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sábado, 17 de junio de 2017

La importancia de los bosques islas.

Bosquetes en la campiña gaditana.
Campiña latifundista.
 Antes de empezar a profundizar sobre la importancia de dichos bosques, habría que definirlos, pues aunque la mayoría de nosotros los hayamos vistos incluso desde el automóvil cuando vamos en carretera, por ejemplo, no es un término generalizado dentro de la cultura general. Cuando los expertos en cuestiones medioambientales se refieren a los bosques islas, hablan de lo que usualmente, se denomina por la mayoría, un bosquete, es decir, un pequeño bosque, que pudiendo ocupar incluso varias hectáreas o kilómetros cuadrados, se encuentra enclavado en un territorio que es desarbolado, por ejemplo, en las típicas campiñas europeas, en las estepas, o en las sabanas africanas. Son bosques de especial importancia debido a que ofrecen por un lado un ecosistema diferente, bastante más húmedo que el que existe en el entorno, y que acoge a una fauna distinta, forestal, cuya supervivencia depende en absoluto de dicho bosque. Por otro lado, a las mismas aves, e incluso mamíferos, de la zona, les ofrece un refugio seguro en un ambiente abierto, donde es difícil ocultarse, o descansar. En otra entrada hablaré, sobre otros bosques que también tiene las mismas bendiciones, o incluso mejores, los de ribera, que bordean a un río. Pero eso será en otra entrada. 

El olivar es un bosque en sí mismo.
Subbética Cordobesa.
 Una vez aclarado los conceptos, algo más generales, hay que volverse para nuestras tierras del sur, donde las campiñas, por cuestiones históricas, suelen ser de carácter latifundista, es decir, que un solo dueño controla amplias extensiones de tierra, ya sea para ganado, agricultura o aprovechamientos forestales entre otros, aunque lo normal es que haya un uso mixto, y unas hectáreas se dediquen a una función, mientras que otras tengan distintas labores. Esto ha tenido sus ventajas y sus inconvenientes de cara a la conservación del medio, por un lado, cuando se trata de agricultura sobre todo, el trabajo de la tierra y la transformación del paisaje es bastante intensivo, aunque por otro lado, paradójicamente, en cuanto hablamos de ganadería o de aprovechamientos forestales, el latifundio ha logrado que se conserven mejor los territorios boscosos o las praderías, a diferencia de lo que ocurre con el minifundio, típico del norte español, donde la campiña se reparten en pequeños terrenos para distintos propietarios, ello ha permitido un mayor fenómeno de industrialización, y el poco rendimiento económico, de los bosques primarios, que suelen arder "casualmente", para aparecer al cabo de los años, el monte poblado de eucaliptos y pinos. Por otro lado, el latifundismo permite una mayor concentración de lugareños en grandes núcleos poblacionales, los pueblos de Andalucía occidental, que raramente bajan de los 10.000 habitantes en territorios cultivables, en el norte en cambio, proliferan pequeñas aldeas o parroquias, que dominan los alfoces o concejos de la población de mayor tamaño, dando lugar a un territorio mucho más humanizado. Ahora bien, las lindes  de los terrenos de las campiñas norteñas, son similares a las de la fachada atlántica europea, es decir, la típica campiña cantábrica o inglesa de territorios parcelados, a modo ajedrezado, y con la separación de bosques linderos. Esa es la principal desventaja del sur español, donde las grandes extensiones cultivables impiden la presencia de dichas forestas, por eso la importancia de los bosques islas. Que suponen un respiro en los resecos estíos, y un refugio en las noches, y en los fríos inviernos. Pues dentro de los mismos, el grado de humedad es mayor y temperatura tiende a una menor oscilación térmica, por lo que son más frescos en verano, y menos fríos en invierno. Aunque eso, claro está, depende de la especie dominante, edad y espesor del bosque. No es lo mismo un bosque de pinos piñoneros y eucaliptos, bastante más abiertos en su formación, que un espeso alcornocal. No obstante, cada una ofrece sus virtudes y defectos, los mismos eucaliptos, al ser especies tan altas suelen ser lugar de oteadero de aves rapaces, por ejemplo. En cuanto a los alcornoques, acebuches o encinas, típicas especies mediterráneas, ofrecen, sino se encuentran adehesadas, una formación más espesa y abigarrada, donde se ofrece otro "mundo" distinto al exterior, además de, por sus fuertes  y seguras ramas, un lugar más seguro para la nidificación, sobre todo de grandes especies, como el águila imperial, o la cigüeña negra, entre otras joyas sureñas. En un punto y aparte tenemos que considerar a las campiñas de olivares, extensas en España, especialmente en Andalucía, porque aunque sea un cultivo, cumple las labores de un bosque adehesado, por lo que da también refugio a otras aves forestales.
Pinar del Hierro.

