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lunes, 19 de marzo de 2012

El Oratorio de San Felipe Neri

 Aunque hoy no es día de publicar, es de sobra conocido por muchos, que el día 19 de marzo es el día de la provincia de Cádiz. Éste año, incluso es fiesta en la capital gaditana, en conmemoración de la Constitución de 1.812, popularmente llamada "La Pepa", por ser proclamada en dicha fecha, siendo festividad del día de San José, de ahí el jocoso nombre. Hoy día, todavía se dice aquello de "Viva la Pepa", que es una manera de expresar alegría, de un modo irónico o sincero; aunque eso depende del tono de voz, como en todo. Creo que sería presuntuoso intentar explicarles algo que ya viene publicado en mil y un periódicos y revistas. Y que, sinceramente, lo hacen mejor que yo, pues de historia constitucional ando escaso. Sin embargo, también puedo poner mi granito de arena en éste Bicentenario que se celebra en éstos días. Y ayudarles a que se paren a observar, de modo artístico, y arquitectónico, el edificio que alumbró dicha constitución. Me refiero al Oratorio de San Felipe Neri

 La ciudad de Cádiz, como todos sabemos, tuvo su particular siglo de oro en el XVIII. Por aquel entonces, la ciudad antigua se expande como no lo había hecho nunca, y construye templos de lo más lujoso. Concretamente oratorios se construyen dos, rivalizando en lujos el uno con el otro. De la Santa Cueva ya he hablado en una entrada anterior, en cambio, el que nos ocupa ahora, y que fue de vital importancia histórica fue el de San Felipe Neri. A diferencia del oratorio de la Santa Cueva, el lujo es menor, pero sus proporciones son mucho mayores, y su fachada sencillamente impresionante. Ésta, se construyó bajo unos cánones puramente neoclásicos, sobria, sin apenas adornos, y con unas pilastras enorme tamaño. Cuenta, asimismo con una serie de placas, en recuerdo de los diputados doceañistas que se colocarían a posteriori. El interior, en cambio, es puramente barroco. Ésto tiene una explicación, el templo fue construido entre 1.685 y 1.719, años en los que aún predominaba dicho estilo. Por ello, tiene una planta elíptica, adornado, también en su interior, con pilastras que suelen separar los distintos cuerpos y capillas del oratorio. Aquí llama la atención la enorme cúpula existente en el templo, con tres elípsis concéntricas, y tres balconadas que separan los distintos cuerpos de la misma. El tamaño es impresionante, e invita a mirar hacia arriba. El oratorio es un ejemplo de arquitectura bien hecha, la ausencia de elementos intermedios que impidieran observar toda su grandiosidad, y la buena iluminación nos corroboran que todo está pensado y meditado para poder recrearnos en el más mínimo detalle. La ausencia de columnas, y su forma oval, fue la que permitió que dicho templo fuera elegido por los diputados doceañistas para las cortes, pues el Teatro de las Cortes de San Fernando se encontraba relativamente cerca de la línea de defensa contra el invasor francés. Un brote de fiebre amarilla, debido al hacinamiento de la enorme cantidad de población acogida, animó a éstos a cambiar un lugar por otro.  En el plano artístico el templo destaca por tener una obra del pintor Murillo, un encargo que el pintor sevillano hizo in situ para la ciudad, una bella y enorme Inmaculada que recientemente ha sido restaurada, y que se encuentra situada en el altar mayor. Asimismo, el templo tiene seis capillas laterales más, adornadas con imágenes y retablos al más puro estilo barroco, y cuya procendecia, es mayoritariamente genovesa. En la última reforma se han encontrado unos frescos en las paredes que enriquecen aún más al patrimonio gaditano. Asimismo, justo debajo del templo se conserva todavía una cripta que contiene los restos de varios diputados del Doce.

 No he de terminar sin dar aunque sea, una pequeña pincelada de la importancia histórica del lugar. Pues se trata de una especie Independence Hall a la española, aunque no se ha sabido valorar ésto lo suficiente. Hay quien relativiza la herencia recibida de la Constitución de 1.812 (La Pepa, lo dejamos para los amigos), y no ve más allá de que simplemente estuvo vigente durante seis años. Y cierto es, que sino duró mucho, y que hoy día tiene conceptos anticuados, logró abrir la mente de muchos compatriotas que no sabían que había algo más que el absolutismo. A partir de entonces, la idea de un sistema democrático se instala en el pueblo español como un fin al que hay que llegar. Por desgracia para nosotros no fue una constitución disfrutada, pues a diferencia de la actual, la de Cádiz, como la de Virginia (que dura ya 200 años), permitía la reforma constitucional de modo más sencillo que la rigidez de la actual no permite. Simplemente, se hubiera modernizado con el correr de los tiempos, y nos hubiéramos ahorrados cuarenta mil guerras civiles y otras tantas dictaduras, que lo único que han hecho ha sido atrasarnos. Un saludo desde el sur.

Fachada del Oratorio adornada con placas conmemorativas del Doce.
Inmaculada de Murillo que se sitúa en el altar mayor del templo, recientemente restaurada.

