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domingo, 1 de junio de 2014

Grandes derrotas navales inglesas a manos españolas. Parte II

 Tras el paréntesis de Champions y elecciones, continuo con las batallas navales que hubo entre España e Inglaterra. Continuo, así pues, a finales del siglo XVI, y principios del XVII, época de mayor esplendor de nuestra patria, y por supuesto, de su Armada. En aquellos tiempos se inventa la que sería la primera Infantería de Marina del mundo, y que hoy es la más antigua en activo. Nuestros ejércitos de tierra son invencibles, y ni siquiera los mercenarios suizos son capaces de hacerles sombra.  En próximas entradas veremos como España llegó a conquistar, por varias ocasiones, suelo inglés. Pero en estos momentos, España afianza su supremacía en los mares, como primera potencia militar del mundo. Continuamos pues, con las siguientes batallas:
  • Fracaso de la Expedición Frobisher y captura del HMS Revenge. Año 1590-91. 
 El barco, uno de los más afamados de la armada inglesa, y gobernado en varias ocasiones por Drake, fue capturado en una fracasada expedición comandada por Frobisher, que pretendía atacar a la Flota de Indias. Pero el sofisticado sistema de convoyes con buques de escolta, repelieron el ataque inglés (y otros muchos más). Dicho sistema sería tomado como referencia en la II Guerra Mundial por la Armada Norteamericana. En septiembre de 1.591, el Revenge fue capturado a la altura de las Azores.

  • Pedro de Zubiaur. 1.593. Batalla de Blaye. Francia.
 El año anterior, este marino causaba estragos en un convoy militar inglés de cuarenta barcos, incendiando a la capitana y tomando otras tres naves. En el mencionado año, la ciudad de Blaye, en Francia, estaba asediada, entre otros, por seis navios ingleses al mando de Houghton. Nuestro marino que contaba con cuatro pinazas hundió los dos galeones principales de sus enemigos: las naves capitana y almirante. Luego hubo de librar otros dos combates, uno primero contra once navíos procedentes de La Rochelle, hundiendo, igualmente, a la capitana. Y por último, logró zafarse de una flota de cuarenta navíos procedentes de Burdeos. De los cuales también lograron hundirse varios navíos a consecuencia del mal tiempo reinante.

  • Expedición de Hawkins y Drake a la América Española. 1.595-96.
 Otra expedición ambiciosa contra los principales intereses españoles, llevadas a cabo, por parte de los corsarios de la monarca inglesa. A diferencia de las dos anteriores, esta se caracterizó por ser una expedición ambiciosa. Pero, igualmente, el fracaso, fue proporcional a las expectativas creadas, con una sonora derrota a ambos. De cinco batallas, cinco derrotas inglesas por cinco victorias españolas, muchas en inferioridad de efectivos y medios. La primera parada sería Canarias, donde el gobernador Alonso de Alvarado, con tan solo 1.500 hombres, la mayoría civiles sin instrucción,  lograrían la primera derrota inglesa, y darían un importante aviso, por correspondencia, a las colonias americanas y a la metrópoli, para que estuvieran preparadas. La segunda parada sería San Juan de Puerto Rico, ciudad que contaba con apenas cuatrocientos hombres, más trescientos del Nuestra Señora de Begoña y quinientos más de la escuadra de Don Pedro Téllez de Guzmán, quien ya les había vencido en Isla Margarita. Y sería la ciudad donde moriría Hawkins, y perderían la vida cuatrocientos ingleses. La tercera parada, sería Panamá, donde ya fallecería Drake, y donde los españoles harían una política de tierra quemada y guerra de guerrillas por las junglas. Por último, ya en la retirada, pararon a reparar sus buques y a obtener aprovisionamiento, para la vuelta a Inglaterra, en la Isla de Pinos. Donde fueron sorprendidos por el Almirante Garibay, que  a pesar, de tener solamente tres galeones, contra los dieciocho buques ingleses, logró sorprender y apresar a un galeón inglés y a una pinaza. El resto huyó perseguido por la flota del Almirante Avellaneda. Del total de seis galeones reales y veintidos pinazas, aparte de las barcazas. Y de más de mil quinientos marinos y tres mil soldados del inicio; cayeron capturados un galeón y dos transportes, diecisiete buques hundidos. Además de mil hombres muertos en combate, mil quinientos por enfermedad y quinientos prisioneros, del total de toda la expedición.