 Ya reduciendo el panorama geográfico, cabe sorprender que nuestra provincia de Cádiz es de las menos forestales de nuestra nación, pues la imagen de las serranías orientales, con los espesores de Grazalema y los Alcornocales, que además siempre están en la clasificación de los expertos entre los diez mejores bosques españoles, nos dan lugar a la confusión. Fuera de ahí, nuestra tierra, se compone de grandes extensiones de zonas húmedas, áreas marismeñas y lagunares, desarboladas por lo común, así como de una enorme campiña, que se puede dividir en dos, una zona norte, de Chiclana hacia Jerez y de Chipiona hasta Alcalá del Valle, que tiene grandes aprovechamientos en el campo de la agricultura intensiva, sobre todo de vid, olivos en las zonas más serranas, y trigo en las áreas más secas. Se trata de una zona muy degradada ambientalmente, con escasos bosques islas, pero muy valiosos por donde se encuentran. Y la que es para mí, la campiña más valiosa, desde la misma localidad chiclanera, y hasta Alcalá de los Gazules, formando un triángulo hasta Tarifa, es un territorio muy poco cultivable, debido a lo arcilloso del terreno, muy plástico, dando lugar a un escasísimo drenaje, y fácil encharcamiento, que da lugar a las abundantes lagunas de la zona (las que aún no se han drenado), de carácter temporal, pues, una vez llegado el calor tienden a evaporarse. Es por tanto, una campiña de grandes ganaderías, sobre todo bovina, ya sea de vacas retintas o reses bravas, y que han creado un rico ecosistema en el que hombre y medio conviven. Dentro de esta misma campiña se encuentran ricos bosques islas, formadas normalmente por acebuches, aunque también hay pinos piñoneros. Sin embargo, si he destacar alguno que supone un auténtico oasis boscoso, con multitud de especies forestales, como los picos picapinos, o los cuervos, habitantes más propios de las sierras y bosques orientales, es el bosque que se encuentra entre Medina Sidonia y Chiclana de la Frontera, que ocupa zonas de Junco Real, el Cordel de los Marchantes o el Pago del Humo entre otros lugares. Aunque bastante amenazado en el término chiclanero a causa de las construcciones ilegales, aún conserva su riqueza forestal. Otro de gran valor, y cercano, es el llamado Pinar del Hierro, en Chiclana, y cerca de la Laguna de la Paja. En este caso es un espeso bosque de pino piñonero de grandes dimensiones, y que marca el límite del territorio muy humanizado con respecto al rural. Del valor del mismo, cabe destacar que tiene más endemismos en unas pocas hectáreas que varios países europeos juntos: 23 del pinar, por 5 de Reino Unido y 15 de Alemania, por ejemplo. Aunque no es el único, hay otros valiosos bosques de pinos piñoneros, muchos de carácter abierto, pues se dice que los dichos árboles pueden tener un origen tropical, de sabana, de ahí su copa aparasolada también. Por otro lado, no siempre hay que considerar a los grandes árboles como bosques islas, también los pequeños como los acebuches, los más abundantes en nuestra campiña sur, forman miniespesuras junto a los lentiscos y palmitos, también estos últimos matorrales han sido de vital importancia para la fauna, en ellas se esconden galliformes, lagomorfos, y aún queda la esperanza de que vuelva a aparecer el Torillo andaluz, ave que actualmente se da por extinguida, pero eso será otra entrada. Un saludo desde el sur. 

Pastizal gaditano, bastante rico en gramíneas anuales.
Ejemplo de bosque isla en un terreno cultivado.











Cádiz es tierra de palmitos y retintas.
Los bosques islas de acebuches son los
 más comunes en Cádiz.










Espeso alcornocal en el Cordel de los Marchantes.
Espesura dentro de un bosque isla.











Bosque isla de eucaliptos y acebuches.

Los pinos piñoneros también forman bosques islas.










El mochuelo, ave típica de estos ecosistemas.

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