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sábado, 18 de octubre de 2014

Desiertos españoles.

 Hay dos grandes mitos sobre la naturaleza española que han arraigado en el inconsciente de todos los que poblamos la península. La primera es aquella que dice eso de que una ardilla podía cruzar (en tiempos de los romanos) desde los Pirineos hasta el Estrecho, de rama en rama, sin bajar al suelo. Y una segunda, que habla de España como un país estéril, seco, y sin árboles. Como una extensión del norte de África en Europa. Como todo ni una, ni otra fama, son del todo ciertas, sino que, nuestra nación al estar en un punto intermedio entre dos continentes y dos mares, tienen parches de uno y otro lado. 

 Sin embargo, hay algo en lo que todos los expertos de las materias climatológica y ecológica, en los que sí hay cierta polémica, un poco de orgullo local y nacional, y mucho de concepto cultural. ¿Existe en España verdaderos desiertos, o por el contrario hablamos de algo creado por los humanos?. La cuestión no es baladí en absoluto. Y todavía se discute, cuanto de los llamados "desiertos españoles" son auténticos, son estepas, o monte mediterráneo degradado por el paso de la historia. Lo que parece claro es que los climas de las zonas que ahora nombraré colaboran por lo seco y cálido de los lugares. No obstante, eso no quiere decir, que sean desiertos. Para ello nos vamos a fijar en esta clasificación climática, en la que incluyo a los lugares esteparios y desérticos españoles:

  • Súbhúmedo: entre 400 y 750 mm anuales. Entrarían en ésta clasificación los pastizales mediterráneos (praderías), muchos con árboles salteados, como los existentes en la zona suroccidental de Cádiz, Extremadura o Baleares.
Pastizales de Cádiz.
  • Semiárido: Con precipitaciones entre 250 y 400 mm. Entrarían en ésta clasificación, las estepas de la Serena (Extremadura), el Valle del Ebro (especialmente Los Monegros o Belchite) o la Tierra de Campos entre otros. Salvo los Monegros o Belchite, con aspecto centroasiático, por su aspecto predesértico; en el resto es común la presencia más abundantes de gramíneas. 
Los Monegros.
  • Árido: Con precipitaciones entre 250 y los 125 mm. Entrarían en ésta clasificación, las hoyas de Guadix y Baza, las zonas áridas surorientales de España (Almería, Murcia y Alicante), Bardenas Reales (Navarra) y gran parte de las zonas bajas canarias. Son los llamados semidesiertos o subdesiertos, con aspecto ya, de desierto en algunos sectores, pero que pueden reverdecer con las pocas precipitaciones que caen al año. 
Calnegre, cercanías de Águilas en Murcia.
  • Hiperárido: Con precipitaciones inferiores a los 125 mm anuales, son los auténticos desiertos, como los del Sáhara o el de Atacama. Donde hay lugares en los que no ha llovido en años...o siglos. Evidentemente, en ningún lugar de España, se da un caso así, tan extremo. Pero eso no quiere decir, que no se pudieran clasificar como auténticos desiertos, por precipitaciones inferiores a los mencionados 125 mm, y que estarían en las zonas de Cabo de Gata y Tabernas, los dos lugares más secos de la Europa continental, y donde hay años, que apenas caen 50 mm anuales. Siendo considerados los únicos desiertos europeos. Y por supuesto, los desiertos costeros de Tenerife, Las Palmas, Lanzarote y Fuerteventura, donde se dan auténticas zonas hiperáridas, con medias anteriores a los 100 mm. Siendo el lugar más seco la Punta de Rasca en Tenerife, con apenas 62 mm anuales.
Desierto de Tabernas, Almería.

Jandía, Fuerteventura.

  En ninguno de los lugares (aunque parezca lo contrario), se dan condiciones extremas como puedan suceder en los desiertos de otros continentes. Sí se dan casos de extrema evaporación, y también la salinidad de algunos llanos, que impiden el desarrollo de una buena cubierta vegetal.  Por tanto, muchos de estos territorios, son naturales desde siempre. Ya en tiempos de Estrabón se hablaba de territorios esteparios en España. Otros, sin embargo, los han creado los seres humanos. Pero con el abandono del medio rural de los últimos años, los bosques hubieran crecido si, de verdad, no fueran de carácter natural. Para finalizar, destacar la presencia de especies vegetales y animales, tanto de las estepas asiáticas como de las africanas, en nuestra nación. Lo que indica, el carácter natural, y de puente, entre los continentes euroasiático y africano. Un saludo desde el sur.


sábado, 11 de octubre de 2014

Villanueva de los Infantes.


