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lunes, 15 de mayo de 2017

Recuerdos del Cádiz industrial.

Oficinas de los Depósitos de Tabacalera.
Pronto llegará el verano, y será una vez más, la etapa de mayor índice de contratación laboral en nuestra tierra, ya que por desgracia, las playas, y poco más, se han convertido en el único pilar económico de la provincia, cuando hasta hace unos años, era más bien una ayuda, pero muy lejos de situarse como primer motor de la zona. Hasta principios de los años noventa, Cádiz capital, y sus alrededores, incluyendo Jerez de la Frontera, era una de las pocas zonas industriales del sur, junto con la bahía de Algeciras y Huelva. Pero a diferencia de estas últimas, no se trataba de un único sector, uno se podía encontrar con industrias relacionadas con el tabaco, componentes de coches, cervezas, armamentística, lácteos o aeronáuticos, entre otros. Destacando en especial importancia los astilleros, con toda su industria auxiliar. Unas reconversiones de resultados más que dudosos, y la falta de un nuevo modelo económico, o de reindustrialización tecnológica, entre otros, acabaron con todo... Tampoco se ha seguido el ejemplo de ciudades como Londres, donde con la revitalización del Támesis, se han restaurado y reutilizado numerosas industrias de Southbank.

Antiguas fábricas reaprovechadas  en Londres.
 No obstante, algunos recuerdos quedan de arqueología industrial del Cádiz del siglo XIX o del XX. e incluso de siglos anteriores: en San Fernando, el primer "polígono", se encuentra hoy en terreno de Puerto Real, pero fue un catalizador para la llegada de pobladores a La Isla, y que fue sustituido posteriormente por el Arsenal de la Carraca, donde todavía se conservan naves del XVIII o del XIX. Pero no son los únicos, y por eso, voy a enumerar a alguno de los monumentos industriales que quedan tanto en Cádiz capital, como en San Fernando. Dejo injustamente al Dique de Puerto Real, y su interesante museo, pero al carecer de material gráfico prefiero no entrar en jardines ajenos.

 En Cádiz capital se ha destrozado mucho, debido sobre todo a la escasez de espacios. Pocos saben que la ciudad tuvo una de las primeras industrias de vehículos de España, en concreto de la Ford, entre 1.919 y 1.923, allá en las naves que posteriormente fueron de las Bodegas Lacave, hoy también desaparecidas, y que existieron hasta finales de los años noventa. También podemos introducir en la lista de bajas la antigua fábrica de cervezas que se situaba donde hoy está la piscina municipal de Cortadura, además de más de la mitad de los astilleros más grandes del sur. Sin embargo, aún queda mucho que visitar, gracias a que varias instalaciones se encuentran hoy protegidas. Estos son algunas:

  • La antigua Fábrica de Tabacos. Hoy Palacio de Congresos de la ciudad, se encuentra en el barrio de Santa María, frente al puerto. Aunque la industria del tabaco se encontraba en la ciudad desde el siglo XVIII, el edificio actual es de 1.829, pues anteriormente se encontraba en un almacén de Plocia. La fábrica es del típico estilo neomudejar que existió en Andalucía a finales del XIX, no obstante, se denota una importante influencia inglesa tanto en decoración como arquitectura. Como curiosidad, aquí se encuentra el primer reloj eléctrico de la ciudad, y que fue visitado por Thomas Alva Edison. 

  • Base de la grúa pórtico de Astilleros. Poco ya que comentar, pues solo queda lo dicho, la base, formando una suerte de espigones donde muchos van a pescar, rodeada por un nuevo barrio residencial. Desgraciadamente, aquella enorme grúa pórtico, fue derribada, no recuerdo si a finales de los noventa o principio de los dos mil, con muy poca vista turística. Hoy es uno de los mejores miradores del nuevo puente. 

  • Pilones o torres del tendido eléctrico. Construidas entre 1.957 y 1.960, eran los edificios de mayor altura de la bahía hasta la construcción de los pilares del nuevo puente. Las torres son de una espectacular estructura metálica, que alcanzan los 150 metros en Cádiz, y 160 en Puerto Real, para así facilitar el paso de los buques a La Carraca, especialmente el buque escuela Juan Sebastián Elcano. Construidas por el italiano Remo Scalla  y el español Alberto Toscano, inspiradas en las que ellos mismos construyeron en el Estrecho de Messina. Hoy día, sólo quedan otras dos similares en el mundo, las de Shújov en Rusia.  

