoles abogaban por desembarcar rápido y atacar desde tierra, donde no tendrían apenas oposición. Nunca estuvo España tan cerca de conquistar toda Inglaterra. Dificultades debidas al tiempo y a la aparición del escorbuto, terminaron por hacer volver la flota a Brest (Francia). El otro éxito fue en el sur de Portugal, donde logró el mayor desastre logístico del país anglosajón. Pues con 27 navíos logró atrapar un convoy de 57 fragatas repletas de tropas para combatir a los independentistas norteamericanos. Asimismo, estas estaban escoltadas por otras tres fragatas de guerra, que pasaron a la Marina de Guerra Española. No obstante, no logró que el bloqueo sobre Gibraltar fuera totalmente efectivo. Murió en 1.796, en San Fernando, y está enterrado en el Panteón de los Marinos Ilustres.

  • Derrotas de Lord Nelson a manos españolas. 

 Ya con veinte años, Lord Nelson demostró ser un marino con enormes cualidades, y a esa edad, ya capitaneaba una fragata:  la Hitchenbroke. Donde tuvo su primera derrota, en el desastre de la Expedición a San Juan de Puerto Rico, donde Inglaterra pierde a 3.500 efectivos. Otra derrota ocurre frente a las costas de Cartagena, donde ya siendo Comodoro, tuvo que huir de una persecución de distintas naves españolas que acudieron en ayuda de la fragata Matilde, que fue la primera en presentarle batalla. Pero a lo largo de su dilatada carrera logra enormes victorias que sentarán las bases del futuro esplendor británico como potencia naval. Entre ellas, destaca su victoria sobre España en el Cabo San Vicente. Pero posteriormente a esta batalla sufrió dos sonadas derrotas: una primera en Cádiz, en un intento de desembarco en la playa de la Caleta, y el otro, en Santa Cruz de Tenerife, donde sufriría su mayor derrota, y perdería un brazo. No obstante, la batalla que le marcaría para la historia, fue la misma en la que él mismo perdió la vida, la de Trafalgar. España y Francia, perdieron hegemonía en los mares, y lo que es peor, toda la flota, pues lo poco que quedaría se escondería, capitaneados por Rosilly, en la Bahía de Cádiz, acabando en manos de los constitucionalistas.

  • Invasión del Río de la Plata. Años 1.806-07.
 No se acabaron aún las victorias españolas, pues aún quedaban algunas en el siglo venidero (a pesar de lo desastroso que fue para nuestra nación). Sin embargo, hay que especificar, y coger con pinzas, pues fue una victoria española, sí, pero de españoles americanos. Pues entonces, España aún dominaba gran parte del continente. Curiosamente, fue una victoria nefasta para los intereses hispanos, pues tras la batalla de Trafalgar, nuestra nación se había quedado sin flota, y por tanto, sin posibilidad de defender sus colonias, ni de enviar más tropas. Es por ello, que los ingleses deciden enviar una, para invadir la zona del Río de la Plata, en concreto Buenos Aires. Y que acaba en sonado fracaso inglés, que tras dos invasiones fueron rechazados, una primera por un ejército proveniente de Montevideo. Y otra segunda, por los propios bonaerenses. La victoria, como digo, fue mala para los intereses españoles, pues aquellos ciudadanos de América se dieron cuenta de que podían defenderse ellos solos, sin necesidad de la metrópoli. Esto, y la tiranía e incompetencia de Fernando VII, acabaron por terminar con el imperio español. A partir de entonces, España e Inglaterra, jamás entrarán en guerra. Aunque sí mantendrán sus fricciones diplomáticas en el contencioso de Gibraltar, aún latente y sin una previsible salida. Un saludo desde el sur.



Estatua de Don Blas de Lezo en Cádiz.






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