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domingo, 11 de noviembre de 2018

Paisajes naturales de Conil de la Frontera.

Puntalejo.
 ¿Quién dice que las playas gaditanas, y más en concreto de Conil de la Frontera, pueden disfrutarse sólo en verano?, pues tanto otoño como invierno pueden llegar a ofrecernos algunas de las estampas más espectaculares y melancólicas de una costa que es capaz de disfrazarse de puro Atlántico norte en muchas ocasiones, y de Mediterráneo en otras, pero lo cierto es, que estamos ante la inmensidad de un océano, en muchas ocasiones bravo y en un rincón ventoso, y que gracias a eso, se ha podido formar en las costas gaditanas algunos de los paisajes más espectaculares del sur de España, si la especulación urbanística no lo destroza todo. La costa de Conil, es uno de los sitios más frecuentados por turistas y lugareños en búsqueda de sol y agua, así como de tranquilidad para aquellos nudistas que busquen alguna cala escondida y recóndita. Pero todo ese paisaje, vacío de público el resto del año, esconde una naturaleza generosa que muy pocos se paran a observar, el problema una vez más, es la antropización excesiva y la urbanización de un pequeño rincón de costa que aún se puede salvar, si se empieza a valorar como es debido. 

 La costa conileña puede dividirse en dos, siendo el propio pueblo la línea divisoria de dos tipos de paisajes contrapuestos
  • La zona norte, desde el propio pueblo hasta el Cerro del Puerco, ya en Chiclana, es una costa de pequeños acantilados, y pequeñas y bellas calas que se han hecho famosas a nivel nacional, siendo las más conocidas, la del Aceite, y las de Roche. Pero no son las únicas, también podemos encontrar la de Puntalejo entre otras muchas. La altura de los acantilados es escasa, alcanzando a lo sumo los cinco o diez metros, siendo generoso, y con una textura completamente arcillosa en el que es fácil que tanto mar como viento vayan deshaciendo trozos de acantilados y roca, como si fueran azucarillos en el café. En cuanto a vegetación, domina la clásica formación costera de Andalucía occidental, de pinos piñoneros (p.pinea) acompañados por sabinas (juniperus phoenicia), enebros (juniperus macrocarpa), palmitos (chamaerops humilis) o el lentisco (pistacia lentiscus) entre otros. Además en algunos tramos se pueden ver formaciones de eucaliptos rojos (eucaliptus camaldulensis) así como pies sueltos de pinos negrales (p.pinaster) cipreses (cupressus supervirens), éste último en las zonas que bordean a Puntalejo o Fuente del Gallo. También conviene destacar la presencia de la planta carnívora Drosophyllum lusitanicum. Entre la fauna podemos destacar al camaleón común en los pinares y al fartet en el río Roche. Ahora en otoño esta zona boscosa al pie del mar ofrece estampas preciosas en la multitud de senderos existentes por la zona. Protegida por la Red Natura 2000 a nivel europeo, debería de completarse con otro grado de protección como el Paraje Natural entre otros. 

Cipreses salvajes.

Interior del bosque de Roche.

Río Roche.

Palmitar.

Enorme enebro rastrero.

Las raíces llegan al borde mismo.

Efecto del viento sobre la vegetación.


Enebro marítimo.

  • La zona sur, por el contrario, es absolutamente llana, al nivel del mar, y despejada en absoluto, sin apenas arboleda alguna. Hablamos de un enorme playón atlántico, en el que hay que andar bastante hasta llegar a la orilla, así como del prado anterior a la misma. También hay que tener en cuenta al río Salado, que desemboca justo al lado del pueblo, y donde se pueden ver fauna de ribera, así como de marisma en su desembocadura. Además hay algunas pequeñas lagunas y marismas que vienen a completar el paisaje. Pero lo más importante, aparte de la playa, como ya he mencionado es el bello pastizal, verde en época de lluvias, ocre en verano, y multicolor en primavera. Siempre lleno de reses retintas, ofrece una de las estampas más bellas de nuestra provincia. Aquí podemos encontrar especies de aves tanto marinas, como frailecillos, pardelas o araos entre otras, y sobre todo en invierno, así como de marismas y sistemas lacustres, espátulas, garzas o garcetas, y para finalizar, como no, con aves esteparias, como el sisón, el alcaraván o la canastera. Desgraciadamente, solamente el tramo del río Salado se encuentra protegido como ZEC por la Red Natura 2000, el resto, queda desprotegido, sólo salvado por PGOU de la localidad conileña, y que puede estar sujeto a cambios rápidos con cualquier cambio de gobierno. Sería conveniente proteger esta franja costera, así como la contigua del Palmar, y Zahora, tan sujetas actualmente a las presiones turísticas. La ruta más aconsejable, sale del mismo paseo marítimo del pueblo y se recorre en el límite entre la playa y el propio prado. 

