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domingo, 28 de mayo de 2017

Población Naval de San Carlos.

 Si en la última entrada hablaba de La Carraca como el primer arsenal de su clase en España, ahora, con motivo del día de las Fuerzas Armadas, nos trasladamos a la vecina población de San Carlos. Que hasta hace poco contaba como una municipalidad aparte de la de San Fernando en ciertos términos, contando incluso con alcalde propio, funciones que hacía el Comandante de la Escuela de Suboficiales. Hoy día, la población aunque activa, ya no es ni de lejos lo que era. El fin del servicio militar fue el último golpe duro, tanto para la población como para la localidad isleña, que ha acabado fagocitándola con el boom urbanístico del cambio de siglo. Tampoco era como se ve actualmente, hay bajas importantes entre sus edificios, un desgraciado incendio arrasó el Archivo General, el antiguo hospital militar derribado sin mayor miramiento, al igual que la antigua fábrica de San Carlos, o el magnífico patio del Cuartel de Instrucción, entre otros. Quedan los recuerdos y las fotos que muchos reclutas se hicieron con ellos de fondo. No obstante, se conservan aún gran parte del núcleo duro de lo que iba a ser una gran ciudad para la Armada española, y que como suele pasar en este país con los grandes proyectos, se quedan sin financiación por falta de fondos, debido a las sucesivas crisis. Lo de hoy en día, no es nuevo. Pero vayamos a aquellos tiempos.

Imagen de la población desde una azotea.
  Los Austrias,  aún teniendo grandes flotas, no tenían una organización centralizada y se encontraban mayormente en puertos de importancia comercial como Sevilla o Cádiz, con el riesgo que ello conllevaba. En cambio, los Borbones, y en especial, Felipe V y Carlos III, se decidieron claramente por una modernización del estado de manera a la francesa, ilustrada y centralizada, organizando de manera lógica los recursos disponibles. En lo que respecta a la Armada, se decidió por la zona norte de la Isla de León, para realizar toda una ciudad de nueva planta que albergara la Capitanía General de la Armada, algo así como nombrar a la localidad como capital española de la marina de guerra. Era el año 1775 cuando se firmaba el Real Decreto que autorizaba la construcción de la misma, aunque se empezaría en 1.786 (durante estos años se realizarían desmontes y allanado de terrenos), proyectado por Sabatini en forma de pentágono, al final sería llevado a encargo por el Marqués de Ureña con un proyecto más lógico, para darse por finalizado en 1.789 por falta de presupuesto. Quedando con ello un tercio de lo que se iba a construir, en algunos casos como la parroquia castrense, a medio construir, sin techar hasta el siglo XX, o sin el uso que en principio se le iba a dar, como ocurriría con el hospital, que iba a ser el convento franciscano de la parroquia antes mencionada. Posteriormente, se ampliaría la población con nuevas dependencias como el Cuartel de Instrucción (CIM), los Juzgados, el Parque Automovilístico, Factoría, o la fábrica de San Carlos entre otros. De los cuales quedan hoy día sólo el segundo y el tercero. Para hacerse una idea del proyecto inicial, basta con desplazarse al Museo Naval, hoy sito en parte del terreno de la antigua Capitanía Marítima, en el centro de San Fernando. En él se puede observar una maqueta que demuestra lo que iba a ser una enorme población de calles ortogonales, de edificios neoclásicos, además de bellas y monumentales plazas. Pero vamos a los edificios que actualmente existen:

