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domingo, 4 de marzo de 2018

Plazas IV

 Continuamos ya por fin, y tras un paréntesis, con la última entrada dedicada a algunas de las plazas españolas más bellas de nuestra nación. Destacando sobre todo, las de las poblaciones de nuestra provincia gaditana por el mero hecho de que en una mínima escapada se pueda visitar. Ahí van:
  • Puerto Lápice. Plaza de la Constitución. Típica plaza manchega en la que los soportales, columnas y balcones de madera, pintados de rojo almagro, son los protagonistas. Población ligada a los recuerdos literarios de Don Quijote, nació siendo un punto donde había muchas ventas que servían de descanso a los viajeros, algo que se destaca en el mencionado libro.

  • Puerto Real. Plaza de Jesús. Magnífica plaza, rectangular, amplia y diáfana, en el centro de la ciudad histórica, y que resume lo mejor de la arquitectura del XVIII con notables palacetes y edificios de estilo neoclásico y barroco. No obstante, destaca como construcción el antiguo Ayuntamiento de la ciudad, una pequeña obra de finales del XIX, de estilo ecléctico, y formas más bien clásicas, con una coqueta torrecilla del reloj.

  • Ronda. Plaza Duquesa de Parcent. Enorme y bella plaza magníficamente ajardinada y adoquinada, donde se conservan algunos de los mejores edificios de la ciudad, entre ellos, en la imagen, la iglesia de Santa María la Mayor, antigua mezquita aljama del que queda el nicho del Mirhab, y construida en estilos gótico y renacentista. Al frente el magnífico Ayuntamiento, fue en tiempos del XVIII un cuartel de milicias. Al otro lado, el convento de las Clarisas, otra obra renacentista del XVI; justo al lado, otro convento del mismo estilo y siglo, el de la Caridad. En el otro extremo de la plaza, una moderna, de 1.951, pero bella iglesia cuya advocación a María Auxiliadora nos delata su origen salesiano. 

  • Rota. Plaza de Bartolomé Pérez. Punto neurálgico del pequeño centro histórico de la localidad roteña, es una de las plazas más bonitas de nuestra provincia. Es un espacio diáfano, adornado tan sólo con palmeras, blanco caserío y dos de los principales monumentos, la gótica renacentista iglesia de Nuestra Señora de la O, del siglo XVI, así como el famoso Castillo de Luna, originario del XIII, en estilo gótico, y que hoy es sede del Ayuntamiento local.

  • San Fernando. Plaza del Rey. Ejemplo típico de una plaza neoclásica, en el que los volúmenes y espacios juegan un papel principal, y están estudiados y trazados al milímetro. Logrando así un concepto de ágora en un urbanismo ilustrado y tirado a cordel, figurando como punto central y más importante, donde se suceden todos los actos y fiestas principales de la localidad. Aquí se permite la presencia de edificios de tres o cuatro plantas para compensar el tamaño del enorme edificio consistorial, tercero más grande de España, construido para tal fin, y el de mayor volumen de Andalucía. Una joya neoclásica, que ahora está en proceso de restauración, por ello la foto es antigua. La plaza en sí, es cuadrada, ajardinada, pero diáfana, destacando la vida de sus bares, así como la estatua y fuente del General Varela, natural de la ciudad.


  • San Roque. Plaza de la Iglesia. Bonita y ordenada plaza que se sitúa al lado de la de Armas (también digna de destacar), y en el que se puede observar la bella fachada de la iglesia mayor de Santa María de la Coronada, de estilo barroco, aunque conserva elementos anteriores la iglesia de la misma advocación de Gibraltar, y que fueron traídas aquí tras la conquista inglesa. Edificada sobre la ermita de San Roque, que dará nombre a la población, en ella se encuentra enterrado el escritor romántico, y militar, José Cadalso.

  • Sangüesa. Plaza de Santa Catalina. Plaza extraña e irregular en cuyo centro se encuentra la magnífica iglesia de Santiago el Mayor, de estilo románico, con elementos góticos, iniciada en el siglo XII, y terminada en el XIV. Es un importante templo dentro de la ruta jacobea. Y en el destaca, el enorme rosetón, la portada románica, con el típico abocinamiento, así como la magnífica torre campanario, de aspecto defensivo.

