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domingo, 5 de agosto de 2018

Playas con búnkeres.

 Es plena temporada de playa, y muchas de las áreas litorales de nuestra provincia se encuentran adornadas por búnkeres abandonados en el olvido más absoluto de las administraciones locales y autonómicas. No son aquellas, las fortalezas estéticas y románticas medievales o modernas que luchaban contra piratas e invasiones normandas por ejemplo; de hecho, en prácticamente ninguno de estos edificios de hormigón se ha efectuado un solo disparo, al menos en tiempos de guerra. ¿Pero por qué se encuentran en nuestra provincia, y en muchos otros litorales españoles o territorios fronterizos este tipo de fortificación contemporánea? Hay que retrotraerse a los tiempos en los que Francisco Franco se encontraba claramente alineado con el Eje Italogermano en la II Guerra Mundial, pese a que declarara una poco disimulada neutralidad con espera de ver como acababan los acontecimientos. El dirigente español piensa que España sea uno de los puntos de entrada de los Aliados o que una vez vencidos Hitler y Mussolini, el Caudillo sea el siguiente en caer. No obstante se trata de un pensamiento esquizofrénico y paranoico, pues España bien poco importa a las potencias anglosajonas. No obstante, se efectúa toda una linea de fortificaciones a lo largo de la costa española, especialmente en Cádiz, que incluye distintos búnkeres, nidos de ametralladoras, torres, y demás tipos de edificios hormigonados y protegidos. Así pues como una curiosidad que puede visitarse en uno de los paseos playeros que puedan ustedes efectuar este verano, sea algunas de estas fortificaciones, algunas ya vencidas por el paso del tiempo, y la bravura del mar. No están todas, pero sí algunas destacadas; ahí van como la sota de bastos:

  • Camposoto, San Fernando: Empiezo por la de mi propia ciudad, donde en su playa podemos encontrar dos búnkeres en relativo buen estado, aunque con una conservación que va de mal en peor por años. La imagen de los dos edificios en la orilla con el fondo de la isla con el castillo de Sancti Petri es una de las más icónicas de la localidad. Además, se pueden encontrar semienterradas varias fortalezas modernas, como la de Urrutia en la Punta del Boquerón.





  • Puntalejo, Fuente del Gallo, Conil de la Frontera: Nos trasladamos a una esquina acantilada situada entre dos playas, la primera es una pequeña cala familiar mientras que la segunda es bastante amplia, y bastante familiar. En medio de ambas, literalmente empotrado se encuentra el pequeño búnker, de relativo fácil acceso y visita. 

  • Castilnovo, Conil de la Frontera: Justo detrás de la playa, colindando ya con el prado posterior, se encuentra semienterrado un búnker de grandes proporciones y dificultosa visión para los enemigos que intentaran tomar la playa. Alrededor del mismo, pastan con mayor tranquilidad, que aquellos soldados que montaron guardia, la ganadería retinta tan típica de la tierra nuestra.

  • Carteia, San Roque: Situada justo en una pequeña cala, en la bahía de Algeciras, junto a una torre almenara, y dentro del recinto de las ruinas romanas de Carteia, en este caso, apuntando claramente hacia Gibraltar. Es todo un ejemplo a seguir en recreación y restauración por parte de las autoridades y expertos como modo divulgativo y de conservación, pues dentro se pueden observar escenas y mobiliario de los tiempos de la posguerra. Es visitable dentro del circuito de las ruinas romanas, y su interior es asombrosamente amplio. 





  • Los Lances, Tarifa: Justo en el límite del centro urbano de la ciudad más meridional de la península podemos encontrar un búnker de respetable tamaño, situado junto a una loma cercana a la playa y a la isla de las Palomas, como forma de control del estratégico Estrecho de Gibraltar; justo encima del mismo, se encuentra el castillo de Santa Catalina, una obra romántica neogótica del XIX.



