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domingo, 20 de enero de 2013

El Casino Gaditano.


 Llegan las primeras pestiñadas, erizadas, y demás degustaciones propias de los carnavales. Todas celebradas en un una plaza muy concurrida, la de San Antonio, y con una serie de edificios de cierto valor artístico, que han sido, en el mejor de los casos, valorados recientemente. Uno de ellos se encuentra situado en una esquina de la plaza con la calle Veedor, su fachada, pese a la belleza decimonónica, y su aspecto acogedor, es una mera sombra de lo que uno se puede encontrar en el interior. Algo muy típico de ciudades como Cádiz, y las de la bahía que la circunda, donde pese a la belleza de ciertas fachadas, es en los interiores donde se puede encontrar lo espectacular y de más valor de la edificación de turno. El monumento al que me refiero es al Casino Gaditano.
 
 Poco conocido, incluso a nivel local, es sede actual del Ateneo Gaditano, y aún sigue haciendo las funciones de casino en la ciudad, pero en una clara decadencia de su actividad. Hay que especificar, que el término casino en el castellano, y en muchas zonas de nuestra comunidad andaluza, no tiene porqué referirse a un salón de juegos y apuestas, como por ejemplo, ocurre en Las Vegas, o en el de Mónaco. Sino que en la mayoría de las ocasiones, y sobre todo en los pueblos, se refiere más a un club de recreo donde se juntan a conversar, jugar a las cartas o al billar, o a realizar actividades, un número limitado de socios. Es muy típico encontrarlos en las plazas más céntricas de las localidades pequeñas, sobre todo de corte agrícola. En cambio, el de Cádiz, es una reminiscencia de otros tiempos, y hasta hace poco quedaban dos en la ciudad, el militar, que se clausuró hace unos años, y éste de la Plaza de San Antonio. Para hacerse de una idea de lo que fue el edificio en el siglo XIX, hay que pensar en la imagen tradicional que ofrecen las películas o dibujos animados en la "Vuelta al Mundo en 80 días", de un club de intelectuales, ricos comerciantes y autoridades al más puro estilo londinense, que se reunen para formar tertulias (de política o literarias entre otras), jugar al billar, y realizar bailes entre otras opciones. Hay que pensar que en el Casino Gaditano, fue visitado por muchos personajes históricos como: Alfonso XIII, Pemán, Falla, Moret, Castelar o Alcalá Galiano, quien la definió como "La Casa Otómana"; todos dejaron su firma en el libro de visitas. Aunque no todo era diversión, pues la entidad siempre se caracterizó por la solidaridad que repartió entre los menos afortunados, siendo las campañas más notorias la de los heridos de las Guerras de África o en la del 98.
 
 El edificio, aparte de por su historia es llamativo en aspecto. La fachada condensa todos los elementos típicos de la arquitectura isabelina, aunque aplicada en un edificio anterior, probablemente de corte neoclásico. La presencia de almohadillado en ciertas paredes de la primera planta, las decoraciones, columnas, la balaustrada de la azotea, nos chivan la reforma decimonónica. Pero es el interior el que deslumbra: el salón principal está plenamente inspirado en La Alhambra de Granada, y tiene una decoración neomudéjar que bien recuerda a la imagen típica de muchos clubes del Magreb colonial. No es sólo la arquitectura, la decoración también participa del exótico espejismo, como es el caso de las alfombras y sofás. Los materiales también son nobles: mármoles genoveses y maderas importadas para el mobiliario. Las salas cercanas aunque bellas son deslumbradas por el patio central, no obstante merecen ser visitadas. También es recomendable, si se puede, subir las escaleras y llegar hasta la biblioteca, llena de volúmenes antiguos. Y ya si han terminado empachados de tanta belleza, puede uno aprovechar para comerse algunos ostiones en tan señaladas fechas. Un saludo desde el sur.
 
 


 
 

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