Sectores de marisma.

Desembocadura del río.

Sendero.

Prado de Castilnovo.

Sector lacustre.

Prado, laguna y playa.

Riqueza herbácea.

Búnker semienterrado.

Ganadería retinta.

 Como hemos podido observar, por desgracia, un paisaje tan bello, y semisalvaje, puede verse afectado por un nuevo proceso urbanizador, que estoy seguro ocurrirá, tal que se levante de nuevo otra burbuja inmobiliaria que tanto padecemos en España, es hora de proteger este rincón y el del Palmar, antes de que la economía ladrillera y el dinero fácil hagan como han hecho con la costa chiclanera o la de Costa Ballena, tanto destrozo, para tan poca rentabilidad económica y laboral, en un pueblo necesitado de una economía auténtica, y sostenible. Un saludo desde el sur. 

domingo, 11 de marzo de 2018

La dehesa ibérica.

Vaca retinta, típica de Cádiz.
  Si gran parte de Sudamérica es el territorio que conserva el mayor porcentaje mundial de bosque ecuatorial, o Rusia de estepas, y África de desierto y sabana, sin duda, en cuanto al bosque mediterráneo, Europa es la principal protagonista, no es que sea tampoco el tipo de ecosistema más abundante en un continente en el que domina especialmente la foresta caducifolia, pero sí que lo es en el sentido de que en el resto del mundo, tan solo estrechas franjas de Chile, California, Australia o Sudáfrica, tienen formaciones y climas similares. Y dentro de lo que es el Mare Nostrum, España es la nación con más territorios de ecosistemas mediterráneos. De hecho, la influencia del monte mediterráneo en nuestro país se extiende más allá de donde correspondería por el clima, pues por ejemplo, podemos encontrar encinares cantábricos en una zona de clima netamente oceánico ya, como pueda ser Cantabria o el País Vasco (Santoña y Urdaibai), o los alcornocales del Baixo Miño en Santa María de Oia en Pontevedra. En el extremo contrario, por el sur, algunos de los bosques termófilos canarios son formaciones netamente mediterráneas de acebuches y/o lentiscos, parecidos a los del norte de África, y que al igual que éstos, marcan una zona de transición entre el desierto y las zonas más húmedas.

Dehesa de alcornoques.

Buitre leonado, típico habitante de las dehesas.
  Por tanto, a España le corresponde salvaguardar el mayor porcentaje de un bosque único, con la misma responsabilidad que a Brasil con el bosque ecuatorial, por ejemplo. Pero dentro del mundo mediterráneo, si hay una formación que es típica de la península Ibérica, esa es la dehesa. Podemos decir que un paisaje adehesado es aquel en el que hay un bosque aclarado, es decir, sin matorrales ni arbustos, solo praderas o zonas de cultivo, o por el contrario, es un pastizal con arbolado disperso, según la densidad de los mismos que haya, como si de un modo de sabana se tratara. No hay que confundir la dehesa con una formación boscosa abierta, como sucede con los bosques de pinos piñoneros, donde sí que abunda el sotobosque. En la primera, es más que evidente la mano del hombre, y suelen abundar las gramíneas, teniendo además, un fin ganadero o agrícola. La dehesa es un ejemplo de convivencia entre el hombre y el medio que en pocos lugares se da, y que ha venido a enriquecer dos mundos, pues aquí pueden encontrarse especies animales o vegetales del mundo del bosque, la estepa o el medio antropizado. Aunque existe en casi todo el territorio español y sur portugués, suele abundar más en la zona suroeste de la península, tanto en el sur de Castilla y León, Madrid, occidente de La Mancha, y sobre todo, la zona occidental de Andalucía y casi toda Extremadura.

