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domingo, 21 de octubre de 2012

El animal desconocido de Cádiz

 Creo, que hoy día, dentro de la cultura general, incluso entre niños, se incluye el saberse, más o menos, de memoria, las especies más famosas en peligro de extición. ¿Quien no ha oído hablar del lince, o del oso pardo?. Yo creo que nadie. Son hoy la nueva lista de los Reyes Godos que nuestros padres estudiaron. Ya en un plano más específico, aquellos aficionados y profesionales de la materia, conocen a otras especies, que también se encuentran en el Libro Rojo de la Fauna Española. Sin embargo, hay algunos animales que estando dentro de dicha lista, son un auténtico misterio, incluso para los profesionales del tema. De hecho, les hablo de un animal que ni siquiera se sabe en que status situarse dentro del determinado libro, ya que ni los ornitólogos más avezados saben de él. Ya que es muy dificil de localizar, y tampoco es un animal muy llamativo. Y ha sido el gran olvidado de la fauna española, me refiero al Torillo.

 Es ésta un ave, de pequeño tamaño, y parecida a una codorniz, que tiene un canto similar al mugido de un toro. De ahí su nombre. Su dificultad para ser localizado, y su discreta librea, han hecho que haya pasado desapercibido, incluso, para el estudioso del tema. Mientras se han hecho planes de viabilidad para el lince, el oso, o el águila imperial, con distinta suerte, dicho sea de paso, para el Torillo no ha habido plan alguno. De hecho, no se sabe si quiera, si está extinguido o no, en la península. Y en caso de que habitara aún, su área de cría, se restringiría, como ha sido tradicionalmente, a la provincia de Cádiz, más concretamente en su zona sur. Digamos que entre Chiclana y Tarifa, habiendo sido, antaño abundante en la comarca de la Janda. Los primeros en estudiar al Torillo fueron ornitólogos ingleses, Chapman y Buck, que desde Gibraltar, hacían distintas expediciones por el sur de España. Gracias a ellos, sabemos como era la naturaleza andaluza en el siglo XIX. De éstos se sabe, que los Torillos gustaban de habitar en los extensos palmitares de nuestra provincia. Dichos matorrales son palmeras enanas que habitan en todo el área mediterránea y sur de la península. Aquí, antes de que su cogollo fuera un manjar, eran matorrales abundantes (y aún lo son), pero además, por aquel entonces, alcanzaban tamaños descomunales para lo que hoy estamos acostumbrados, logrando tener, en algunos casos, más o menos, el metro de altura. Como todos sabemos, la zona oeste de Cádiz, no es una tierra forestal, y eso se debe, a que el terreno es arcilloso, facilmente inundable, de ahí su rico endorreísmo. Ello ha impedido que se desarrollara un extenso bosque. Su forma más natural sería la de extensos palmitares y acebuchales, que en ocasiones se encontraban inundados. Y que en verano, apuntarían a un aspecto más bien estepario. Es un sistema de vida similar al de Doñana, y que domina la costa atlántica sur de la península.

 Otro aspecto curioso de dicha ave, es la costumbre crepúscular de la misma, casi considerándose nocturna. Es un hándicap más para su estudio. Pero no todo está perdido, en África, aún abundan, y es relativamente fácil su reintroducción. También la Diputación de Cádiz parece haber tomado cartas en el asunto, y  se está realizando cierto estudio para el cuidado de sus poblaciones en caso de que éstas aún existiera, o volver a introducirlas desde Marruecos, como ya se ha hecho con el Ibis Eremita. No quiero terminar dicha entrada, para reclamar algún grado de protección para la comarca de la Janda y la zona de campiña occidental de nuestra provincia. Algo que sería clave para varias especies que empiezan a prosperar por la zona tras años de ausencia, como es el caso del Águila Pescadora, el mismo Ibis Eremita o el Torillo. Como así recuperar la laguna que daba nombre a la comarca, y reintroducir alguna de las dos grullas que habitaban antiguamente en dicho ecosistema (hasta los años 50), la damisela o la común. Un saludo desde el sur.



http://www.biodiversityexplorer.org/birds/turnicidae/images/JGS00099_327w.jpg
Imagen de internet del Torillo Andaluz.


