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domingo, 19 de febrero de 2012

El Gran Teatro Falla

 Era casi por obligación, escribir hoy algo relacionado con el carnaval de Cádiz, pero dado que no soy un experto en el concurso de agrupaciones, ni tampoco son extensos mis conocimientos sobre la fiesta grande en la Tacita de Plata, poco más tengo que decir sobre los orígenes de la misma y su desarrollo. De todos modos, a groso modo, puedo decir de los carnavales gaditanos, que su origen procede, probablemente, de la amplia población genovesa que arribó a la ciudad allá por el siglo XV; cuando Cádiz, cuyo perímetro ocupaba entonces los actuales barrios del Pópulo, Santa María y Santiago (Candelaria y Pelota, para entendernos) empezaba a ser un puerto de importancia capital para el tráfico marítimo entre Europa, América, y sobre todo el norte de África. Dichos comerciantes italianos fueron desplazados del Mediterráneo occidental por el potente Imperio Otómano, y por ello, dirigieron su mirada hacia occidente, y el nuevo yacimiento de riqueza que prometía ser las nuevas colonias americanas. El uso de confeti, serpentinas y máscaras, parecen confirmar el orígen transalpino de los carnavales gaditanos. Parece ser de todos modos que la fiesta, a pesar de estar arraigada ya, en el siglo XVI, no tiene su aúge hasta el siglo XIX y el XX, curiosamente, cuando han existido más tentativas para eliminarla, pero al igual que ocurre con las páginas de descargas, el "efecto hidra" hacia sino, que una vez cortada la cabeza de la fiesta, ésta creciera aún más en forma de protesta. Precisamente de ahí viene el ingenio gaditano, aquel que supo sortear todas las censuras que se les iba imponiendo, diciendo todo sin decir nada en concreto, todo se da a entender, pero con un doble sentido, lo que dificultaba el tachón del censurador. Un ejemplo práctico para que lo entiendan, con alguna noticia de hoy día: Quillo, le he regalado un viaje a todos los políticos españoles y al rey, me ha costado un pastón, pero merece la pena, los he metido a todos en el Vaporcito, siguiendo la ruta del Titanic y con el capitán del Costa Concordia. Hoy día es uno de los carnavales más seguidos de España, y del mundo, especialmente en Andalucía, donde suelen televisar su concurso de agrupaciones, que puede durar un mes, más o menos. Sea como fuere, el carnaval gaditano también extendió sus tentáculos por el planeta, y algunos de los que existen en Iberoamérica son herederos directos del nuestro, siendo especialmente parecido, sino gemelo, el de Montevideo, en Uruguay.

Es un tópico, y puede que muy chauvinista hoy día, decir que Cádiz ha sido una de las ciudades más culta del mundo, pero es lo cierto. Incluso hoy día hay un sustrato de libertad de pensamiento que no hay en otros rincones de España. Como ejemplo que sirva para entender mi afirmación, valga éste que les cuento: tal vez fuera aquí, junto con Cataluña y País Vasco, donde la selección española (en el partido contra Rumanía) se llevó una sonora pitada, y un cachondeo acosta suya, en una ciudad de nuestro suelo patrio, pero a diferencia de las comunidades mencionadas, en Cádiz se aplaude o se abuchea por mérito y no por ideas políticas; aquí la selección de futbol pasó de los cánticos de apoyo, al desprecio con el grito de "Chirigota, chirigota". El público aquí es exigente, y eso lo saben todos los autores de carnaval, por eso nunca se conforman con cualquier cosa, y siempre están innovando año tras año, en el concurso que se celebra en el Gran Teatro Falla. Aunque hoy día se denomine "El Teatro", por ser el único que queda, lo cierto es, que en sus mejores tiempos Cádiz llegó a tener, al menos, cinco teatros en la ciudad; algunos en los que sólo se cantaba ópera, otros en francés, o en italiano, etc. Todos eran admirados por los extranjeros que pisaron nuestra tierra, y hablaban del enorme lujo existente, llegando a decirse, que las mejores salas fuera de Francia estaban en la Tacita (palabras del viajero inglés Richard Twiss). No obstante, hay que tener en cuenta que hablo de los teatros de tipo italiano, es decir, como los actuales; porque corrales de comedias habría muchos más. De todos modos, nuestro Gran Teatro Falla empezó a construirse a finales del siglo XIX, en 1.885, en plena época historicista, cuando los edificios se hacían inspirándose en la arquitectura y decoraciones de tiempos pasados, de ahí el aspecto califal, casi cordobés del mencionado teatro. Vino, éste, a sustituir a otro anterior, que ocupaba el mismo solar, pero que fue devorado por un pavoroso incendio años atrás. Las obras finalizaron allá por 1.910, año en el que el teatro tomaba el aspecto actual, bajo la dirección del arquitecto Adolfo Morales; hoy día, se conserva íntegro, sin modificaciones externas, y con sólo alguna interna, por la lógica modernización que con el tiempo se han ido requiriendo (a efecto de cableado, iluminación, etc. me refiero). El exterior, como ya he dicho, es de ladrillo rojo visto, adornado con frecuentes ventanas con el típico arco de herradura tradicional de la arquitectura andalusí existente durante el califato cordobés; el interior, aunque también es neomudéjar, toma características más propias de la época nazarita del Reino de Granada, al igual que el cercano Casino de la Plaza de San Antonio; lo más destacable, sin duda, es el inmenso lienzo que ocupa el techo de la sala de butacas del teatro, con una alegoría del edén, obra realizada por Felipe Abarzuza y Julio Moisés; por eso, al gallinero, aquí se le llama "el paraíso". La plaza que ocupa, llamada Fragela, es pequeña, pero coqueta, permite admirar, además, de una buena perspectiva de todos sus edificios principales; siendo tres de larga historia en la ciudad: el mencionado teatro, la antigua casa de las Viudas o de Fragela y la Facultad de Medicina, la primera en ésta ciencia de España. Todo éste escenario urbano se adorna la estatua, y su fuente, de Cayetano del Toro, antiguo alcalde de Cádiz de finales del XIX, además de oftalmólogo y otorrinolarongólogo de conocido prestigio, siendo, asimismo, presidente de la Academia de Medicina de Cádiz. El monumento fue realizado en bronce por Gabriel Borrás en 1.915.

Asociado hoy día al carnaval, en el Gran Teatro Falla, no todo es concurso de agrupaciones, incluso actualmente, existe una rica oferta cultural que es seguida de cerca por muchos gaditanos. También es el centro neurálgico de otro festival tradicional, el FIT, el Iberoaméricano de Teatro. Pero es sobre todo, un referente de la libertad, pese a que se mencione poco en los edificios relacionados con el Bicentenario de 1.812; pues a pesar de que no existía en aquella época, es el único representante, de éste tipo de edificios, de un tiempo en el que Cádiz, pese a las dificultades, fue un faro para la libre opinión, mientras en el resto de nuestro país se defendía a reyes absolutistas. Aquí se logró esquivar la censura como nadie hizo jamás, y si eso no tiene mérito, que venga Dios y me lo cuente. Pues para empezar a hablar de democracia, hay que recordar siempre las dificultades existentes en tiempos de dictadura, pues es la única manera de acordarnos de lo que hemos ganado, y que es lo que define al humor gaditano tradicional. No viene mal tenerlo en cuenta en los tiempos que corren. Un saludo desde el sur.

Imagen de la fachada del teatro.

Vista desde el monumento a Cayetano del Toro.

Interior, destacando el lienzo de "El Paraíso"

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