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lunes, 18 de noviembre de 2013

La Posada del Mesón.

  Cuando uno  camina por el barrio del Pópulo se puede llevar la sensación de que hay mucho más de lo que se muestra. Y es así. Por ejemplo, muchas casas están encima, literalmente, del teatro romano, y en algunas se pueden ver hasta sus restos. Otros, sobre templos romanos y fenicios, como es el caso de la Casa del Obispo. Pero uno puede pasar por alto, ante tanto que ver, algunas joyas de arquitectura popular, y que además, encierran un secreto que sólo hasta hace unos años ha sido desvelado. 

 Escondida en una esquina, apenas imperceptible, y sin que nada llame la atención, se encuentra la Posada del Mesón. El ejemplo mejor conservado de las posadas de la Tacita. Aunque hay algunas más, que tampoco se conservan mal. La fachada, siendo barroca, no muestra gran cosa. Es de lo más popular. Lo mejor está dentro, pasado el zaguán, nos encontramos con lo más destacable de la casa: un hermoso patio del siglo XVII. Su aspecto, recuerda más a un típico patio manchego que a uno andaluz. No obstante, la influencia de su arquitectura, como la del primer barroco que llegó a Cádiz, es castellana. La cual, es algo más sobria que la andaluza. Balconadas de madera pintadas de verde rodean a un enorme patio cuadrado en cuyo centro se encuentra un pozo con remate de forja, como es tradicional en la ciudad.

 Por otro lado, hace unos años se encontraron restos romanos que pertenecían al teatro romano de la localidad, y al parecer se encuentran en relativo buen estado. No obstante, tanto Posada como el teatro, se encuentran cerrado en una de las interminables reformas de la Junta de Andalucía, que como siempre, se empeña en hacer centros de interpretación de dudosa valía, y cuyos proyectos casi nunca ven la luz. Así pues, ni teatro ni posada son visitables en estos momentos, hará falta paciencia, mucha, ante tanta incompetencia. Un saludo desde el sur.




domingo, 6 de octubre de 2013

Teatro Romano de Cartagena.

 Hoy seguimos en el sur, aunque cambiamos de comunidad autónoma, y viramos hacia el levante español. Además, hace poco que han sido las fiestas de "Romanos y Cartagineses", festividad local de gran renombre, y con momentos espectaculares. Con ello la ciudad rememora la importancia que tuvo para ambas civilizaciones la localidad que hoy visitamos, y la dura lucha por controlarla en las Guerras Púnicas. Muchas más civilizaciones la han tenido en su mano, son más de 2.500 años de historia las que tiene la urbe. Y hay restos de todo tipo, incluso hasta una muralla bizantina. No obstante, su fundación es cartaginesa, de ahí su nombre de origen: Cartago Nova.

 De los cartagineses quedan restos, sin embargo, como en casi toda España, lo espectacular son los monumentos de origen romano. Al igual que el teatro romano de Cádiz, el de Cartagena tuvo una localización tardía, allá por el año 1.988. En cambio, se debió de construir entre los años 5 y 1 a.c. con calizas y mármoles del Cabezo Gordo, monte cercano a la vecina ciudad de Torre Pacheco. También se detectan mármoles procedentes de Grecia. Tenía capacidad para unos 6.000 espectadores, siendo por tamaño el quinto teatro de la península ibérica (hasta ahora encontrado). El hecho de entrar en él, ya impresiona, su buen estado de conservación, y su monumentalidad son dignas, de por sí para una visita. También es recomendable recorrer el museo que le precede en el camino establecido por las autoridades del conjunto monumental. 
 Pero no sólo el teatro resulta curioso, pues resulta que éste, abandonado en tiempos de las invasiones bárbaras, acabó siendo "tapado" por las distintas culturas medievales, desde los bizantinos a los castellanos, pasando por las distintas dinastías musulmanas. Por lo que en una de las diócesis más antiguas de nuestro país, se decidió construir una catedral, que aún hoy, permanece en ruinas por culpa de los bombardeos de la Guerra Civil. Y esta se sitúa encima de un lateral del teatro. Aunque de origen medieval, hoy lo que mejor se conserva es de origen neorrománico o neogótico, que anticipa el modernismo que dominará finales de XIX o principios del XX, la zona del levante español, y la propia Barcelona. Como curiosidad, destacar que en su interior, hubo un presidio político o checa, por parte del bando republicano.

 El acceso al interior de estos monumentos, se hace desde la misma plaza del ayuntamiento, donde se encuentra un bello edificio rosa, modernista, y de notable factura. Como ven, no le falta de nada a esta visita: catedral, teatro romano y edificio modernista. Más completo, imposible. Un saludo desde el sur.