Dehesa de acebuches.
  Pero, ¿de donde viene la dehesa?, ¿cual es su origen?, como hemos explicado, se trata de una formación transformada por el ser humano, y nació en la Edad Media. Hay que retrotraerse a los tiempos de la Antigüedad Tardía, cuando el poder de Roma es más nominal que efectivo, y tras la entrada de los pueblos bárbaros se produce el abandono de los terrenos agrícolas en favor de las ciudades, protegidas por las murallas. Con ello, el bosque recupera poco a poco gran parte del terreno que había perdido y las espesuras vuelven  Hispania. Eso es así, hasta los tiempos de la reconquista, en la que los reyes de León o Castilla (según los tiempos), deciden quemar y/o eliminar el sotobosque con la intención de clarear los bosques para evitar las emboscadas o las famosas razzias de los reinos islámicos peninsulares. De ahí nace la palabra dehesa, que viene a significar defesa, en castellano antiguo. Posteriormente, se le empezó a ver lo rentable en términos económicos que era (y sigue siendo) como explotación agropecuaria, y en otros campos como el forestal, con la leña, el corcho o el carboneo entre otros. La dehesa de hecho, es uno de los factores importantes para el nacimiento de uno de los hechos claves en la historia española y europea, el fenómeno de las cañadas y la Mesta. Casi toda la península está cruzada por vías pecuarias de todo tipo, que van de norte a sur, y de las montañas al valle, buscando siempre los mejores prados y climas para el ganado. Hay que pensar, la importancia de este hecho, en el que, por ejemplo, Castilla e Inglaterra, llegaron a estar en contienda, con batallas navales ganadas por los primeros, en la Guerra de los Cien Años, y en la que no sólo se involucraron el reino anglosajón y Francia, sino que todas las monarquías de Europa occidental se vieron involucradas de uno u otro modo. Tras las victorias castellanas, la lana peninsular sería la que se comerciaría mayormente en Europa, en detrimento de la inglesa. Esto fijó las bases de Castilla como una futura potencia imperial.

Dehesa de Alcornoques.
Dehesa de Acebuches.
   Pero si hay algo por lo que destaca la dehesa es por su riqueza medioambiental, sobre todo a lo que en fauna se requiere. En cuanto a flora, suele darse el típico factor que se da en el bosque mediterráneo con una, o todo lo más dos, especies arbóreas dominantes, de las cuales, mayormente suelen ser quercíneas, es decir, encinas (las formaciones más abundantes), alcornoques, o quejigos; también en muchos lugares de Andalucía occidental, especialmente en la campiña sur de Cádiz, en el triángulo entre Chiclana de la Frontera, Alcalá de los Gazules y Tarifa, se da también la presencia de acebuchales adehesados, acompañados de lentiscos y palmitos. En Madrid, por ejemplo, hay bellas dehesas de fresnos, o también, aunque menos frecuente, se pueden dar álamos como en Doñana, o pinos piñoneros, como en algunas zonas de Castilla, con Valladolid como ejemplo. En cuanto a la fauna, se registran lugares de gran importancia como refugios de muchas especies en peligro, tales como el lince ibérico, el lobo, la cigüeña negra o el buitre negro. Ejemplos de estos santuarios de vida se dan, sobre todo en Extremadura y en Sierra Morena, con Monfragüe y la Sierra de Andújar como principales de cada comundidad. Pero la importancia de la dehesa no termina aquí, como paisaje boscoso abierto, o praderías arboladas, sirve como ecosistema de transición para muchas especies africanas que llegan como nuevas pobladoras, y escogen estas formaciones como lugares para adaptación en Europa, ya que se trata de un paisaje parecido, en el que se sustituyen las acacias por las quercíneas y los grandes herbívoros por las reses y el ganado existente. Casos concreto de éxito en este sentido son la garcilla bueyera o el elanio azul, rapaz espectacularmente bella. Pero no son los únicos, en los últimos tiempos se ha dado un salto de algunas especies como el buitre moteado o la garceta grande. Un ecosistema que define gran parte del paisaje de nuestra nación, un medio rico en especies, con gran influencia en la economía, la gastronomía española (jamón de bellota, carne de retinto...) y en la historia de Europa. La dehesa, sigue siendo un paraíso en la península, que si bien se encuentra en peligro por dos factores: una primera es la falta de regeneración de las especies arbóreas, y una segunda es por la recuperación del sotobosque debido a la despoblación de las zonas rurales. Esperemos que nunca perdamos el paisaje de la dehesa, un paisaje rico, y tal vez, es el más representativo de nuestra nación. Un saludo desde el sur. 




sábado, 21 de noviembre de 2015

Tierra de buitres.