  • Sanlucar de Barrameda. Plaza de la Salle. Era muy difícil elegir una plaza en la localidad del Bajo Guadalquivir, pues tiene un rico y extenso casco histórico ligado a las Américas, y en el que hay espacios tan conocidos como la plaza del Cabildo o la de San Roque. Pero he optado por una más apartada y desconocida, pero que es una de las más bellas. Empedrada con adoquines y losas de Tarifa, tiene dos enormes araucarias, y una bella fuente de mármol en el centro, regalo del Duque de Montpesier en 1.858. El caserío circundante también merece una tranquila mirada, con evocadores recuerdos, con distintos palacetes que la rodean.

  • Setenil de las Bodegas. Plaza de Andalucía. La roqueña localidad serrana, no podía tener sino una plaza en distintos niveles, con el telón de fondo de los farallones de la montaña que hace las veces de techo en las casas cuevas de la localidad. Es una plaza irregular, adaptada al terreno, siendo, realmente, más bien una amplia curva, más que un espacio abierto. Dentro del popular y blanco caserío destaca una bonita casa con azulejos, así como restos de murallas, y el mudéjar Ayuntamiento Viejo, ambos observables en la parte superior, arriba del acantilado.

  • Sevilla. Plaza de España. Otra ciudad que me ha creado más de algún dilema a la hora de elegir, y en la que al final he tenido que recurrir de la más conocida. Pero que realmente, lo merece por su destacada belleza, de encanto absolutamente romántico. Enclavada en pleno Parque María Luisa, es una obra regionalista, con tintes neomudéjares, fue diseñada por Aníbal González como pabellón de España para la Exposición Internacional de 1.929. El ladrillo rojo, los azulejos trianeros, las arquería, torres, puentes y canales con barcas, configuran un espacio único, en el que además, se representan mediante los mencionados azulejos a todas las provincias españolas. El centro es amplio y diáfano, sin ajardinar, con una magnífica fuente de generosos chorros de agua.


  • Soria. Plaza Mayor. Ciudad que a pesar de su pequeño tamaño concentra una gran monumentalidad, sobre todo a lo que de románico se refiere, así como grandes evocaciones literarias, sobre todo de Antonio Machado y Gustavo Adolfo Bécquer, ambos, curiosamente compartidos con Sevilla. Su plaza principal, la que aquí nos ocupa es un espacio rectangular, abierto, y mayormente diáfano, sin apenas arbolado. Domina la piedra, así como las cristaleras de sus balcones, y algunos soportales, como los del Ayuntamiento o los del Palacio de la Audiencia (s. XVI), otra joya renacentista es el palacio de los Beteta y la torre de Doña Urraca, neoclásica es el palacete de la Casa del Común, y una joya que va del románico al renacimiento es la iglesia de Santa María la Mayor. Pero si hay algo que domina la plaza es la Fuente de los Leones, una maravilla barroca (en la foto) del XVIII, así como la estatua de Leonor Izquierdo, esposa que fue de Antonio Machado.

  • Tarifa. Plaza de Santa María. Exótica plaza andaluza, que rezuma ya, un aroma y un aspecto, más propio del otro lado del Estrecho, la misma fuente central, con las figuras de las típicas ranas cerámicas que existen en todas las fuentes regionalistas, tiene más aspecto marroquí que andaluza. Con los jardines del resto de la plaza pasa lo mismo, o con la Biblioteca Municipal, antiguo Colegio Cervantes, edificio neomudéjar de principios del XX; todo nos transporta completamente a Tetuan o a Xauen. Pero si hay algo islámico de verdad, es el Castillo de Guzmán el Bueno, visible desde la plaza, califal del siglo X, y del que se dice, es uno de los más antiguos de Europa. Delante el edificio del Pósito (s. XVIII), en un lateral el Ayuntamiento (s. XX), y por último, oculta, la iglesia gótico mudéjar de Santa María (s. XIV).

  • Tarragona. Plaça del Rei. Ciudad que es un auténtico muestrario de generosa historia, y por ello he elegido esta plaza como la más representativa de la misma, pues en ella se pueden observar por estratos sus distintos periodos de esplendor. Como ejemplo destacado, en la imagen se puede observar parte de la Torre del Pretorio con el Castillo del Rey, todo de origen romano, y que se conserva en gran parte, así como ampliado en la Edad Media, como residencia real. No es romano, pero lo parece, el edificio que alberga el Museo de Historia de la Ciudad, que imita a dicho Pretorio. De otros tiempos son las dos iglesias, la de Nazaret, obra del XVI, reformada en el XVIII, y la de la Santísima Trinidad.

