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domingo, 22 de enero de 2012

Yo soy el justiciero

 Tengo que confesar una cosa, aunque no fue culpa mía: el otro día vi una película de Charles Bronson. Por eso el título de la entrada, típico de las producciones de dicho actor. Lo peor del asunto es que al colega que vio la película conmigo se la recomendaron. Así que, una vez terminada la película, le dije al nota: pisha mía, no te juntes con amigos que sean malas influencias, con nadie, que te recomiende drogas, alcohol o ver una película de éste calibre. Ya son varias las que he visto de éste actor, de Chuck Norris, Van Damme, Vin Diesel, Steven Seagal y compañía. Y cuando ves una de ellas, ves todas. Porque están cortadas por el mismo patrón, y mismo argumento. Por ejemplo, el protagonista en cuestión, siempre es viudo, porque los malos (que son malísimos), no tenían otra cosa que cargarse a su mujer para robarle cuatro dólares. Pero no desesperen, pues otro amor hace acto de presencia, y según la película, si tiene secuela o no, se la cargan también, por el mismo motivo. Cuando la nueva musa conoce por primera vez nuestro protagonista, la primera impresión, es una muy corriente en todas las mujeres cuando le presentan a un tipo, y dice eso de: Tiene aspecto de asesino. Toma ya, como si ser un sicario implicara tener una apariencia. ¿Y como será la vestimenta de un matador?, ¿con pantalones de pinzas y camisa de cuadros?. Ésto confirma mi teoría de que la Scotland Yard y las prostitutas de Londres eran tontos de remate. Porque para cargarse a "Jack, el Destripador" lo único que tenían que buscar es a un tipo con cara de Charles Bronson, ya que en todas sus películas dicen que tiene cara de asesino. Hay aún otro patrón que es común en éstas películas, los buenos, a pesar de ser unas máquinas de matar, tienen su corazoncito, y se encariñan con un niño. Ese crío, que los malos, que son lo peor, pero más tontos que un bocadillo de picos Yeyé, secuestran para pedirle un rescate. Sobra decir que nuestro protagonista, se carga a todos uno a uno, con una efectividad que asusta. Todo lo tiene medido, y todo le sale bien. Si fueran españoles, lo estropearían todo a la primera. Eso sí, al jefe de los malos, no lo mata con un arma, del modo más simple, sino que tiene que pelear con él, cuerpo a cuerpo, y en el peor sitio posible, dígase una fábrica abandonada, un almacén de cuchillos, o en el barrio más chungo de Cuenca. Al final, después de todo un ritual de sobresaltos para el espectador, aparentemente se lo ventila, y cuando se va hacia la piba, en el beso final y ¡Eah, que felices somos!, el supermalo levanta por un instante la cabeza y apunta con su arma al protagonista, pero e ahí, que éste se vuelve, sin saber como ha visto a su enemigo, y se lo carga. Así hasta siete secuelas y/o precuelas. 


En fin, en ésto del cine, hay gustos y estilos para todos, e incluso nacionalidades. Hay quien opta por el cine inglés, que tradicionalmente habla de obreros en paro y caprichos imposibles que por narices y orgullo irlandés tienen que conseguir, como si a los demás nos importara algo. Recuerdo una, "Lloviendo piedras", en la que un obrero se queda en paro, justo antes de hacer su hija la comunión, y se pasa toda la película diciendo: Mi hija hace la comunión con un traje nuevo. Rechazando, constantemente, los trajes, que con buena voluntad le ofrecen sus vecinos y el párroco del pueblo. Tal vez el director no haya pisado España en su puñetera vida, y no haya visto con sus ojos como los trajes de comunión pasan de los hermanos y primos mayores a los más chicos. Pero claro, mientras que para el español es un chollo, para los irlandeses y escoceses, no puede ser; es simple cuestión de orgullo. Pero en Europa hay cines peores, es el caso de los italianos, que pasan del humor salidorro a la ñoñería más absoluta. O del francés, que es un cine, que sólo entienden los franceses. Del español, mejor ni hablamos, cine subvencionado y politizado. Y aunque no lo crean, también hay producciones rusas (postcomunistas) que se centran mucho en la historia de la nación eslava. Como es el caso de "Mongol". Pero la palma de lo raro, se la llevan los suecos, que hacen películas de asesinatos satánicos y demás, en medio de un bosque donde hace más frío que en la casapuerta de la Mari. El largometraje en cuestión suele ser de lo más oscuro, los personajes de lo más raro, y apenas se hablan entre ellos. Al final, te quedas como cuando uno ve las dos sagas posteriores de Matrix, preguntándote, de que va ésto, y si he sido yo, el único que no me he enterado de nada. Y por último, queda el cine americano, que tuvo varias edades de oro, que ahora son de hojalata. Es el que más variedad de temas tiene, pero si hay que destacar algún argumento que haya calado en miles de jóvenes, me quedo con las películas de instituto, de las cuales hay dos versiones. La de los varones, cuyo argumento gira en torno a perder la virginidad al final del último curso, todo ello aliñado con un humor simplón de caca, culos y tetas; que logra hacer de las películas de Pajares y Esteso unas obras maestras del chiste. Y la versión femenina, para niñas en la edad del pavo, en la que la más fea y empollona de la clase se enamora del quarterback del equipo del instituto, un muchacho atractivo, que es adorado por todas las féminas, y que sale con la más putona del centro. Y en el que ser "Popular" es lo más importante en ésta vida. De hecho, siempre hay unas reñidas elecciones a delegado, en las que incluso hay campaña electoral. Igualito que en los institutos españoles, donde ser popular es lo mismo que votar a Javier Arenas, y que cuando toca elegir delegado, nunca salen voluntarios, y todos los alumnos agachan la cabeza, mientras rezan para que la maestra no lo escoja, de hecho, al final sale siempre el más pringado, porque es el único que no tiene amigos que contrarresten los votos de los demás. Evidentemente, al final, el colega en cuestión, a pesar de que tiene para elegir, se enamora de la tonta del haba por amor, como el que no quiere la cosa. Y últimamente, se han puesto también de moda los vampiros y hombres lobos enamoradizos, que se pirran por una mortal. De éstas, te entran ganas de llevar una estaca al cine y cargarte al protagonista antes de que empiece la película, para evitar indigestarte con el tostón de turno.

  En fin, y como conclusión diré, que la recomendación de una película puede ser bastante peligrosa, como en cierta ocasión me pasó con una que se llamaba "Crocosaurio contra Megatiburón", que va de tres tíos peleándose en un helicóptero, mientras intentan cargarse a un cocodrilo y un tiburón gigantes, de época prehistórica, que cambiaban de tamaño y situación geográfica en cada escena (no puede haber película peor hecha). Puede que tu amigo te aconseje de verdad, o que sea un cabrón visceral y quiera metértela doblada. Pero no se preocupen, que todos somos arrieros, en ese caso, recomiendo que les inviten a ver otra que ustedes sepan que es un bodrio, seguro, que a partir de entonces, tu colega se acordará más de ti...y de tu familia. Un saludo desde el sur.

Si un amigo te recomienda una película, invítelo a verla contigo, la próxima vez se lo pensará.


2 comentarios:

  1. Hay recomendaciopnes que merecen palos. Los que dan estos personajes, por cierto.

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  2. Bueno, hay gustos para todo...por cierto, el nuevo Chuck Norris juega en el Madrid, se llama Pepe.

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