 Hace unos días, en los que el viento de levante ha estado más o menos fuerte, ha aparecido (una vez más) un ejemplar de buitre leonado en la vecina ciudad de Cádiz. Enseguida hubo personas que hablaron de la anormalidad del asunto, y su relaciones con el cambio climático...No obstante, y sin entrar en una discusión bizantina de transformación del clima sí o no, quiero hablar de lo común, que no frecuente, aparición de éstas aves rapaces, y otras muchas forestales y serranas, en la Bahía de Cádiz. La cuestión viene siendo escrita y detallada en multitud de textos desde hace varios siglos, en los que siempre, tras un temporal de levante, normalmente fuerte, un buitre leonado aparece por algún rincón de nuestras ciudades. Como es lógico, el animal se encuentra desorientado y débil, y eso es, debido a la forma de volar, o más bien planear de dichas aves. Los buitres y otras grandes aves, como es el caso de las cigüeñas, debido a su peso, hacen un gran esfuerzo al batir las alas, y por ello recurren a las corrientes térmicas que hay en el aire, por ello es más frecuente ver grandes bandadas en días de sol, y no nublados o de lluvia, en el que estas corrientes o escasean, cuando no directamente, no existen. Con ello logra alcanzar una buena altura para planear con el mínimo esfuerzo posible. Y por eso, algunos buitres, cuando hay temporal de levante, procedente del este, de nuestras sierras, acaban en nuestra comarca.
 Ahora bien, explicado ésto, hay que aclarar las especies de buitres que hay en nuestra provincia; una tierra pródiga en rapaces, y que concentra una de las mayores poblaciones de buitres leonados de Europa, a la par con Navarra en España, los dos lugares donde más parejas hay. Preferentemente, se concentran en las zona oriental de la provincia, por ser éstas zonas montañosas y boscosas, o con multitud de riscos, en su defecto. Pero no huyen de la costa, como las existentes en la parte de Tarifa o Algeciras, de carácter montañoso también. Y expanden la búsqueda de comida por la campiña, donde hay abundancia de reses taurinas; cuyos cadáveres son exquisito manjar para dichas aves. Además, los buitres buscan con ello, terrenos despejados de arbolado donde poder otear bien desde el aire. Una vez aclarado, voy a explicar las especies que hay, hubo o posiblemente habrán en un futuro:

  • Buitre leonado (Gyps Fulvus): la estrella de nuestra sierra, y el más abundante de nuestra provincia con mucha diferencia. Es el segundo buitre en tamaño de Europa, con unos diez kilogramos de peso medio, y una envergadura de sus alas que puede alcanzar los dos metros y medio. Suele habitar sobre todo en terrenos montañosos, o donde haya cortados y cañones. En nuestra provincia se puede observar, con absoluta facilidad, en casi cualquier sitio, destacando el peñón de Zaframagón, ciertas zonas de Grazalema, como el Salto del Cabrero o la Garganta Verde (en ambos donde se pueden ver volando debajo del observador), así como en Los Alcornocales, en la zona del Picacho, en el Estrecho, o fuera ya de los parques naturales, en el Tajo del Águila, en éste último lugar, con una cercanía descarada. Pero cerca de San Fernando es también muy fácil de ver buitres, a tan solo veinte minutos, en la campiña de Medina Sidonia, se suelen dejar ver, para ello, recomiendo el Cordel de los Marchantes, pasado el cementerio mancomunado. Es el más gregario y social de los buitres, formando grandes colonias.
  • Alimoche (Neophron Percnopterus): la segunda especie de buitre de la provincia, no es abundante, y además, a nivel mundial, su población sufre un grave descenso de efectivos. De hecho, hay apenas una veintena de parejas en Andalucía, de las cuales, dieciséis  se encuentran en nuestra provincia, y el resto, repartidas entre Jaén con cuatro y Córdoba, con solo dos. Dándose casi por extinguido en el resto de la comunidad autónoma. El alimoche es conocido como buitre sabio (también apodado buitre egipcio), por su inteligencia a la hora de aplicar el uso de herramientas, como el uso de piedras con el pico para romper los huevos de avestruces, entre otras habilidades. Es el más pequeño de los buitres europeos con apenas dos kilogramos de promedio y metro y medio de envergadura. 
  • Buitre negro (Aegypius Monachus): es la espcie de buitre de mayor tamaño de Europa, con un peso comprendido entre los siete y doce kilogramos, y pudiendo alcanzar los tres metros de envergadura, aunque su media sea de dos metros y medio. A diferencia del resto de buitres ibéricos, que viven en zonas montañosas o de roquedo, el buitre negro prefiere los terrenos boscosos, sobre todo adehesados, como en Extremadura o Sierra Morena (sus paraísos). No es especie nidificante en nuestra provincia, no obstante se puede observar con facilidad a muchos ejemplares jóvenes mezclados con buitres leonados, pues toman nuestra tierra como territorio de dispersión. Asimismo, existe un proyecto de reintroducción en nuestra provincia, como en la vecina de Málaga, por parte de la Junta de Andalucía. 