Imagen interior del templo donde se observa perfectamente la forma ovalada.

Imagen de la impresionante cúpula de tres cuerpos.

sábado, 24 de septiembre de 2011

El día de Las Cortes

   Aunque conocida como la Pepa, Constitución de Cádiz o de 1.812, lo cierto es que las primeras sesiones para su elaboración tuvo lugar en la vecina ciudad de San Fernando, conocida en aquella época como Isla de León, ya que su actual nombre lo adquiere gracias (en honor a Fernando VII), precisamente, por ser sede de dichas Cortes. Empenzándose el día 24 de Septiembre de 1.810, es decir, hace hoy doscientos y un años de tal suceso, y terminándose el día 19 de Marzo de 1.812, día de San José, apodándose, por ello, como "La Pepa". Aunque todo empezó mucho antes, con la entrada de los ejércitos napoleónicos de forma traicionera con la excusa de conquistar Portugal (una actitud, también, muy rastrera por parte de España). El caso fue que los soldados franceses le cogieron gusto a la península, y se quedaron en nuestro país, aparte de en Portugal. Y todo ello culmina con la fácil conquista de toda la piel de toro por parte de Francia, que salvo con algunas derrotas puntuales, como Bailén, fue casi sin sobresaltos. Puso así a Napoleón a gobernar como rey a su hermano Don José Bonaparte, apodado como "Pepe Botella", a pesar de que era abstemio. Mientras tanto, las Juntas de Gobierno, y la regencia huían cada vez más hacía el sur: primero Sevilla, y luego hacia la Isla de León (hoy San Fernando). E hicieron el papel del gobierno mientras la familia real estaba secuestrada en Bayona. Cuando todo hacía pensar que ambas administraciones tendrían que huir por mar hacia América, al igual que había ocurrido de modo deshonroso en Portugal, las tropas napoléonicas se quedaron estancadas en las marismas de lo que hoy es el parque natural de la Bahía de Cádiz, pues sus soldados no estaban acostumbrados a sus laberínticos caminos (donde no se sabe que es tierra o agua) y sus pesados cañones se hundían en el fango. Así pues decidieron hacer un cerco en tierra fime, en un paraje que aún hoy, se denomina Pinar de los Franceses (Chiclana de la Frontera). Como idea de la escasez de medios que disponía la ciudad isleña se cuenta la anécdota del día 4 de febrero de 1.810 cuando los restos de las tropas del Duque de Albuquerque, procedente de Extremadura, llegaron al Puente Suazo, que éstaba custodiado sólamente por un inválido en silla de ruedas, quien llegó a afirmar que por allí no pasaba nadie sin su permiso. Gracias a la ayuda externa de Inglaterra que protegía los frentes marítimos, y a los miles de voluntarios españoles, portugueses y británicos; la isla se convirtió en un bastión inexpugnable. El asedio duró tres largos años en los que dio tiempo a crear una de las primeras constituciones liberales y burguesas de Europa, cuya elaboración fue compartida entre Cádiz y La Isla de León, huyendo las Cortes de un lado a otro, según la cercanía de la fiebre amarilla. Fueron tiempos gloriosos (y duros) para ambas ciudades que supieron estar a la altura de las circunstancias. Convirtiéndose San Fernando por aquella época en la capital de la España libre, es decir, las islas de León y Cádiz, además de las colonias americanas y asiáticas. Las dificultades en los distintos frentes (sobre todo el ruso) y la contínua guerra de guerrillas en el resto de España (que consiguieron desmoralizar a los franceses), hicieron que Napoleón decidiera retirar sus tropas de la península.

    Hasta aquí, de  modo muy resumido, lo acontecido con respecto a aquel periodo en la ciudad, aunque no quería extenderme demasiado, había que situar primero en que se basa las fiestas de las que voy a hacer un poco de publicidad: del día de Las Cortes en San Fernando. Cada 24 de septiembre, se rememoran los hechos sucedidos en aquellos tiempos. Con varios actos: desfiles militares, de época, recreaciones históricas, ferias gastronómicas, exposiciones, degustaciones, fuegos artificiales, jornadas de puertas abiertas en monumentos, etc. Y aunque el forastero tienda a pensar que es una fiesta relativamente antigua, lo cierto es que es bastante nueva, pues fue instaurada allá por el año 99 o 2.000, como actos previos que servían de ensayo de cara al Bicentenario que tuvo lugar el año pasado; aún así, en muy poco tiempo, la fiesta se ha consolidado como si llevara toda la vida entre la población. Gracias a ella se da ambiente a la zona centro de San Fernando, demostrando que el casco histórico puede servir para algo más que para ser zona comercial. Así pues invito a todo aquel que pueda a acercarse alguna vez por estás fechas a disfrutar de éstos festejos, que cada año se alargan más (empezó siendo sólo un día, y ya van por cuatro). Y a rememorar el pasado glorioso de una ciudad que escribió con letras de oro un pequeño párrafo de la larga historia española. Un saludo desde el sur.

    Ahí van varias imágenes de las fiestas y sus recreaciones.