  • Torre Alhaquime. Plaza de la Constitución. Pequeña y escalonada plaza en uno de los pueblos más pequeños de nuestra provincia. Su bello y blanco caserío parece escalar la loma sobre la que se sitúa en su punto más alto el castillo nazarita. Cerca de éste, la mencionada plaza, que asciende desde el Arco de la Villa, antigua puerta de la muralla, y finaliza en la blanca y barroca parroquia de Nuestra Señora de la Antigua, construida en el XVIII, por orden del Arzobispo de Sevilla. 

  • Tudela. Plaza de los Fueros. Una de las plazas más bonitas que uno pueda visitar en nuestro país. Un espacio limpio y amplio, con aspecto de plaza mayor castellana, fue construida en el siglo XVII, con un armonía perfecta, en la que sólo sobresalen la Casa del Reloj (s. XVII), el Hospital de Nuestra Señora de Gracia y la Iglesia de Santa María (s. XVI). En el centro, un bello templete modernista, construido en 1.921. Merece la pena observar detenidamente la azulejaría y adornos existentes en las distintas fachadas de la plaza, así como su rebosante vida.

  • Ubrique. La Plaza. Curioso y sobrio nombre para un espacio cuadrado y limpio encuadrado en un rincón privilegiado de la localidad marroquinera y serrana, y donde se pueden observar varios de sus monumentos principales, como son la Fuente de Carlos III, joya y símbolo de la localidad, construida en el XVIII, así como el neoclásico Ayuntamiento, del XIX, la parroquia de Nuestra Señora de la O, de al menos el siglo XVII, una casa solariega (en la imagen) modernista, de 1.925, y que está adornada de azulejos con motivos mitológicos. Como telón de fondo, los farallones rocosos, entre los que destaca la iglesia de San Antonio, originaria del XVI, pero reformada a lo largo de los siglos.

  • Ujué. Plaza Mayor. Bonita e irregular plaza, adornada de casas de ladrillo con multitud de plantas, flores y enredaderas que hacen del lugar un sitio único. Lo mejor de todo es el silencio del mismo, casi todo lo que rodea es peatonal, y tiene el bello telón de fondo de la parroquia de Santa María la Real, una de las joyas románicas que el Reino de Navarra ha tenido a bien dejarnos en herencia. Como curiosidad última, comentar que hace poco se descubrió una tumba medieval en la plaza. 

  • Valdepeñas. Plaza de España. Punto neurálgico de la localidad vinatera, es un espacio más o menos cuadrado, limpio, sin apenas arbolado, y sobrio en adornos. Su armónico caserío rodean la misma, con soportales más típicos de Castilla que de La Mancha; todas sus fachadas lucen un bello color azul añil. Probablemente todos estos edificios fueron construidos en el XVIII. En el centro, una bonita fuente modernista de 1.926, y en una esquina, el edificio del Ayuntamiento, frente a la magnífica iglesia de la Nuestra Señora de la Asunción, de finales del XII, pero terminada en época de los Reyes Católicos, recogiendo todos los modelos del estilo gótico, desde el primitivo al flamígero final.

  • Vejer de la Frontera. Plaza de España. Uno de los rincones más bellos de nuestra geografía, nació en el siglo XVI, a extramuros. Toma una forma irregular adaptada al terreno, al blanquísimo caserío circundante y a las murallas árabes. Adornada con esbeltas palmeras y una preciosa fuente regionalista en el centro, en el que sobresalen los azulejos y las ranitas como surtidores. Los bancos que rodean el espacio, también son del mismo estilo. Las edificaciones posteriores también merecen ser observadas, como la Puerta de la Villa, una de las entradas que aún conserva el recinto amurallado, el Ayuntamiento, la torre medieval del Mayorazgo, o la Casa del Califa, que fue tiene varios estratos, entre los siglos X, como los aljibes o algunas de sus habitaciones de época califal, o las cillas posteriores, con construcciones entre el siglo XV y XVII, como la fachada principal, barroca con columnas salomónicas. 

  • Vélez Blanco. Explanada del Convento de San Luis. No es propiamente una plaza, ya que curiosamente, la localidad carece de dicho tipo de espacios. Es una explanada que da lugar a la fachada del bello edificio religioso, obra plateresca del siglo XVII, con un curioso campanario mudéjar. No obstante, también es un excelente mirador de un blanco pueblo serrano, dominado por la omnipresente silueta de una castillo renacentista, construido para un fin más palaciego que defensivo.