  • Quebrantahuesos (Gypaetus Barbatus): el buitre barbado no existe ya, en nuestra provincia. Lejos quedan los tiempos románticos del XIX, en los que A. Chapman y J. Buck exploraron el sur de España, escribiendo La España Salvaje y España Inexplorada, y anotando la presencia de la especie desde las serranías de Grazalema a los acantilados del Estrecho. A diferencia de los otros buitres, éste aprovecha los restos del cadáver cuando apenas queda nada, alimentándose de la poca carne existente, y sobre todo del tuétano de los huesos que rompe tirándolos desde las alturas. Su envergadura puede alcanzar los tres metros, y su peso ronda entre los cuatro kilogramos y medio y los siete. Actualmente solo queda una población autóctona en España, en el Pirineo aragonés, extendiéndose al navarro y al catalán. En semilibertad existen en los Picos de Europa y Cazorla, donde participan en un programa de reintroducción. Se espera que en un futuro (lleva planeándose desde los noventa) vuelva a nidificar en Grazalema, pues fue uno de los sitios escogido para el mismo plan, esta vez, por parte de la Junta de Andalucía. 

  • Buitre moteado o de Rupel. (Gyps Rueppellii): la última, y al parecer la futura incorporación a la fauna ibérica. A pesar de que se encuentra en peligro de extinción ha venido tomando su área de dispersión por nuestra tierra, que se encuentra a miles de kilómetros de sus áreas de origen, el África subsahariana oriental, es decir, los territorios de sabana, llegando hasta Etiopía y Eritrea, como rincones más cercanos a Cádiz. Sin embargo, la presencia de ejemplares jóvenes mezclados con buitres leonados es cada vez más común. Al igual que el Elanio Azul (Elanus Caeruleus) o la Garcilla Bueyera (Bubulcus Ibis) son aves que ven en nuestras dehesas de la España occidental un ecosistema parecido al suyo de origen. Pueden llegar a tener una envergadura de dos metros y medio, y un peso de hasta nueve kilogramos. Tiene, además el récord de ser el ave que voló a mayor altura, unos once mil metros (largos), llegando a impactar con un avión.
 Por último, decir que cada buitre cumple una función (cual bisturí), una vez avistado un cadáver. En una secuencia ideal, suponiendo que los cuatro buitres ibéricos ocuparan toda la península, sería así: 
  • Primero se acercan los cuervos y demás córvidos, así como los alimoches, de picos "más blandos", para ir arrancando los primeros trozos, y los órganos blandos, como los ojos. 
  • Posteriormente sería la hora de los buitres negros, que en pequeña cantidad, se acercan con su cuello más corto, y su pico más robusto y duro, a rasgar las partes duras como la piel, músculos, y demás.
  • Luego sería el momento de los buitres leonados, de cuellos más largos, y que aprovecharían, los órganos internos, sobre todo. Vendrían en grandes bandadas, y habría disputas por la comida.
  • Por último, el quebrantahuesos aprovecharía lo restante, sobre todo los huesos, que arrancaría de los restos, para salir volando, y desde el aire, tirar el hueso escogido con el fin de romperlo y alimentarse del tuétano.
 Todavía en nuestra provincia podemos presumir de la presencia de tres de los grandes buitres ibéricos, más la incorporación del moteado. Aunque eso sí, solo críen el alimoche y el leonado, en muy buen número. Tan solo el quebrantahuesos es imposible de ver, aunque esperemos que en un futuro, en nuestra provincia podamos presumir de tener los cuatros (o cinco) grandes buitres europeos. Un saludo desde el sur. 