  • Edificio de oficinas de Ibérica AGA. Bonita edificación de ladrillo visto que se construyó en 1.968 por el arquitecto Jesús Rodríguez Sanz, edificando un típico ejemplo de arquitectura brutalista. Ibérica AGA fue una empresa de capital sueco fundada en 1.926, y que duró más de ochenta años en la ciudad. Asociada a la industria naval, cerró en los años ochenta. 

  • Harinera Vilafranquina. Edificio situado en Zona Franca (por eso no tengo fotos) posterior a las reconversiones, de 1.992, y una de las tres de la empresa situadas en España . Forma asimismo, por su capacidad, la mayor instalación de este tipo en Europa. La edificación principal se conforma con una batería de silos y unas oficinas que alcanzan la altura de diez plantas. Hoy día es un hito en el paisaje de la bahía. 
Imagen de Google Maps.

  • Depósitos de Tabacalera. Quisiera terminar la lista gaditana, tal vez con la mayor joya industrial de la ciudad. Se conservan casi todos los elementos: naves, garita del guarda, jardines, depósitos, oficinas, incluidos los raíles para la llegada de vagones. Aunque la gran mayoría de las instalaciones, se componen por edificios de ladrillo rojo visto, típico de las edificaciones regionalistas del principios del siglo XX (época en la que se construyeron),  hay también ampliaciones posteriores del año 1.962. Además, el edificio de oficinas tiene colorido y aspecto colonial. Ha sido la última gran instalación que se ha abandonado en la localidad.
Raíles en zona de descarga.

Caseta de vigilancia.

Edificio de oficinas.

La instalación más moderna.

Vista de las distintas naves desde fuera.

 En San Fernando, también se ha conservado un importante legado industrial, asociado sobre todo a la Armada Española. Y que yo resumiría en dos claves: una primera, que consta en las barriadas industriales, donde vivían los operarios y que hoy subsisten, y que será tema de otra entrada. Y una segunda, las joyas industriales son propias de la época moderna, en la que La Isla, tuvo su mayor periodo de esplendor gracias al impulso de la Marina:


  • Real Carenero. Los primeros astilleros modernos de la provincia, situados junto al Puente Zuazo, y que nacieron en el siglo XV en tiempos de los Reyes Católicos, aunque no obstante, la mayoría de las edificaciones existentes son del XVI o del XVII. Se efectuó en él una profunda reforma con motivos del Bicentenario de 2010, encontrándose entre otras cosas, los suelos originales, las plantas de almacenes desaparecidos, y sobre todo, vino a descubrir que lo que siempre se pensó que era una capilla o iglesia, resultó ser la antigua Puerta del Mar, espectacular, de piedra ostionera, y frontón partido, típico del barroco.
Pavimento original.

Fachadas principales.

Puerta del Mar.

  • Reales Fábricas de la Cetina. El Carenero no era el único "polígono" de La Isla, y en el siglo XVIII, había otro conjunto de edificaciones neoclásicas que servían para la fabricación de Terciopelo de Algodón, lienzos pintados y sombreros. Actualmente, sólo queda una fachada con los típicos frontones, alternando curvos con triangulares. Peor suerte ha corrido la puerta principal, reformada hace poco con una obra absolutamente mamotrética. 

  • Arsenal de La Carraca. Aunque es un centro militar, tiene una vocación absolutamente industrial, fue levantado en el siglo XVIII, siendo el primero de este tipo en España. Aunque realmente, lo que se puede ver es una pequeña ciudad, con sus baterías, muelle, iglesia, cementerio, puertas  monumentales, penal, colegio... destaca principalmente sus naves de almacenaje, edificios de oficinas, diversos talleres de montura y carena, además de los diques. Durante el XVIII y el XIX, tuvo una gran actividad en la botadura de numerosas corbetas y fragatas. Cabe decir que entre los  grandes logros cabe destacar las botaduras de naves míticas como la Descubierta, la Atrevida, o el primer submarino torpedero de Isaac Peral. Hoy en día mantiene su actividad militar, aunque languidece poco a poco a causa de otras bases e instalaciones más apropiadas para estos tiempos.
Ramo de Ingenieros.