 La semana que viene, continuaré con la tercera parte, en la que ya se adentra, casi, o sin casi, en el siglo XVII. Y dos curiosas conquistas españolas en suelo inglés, concretamente, en Cornualles y Kinsale. Un saludo desde el sur.












domingo, 27 de noviembre de 2011

Las palmeras en España


  El viernes fue tranquilo, me quedé viendo hasta tarde una película que ponían en la tele: Corrupción en Miami. Y se me encendió el chip, pues no sabía de qué escribir ésta semana, así que como todos tenemos asociados a Miami, California y Hawái con el sol y el buen clima, asociamos inherentemente a una flora particular a dichos lugares: las palmeras. Hay que decir que no hay que ir tan lejos para observar palmeras de distintos tipos, ya que vivimos en un país privilegiado, también, en cuanto a sol y temperatura, y nuestra zona, precisamente está entre las mejores. De hecho España es uno de los países que exporta palmeras a distintos países, mayoritariamente, suelen proceder de viveros, y aquí cerca, hay uno, en la población del Portal, pedanía de Jerez, cercana al Puerto de Santa María. Como curiosidad, sobre todo para aquellos que son aficionados al cine, les contaré, que por ejemplo, la película de La Chaqueta Metálica de Stanley Kubrick, está rodada en un polígono industrial, que por aquel entonces estaba abandonado en Londres, y para añadir el toque tropical necesario a la película, importaron palmeras españolas que sirvieron para dar el pego. 

  Aunque solemos llamarlas como palmeras en sí, lo cierto es que su verdadero nombre es el de palmas, y la primera acepción es sólo correcta cuando se habla de la datilera o la canaria. También tendemos a simplificar, y aunque creemos que hay sólo unos cuantos tipos de ellas en nuestro país, lo cierto es que hay, al menos, 15 especies que son comunes en nuestra geografía, y otras tantas, que actualmente, están en periodo de prueba en distintos jardines, para ver si se adaptan a nuestra tierra. E incluso para más inri, hay una que es autóctona en nuestra geografía, aunque es muy poco conocida (salvo para los comilones), y eso sí, es la más pequeña de todas, pues apenas logra alcanzar el metro de altura en su estado adulto: el palmito. Salvo ésta última el resto son importadas, aunque hay algunas como las datileras, las canarias o las californianas, que se han adaptado tan bien, que han acabado por naturalizarse en nuestros paisajes, de hecho, las últimas, provenientes de California, con un clima similar al nuestro, crece de manera fácil y espontánea, y algunas asociaciones ecologistas la quieren añadir como especie invasora. En cambio, las dos primeras se encuentran ya,  muy unidas al folclore nacional, y por ejemplo, se emplean sus hojas para adornar los balcones y fachadas en Domingo de Ramos. Sin embargo, no son propias de la península, ni siquiera de África, a pesar de que ya, pensamos que tanto en nuestra tierra, como en el Magreb hay palmeras que llevan hay toda la vida, cuando fue una importación de los árabes, en cuya península sí eran naturales, así pues, tanto los palmerales libios en los oasis, como los existentes en las cortijadas españolas, son actualmente propios del lugar, pero sus antepasados procedían de Arabia. En concreto, en España se introdujo, también, con la invasión árabe, gracias a Abderramán I, que las importó para la producción de dátiles. Y hoy día, nos parecería mentira nuestro país, sin palmeras, por ejemplo, en época de los godos. Lejos de querer enrollarme más, expongo las especies más comunes, con una foto, a ser posible, para que se logren distinguir de modo más claro a las palmas andaluzas y gaditanas en concreto:

 - El Palmito: de pequeño tamaño, apenas, si puede lograr el metro, es el único autóctono de España, y de todas las líneas costeras del Mediterráneo. Tiene la característica de que suele crecer en grupos y, concretamente, en lugares secos y soleados, aunque los he logrado ver, en nuestra tierra, en zonas inundables, como en la Carretera de las Lagunas (Chiclana) y en la Mesa Baja (Alcalá de los Gazules).

 - La Palmera Datilera: la palmera por excelencia, de hecho, lo correcto es que al resto se le denominen palmas. Importada en España por la cultura árabe, durante la edad media, actualmente está naturalizada en el sur de la península. De hecho, uno de los palmerales más grandes del mundo se encuentra en la ciudad de Elche. Tan común en nuestro paisaje que ya forma parte del mismo, a pesar de que es foránea. Actualmente, se encuentra su población, en descenso crítico, a causa de la plaga de picudo rojo, un escarabajo rojo, del desierto, de difícil erradicación.