domingo, 2 de octubre de 2011

El último bosque de llanura

   Por muchos es conocida la leyenda de las doce pruebas, en la que Hércules le roba el ganado al rey Gerión, un ser con tres troncos y otras tantas cabezas; eran unos bueyes sagrados para unos monarcas que se suponían tartésicos, un mito que hoy día se suele situar en tierras gaditanas. Sea o no verdad el mismo, lo cierto es que ésta historia viene a confirmar una tradición que aún hoy día se conserva en la provincia de Cádiz: la ganadería de reses bravas. Cuyo origen, probablemente se remonte a varios milenios (me refiero a la cultura ganadera vacuna, no a la raza en sí), la razón es bien sencilla: lo incultivable del terreno de la campiña suroeste gaditana. Aunque a primera vista nos engañe, pues gran parte del año las praderas de ésta tierra tienen un rico herbazal que llega a alcanzar alturas considerables, sino ha sido frecuentado por los toros, y se mantiene con un color verde intenso en épocas de lluvia (y periodos posteriores), la tierra es muy arcillosa, y por tanto tiende al encharcamiento fácil, llegando a formar auténticos cenagales en invierno, mientras permanece árida y polvorienta en verano (periodo de sequía anual). Ésto es debido a la plasticidad de la arcilla, que tiene nula porosidad, y no permite que el agua de lluvia filtre al interior, formando multitud de lagunas temporales, de las cuales la más famosa era la Janda (antes, la mayor de España), que se secan en periodo estival por causa de la fuerte evaporación. Por ello se hacen impracticables los cultivos, salvo algunos arroceros, y otros en las cercanías de la costa, como en el caso de Chiclana y Conil, teniendo los habitantes de la tierra que subsistir con la ganadería vacuna, siendo, por otro lado, de lo más rentable, pues a hecho rico a un buen puñado de terratenientes. Entre ellas se encuentra, por ejemplo, la famosa ganadería de Torrestrella, de Medina Sidonia. 

    La falta de cultivos ha salvado a muchos terrenos de gran valor ecológico, este lugar, se protegerá como zona de especial conservación (ZEC), dentro de la Red Natura 2000, que protege territorios a nivel europeo un territorio que se encuentra en el triángulo Chiclana, Medina y Tarifa. Ésta vasta extensión ocupa terrenos mayores que muchos parques naturales vecinos, unas 26.476 hectáreas, en las que caben multitud de ecosistemas. Que se pueden dividir, a groso modo, en varios:

    -   Pastizales anuales, o más conocidas como praderas, que tienen un acusado ciclo estacional, que viene marcado por unos periodos muy diferenciados de lluvias, siendo abundantes las precipitaciones entre mediados de octubre y finales de febrero, mientras hay una pertinaz sequía entre mayo y septiembre; los meses intermedios varían en función de la generosidad del año climatológico. Son anuales, porque crecen y se desarrollan en las épocas húmedas, mientras se agostan en las secas. Manteniendo dos colores diferenciados entre el verde y el ocre, según la estación en que se visite. Son muy características las distintas clases de tréboles. Éste es el hábitat ideal para muchos animales esteparios, como las avutardas, sisones, liebres, etc. Y es tal vez, el ecosistema que más porcentaje de terreno ocupe de la zona LIC (Lugar de interés comunitario). Hay que decir, como curiosidad, que por donde el ganado no ha pasado, las hierbas pueden alcanzar incluso alturas de dos metros, aunque son escasas las zonas que quedan así.