Almacenes a la izquierda y Puerta del Mar. S. XVIII

Enfermería y fuente.

Puente de Hierro. Inaugurado en 1926.

Puertas de Tierra, siglo XVIII, da entrada al arsenal.

 Tal vez el lector se vea sorprendido que entre los edificios escogidos por mí, en lo que se refiere a arqueología industrial, no incluya por ejemplo a los hornos púnicos y fenicios de San Fernando, o las fábricas de Salazones romanas del Teatro Andalucía o del Yacimiento Gadir en la Tacita de Plata. Pero eso alargaría mucho la entrada y sería como una hidra en la que cada cabeza que se corta sale otra. Y por eso he optado "sólo" por las construcciones modernas, esto es, desde el siglo XVI en adelante. Hay que decir, que aunque algunas son muy recientes, todas las aquí mencionadas gozan de la protección que la Junta de Andalucía le otorga a cualquier monumento. Un saludo desde el sur. 

domingo, 22 de diciembre de 2013

Asta Regia y Tartessos.

 Imagínense una inmensa llanura, polvorienta en verano, y aún, inundable algunos inviernos, yerma, cultivada de cereales, pero sin un sólo árbol. Y una pequeña loma, verde, que rompe la monotonía del paisaje. Están viendo una zona desolada, no obstante, a tan sólo once kilómetros de la principal urbe (por tamaño) de la provincia gaditana, que es Jerez de la Frontera. Pero aún, cuesta más imaginar, en la soledad y en la decadencia que podremos encontrar, una de las zonas con mayor esplendor de la península. Sino la que mayor si ciertas teorías de que aquí se encontró la capital tartésica se llegan a corroborar.

 ¿Que razones llevan a pensar en ello?, pues el profesor y catedrático de la Universidad Autónoma de Madrid, Manuel Bendala, expuso varios puntos en el programa radiofónico Ser Historia, de Nacho Ares, hará algún tiempo ya. Entre ellos está:

 - Arqueología del paisaje: Ahora el aspecto del lugar difiere con el de entonces, la isla (hoy cerro), en el que se encontraba Asta Regia, estaba rodeada por un estero principal que comunicaba con toda la marisma, el Lago Ligustino (hoy Doñana); y el interior con la costa.

 - Nomenclatura del lugar:  El apellido de "Regia" (de época romana), indica que había un apelativo propio de un lugar en el que tradicionalmente se reconocía una vieja, y clásica, monarquía local.

 - El tamaño de un yacimiento: del que aún no se sabe casi nada. Su terreno es de dimensiones grandes, unas 40 hectáreas, lo que da una noción de su importancia. Para hacerse una idea, el yacimiento de Baelo Claudia ocupa unas 10 hectáreas. En ellos podremos encontrarnos restos tartesicos, romanos, e incluso árabes. (Este dato no vino reflejado en el programa, pero sí lo he recogido de otros textos).


  Incomprensiblemente, el yacimiento se encuentra abandonado a su suerte, y no hay siquiera un proyecto serio para ponerlo en valor de cara al público, ni tampoco un posible estudio por parte de los expertos. Pobre futuro, como presente, se ve en el horizonte de un yacimiento que hubiera merecido más. Un saludo desde el sur.

Imagen de Celtiberia.net

domingo, 14 de agosto de 2011

¿Que fue Tartessos?

    Era mayo del año 2.001, y en la estación de ferrocarriles de Huelva, estaba yo sólo, a las 14:10 horas, con un calor insoportable, rodeado de moscas y con una atmósfera polvorienta, así que decidí entrar en uno de los vagones del tren con destino a Sevilla, para hacer luego trasbordo a San Fernando. El aire acondicionado alivió la pesadez del cuerpo, y tras comerme el bocadillo, decidí echar una ojeada a una pequeña guía que un mes antes me había comprado, así hacía tiempo mientras el tren estaba parado, pues su salida era a las 14:35. El pequeño libro en concreto, era una guía de rutas arqueológicas por Andalucía; al rato, un hombre mayor se acomodó en los asientos que estaban al lado de los míos, reparé en que me observaba constantemente, el tren estaba vacío, y él se tuvo que sentar justo al lado de mis asientos. Empecé a incomodarme, y pensé en cambiarme de asiento. Cuando el silencio parecía cortarse con un cuchillo, el hombre me pidió un momento el libro para echarle un vistazo, no sin cierta desconfianza se lo presté, mientras leía, estuve pendiente a él, tras una breve ojeada, me lo devolvió, y me comentó que le parecía interesante; sea como fuere, todo derivó en una amena conversación que duró las dos horas de trayecto que había entre Huelva y Sevilla, y para sorpresa mía, aquel hombre, era un arqueólogo jubilado, y en tiempos, director del Museo Arqueológico de ésta última ciudad, y doy fe de ello, pues en un tiempo record me dio un repaso de todos los yacimientos andaluces, como si fueran pocos...