 - La palmera Canaria: muy parecida a la anterior, pero con el tronco más gordo, y con hojas más oscuras, además tiene una “copa” más lustrosa. De crecimiento muy lento. Es natural en nuestro país en las islas Canarias, donde suelen formar bosques termófilos a media montaña con los también conocidos dragos y acebuches. Está muy extendida también por Andalucía, incluso ya, de forma natural, en algunos rincones, y soporta bastante bien el frío. También está afectada por el picudo rojo.

 - Las palmeras californianas o tipo washingtonias: son muy común en Andalucía, donde gracias a sus frutos, crecen de manera espontánea, pues provienen de un clima parecido, el del sur de California, y norte de Méjico. Crecen en nuestra tierra con muy pocos recursos, apenas un poco de suelo y algo de lluvia, incluso creciendo entre adoquines de las aceras. Son altas y espigadas, y para ayudar a asociarla, hay una imagen que enseguida vendrá a nuestra cabeza, la de Eddie Murphy en Superdetective en Hollywood, donde se le ve con estas palmeras de fondo. No les afecta el picudo rojo.

 - La palma Coco plumífero: muy común en nuestras ciudades desde los años 90 a esta parte, con ella se adornan paseos, rotondas, e incluso playas. Le añaden un aspecto muy tropical al lugar en el que se han plantado. Son las típicas, que actualmente se asocian a Bahía Sur, y provienen del Norte de Argentina y sur de Brasil (la región del Iguazú), necesita pocos cuidados en nuestra tierra, salvo un poco de humedad en verano.

 - Palmera Kentia: muy común en los patios interiores de Cádiz. De origen australiano, es también muy común en los jardines de nuestra tierra, sobre todo en Cádiz y Málaga, donde pueden a llegar a alcanzar alturas considerables. Tiene también un aspecto tropical, y de hecho, es de las más cultivadas en Canarias. De pocos cuidados en nuestra tierra.

 - Cocoteras: las he incluido más como una curiosidad, pues aquí sólo pueden crecer en interiores, y con muchos cuidados, pues es la palmera tropical por excelencia: no soporta temperaturas más bajas de 18º, ni escasez de humedad. De hecho, en los años 80, se fueron a pique el 75% de las cocoteras de Florida en una helada. Aquí, en nuestro país, sólo crecen, y plantadas, en las zonas costeras canarias, aunque hay quien asegura, haber visto algunas en los distintos tramos de costa entre Motril y Cádiz, aunque es muy poco de fiar este dato.

  Y una última curiosidad: no son árboles, en sentido estricto, sino monocotiledoneas, estando más emparentadas con las hierbas que por ejemplo, con un chopo. Aunque seguramente, me haya dejado, muchas en el tintero, lo cierto, es que prefiero no alargar más éste artículo, pues sino corre el riesgo de parecer una clase magistral, simplemente, con que se conozcan nuestras palmas más comunes y abundantes en nuestra tierra me llega. Pues forman parte inherente a nuestro paisaje y nuestra alma colectiva, y créanme, que cuando tengo que viajar a otros lugares más fríos, una de las cosas que más echo de menos son la silueta de alguna palmera, o una doble hilera de las mismas, en alguna calle, como es común aquí. Puedo parecer friki, pero no puedo evitarlo. Un saludo desde el sur.

Palmeras Canaria (Izquierda) y Washingtonia (derecha) en la playa de La Casería, San Fernando.

Ejemplar de Coco Plumífero en Bahía Sur, San Fernando.

Grupo de Washingtonias, datileras y canarias en el Parque Genovés, Cádiz.

Las palmeras datileras adornan muchas plazas, como ésta de San José en San Fernando.

Palmera datilera en la plaza de la Catedral, en Cádiz.

Alineación de palmeras canarias en un convento abandonado en San Fernando.

Grupo de Cocos Plumíferos en el parque de la Oliva, San Fernando.

Coco plumífero al anochecer, una imágen casi tropical de Bahía Sur, San Fernando.

Grupo de palmitos entre pinos piñoneros, carretera de Las Lagunas, Chiclana de la Frontera.

Ejemplar de palmito, Cañada de los Marchantes, Medina Sidonia.

Grupo de palmitos, Cañada de Marchantes, Chiclana de la Frontera.

Coco plumífero y datilera adornadas por Navidad, San Fernando.

Grupo de Washingtonias en Cádiz.

Los ejemplares grandes son Kentias, típicas en los patios y jardines de la provincia. Hospital de Mujeres, Cádiz.