    -   Bosques de acebuches, tal vez los más importantes de la zona. La provincia aún conserva la mayor concentración de éstos olivos silvestres de la península, y un bosquete, en las cercanías de Tarifa, con ejemplares que tienen algunos milenios de edad, clasificándose como una de las forestas más antiguas de España. Tienen, en su mayoría, forma adehesada, abierta, con cierto parecido a las sabanas africanas; de hecho se han encontrado formaciones parecidas en la zona del Sahel entre árboles del género olea (acebuches y olivos) y hierbas de la misma familia que las gaditanas, siendo probablemente, un ecosistema que hemos heredado de periodos más cálidos. Al igual que las praderas, son un ecosistema rico para la fauna esteparia, pudiéndose encontrar aves tan interesantes como el elanio azul, la cigüeña negra o el buitre leonado. También hay que decir, que éste es terreno de expansión del águila imperial ibérica, un ave muy amenazada de extinción.

   -  Lagunas y encharcamientos anuales, aunque no se han valorado suficientemente, y muchas veces se han denostado, desecándose gran parte de ellos, aún forman uno de los ecosistemas más importantes de la zona, y el más rico en fauna. En ellas, se da el curioso contacto entre la fauna acuícola, como es el caso de los distintos tipos de garzas, cigüeñas, ranas y galápagos, y animales que pertenecen al mundo de la estepa o los bosques, según se encuentre situado el humedal. Permanecen con agua en invierno, mientras se secan en verano. Son destacables la laguna de la Janda (de la que hablaremos en otra entrada) y un palmitar inundable que se encuentra en las cercanías de Tarifa, y que tiene un aspecto muy exótico, pues ver las pequeñas palmeras rodeadas de agua nos traslada a lugares como el Chaco paraguayo.
 
   -  Zonas de matorrales y arbustos, en su mayoría aromáticos, es éste un ecosistema muy típica de toda la región mediterránea, y aquí también se encuentra presente. Es zona preferente para la fauna mediterránea de pequeño tamaño, como conejos, zorros, etc.

   - Bosques de alcornoques, los de mayor porte y frondosidad, formando bosques islas muy interesantes, en la que conviene destacar el que existe entre Medina Sidonia y Chiclana de la Frontera, en la zona del Junco Real, Cañada de los Marchantes o Pago del Humo, por decir algunas zonas. Alcanza éste bosque tal grado de conservación que actúa como un vergel para muchos animales forestales que no existen en los alrededores, como por ejemplo: cuervos, azores, picos picapinos, etc. También existen en su sector más oriental, pegado ya, al parque de Los Alcornocales, siendo puente de unión entre la fauna de campiña y la del bosque. Se encuentra muy bien conservado, y hasta hace pocos años era accesible a su interior, en los que daba la sensación de encontrarse en un paraje serrano por su frondosidad, y no en las cercanías de una ciudad tan turística como Chiclana.

   - Bosques de pinos piñoneros y eucaliptos, que tienen formaciones, normalmente pequeñas, ya actúan como dormideros de muchas aves, pues son los únicos bosques en muchas zonas, alcanzan muy pocas hectáreas, pero muy valiosas para la fauna.

    - Los ríos, aunque abuntantes en el territorio, tienen escaso caudal, pero son muy valiosos, sobre todo en época de sequía, pues al no secarse, sirven de bebedero de la fauna local. Además, permite la presencia de animales de ribera, como los martines pescadores, abejarucos, galápagos, e incluso algunas nutrias, que también coloniza varias lagunas.

     Cierto es que me he extendido demasiado para algunos, y me he quedado escaso de datos para otros, sin embargo, no me gusta dar una lección magistral sobre éste bello territorio, sino dar a conocer su valor, pues es una zona bastante desconocida, incluso para los lugareños. Es curioso, que con la presencia de tan importantes ecosistemas, y de una rica y variada fauna no se haya protegido como parque o paraje natural. Pues tiene una rica red de cañadas y veredas que permitirían su fácil acceso de cara al senderismo, pues sería sencillo, incluso para ir con niños al tratarse de un terreno extremadamente llano. Sin embargo, han quedado relegados en su mayoría como cotos privados de caza, o terreno para las reses bravas, algo que se puede mantener aún protegiéndolo con alguna figura legal. Pues no es ésto lo que me preocupa, sino la fiebre de los campos de golf que venimos padeciendo la provincia desde hace un par de décadas. Ésto sí sería una catástrofe que empobrecería la fauna, e incluso los recursos de los ciudadanos de la zona, pues a pesar de las generosas lluvias invernales, no hay que olvidar que las sequías también son frecuentes cada determinados años, y después vienen los cortes de aguas a determinadas horas. La protección de toda ésta zona haría justicia a una fauna y  flora que poco, o nada, tiene que envidiar a la de los parques vecinos. Un saludo desde el sur.

