Translate

domingo, 1 de abril de 2012

El origen de la Iglesia

 Como siempre aprovecho la coyuntura de las fiestas o de algún acto para escribir una entrada relacionada con el tema, ésto es lo que se llama en mi tierra ser un ventajista, pero que le vamos a hacer... Hay que decir que el Cristianismo ha sido siempre una religión que ha estado considerada como bastante rígida, y poco dado a admitir la presencia en su panteón de otros dioses, siendo ella, la segunda, tras el Judaísmo, de las monoteístas occidentales (el Islam iría tercero por orden de fundación). Ésto acarreo bastantes problemas con aquellos seguidores de los dioses clásicos que tenían una religión bastante ecléctica, y solían admitir entre su panteón a deidades extranjeras, como fue el caso de Isis. El choque de mentalidades tenía que ocurrir, pues eran a todas luces, diametralmente opuestas. En cambio, hay que decir a favor de la religión cristiana, que fue bastante flexible en cuanto a la incorporación de costumbres y tradiciones, que hemos venido heredando a lo largo de los siglos. Sorprendería saber cuantos ritos populares tienen su origen en el Egipto antiguo, lugar por donde primero se expandió la religión de Cristo tras la región de Judea. También hay un importante sustrato clásico, de griegos y romanos. Y aunque parezca imposible, todos los cristianos somos un poco animistas, es decir, creemos en la presencia y adoración de unos espíritus del más allá que mueven todos los hilos, al igual que los sintoístas japoneses por ejemplo; ésto evidentemente, no son cosas admitidas por ninguna iglesia, pero tienen su origen, probablemente, en las antiguas tradiciones íberas, germánicas o célticas. Basten dos ejemplos:

- Todos hemos dicho alguna vez: Ésto me ha pasado por capullo...admitiendo con ello, que Dios nos ha castigado por algún mal acto. Cuando la realidad del Nuevo Testamento describe que el juicio de nuestros actos tendrá lugar, o bien el día del Juicio Final, o bien tras nuestra muerte, mientras San Pedro ve nuestro historial en la Tierra. Sin embargo, nunca se pregona desde la Iglesia que se castigaría al pecador en vida.

 - Otro acto puramente sintoísta, es el típico de la sequía, aquel que cuando no llueve, Villacascajo de Arriba saca en procesión al Santo de turno, para que caiga algo de agua a los cultivos. El hecho de los Santos es realmente curioso, pues son los que interceden ante Dios por nosotros, y conceden con ello favores. Cosa que la Iglesia no admite, en teoría. La creencia, típicamente europea en fantasmas, nos une, por ejemplo, a lo japonés, pues en ambos lugares la presencia de espectros está relacionada con muertes trágicas. Puramente animista.

