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domingo, 29 de julio de 2018

La palmera humilde.

Ejemplar de palmito.
 Que España es un país con gran tradición en el cultivo y naturalización de las palmeras no cabe duda, de hecho, se encuentra incrustada dentro de la propia cultura popular de la nación, como ocurre, por ejemplo en los Domingos de Ramos. Sin embargo, aunque parecen llevar toda la vida ahí, palmeras canarias y datileras, llegaron posteriormente a la conquista de los árabes en el caso de la segunda, y de la exploración y conquista de las Islas Afortunadas las primeras. Del resto, ya se sabe, fueron traídas con mucha posterioridad, lo más pronto a mediados del siglo XIX, aunque en su mayoría, como las washintonias, se harían común por el sur, al principios del XX, y las coco plumífero típica de todas las rotondas, casi ya, para finales del mismo, principios del XXI. Curiosamente, circula por la red una serie de noticias, asociada al parecer a la Comunidad Valenciana, en la que se habla de una palmera autóctona similar a la datilera, y que antaño fuera común en todo el levante y sudeste peninsular, llamada phoenix iberica, aunque desconozco si esto, entra más dentro de la leyenda, lo científico o lo pseudocientífico. Y por lo tanto, prefiero no opinar. 

Frutos del palmito.
La especie tolera poco los arenales.
 No obstante, sí que hay una pequeña palmera, del tamaño de un matorral, cuyo nombre científico confirma el título de ésta entrada, Chamaerops humilis, y que sí que es natural de la península, distribuyéndose a lo largo de toda la costa mediterránea, desde Gerona hasta El Estrecho, y la franja atlántica andaluza, además del valle del Guadalquivir hasta Córdoba más o menos, y El Algarve portugués. En concreto en nuestra provincia gaditana, la presencia de estas palmeras llegan a alcanzar incluso cotas superiores a los 1.000 metros en Grazalema. Además, famosos fueron los palmitares cercanos a la laguna de La Janda, donde residían las últimas poblaciones de Torillo andaluz, una pequeña avecilla con aspecto a una codorniz, y que se cree actualmente extinguida en España. Nuestras tierras, y en concreto las espesuras de los palmitares permitieron tener su último refugio en nuestra tierra, junto a Doñana. Otra curiosidad de estas pequeñas palmeras es como su cogollo sirve de recurso gastronómico en la zona, y es frecuente en las ventas y restaurantes las ensaladas de palmito, ello impide la presencia de ejemplares de gran porte, salvo en las zonas escarpadas y de montaña, donde la mano del hombre tiene complicada su llegada, y donde llegan a adquirir un porte arbustivo o casi arbóreo. Además, a diferencia del resto de palmas que crecen en muchas ocasiones en solitario, nuestro palmito, suele hacerlo en grupos espesos, que además, suelen tener un punto de origen común, lo que permite un rico sotobosque donde se pueden refugiar multitud de pequeñas especies como ya mencionamos anteriormente con el extinto torillo andaluz. Su fácil adaptabilidad le permite crecer tanto en suelos arcillosos (aunque puedan inundarse con facilidad) como calizos, y es posible observarla en serranías compartiendo ecosistema con algunos abetos pinsapos, así como con pinos piñoneros o carrascos en las áreas costeras. Precisamente, en los acantilados forma una curiosa asociación junto a la sabina o al enebro. No obstante, parece resistírsele las zonas de arenas sueltas y dunas, prefiriendo que las mencionadas especies de juníperos o los pinos de diversa clase le abran el camino, edafológicamente hablando.

La especie se adapta a sitios inundables
 Así pues, hablamos de una especie de palma de lo más curioso en éste planeta, y la única netamente mediterránea y europea, junto a la palmera de Creta (Phoenix theophrasti), un matorral que cubre amplias extensiones de nuestra provincia, y que acompaña a todas las especies arbóreas, desde acebuches y alcornoques, hasta a distintas clases de pinos. Una de las estampas más típicas de nuestra tierra, y que como todo aquello que es humilde, sólo se le echa en falta cuando ya no está. Un saludo desde el sur.

Ganadería retinta y palmitos, típica estampa gaditana.
Magnífico ejemplar en la sierra de San Bartolomé.






domingo, 5 de mayo de 2013

Los bosques costeros en la costa Atlántica.

Bosque inundado ein Chiclana
 Las costas de suroeste español están actualmente destrozadas a causa de las urbanizaciones, que de forma masiva e inmisericorde, han ido ocupando las zonas de playa, tras el Boom de la pasada década. No obstante, aún quedan unos bosques, abiertos, pocos espesos, y que ocupan terrenos arenosos, me refiero al bosque de pino piñonero; los bosques costeros de sur.  Conocidos, incluso dentro del folclore de la zona, actualmente se encuentran amenazados, pero son importantes, por no decir básicos, para una especie: el camaleón.
Pinar del Hierro, Chiclana

 Pero no todo está tan claro,todavía hoy se discute si la especie de pino en cuestión es originaria de la zona, o por el contrario es alóctona, es decir, introducida, se supone por los fenicios o por los romanos. Sin embargo la balanza parece optar por la primera opción, es decir, por la opción de especie autóctona del lugar. Estudios polínicos demuestran que ya existían hace miles de años en nuestra costa. En todos los lugares del Mediterráneo (consideración climatológica, no geográfica), estos bosques ocupan terrenos arenosos, incluso en el interior, como ocurre en Valladolid. Aquí son famosos los bosques de Doñana, siendo especialmente espectaculares los de los famosos corrales, que son tragados por las dunas para volver a nacer conforme ésta pasa hacia el interior. Entre las especies acompañantes del pino se encuentran los típicos matorrales mediterráneos como el palmito, romero, lentisco, retama blanca, etc. La zoología es también interesante, es el último refugio de especies como el camaleón, que sólo existen en la costa andaluza. O la tortuga mora. Otra estrella es el lince ibérico, que tiene terrenos de caza en Doñana o en las cercanías del Odiel. Cuando los bosques de pinos estabilizan la tierra, y la enriquecen, otras especies aparte de la antes mencionadas aparecen para formar otros bosques: acebuches, alcornoques, álamos, etc.

