Por cuestiones gripales no he podido entretenerme esta semana en escribir ningún artículo, ya que los medicamentos me dejan adormilado y con pocas ganas de pensar. Siento las molestias, y saludos a todos.
Curiosidades de todo tipo y opinión sobre la naturaleza, historia y problemas propios de éste rincón de España.
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domingo, 27 de enero de 2013
domingo, 20 de enero de 2013
El Casino Gaditano.
Llegan las primeras pestiñadas, erizadas, y demás degustaciones propias de los carnavales. Todas celebradas en un una plaza muy concurrida, la de San Antonio, y con una serie de edificios de cierto valor artístico, que han sido, en el mejor de los casos, valorados recientemente. Uno de ellos se encuentra situado en una esquina de la plaza con la calle Veedor, su fachada, pese a la belleza decimonónica, y su aspecto acogedor, es una mera sombra de lo que uno se puede encontrar en el interior. Algo muy típico de ciudades como Cádiz, y las de la bahía que la circunda, donde pese a la belleza de ciertas fachadas, es en los interiores donde se puede encontrar lo espectacular y de más valor de la edificación de turno. El monumento al que me refiero es al Casino Gaditano.
Poco conocido, incluso a nivel local, es sede actual del Ateneo Gaditano, y aún sigue haciendo las funciones de casino en la ciudad, pero en una clara decadencia de su actividad. Hay que especificar, que el término casino en el castellano, y en muchas zonas de nuestra comunidad andaluza, no tiene porqué referirse a un salón de juegos y apuestas, como por ejemplo, ocurre en Las Vegas, o en el de Mónaco. Sino que en la mayoría de las ocasiones, y sobre todo en los pueblos, se refiere más a un club de recreo donde se juntan a conversar, jugar a las cartas o al billar, o a realizar actividades, un número limitado de socios. Es muy típico encontrarlos en las plazas más céntricas de las localidades pequeñas, sobre todo de corte agrícola. En cambio, el de Cádiz, es una reminiscencia de otros tiempos, y hasta hace poco quedaban dos en la ciudad, el militar, que se clausuró hace unos años, y éste de la Plaza de San Antonio. Para hacerse de una idea de lo que fue el edificio en el siglo XIX, hay que pensar en la imagen tradicional que ofrecen las películas o dibujos animados en la "Vuelta al Mundo en 80 días", de un club de intelectuales, ricos comerciantes y autoridades al más puro estilo londinense, que se reunen para formar tertulias (de política o literarias entre otras), jugar al billar, y realizar bailes entre otras opciones. Hay que pensar que en el Casino Gaditano, fue visitado por muchos personajes históricos como: Alfonso XIII, Pemán, Falla, Moret, Castelar o Alcalá Galiano, quien la definió como "La Casa Otómana"; todos dejaron su firma en el libro de visitas. Aunque no todo era diversión, pues la entidad siempre se caracterizó por la solidaridad que repartió entre los menos afortunados, siendo las campañas más notorias la de los heridos de las Guerras de África o en la del 98.
El edificio, aparte de por su historia es llamativo en aspecto. La fachada condensa todos los elementos típicos de la arquitectura isabelina, aunque aplicada en un edificio anterior, probablemente de corte neoclásico. La presencia de almohadillado en ciertas paredes de la primera planta, las decoraciones, columnas, la balaustrada de la azotea, nos chivan la reforma decimonónica. Pero es el interior el que deslumbra: el salón principal está plenamente inspirado en La Alhambra de Granada, y tiene una decoración neomudéjar que bien recuerda a la imagen típica de muchos clubes del Magreb colonial. No es sólo la arquitectura, la decoración también participa del exótico espejismo, como es el caso de las alfombras y sofás. Los materiales también son nobles: mármoles genoveses y maderas importadas para el mobiliario. Las salas cercanas aunque bellas son deslumbradas por el patio central, no obstante merecen ser visitadas. También es recomendable, si se puede, subir las escaleras y llegar hasta la biblioteca, llena de volúmenes antiguos. Y ya si han terminado empachados de tanta belleza, puede uno aprovechar para comerse algunos ostiones en tan señaladas fechas. Un saludo desde el sur.
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martes, 15 de enero de 2013
Un rincón de Italia en Cádiz
He de decir que hace poco visité la población de Bornos, y aunque ya iba con la intención de ver en persona ciertos monumentos renacentistas que unos pocos me aconsejaron, lo cierto es, que no esperaba en absoluto encontrar el grado de monumentalidad y buen gusto reflejado en algunos de los rincones de la localidad. Me llevé, como siempre, dos impresiones distintas: una primera, que es la de siempre, de profunda decepción en cuanto al poco valor turístico que se le dan a semejantes monumentos. La segunda, como ya dije, es de sorpresa agradable.
Bornos es un pequeño pueblo de unos 8.000 habitantes que se encuentra situado en las cercanías de Arcos de la Frontera, de la que difiere en todos los sentidos: si la última está encima de una peña, la primera está bajando una ladera, y se accede desde arriba; si Arcos es gótico, Bornos es renacentista; y las calles de la primera son tortuosas, de herencia árabe, mientras de la segunda, se hereda el ideal urbano del XVI, de calles ortogonales. Pero volviendo a Bornos, es digno de mencionar el Convento, ejemplar vetusto de arquitectura renacentista, y que hoy es un instituto de secundaria, lo que limita en exceso las visitas en los fines de semana, ya que éste se encuentra cerrado. A cambio, uno puede visitar, si se da un pequeño paseo de un cuarto de hora, más o menos, el Castillo de Fontanar, nombre que tal vez se deba a las fuentes que se encuentran en sus jardines. También se le denomina Palacio de los Ribera, por aquellos dueños que restauraron el castillo árabe para reconvertirlo en su particular mansión. De la fortaleza mahometana queda alguna que otra torre justo en frente de la iglesia principal de la localidad. El resto se reformó en un estilo plateresco que afecta desde la decoración de las fachadas y jardines, como a la propia arquitectura.
En ciertos rincones, como en el patio de interios, de armas presumiblemente, de la parte más antigua del castillo, parece que se puede otear a algún espadachín del tipo Alatriste. También es de herencia hispánica la decoración plateresca de la Torre del Homenaje. Pero no obstante, fuera de la propia fortaleza, pero no de sus muros, en los jardines, domina la moda europea, italiana concretamente. Los arcos con hornacinas, pintadas de rojo, o las estatuas clásicas sirven de ejemplo. Otros rincones de los jardines nos trasladan a un rincón sevillano, como cierto muro que recuerda a los "Grutescos" del Alcázar de la capital hispalense, o una plazoleta adornada con azulejos con una fuente en el centro.
La visita, aparte de gratis es rápida, salimos pronto, pues ésta joya, es hoy una especie de parque, en el que te fichan enseguida (ya digo que el pueblo no está acostumbrado al turismo). Tal que salimos encontramos la torre plateresca antes mencionada, en cuyas ventanas sin acristalar, se pueden observar el abandono de los interiores. Salvo la planta baja, que es un centro para la tercera edad. Al menos, terminamos con buen sabor, justo en frente es recomendable tomarse unas tapitas en el bar existe en esa plazoleta. No les digo el nombre, pero sabrán cual es, pues es la única. Un saludo desde el sur.
Pd: Debajo, distintas imagenes del palacio.
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San Fernando (Cádiz)
Bornos, Cádiz, España
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