 Hace ya, casi, un año que pisé la mencionada localidad del título. Y sin embargo, aún me causa asombro su monumentalidad. Pues no es un pueblo conocido, ni dentro de los grandes circuitos turísticos. Pero en mi caso, siempre recomendaré que se acerquen por los pueblos de La Mancha, pues en la mayoría de ellos, el viaje en el tiempo está garantizado. Parece que en muchos de ellos, el reloj se detuvo con el último rey de la dinastía de los Habsburgo; de hecho, salvo Valdepeñas, ninguno superan los dos dígitos en los miles de habitantes. La calma, asimismo, reina en dichas poblaciones, silenciosas como pocas en nuestra noble nación, y con la sensación permanente de cruzarme con un espadachín que en cualquier instante puede aparecer tras una esquina o callejón.

 Aunque Villanueva de los Infantes, nació de la unión de tres aldeas medievales, lo cierto es que su periodo de esplendor llegó con Felipe II, cuando se declaró capital del Campo de Montiel, dentro de la antigua provincia de la Mancha Baja. Se establecieron entonces, la Vicaría, la Gobernación, y una siniestra sede del Santo Oficio o Inquisición (con presidio y salas de torturas incluidas). Todavía quedan estos edificios, en buen estado de conservación, salvo el último, abandonado, tal vez, por su negro pasado. Para hacerse una idea del glorioso pasado de la localidad, solo basta con nombrar a los personajes ilustres que fueron vecinos durante algún tiempo de sus vidas, entre ellos, Quevedo, que pasó sus últimos años aquí, en el convento de los Dominicos, edificio del todo recomendable de visitar. Dentro, todavía se conserva el mobiliario contemporáneo del escritor, entre ellos su escritorio y su silla, de los que es recomendable sentarse por un instante, y gozar de estar en un lugar único, de gran valor literario. La sombra de Quevedo es alargada en la ciudad, pero no fue el único en vivir aquí, Cervantes o Lope de Vega, también pisaron estas calles. Y muchos colegiales que vivieron en el Colegio Menor que aún se conserva. Pero no es lo único, una interminable lista de fachadas monumentales, palacios, escudos nobiliarios, un corral de comedias, múltiples conventos y monasterios, una antigua alhóndiga convertida en Casa de la Cultura, y por supuesto, la casa donde se supone vivió el Caballero del Verde Gabán, quien aloja a Don Quijote en su hogar.

 Por último, recomiendo llegar a la Plaza Mayor, el rincón más impresionante de la ciudad, con la enorme iglesia de San Andrés, de orígenes y arquitectura renacentistas, por otro frente se observa el impresionante ayuntamiento, de fachada porticada y neoclásica. Los otros lados de la plaza no desmerecen tampoco, y sus balconadas de madera, contrastan con la piedra de sus casas. En el centro de la plaza, como no podía ser de otra manera, las estatuas de Don Quijote y de Sancho, hacen las delicias de los visitantes. Porque en estas tierras, al fin y al cabo, sus personajes más ilustres no son, pese a todo, carne y hueso, sino forjados con la tinta y la imaginación de Cervantes. Un saludo desde el sur.


Don Qujote y Sancho en la Plaza Mayor.
 

Escritorio y silla de Quevedo.
Ayuntamiento.

Convento de los Dominicos.







Colegio Menor

Patio del Colegio Menor.






Casa del Caballero del Verde Gabán.
Sede de la Inquisición.

Iglesa de San Andrés en la Plaza Mayor.

sábado, 4 de octubre de 2014

Las ciudades que Cádiz fue...

 Para empezar la temporada de mi blog particular, no he querido fijarme en nada en concreto, ni en lo que Cádiz pudo ser y no fue. Sino en lo que ha sido en la ficción, en el cine, y no en la realidad. Porque sí, señores, cuando los cineastas vienen a rodar a la Tacita, resulta, que nunca es nuestra querida ciudad, sino otra. Y en algunos de los casos, los parecidos son como un huevo con una castaña. Pero caprichos de lo cinematográfico nuestras ciudades han sido urbes de otras latitudes, recurriendo, como no, a lo más tópico del lugar a imitar. Otro caso es el de los rodajes, donde de verdad se ha correspondido con las ciudades escogidas, e igualmente, se cae en lo más clásico y famoso de nuestras ciudades (como si todos bailáramos flamenco por las calles...). Ahí van una lista de ciudades "reales" con sus localidades "ficticias". Faltarán muchas, pero ni la memoria mía es privilegiada, ni mi conocimiento en lo cinematográfico tampoco.

- Cádiz: La capital gaditana ha sido pródiga en rodajes en los últimos años, y en ninguno de ellos, ha sido La Tacita de Plata...(¡?). Cosas de los cineastas, que juegan con la ignorancia del espectador medio, quien normalmente desconoce los lugares de rodaje. Ahí van las ciudades gaditanas.