La Algaida, Puerto Real.
Bolonia, Tarifa. Las dunas tapan al bosque
 Como última curiosidad, destacar que la formación tan abierta, y la forma aparasolada de los propios pinos, y que recuerdan a una sabana, se debe precisamente, al origen tropical o subtropical de la especie, cuyos bosques se formaron en el terciario, cuando el clima de Europa era más cálido que el actual. Otro dato que confirma ésto, es la cuestión de que es el pino peor adaptado del Mediterráneo, tardando dos años en echar piñas. Todavía quedan buenos ejemplos: Doñana, La Algaida (Sanlúcar), La Algaida y Toruños en Puerto Real y de Santa María, los pinares de Chiclana, El Rompido, El Portil, Breña de Barbate, Bolonia, Roche, Punta Umbría...Son muchos a elegir, y cada uno tiene algo que hipnotiza. Un saludo desde el sur.






La Algaida, Puerto Real.

Los acebuches acompañan a los pinos en muchas ocasiones.








domingo, 21 de octubre de 2012

El animal desconocido de Cádiz

 Creo, que hoy día, dentro de la cultura general, incluso entre niños, se incluye el saberse, más o menos, de memoria, las especies más famosas en peligro de extición. ¿Quien no ha oído hablar del lince, o del oso pardo?. Yo creo que nadie. Son hoy la nueva lista de los Reyes Godos que nuestros padres estudiaron. Ya en un plano más específico, aquellos aficionados y profesionales de la materia, conocen a otras especies, que también se encuentran en el Libro Rojo de la Fauna Española. Sin embargo, hay algunos animales que estando dentro de dicha lista, son un auténtico misterio, incluso para los profesionales del tema. De hecho, les hablo de un animal que ni siquiera se sabe en que status situarse dentro del determinado libro, ya que ni los ornitólogos más avezados saben de él. Ya que es muy dificil de localizar, y tampoco es un animal muy llamativo. Y ha sido el gran olvidado de la fauna española, me refiero al Torillo.

 Es ésta un ave, de pequeño tamaño, y parecida a una codorniz, que tiene un canto similar al mugido de un toro. De ahí su nombre. Su dificultad para ser localizado, y su discreta librea, han hecho que haya pasado desapercibido, incluso, para el estudioso del tema. Mientras se han hecho planes de viabilidad para el lince, el oso, o el águila imperial, con distinta suerte, dicho sea de paso, para el Torillo no ha habido plan alguno. De hecho, no se sabe si quiera, si está extinguido o no, en la península. Y en caso de que habitara aún, su área de cría, se restringiría, como ha sido tradicionalmente, a la provincia de Cádiz, más concretamente en su zona sur. Digamos que entre Chiclana y Tarifa, habiendo sido, antaño abundante en la comarca de la Janda. Los primeros en estudiar al Torillo fueron ornitólogos ingleses, Chapman y Buck, que desde Gibraltar, hacían distintas expediciones por el sur de España. Gracias a ellos, sabemos como era la naturaleza andaluza en el siglo XIX. De éstos se sabe, que los Torillos gustaban de habitar en los extensos palmitares de nuestra provincia. Dichos matorrales son palmeras enanas que habitan en todo el área mediterránea y sur de la península. Aquí, antes de que su cogollo fuera un manjar, eran matorrales abundantes (y aún lo son), pero además, por aquel entonces, alcanzaban tamaños descomunales para lo que hoy estamos acostumbrados, logrando tener, en algunos casos, más o menos, el metro de altura. Como todos sabemos, la zona oeste de Cádiz, no es una tierra forestal, y eso se debe, a que el terreno es arcilloso, facilmente inundable, de ahí su rico endorreísmo. Ello ha impedido que se desarrollara un extenso bosque. Su forma más natural sería la de extensos palmitares y acebuchales, que en ocasiones se encontraban inundados. Y que en verano, apuntarían a un aspecto más bien estepario. Es un sistema de vida similar al de Doñana, y que domina la costa atlántica sur de la península.

 Otro aspecto curioso de dicha ave, es la costumbre crepúscular de la misma, casi considerándose nocturna. Es un hándicap más para su estudio. Pero no todo está perdido, en África, aún abundan, y es relativamente fácil su reintroducción. También la Diputación de Cádiz parece haber tomado cartas en el asunto, y  se está realizando cierto estudio para el cuidado de sus poblaciones en caso de que éstas aún existiera, o volver a introducirlas desde Marruecos, como ya se ha hecho con el Ibis Eremita. No quiero terminar dicha entrada, para reclamar algún grado de protección para la comarca de la Janda y la zona de campiña occidental de nuestra provincia. Algo que sería clave para varias especies que empiezan a prosperar por la zona tras años de ausencia, como es el caso del Águila Pescadora, el mismo Ibis Eremita o el Torillo. Como así recuperar la laguna que daba nombre a la comarca, y reintroducir alguna de las dos grullas que habitaban antiguamente en dicho ecosistema (hasta los años 50), la damisela o la común. Un saludo desde el sur.



http://www.biodiversityexplorer.org/birds/turnicidae/images/JGS00099_327w.jpg
Imagen de internet del Torillo Andaluz.


Ejemplar de palmito.