      A fín de cuentas, cómo ambos éramos andaluces, el centro de la conversación terminó en la antigua civilización de Tartessos, y hoy día, tras leer varios libros, recuerdo que tenía afinidad por la teoría de Schulten. Haciendo un recorrido imaginario por los distintos yacimientos, me habló de Doña Blanca, una importante ciudad fenicia, que se conserva, con todos sus sectores, y algunas casas, prácticamente conservadas enteras, junto a la Torre Medieval de Doña Blanca, en el Puerto de Santa María, a pies de la Sierra de San Cristóbal. Para él, dicho yacimiento, era la antigua Tartessos, es curioso, siempre había pensado que se encontraba en Huelva o en Asta Regia (Jerez). Sin embargo, me contó, que dicha ciudad está excavada en un escaso porcentaje, y que debajo de la tierra se esconde más de lo que imaginamos, tales, como barrios griegos, íberos, etc. en una "especie de Nueva York de hoy día", según sus palabras, donde existen Chinatowns, Little Italys y demás. Fue una sorpresa que no me esperaba, hasta ahora todos los libros me decían que el yacimiento era exclusivamente fenicio, con algunos rasgos calcolíticos en sus lomas más cercanas, sobre todo en el Aculadero. Y sin embargo, no es al único que he escuchado comentar las maravillas sin desenterrar del lugar. A fín de cuentas, ese es el principal problema de Tartessos, que en Andalucía todo se tapa con cemento para que nadie se entere, y no se paralicen las obras, y la administración, hace la vista gorda, y no da dinero para nuevas excavaciones.

       Da la impresión, desde fuera, que Tartessos es un viejo cajón de sastre, donde cabe todo lo que no casa con lo puramente fenicio, lo que no se sabe ciertamente que es, es tartésico. Sin embargo, después de leer varios libros, pienso que éste señor no iba muy desencaminado: Tartessos fue una zona comercial única, como la costa este de EEUU, donde coincidían varias civilizaciones que se hicieron de oro en sus mejores tiempos. Ya que según los textos clásicos nada cuadra, para algunos eran celtas, para otros íberos, para muchos griegos, norteafricanos y para los nuevos arqueológos era la colonia fenicia del suroeste español; de todo se ha dicho. Para que quede bien claro, expongo aquí las teorías más comunes:
    - Colonia Fenicia del suroeste español: según los restos, ésta civilización tuvo más influencia de lo que decían los textos clásicos (que eran griegos, y quisieron llevarse el mérito), pues al no dejar nada escrito, no se han dado autobombo. Y es cierto, la presencia fenicia, es la más importante en el triángulo de Huelva, Sevilla y Cádiz. Sin embargo falla algo, los fenicios no colonizaban, sino que construían factorías, pues eran comerciantes, y con alguien tenían que comerciar, y según ésta teoría, la zona estaba despoblada.

    -  Gentes de cultura atlántica mezclada con fenicios, es decir, celtas de toda la vida, que acabaron por fusionarse con los semitas comerciantes, de ello da fe, varios monumentos, como la piedra escalera de Ranchiles (Tarifa), y sobre todo, el depósito de la Ría de Huelva, que son puntas de flechas y espadas de tipo atlántico. Sin embargo, ésto tiene su punto débil, ¿por qué no pensar que los tartesios contrataran a algunas tribus de ésta cultura como mercenarios para que defendieran ciertas zonas, dándoles terrenos, como era común en la antiguedad?, como por ejemplo, hizo Roma con los godos, a fín de cuentas los guerreros celtíberos eran muy cotizados.