  • La Habana: Que Cádiz es la misma ciudad con más salero ya lo decían las habaneras. Y de hecho, la mayoría de los filmes extranjeros vienen buscando en Cádiz estampas del Malecón gaditano, sus palmeras (que por cierto no son iguales en una y otra ciudad) y sus playas rodeadas de fortalezas, que se pueden malear con recursos informáticos. Otra ciudad que también es recurrida por su parecido a capital cubana es Puerto Rico. Ya que Cuba al ser un régimen enemigo de EEUU, no favorece la entrada de cineastas norteamericanos. Que yo recuerde son varias las películas rodadas como La Habana: por ejemplo, Cuba de Sean Connery o la saga de James Bond: Muere otro día, entre otros. Célebre para la posteridad, quedó la escena de Halle Berry saliendo de las aguas caleteras, por cierto, en marzo, en un día de nortada, con bastante frío, y tras varios de temporales de lluvia. Aunque lo paradisíaco de las escenas nos digan lo contrario.
Playa de La Caleta

Otra vista de la playa,
  • Veracruz: La ciudad mejicana, "perla del Caribe", es otra ciudad, como el viejo San Juan de Puerto Rico, La Habana, o Cartagena de Indias, de enorme parecido a nuestra capital. Y fue escogida para rodarse una película sobre el torero Manolete. Y como no, el lugar escogido de rodaje, fue la playa de la Caleta, y sus castillos, sobre todo, el de San Sebastián. 
Castillo de San Sebastián.
  • Pamplona: Que Cádiz fuera elegida para rodar una escena de San Fermines pamplonicas, es de juzgado de guardia, o de paredón y fusilamiento, directamente. Algo digno, sólo de un bulto con ojos como Tom Cruise, quien ya repite el premio Bastinaso de Oro, ganado anteriormente por confundir las Fallas y la Semana Santa, y mezclarlas en una Sevilla con casas de color de piedra. Se escogió para la escenita de marras la Calle Ancha, similar en todo, a la Estafeta de Pamplona (¡?), y para colmo de males, algún que otro toro se escapó, recorriendo las calles del casco antiguo para pasmo de viejas y caletis de todo cuño.
Casa de la Calle Ancha.

 - San Fernando: Aunque las películas rodadas en San Fernando más famosas son Camarón y Cateto a Babor, en los que se retrata aspectos de la propia ciudad. También las producciones extranjeras se han fijado en algunos de sus lugares. Aunque normalmente, viene llovido de las películas rodadas en Cádiz.

  • La Habana: También La Isla tiene sus rincones habaneros, James Bond, encarnado en Pierce Brosnan, recorre en un descapotable la carretera de la playa de Camposoto, donde se pueden observar las papeleras azules, que habían por entonces, con el logotipo naranja del puente Zuazo. También, la otra playa local fue lugar de rodaje habanero, en La Casería, se rodaron algunas escenas en el restaurante el Bartolo, para la película Cuba.
Playa de La Casería.

El Bartolo en La Casería.
  • El Líbano: Volvemos a las playas, en este caso la de Camposoto, cuando aún no estaba abierta al público, y formaba parte del campo de tiro, se rodaron las escenas finales de una película relacionada con militares: Navy Seals. En el lejano año 1.990, y protagonizada por Charlie Sheen. La escena en cuestión consta de un desembarco militar, y la escena final, donde se mata, evidentemente, al malo de la película. Me di cuenta de ello, porque en dichas tomas, se observa en las peleas, de fondo, el castillo de Sancti Petri. 
Playa de Camposoto.

 - Trebujena: Como arrozales chinos. También Steven Spielberg se fijó en nuestras tierras para rodar un filme sobre chinos. Años antes de la invasión de tiendas asiáticas por nuestras ciudades. La ciudad trebujenera no se parece en nada a las orientales, pero las marismas del Guadalquivir, y sus extensos arrozales, se asemejan a los chinos; supongo que los aislados cabezos, colaborarán en el disimulo del paisaje.

Escena de la película.

 - Tarifa: Como el Líbano. Continuando con la película Navy Seals, en la ciudad más meridional de Europa se ruedan varias escenas, entre las que destaca la escena del desembarco final, donde la mencionada playa isleña es una toma, que después continua en lo urbano por la ciudad tarifeña. No obstante, media película está rodada en dicha ciudad, y a poco que nos fijemos en los decorados, podremos adivinar gran parte del urbanismo tarifeño.

Calle del casco histórico de Tarifa.

 Termino esta primera, y tardía entrada, en un blog que lleva desconectado, por temas logísticos desde hace un par de meses. Un saludo desde el sur.