Ciertamente, lo más fácil es ser animista, por ello son las religiones más antiguas, pues eliminas de un plumazo mental toda responsabilidad propia de tus actos, además de explicar de un modo fácil el porqué ocurren ciertas cosas, de modo casual o causal. Sin embargo, éstas cosas han sido admitidas por los misioneros y cristanizadores de turno para así lograr convencer a los nuevos fieles; ha pasado, y sigue pasando. Los que llegaron a España admitieron las fiestas de solsticios de invierno y de verano; mientras que en época moderna, los misioneros españoles y portugueses, lograban encajar las piezas cristianas con las indígenas, por ello, entre el cristianismo de Méjico y de Italia, por ejemplo, hay notables diferencias. Todo ésto viene al caso, porque con ello se explican el origen de la Iglesia como institución, y los pasos que ha ido dando. Como todos sabemos nació en Judea, en la zona del Oriente Medio, lugar de religiones monoteístas. Ya antes habían fracasado dos importantes religiones de éste tipo: la de Akenatón en Egipto, y la de Zaratustra en la zona de Afganistán. Mientras el Judaísmo se dividía en varias corrientes y sectas, que no tuvieron en la mayoría de las ocasiones una convivencia pacífica. Ciertamente el cristianismo nació como otra secta más, que creía en el profeta Jesús, hijo del Dios en la Tierra. Y que era el prometido. Ciertamente ésto llevo a más división aún, pues mientras los judíos esperaban un rey que les librara de todos los males en ésta vida terrenal, y que liderara a su pueblo contra los invasores, los cristianos hablaban de una vida espiritual más allá de la muerte. Ésto paradójicamente se extendió relativamente rápido por todo el Imperio Romano (y lo que no era imperio), sobre todo gracias al mensaje de paz y una vida más allá del viaje con Hades. Lo cierto es que, algún mérito tuvieron que tener todos aquellos que expandieron la Buena Nueva, cuando lograron convertir a numerosos enemigos del cristianismo. Éste se expandió en dos ramas: una primera hacia el sur, sobre todo Egipto, donde hoy perduran los Coptos, y también curiosamente hacia la zona de Etiopía, donde hay uno de los cristianismos más antiguos que se conocen, con curiosas iglesias subterráneas, donde hay alguna en la que se asegura que se guarda el Arca de la Alianza. La otra rama, tiró para el norte, hacia Anatolia, sobre todo en las ciudades de origen griego de la costa actual de Turquía; de ahí pegaron el salto hacia Roma y el resto de Europa. Pero fue, curiosamente, el estado armenio, fuera de las fronteras del imperio, el primero en adoptar el cristianismo como religión oficial. De ahí, que siempre se ha tenido por tradición la presencia de la iglesia (como edificio) más antigua del mundo; sin embargo, hace relativamente poco, en 2.008, se encontró en una zona más cercana a Israel, concretamente en Jordania, una iglesia que fue construida entre los años 33 y 70 de nuestra era, lo que da una ventaja de varios siglos con las anteriores. Se comenta que sirvió de refugio para los 70 discípulos huidos de Cristo tras las persecuciones en Jerusalén. En Europa, la más antigua fué la de San Juan de Letrán, en Roma, pero de ésta casi no queda nada, ya que el Papa Sixto V mandó demoler casi todo allá por el siglo XVI. En España la iglesia en pié más antigua es la de San Juan de Baños, de época plenamente visigoda, siglo VII. De Andalucía es la mencionada, en otra entrada de éste blog, de los Santos Mártires de Medina Sidonia.

  El imperio romano persiguió a los cristianos hasta el año 313, año en el que el emperador Constantino legalizó dicha religión, pero no se convirtió como aseguran muchas tradiciones. Sí es curiosa la tradición que atribuye el cambio de opinión de éste emperador con respecto a los cristianos. Se cuenta que en la batalla de Puente Milvio, entre romanos, para el control de la parte occidental del imperio, Constantino tuvo un sueño premonitorio: vio una cruz en el cielo con una inscripción grabada: Con éste signo vencerás. Así pues, pintó dicho signo en cada escudo de sus soldados, y venció. De aquella, había cinco patriarcados en la Iglesia: Roma, Alejandría, Constantinopla, Jerusalén y Antioquía. Del cual, el de la ciudad transalpina era la menos importante, hasta que todas las que restan cayeron en manos musulmanas, así pues, al conventirse Roma en la única en manos cristianas pasó a ser de primer orden, mientras las demás decaían, y con ello, la Iglesia Católica, se impuso a las demás. Ortodoxos y Católicos se separaron en el llamado "Cisma de Oriente y Occidente", donde a partir de ahí tomarían rumbos diferentes, y con suertes muy distintas también; pues mientras la rama ortodoxa caía en su mayor parte a manos musulmanas, la católica lograría conquistar casi toda Europa Occidental (hastal XVI), y gran parte de América, zonas de Asia y África tropical. Ésto es todo, en modo muy resumido, pero espero con ello animar al resto a buscar más datos, y con ello, rebatirme. Un saludo desde el sur.

Ermita de los Santos Mártires de Medina Sidonia, la más antigua de Andalucía, y una de las de España.

No hay comentarios:

Publicar un comentario