  • Cuartel de Batallones: es el único que ha mantenido la función para la que fue construido, teniendo hoy una serie de dependencias y destinos militares relacionados con el cuerpo de la Infantería de Marina (el más antiguo en su modalidad del mundo). Es un enorme bloque neoclásico, de simetrías casi perfectas. Sólo destaca una esquina en la parte más cercana al paseo de Joly Velasco, en la actual residencia militar, donde las ventanas tienen distintas proporciones, fue la Academia de Artillería, y posteriormente, la de Torpedistas y Electricidad. Se conserva íntegro, y es todavía hoy día el mayor edificio en volumen de la ciudad de San Fernando, con unas medidas de de 108 metros de frente, 146 de costado, 33 de fondo y 17 de altura, contando además, con 76 ventanas en total. Tuvo espacio para albergar incluso un penal para prisioneros a tropas carlistas. Impresionante también por su tamaño y forma es su patio interior, puro neoclásico, octogonal, con 48 arcos y 8.000 metros cuadrados. Pienso que tal vez, tuvo en origen cierta inspiración del patio  Palacio de Carlos V de la Alhambra de Granada. O tal vez, fuera una pequeña reproducción a escala del proyecto que Sabatini le iba a dar a la población original. Cuenta también con una pequeña, pero bonita capilla. No obstante, las dependencias se han ampliado sustancialmente a lo largo de los tiempos, especialmente en el siglo XX, llegando a ocupar un tercio de la población naval. Destacando en lo monumental la realizada en 1.857 cuando se instaló la fachada de la Academia General Central de Infantería de Marina. Contando la zona con una pequeña zona verde con bancos con azulejos y rejería, además una pequeña fuente central, todo de aspecto muy regionalista. 
Fachada principal.

Bello patio octogonal.
Antigua entrada a la escuela.
  • Edificio de Pilotos e Intendencia. Que fue tal hasta 1.847, siendo hasta hace poco, sede del Museo Naval hasta su traslado a Capitanía, hoy día se encuentra dentro de la Escuela de Suboficiales, también fue Academia Militar y Escuela Naval Militar, entre otras funciones. Sin embargo, lo que vemos desde el paseo General Conforto es la parte trasera del edificio, pues la fachada se encuentra en el interior de la dependencia militar, ésta es espectacular, con soportales y un magnífico frontón con relieves de motivos clásicos. El interior consta de cinco patios, con uno central, circular con una bonita montera de cristales sostenido por ocho columnas jónicas, el mismo está adornado con azulejos holandeses de Delft, del siglo XVII. También es destacable el magnífico jardín, con estatuas, fuente, y una espléndida vegetación. 
Fachada principal.

Fachada trasera, que da al paseo.
Imagen de la fachada trasera. del edificio.
  • Panteón de Marinos Ilustres. Nació como iglesia parroquial, bajo la advocación de la Purísima Concepción, quedando construido todo el templo sin techar, siendo paralizada la obra en 1.805. En 1.850 se decide convertirla en Panteón, pero aunque se iniciaron las obras y se trasladaron gran parte de los restos de gloriosos marinos, queda aún sin techar, hasta los años cuarenta con la inclusión de una bella cúpula con distintos frescos. Hay que decir, que al igual que con el edificio de la Intendencia, la fachada principal queda igualmente, dentro de la Escuela de Suboficiales, siendo ésta espectacular, con un enorme frontón sostenido por cuatro columnas corintias de orden gigante, y enorme arco de entrada, rematado todo por una cruz. Entre los marinos ilustres podemos encontrar los restos de Gravina, Cecilio Pujazón, Juan Bautista Lazaga, el piloto Juan Manuel Durán (Plus Ultra), o Santiago de Liniers entre otros. Algunas de las curiosidades a destacar: una primera es que el altar tiene la forma del puente de mando de un barco, con ojos de buey incluido, una segunda es la enorme lámpara de latón de más de 500 kgr., y la tercera es que existe dentro una pequeña piscina con las aguas de los siete mares del mundo en la que se ve reflejada la cúpula con el Paraíso pintado, a modo de que los marinos yacentes en el océano reciban también la luz del cielo; todo en un templo que es el de mayor empaque de la ciudad, siendo además más grandes que algunas catedrales españolas, y dando lugar para más de una entrada entera, pero que aquí debo resumir lo máximo en un solo párrafo. 
Fachada trasera.

Interior del templo.

Cúpula principal y lámpara.

Techo de la sala de la piscina.