  • Playa de los Alemanes, Tarifa: Justo antes de llegar a dicha playa, y junto a unos acantilados pertenecientes a la sierra de la Plata, situados entre Zahara de los Atunes y dicha playa, podemos encontrar éste búnker extraordinariamente bien conservado, pese a que se enfrenta a diario con los envites del mar, pues se halla situado entre las rocas en la misma orilla. La espectacularidad de los verdes acantilados, de frondosa vegetación y el mar, hacen del lugar una de las estampas más adoradas de la provincia. 

Termino la pequeña lista de playas con búnkeres existentes en la provincia, estoy seguro de que hay más, pero no dispongo de material gráfico para ello. No obstante, espero que disfruten de su visita a la playa, y aporte ésta entrada, un pequeño conocimiento más del lugar. Un saludo desde el sur.  

sábado, 26 de mayo de 2012

Las calitas de Conil

Ya se va acercando el verano, se nota en las temperaturas. Por la noche ya se duerme con las ventanas abiertas, y sólo volverán a cerrarse una vez que llegue finales de septiembre, o incluso octubre, según se presente el año. Ya es tiempo de empezar a coger la toalla y la sobrilla e irse a la playa a darse un chapuzón. Para escoger una de ellas, en nuestro país, hay infinidad de variantes, según el gusto que uno tenga; pero yo, siempre opto por una playa que se encuentre libre de edificios que atormenten el paisaje. Camposoto, en San Fernando es una buena opción, pues aunque la ciudad se encuentre cerca, el paraje marismeño que le rodea está protegido por la figura legal de Parque Natural. La posibilidad de conjugar el  baño con la observación de aves, sin duda alguna, no tiene precio. Pero aún así, en los meses centrales del verano, esta playa se masifica de gente, y a veces, en fines de semana, conviene optar por otras variantes. En esas ocasiones, me decanto por las humildes, pero bellas calitas de Conil de la Frontera, población que se encuentra a tan sólo unos veinte minutos de autovía. De éstas calas algunas sufren el efecto del turismo, pero hay otras en las que es fácil aparcar y estar sólo.