  • Vélez Rubio.  Plaza de la Encarnación. Nos encontramos ante un espacio amplio y sobrio, en el que destaca la enorme y bella figura de la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Encarnación, magnífico templo de proporciones catedralicias, es una obra que se construye en la transición entre el barroco y neoclásico, con una impresionante fachada y torres labrada en piedra, y un resto edificado en ladrillo visto. En el resto del caserío destaca el ayuntamiento, obra neobarroca del XX. 

  • Villamartín. Plaza del Ayuntamiento. Bonita plaza cuadrada, y como no podía ser de otra manera, adornada con esbeltas palmeras, así como con bancos y una fuente central, en estilo regionalista, de ladrillo rojo y bellos azulejos sevillanos. También del mismo estilo es el mercado de abastos, situado en un lateral, blanca edificación con ribetes de ladrillos. Otros edificios interesantes son el palacete neoclásico con portada barroca, situado frente al también interesante Casino Cultural, o el propio Ayuntamiento, construcción neobarroca con fachada con soportales. o la barroca iglesia de las Angustias. No obstante, destaca el fondo de la iglesia parroquial de Santa María de las Virtudes, de aspecto sevillana, y que combina el mudéjar el inicial del siglo XIV, con el renacimiento  de su fachada de Hernán Ruiz, o el barroco de sus ultimas reformas en el XVIII. 

  • Villanueva de los Infantes. Plaza Mayor. Una localidad sorprendente porque tiene un enorme patrimonio histórico, artístico y literario, ligado sobre todo a las figuras de Quevedo o, como no podía ser de otra manera en La Mancha, de Cervantes. Como espacio principal, la mencionada plaza, típica, sobria, con soportales, y grandes balconadas de madera, y en el que destacan notables edificios, entre los que destaca el Ayuntamiento y la iglesia parroquial de San Andrés, ambos en estilo herreriano, similar al Escorial. En un lateral de la plaza, como no, unas estatuas de Sancho y el Quijote, completan el panorama.

  • Zahara de la Sierra. Plaza del Rey. Situada en lo más alto del pueblo (en lo que a caserío se refiere), y donde se obtienen las mejores vistas de la población y su entorno. En ella se pueden observar como el castillo nazarita domina el peñasco que sirve de telón de fondo de dicho espacio, o la bella iglesia parroquial de Santa María de la Mesa, obra barroca del siglo XVIII. Cerca, se encuentra un mirador desde donde se puede observar el embalse, la silueta de otros pueblos, como Olvera, o el más cercano, Jardín de los Pinsapos, toda una preciosidad de parque.

  • Zahara de los Atunes. Patio de Armas del Castillo. Realmente no es una plaza propiamente dicha, sí que lo fue de Armas de la fortaleza del siglo XVI, y que servía para alojar y proteger a las almadrabas y las diversas fábricas dedicadas al trabajo del atún, así como palacio de los Guzmanes. Pero la fortaleza también está asociada a la literatura, ya que Cervantes situó aquí el escenario de una de sus Novelas Ejemplares, la Ilustre Fregona. No obstante, aunque sólo fuera por el hecho de situarse en un entorno tan paradisíaco, como una playa, ya merece la pena su visita. 

  • Zuheros. Plaza del Castillo. Terminamos la larga lista de localidades con la bella localidad cordobesa situada en las serranías Subbéticas. Es un espacio abierto al acantilado donde se sitúa el mirador junto al Castillo, fortaleza musulmana originaria del siglo IX, pero que tiene estructura del siglo XII, con una reforma renacentista de Hernán Ruiz en el XVI, para adaptarlo a formas palaciegas. Frente al mismo, la iglesia de los Remedios, parroquia de la población, edificación renacentista del XVI. 

 Termino aquí la lista de plazas destacadas que he visitado, y que me han parecido dignas a destacar, perdonen los lugareños si en algún dato he errado, pero han sido una serie de entradas bastante densas a la hora de buscar información de los distintos lugares para resumirlos en un mínimo párrafo. Así pues finalizo como siempre: Un saludo desde el sur. 

viernes, 15 de diciembre de 2017

Plazas II

 Continuamos una segunda entrada , relacionada con las distintas plazas que he seleccionado, y seguimos con el orden alfabético de las mismas. Digo lo de siempre, son criterios subjetivos, de mi propio gusto. Así pues ni están todas, ni son todas las que están. Ahí va la siguiente tanda:
  • El Puerto de Santa María. Plaza de España. La localidad portuense destaca por su ordenado urbanismo de calles ortogonales, en las que se pueden encontrar algunas plazas llamativas, sin embargo, el alma de todas es la mencionada aquí, y en el que se puede encontrar a la iglesia Mayor Prioral, una joya que mezcla el gótico con el barroco y el plateresco. Así como varios palacetes, de los cuales, en uno se encuentra el Museo Municipal, en un palacete barroco y otro a destacar es el de los Duques de Medinaceli, de corte neoclásico.