    -  Íberos mezclados con fenicios, és la teoría más común, y la más extendida de todas, desde hace casi un siglo, pero la urbanización de toda la zona es fenicia, y no íbera, aún así, para mí es la que tiene más probabilidades de acertar

    -  La teoría del alemán Adolf Shulten, quien mezcló Tartessos con la Atlántida, como el que mezcla whisky con vodka en un botellón, y da una importancia clave a los griegos que se dieron un autobombo tremendo, pues a fín de cuentas son lós únicos que han dejado algo escrito, junto con la biblia, sobre Tartessos. Ésta es una teoría del XIX, y prácticamente se ha descartado.

     - La de aquel señor del tren, que no la he escuchado en ningún lado más, en la que los Tartessos, eran los famosos Pueblos de Mar, que arrasaron Egipto, Grecia y Anatolia; nada menos. De ésta, sincéramente, no se puede decir, ni que sí, ni que no, pues no habrá pruebas nunca de ello, aunque en la antigüedad, eran famosas las naves de Tarsis, que llegaban hasta Inglaterra en la famosa ruta del estaño, pero sinceramente, no casa con la idea de un lugar que fue clave para el comercio.

      - Y la mía, tal vez un poco chaquetera, pero, quien sabe, a lo mejor tengo hasta razón. En la que todas las teorías anteriores tuvieran su parte de razón, ya que como es sabido, la zona suroeste española era un cruce de caminos, en el que llegaron gentes de cultura atlántica por la línea de costa, íberos por la zona éste del valle del Guadalquivir y de las sierras Béticas, fenicios que establecieron importantes factorias en toda la costa andaluza, desde Huelva a Granada; y porque no, una ligera participación de los griegos, que según sus textos, fundaron Puerto Menestheo (El Puerto de Santa María) y Mainake (Málaga). Con el tiempo, y debido sobre todo a las caídas de las metrópolis (a manos de distintas civilizaciones), todos acabaron por fusionarse e independizarse, como pasó con América latina, donde los rasgos amerindios predominan sobre los europeos, gracias a la mezcla de razas.

    Hay que decir que Tartessos fue una cultura muy refinada, como demuestran el tesoro del Carambolo, o los candelabros de Lebrija (con el que el mayordomo mató al señor Tate en el cluedo fenicio). Sin embargo, aunque Schulten buscó un final catastrófico para la civilización, lo más normal, es que éstos perdudaran hasta época romana, en las que fueron absorbidos, casi de forma pacífica, convirtiédose en provincia senatorial a diferencia de muchos de los lugares conquistados, gracias a su cultura. También es común considerar que los Turdetanos era una cultura descendiente de Tartessos, aunque últimamente, se piensa que eran dos formas distintas de nombrar a una misma civilización, una de forma griega, y otra latina. Tambien constatar, que realmente no se sabe que era Tartessos, ¿una ciudad (que no se ha encontrado)?, ¿el río Guadalquivir?,  ¿un reino?, ¿o un conjunto de ciudades-estados?. Ellos dejaron escritos, como no, en placas de metal, pero nunca se ha podido traducir, nos falta nuestra piedra roseta, para corroborar como decían los textos clásicos los nombres de algunos reyes como Gerión, Habis, Gárgoris o Argantonio que llegó a los 120 años de edad (murió de viejo). Se decía que tenían leyes escritas en versos de más de 6.000 años de antigüedad, por desgracia, es poco lo que se sabe, para distinguir lo que es mito de la realidad. Pero quien sabe, a lo mejor, algún día, en la isla de Saltés, en Doña Blanca, en Asta Regia o en cualquier lugar se encuentre una ciudad con un cartel que diga: Welcome to Tartessos. Un saludo desde el sur.

Piedra escalera de Ranchiles, al parecer un templo con rasgos celtíberos, en Bolonia, Cádiz

Silla del Papa, otro parecido al anterior, también en Bolonia

Candelabros de Lebrija, de refinada técnica

El famoso tesoro del Carambolo, en las cercanías de Camas, Sevilla

Inscripción tartésica

Barrio fenicio de Doña Blanca, El puerto de Santa María, Cádiz

Casco corintio, museo de Jerez

Restos íberos de Carissa Aurelia, Bornos, Cádiz