Fachada principal, de espectacularidad neoclásica.
  • Fortaleza de Carlos III en la Escuela de Suboficiales. En la avenida Almirante Baturone Colombo se puede observar aún parte de una fortificación moderna, levantada entre el XVIII y el XIX para la defensa de la población militar. Hoy día se encuentra dentro de las instalaciones de la Escuela de Suboficiales como almacenes. Hay que decir que tan sólo la parte de abajo es la fortaleza en sí, el resto son añadidos que se le han ido sumando con el tiempo. 
Batería defensiva moderna de la población.
  • Fachada del CIM. Única muestra arquitectónica viva del cuartel que le dio mayor vida a la ciudad de San Fernando hasta el fin del servicio militar obligatorio: el Cuartel de Instrucción, donde miles de reclutas pasaban cada año. Una lástima que su emblemático patio haya desaparecido, no obstante queda el edificio de la fachada, en un llamativo ladrillo rojo visto, y en una arquitectura neoherreriana, típica de la postguerra, aunque de herencias barrocas, como sucede con el frontón partido.
Fachada de lo que fue el CIM. 
  • Puente de Ureña. Otra joya olvidada, en este caso, casi desde el principio, ya que como sucede con el puente del Alamillo de Sevilla, se construyó antes éste que el propio río. En teoría servía para salvar un canal artificial que iba a comunicar la población de San Carlos con La Carraca por vía marítima. Y el puente venía a salvar la comunicación por tierra que existía por aquel entonces para el arsenal, que se efectuaba por la Clica, y por un puente de barcas. 
Puente de Ureña, con el de la Constitución de 1.812 bajo su ojo.
  • Paseo General Conforto. No podemos olvidarnos de este magnífico paseo, ya que todo lo de valor no son sólo los edificios. Alrededor de él se articuló en un principio lo que iba  a ser el núcleo duro de la población. Hoy se complementa con la enorme plaza del Hospital de las Anclas, casi tan grande como el paseo, y que realmente era el solar del mencionado centro médico, realmente convento franciscano, asociado al Panteón, en un principio. Con su derribo ganó el templo, que vio aumentada su visibilidad. La vegetación mayormente está compuesta por enormes pinos de alepo, además de cipreses o acacias entre otras. 
Imagen del paseo General Conforto.

Pilar con fecha de fundación.
  • Hospital Naval. La mencionada plaza en el anterior párrafo realmente era el solar del mismo hospital, derribado en 1.981, y que fue sustituido por el actual, del mismo año. Del antiguo, sólo queda la portada, retranqueada hacia el centro de la misma. Y que fue posterior a la original, justo al lado del Panteón. El moderno hospital, naval hasta hace poco, y hoy del SAS, ha sido el edificio más alto de la ciudad hasta la construcción de las torres de La Casería, aún así, la mole de su porte es incomparable incluso con éstas. Logrando con ello ser un hito arquitectónico de la ciudad.  
Solar del hospital.


El nuevo hospital destaca en la ciudad.
  • Archivo General del Departamento. De éste edificio sí que no queda nada. Ardió en 1.976, quedando reducido a cenizas, En un principio iba a ser el edificio de Capitanía, pero nunca se usó para tal fin. De aspecto gemelo al del edificio de Pilotos e Intendencia, se situaba, con respecto a éste, en el lado opuesto del Pateón, estando todos ellos encuadrados en la Escuela de Suboficiales. Hoy día unos jardines ocupan su lugar. 
Jardines donde se encontraba el Archivo General.

 Termino aquí mi particular homenaje a las Fuerzas Armadas, y en concreto a las de San Fernando, que tanta vida han dado y servicios  han prestado a nuestra ciudad y sociedad, respectivamente. También hay que decir que solamente he hablado de la población militar, y no del resto de dependencias militares, como el Observatorio Astronómico o el edificio de Capitanía, joyas sin duda, pero quería centrarme en San Carlos como entidad que dio un impulso importante a la ciudad de San Fernando, que hasta entonces, pasaba sin pena ni gloria por la historia de nuestra nación. Sin más, me despido, sabiendo que aún en lo difícil de su visita por ser zonas militares todavía, recomiendo que se acerquen a dichos edificios para que lo conozcan, pues en muchos casos, los guías, sobre todo en el Panteón, logran hacer la visita de lo más entretenido.  Un saludo desde el sur. 




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