 No obstante, es inevitable por mí, no ir a un paraje como éste y no observar su paisaje. Su humilde, pero interesante avifauna, su flora mediterránea, y la belleza plástica que dibujan los pequeños acantilados, de apenas unos veinte metros como máximo, al atardecer, desatan todo tipo de impresiones. En efecto, aunque hoy muy tocado por el turismo y las urbanizaciones invasivas, el paraje conserva aún ciertos alicientes para la observación de una naturaleza, que sino es de las más llamativas, al menos sirven como de testimonio de lo que en otros tiempos fueron éstos lugares. Hasta hace relativamente poco, un par de décadas como máximo, se extendía desde los acantilados de Conil hasta las marismas de Chiclana, un interesante pinar que era interminable. En la segunda localidad acabaron con, prácticamente, todo el bosque, conservando sólo unas míseras hectáreas como monumento a la desvergüenza de los especuladores inmobiliarios. Pero a partir del Cerro del Puerco, entrando ya en territorio de Conil, la cosa cambia; aunque aquí los bosques ya no son, ni eran, tan espectaculares, sí que se conservan, en muchas ocasiones como auténticas reliquias. Hay que decir ante todo, y siendo honrado, que probablemente, la mayoría no fueran originarios del lugar, sino que muchos de ellos, son fruto de repoblaciones forestales encaminadas a dos objetivos claros: contener el avance de las dunas costeras hacia el interior y la propia recogida de piñones que tanto han salvado a la economía local en peores tiempos que éstos. Aunque eso sí, hay estudios polínicos que demuestran que los bosques de pinos piñoneros ya abundaban en tiempos de Roma, y existe la posibilidad de que algunos sean autóctonos del lugar. No obstante, como ya he dicho, la mayoría procede de una repoblación efectuada a lo largo del siglo XIX, cuando los pinos piñoneros eran una fuente de subsistencia. También abundan, como no, los eucaliptos rojos, que se han naturalizado en toda la provincia, y que forman bosques mixtos, en muchas ocasiones con los pinos. La presencia de otras coníferas es testimonial, pero es importante remarcarlo, como es el caso del pino de Alepo o carrasco, que suele frecuentar los bordes de los acantilados, pues aguantan mejor los fuertes vientos costeros. Otro árbol natural de la zona, y abundante en toda la provincia, es el acebuche, variante silvestre del olivo. También es digno destacar los enormes cipreses que existen muchas veces como linderos de una finca con otra. La presencia del alcornoque es escasa. Entre los arbustos y matorrales, destacan, al igual que en todo Cádiz, la fuerte presencia del palmito (una palmera enana) y el lentisco. Pero las joyas de los pinares suelen ser los enebros y la sabina costera, dos especies de coníferas, naturales de la zona, que pertenecen a la familia de los cipreces; y que hoy se encuentran protegidas y en peligro, por causa de la manía de asfaltar todo el litoral. Entre la fauna destaca un pequeño reptil, que también se encuentra en peligro, y que está protegido por ley, me refiero al camaleón, antaño abundante. Éste reptil es famoso por su mimetismo con el paisaje, ya que tiene por costumbre cambiar de color para camuflarse con el entorno. Aunque también lo hace para expresar algún estado de ánimo, como por ejemplo, en el periodo de celo. Es el único representante de su familia en Europa, y aunque algunos autores lo consideren alóctono, para mí hay ciertas dudas de ésta teoría, que tan bien viene para justificar la urbanización del litoral. El resto de la fauna es corta, pero sí interesante, en el caso de las aves conviene destacar la presencia de varios tipos de gaviotas, abundando entre ellas las patiamarillas; la existencia de garcillas bueyeras, varios tipos de córvidos, como la urraca, las grajillas y el cuervo;  algunos buhos reales de gran tamaño, perdices, cernícalos, cigüeñas, abubillas, abejarucos, etc. Pero lo que más abundan son los passeriformes, es decir, los pájarillos pequeños (los córvidos están incluídos en éste orden), entre los que se encuentran el carbonero, el verdecillo y el jilguero, entre otros muchos. De los reptiles, aparte del ya nombrado camaleón, la presencia de culebras, eslizones, lagartijas y lagartos ocelados tiene demostrada su presencia. Los mamíferos escasean, pero se pueden encontrar algunos, como es el caso del conejo, la liebre, y el zorro entre otros.

 Actualmente, casi toda la zona es LIC (lugar de interés comunitario) perteneciendo con ello a la Red Natura 2.000, pero sería interesante que obtuviera otra forma legislativa de protección, como por ejemplo el del paraje natural, pero evidentemente, parece ser, que a nadie le conviene. No me gustaría asistir a otra debacle como la que ocurrió en la vecina Chiclana, y desde luego, sería una pena que todo el litoral norte de la provincia acabara siendo carne de asfalto. No es de recibo que entre la Bahía de Cádiz y la Breña de Barbate no haya otro lugar protegido, habiendo además lugares dignos de amparo legal. Pero como ya he dicho, parece ser que en Andalucía ya está todo dicho, y no hay otros parajes que tengan derecho a protección alguna. Por ello, animo a visitar dichas calitas antes de que a algún listo de turno se le ocurra que lo ideal para el lugar sea uno de los millones de hoteles y campos de golf que brotan en España como hongos. Un saludo desde el sur.

Enebros y sabinas costeras.
https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiAz1W_4yis0i9p90y3zOFcmrQCk7hJIwG2gF39Upz-7aDkfcR1MEO6QO8bvtxyQ40LA1esy6K0UjSE-qjHncphVsvMHHp0W7W0W9NsMt0-OSmhFJQ7Yzl9dhTiA1fBSvlSBdGzAEmOvF8W/s1600/fotos+03-10-08+009.jpg
Ejemplo de pinar en Conil
Río Roche, al fondo un pinar.
Imagen de Puntalejo.
Una imagen que relaja la mente.
Varias pitas adornan esta cala.
Los acantilados son humildes, pero alojan a cierta avifauna.
También hay restos de historia en el lugar, como éste bunker.
Matorral mediterráneo en los alrededores de Puntalejo.
Imagen de los enormes cipreses que se encuentran en las cercanías de una cala.