domingo, 5 de junio de 2011

Propaganda electoral

Ya una vez pasada la enorme resaca de las pasadas elecciones municipales del 22 M, puedo comentar y analizar tranquilo las promesas electorales que los distintos partidos han dado a conocer. La conclusión final que pude sacar es la siguiente: que a pesar de la crisis inmobiliaria que venimos padeciendo, y que ha lastrado toda nuestra economía, y destrozado nuestras costas, los candidatos, de todo signo político, vienen exponiendo en cada programa su panacea contra el paro: hoteles y campos de golf. Puedo decir, sin ningún rubor, que estoy hasta las narices de los mismos. Todo que sea del sur y de costa, me comprenderá. Ya no hablo de términos ecológicos, con los que terminaré más tarde ésta entrada, hablo de problemas económicos. No soy una persona docta en la materia, pero hay entendidos que estarán de acuerdo con lo que voy a decir, y que a priori, parece una barbaridad, pero una vez expuesto el motivo principal de por qué opino así comprenderá lo que estoy contando. Como llevo pensando hace tiempo, de la crisis, se saldrá, más tarde o más temprano, pero del boom inmobiliario del cambio de siglo nos quedarán las huellas por mucho tiempo. Por ello, pienso, que se deberían de derribar, al menos, un 10 o un 15% de lo construido a lo largo de la última década en éste país, especialmente en la costa. Estoy seguro que, en un principio, parece contraproducente, pero a la larga, sanearía el país. Solamente hay que pensar en una máxima económica: donde se contruyen pisos y hoteles no se puede edificar nada más. Pues esos terrenos estarán condenados  siempre a ser eso, segundas residencias, ya que la expropiación puede tener precios astronómicos. Esos terrenos que antes eran agrícolas o industriales, ya no producen nada. Una fábrica abandonada siempre se puede reciclar en otra industria, un centro comercial siempre se renueva, y el terreno agrícola puede servir para otros cultivos o para suelo industrial en caso de no tener éxito económicamente. Por otro lado, los hoteles, campos de golf y la hostelería, están bien como ayuda comercial a una ciudad, pero sin que ésta centre toda la política económica de la misma, pues ocupan una extensión enorme de terreno para lo poco que producen, dando además, escasos puestos de trabajos, mal pagados y temporales, en su mayoría. También está el problema de la saturación de mercado existente en el sector turístico, pues todo el Mar Mediterráneo está asfaltado y más llena de hoteles que una casilla del Monopoly.
En términos ecológicos, no se si es mejor echarme a llorar, o seguir comentando los desastres que éste sector de la economía produce a nuestro país. El primero, y principal, es el estético, una fea costa de hormigón, que va desde Gerona a Huelva, no es motivo de orgullo, desde luego, para mí. El segundo, y del que pocos hablan, es del desastre ecológico diario: en una nación de lluvias tan irregulares como es España, no se puede permitirse el lujo de  éstos gastos y derroches contínuos de agua. Solamente hay que pensar cuanta agua consumen las miles de piscinas particulares, los ahora de moda spas, los hoteles en sí y los verdes campos de golf. No es de recibo, que haya lugares que en tiempos de sequía corten el agua a sus ciudadanos a una determinada hora, solamente por un capricho económico de cuatro gatos, que se han forrado a costa de unos terrenos. ¿Cuantas costas se han destrozado, con el lema de "Turismo ecológico, respetamos la ley de Costas" en los últimos 15 años?, se empieza con un hotel y un campo de golf, y se termina como en La Barrosa (Chiclana), donde ya no hay bosques ni viñedos, sólo asfalto. Por eso, cuando en la propaganda electoral de los candidatos venían explicando los proyectos de hoteles y campos de golf en mi ciudad, cercano a la línea de playa, y junto al Parque Natural Bahía de Cádiz, me eché a temblar. No es para menos, los del sur ya nos conocemos el percal que se mueve tras toda ésta mierda. Porque seguiremos en paro, y nuestra costa acabará destrozada. 
Un saludo desde el sur.

Imágen de La Barrosa desde satélite, donde se aprecia una costa destrozada.