Ejemplar de palmito.




sábado, 17 de marzo de 2012

España, un país de burros

 Ahora que he llamado la atención suya, con el título de ésta entrada, voy a darles dos noticias, y como siempre en éstos casos, una es mala, y la otra es peor...La primera es que, aunque el título de a pensar lo contrario, no voy a poner a parir a nadie, dicho lo cual, en campaña electoral hubiera sido un gustazo. Pero tal vez le sorprenda saber que el burro está en peligro de extinción (esa es la segunda). Y no me refiero a los de la ESO, "esos" cuya población se encuentra en expansión, pues con las leyes educativas españolas los analfabetos crecen pese a estar dieciséis años de su vida escolarizados forzosamente. Me refiero al animal, propiamente dicho, al asno (y no a los animales cafres que también abundan). En efecto, el burro de Shreck puede ser el último burro que habla, o directamente, el último a secas. La modernización en nuestro país ha traído, sin duda, innegables ventajas, pero también se ha llevado por delante otros elementos tradicionales, que hoy día, no son útiles. Los automóviles han desplazado de manera inmisericorde a dicho animal; también la modernización agraria, que nos permite ser bastantes más productivos, ha acabado por eliminar la entrañable figura del asno de nuestros campos. 

 España ha sido un país que ha adorado tanto al caballo como al burro, pero como en todo, había clases, mientras los nobles, ricos terratenientes y burgueses, cuidaban al extremo las numerosas y preciosas razas de caballos españoles, que normalmente, tenían un estrato de raza árabe; la gente del pueblo, quien tenía algo (y no era todo el mundo), era un burro. Es como hoy día, que los hay con un Mercedes Benz, y los que tienen un Hyundai. En cambio, el animal más robado era el asno, pues los ricos tenían antirrobos de la época, que eran los establos bien vigilados; mientras que como siempre, entre los pobretones existían los que podían pagar un establo, como hoy día sucede con el garaje, y más o menos podían dormir tranquilos, y los que lo dejaban en la calle, a los que les podía suceder como si tienes un sound woofer en tu equipo de música en el coche, en plena vía, y en el barrio más conflictivo, te duraba lo que un caramelo en la puerta del colegio, era pasto de los kinkis de la época.  España país de religiosos y agricultores, expandió y cuidó del burro como su bien más preciado. Hay, que yo sepa, cuatro razas en España de asnos: la andaluza-cordobesa, la catalana, la zamorano-leonesa y la vasca. A pesar de su fama de terco y poco cerebral, el burro ha demostrado ser uno de los animales más inteligentes que han acompañado al hombre, y al igual que al caballo, se le puede enseñar casi cualquier cosa; su leyenda negra tal vez provenga de su miedo al agua, lo que le impedía cruzar los ríos con facilidad, como hace, por ejemplo, el caballo.

 Pero pocos saben, salvo aquellos que hayan leído algo de criptozoología, que hubo burros salvajes en nuestro país. De hecho siguen existiendo en muchos países de Asia, aunque su población va menguando con el paso de los años; allí son llamados Onagros. Probablemente también existieran en Europa, como sucedió con el Tarpán, Caballo salvaje o de Przewalski; y que hoy día sólo quedan en Asia central. Aquí se les llamó Zebros, y parece ser que existieron, al menos, hasta finales de la Edad Media, casi en el renacimiento, cuando los aventureros y grandes marinos portugueses exploraban las tierras de África, por aquel entonces, les llamó especialmente la atención un extraño animal, que se parecía en sus formas (no en sus colores) a nuestros zebros ibéricos, nos referimos a la cebra. El caso es que, al parecer, el nombre de las cebras proviene de un animal extinto en nuestra tierra, y que probablemente fuera un asno salvaje. Pero ésta afirmación,  no se ha podido corroborar, y aún existen dudas a éste respecto. Fuera como fuere, sí que es cierto que las cebras y los asnos pueden mezclarse, existiendo, por ejemplo, un mestizo de ambos en el zoológico de Colchester, Inglaterra.

 Sea como fuere, el salvaje, está ya extinto, mientras que el doméstico está, también, a punto de desaparecer. Tan sólo algunos centros de recuperación de la especie, como el de Rute, en Córdoba; y algunas fincas agrarias marginales, el burro doméstico puede pacer tranquilamente, sin correr riesgo de extinguirse; pero sin saber hasta cuando. Ahora, que en plena campaña electoral abundan los rebuznos de unos y otros, es bueno pararse a pensar que tal vez deberíamos de fomentar en algunas granjas escuelas, institutos, y salinas, la recuperación de la población de los animales domésticos autóctonos en peligro (no sólo del burro), para que se conviertan en las delicias de nuestros hijos; seguro que aprenderían mucho de ellos. Sólo así, la estampa de éste noble animal no desaparecerá de los campos y salinas que rodean nuestras ciudades y pueblos. Un saludo desde el sur.


El burro está considerado un animal torpe y tozudo, pero en cambio, es de los animales domésticos mas inteligentes.

Ejemplares de burros de raza andaluza.
Salaíto, un burro salinero, fue elegida como mascota en los Juegos Iberoamericanos de 2010, en San Fernando. El asno siempre ha formado parte de la cultura popular de muchas ciudades y pueblos.