  • El Toboso. Plaza de Juan Carlos I. La localidad de Dulcinea, la amada de Don Quijote, conserva una hermosa plaza donde destaca la silueta de la iglesia de San Antonio Abad, joya renacentista del XVI. Pero no es lo único, al ser una localidad tan vinculada al Quijote, justo al lado de la parroquia, se encuentra el Museo Cervantino, digno de visitar para los amantes de la literatura, pues en él hay varios ejemplares del Quijote, en varios idiomas, y firmados por distintos personajes históricos. Como no podía ser de otro modo, dos estatuas, del propio Quijote y Dulcinea, completan la estampa.

  • Espera. Plaza Iglesias. Espacio central, abierto, escalonado y más importante de la localidad espereña. Donde se localiza la renacentista parroquia de Santa María de Gracia, del siglo XVI, aunque con alguna reforma barroca tras el Terremoto de Lisboa, en 1.755. Desde aquí se puede observar, en el cerro cercano el castillo medieval de la población, llamado de Fatetar, así como la ermita de Santiago, del XVI. Cerca, el Museo Municipal, conserva interesantes figuras íberas.

  • Estella. Plaza de San Martín. La localidad navarra destaca por su monumentalidad, que se muestra en la grandiosa plaza que les muestro. Destacan a la derecha, ocupando toda una fachada, el Palacio de los Reyes de Navarra, el único edificio románico civil de dicha comunidad; así como otros palacetes y edificios notables. En la parte superior, la iglesia de San Pedro de la Rúa, de estilo gótico, salvo en el caso de su espléndido claustro románico. En el centro de la plaza, una bonita fuente, y un precioso arbolado completa la estampa.

  • Gibraltar. Grand Casemates Square. Aunque no sea una localidad jurídicamente española, su cercanía a nuestra provincia, me hace incluirla como un lugar de visitas fáciles de ejecutar. Realmente es una plaza de armas, abierta y diáfana, rodeada de murallas de época moderna, posterior a la conquista británica. Hoy esas bóvedas, se encuentran llenas de restaurantes y tiendas, que dan vida al lugar. Sin embargo, lo más llamativo es ver a gran parte del centro histórico de la localidad escalar por el peñón hasta el llamado Castillo Moro, una torre de origen medieval. La imagen más que británica, recuerda a algún pueblo de la región de Liguria, en Italia.

  • Granada. Plaza del Mirador de San Nicolás. A decir por Bill Clinton, aquí se pueden ver los mejores atardeceres del mundo. Tenga o no, razón, lo cierto es que no hay mejor vista de la ciudad para ver la Alhambra con Sierra Nevada como fondo. La misma plaza, no sólo destaca como mirador, sino que también es digna de admirar la iglesia mudéjar, que le da nombre al lugar; así como el aljibe de origen musulmán. La cruz y el bonito arbolado completan una bella estampa, incomparable, en una plaza que tiene el mérito de ser una de las más bonitas en una de las ciudades más bellas del mundo.
  • Grazalema. Plaza de España. Estamos en una de las localidades más lluviosas de España, y que se encuentra a una altura superior a los 800 metros sobre el nivel del mar. Dentro de ella, podemos admirar una preciosa plaza donde se encuentran algunos de los monumentos más interesantes de la población. Una fuente con cuatro caños, de origen romano o visigodo, el Ayuntamiento, y por supuesto, presidiendo el lugar, la iglesia de Nuestra Señora de la Aurora, de arquitectura neoclásica. Todo ello, con las montañas y los bosques como telón de fondo.

  • Huelva. Plaza de las Monjas. Tal vez el rincón más completo, monumentalmente hablando, de la capital onubense. En ella todavía se ven unos pocos elementos decorativos regionalistas, como una caseta, además de la espectacular Fuente Magna y un bonito templete musical. En el plano arquitectónico, destacan el convento de las Agustinas, del XVI, en los estilos renacentistas y mudéjar; llamativo es también el antiguo Hotel París (edificio de La Bola), modernista de 1.907, el antiguo Banco de España, de 1.938, y aspecto neoclásico, así como algún edificio de aspecto regionalista (yendo para Concepción), y varios edificios neoherrerianos en la bocacalle de la Gran Vía, donde recientemente, se ha situado un monumento a Cristobal Colón.

  • Isaba. Plazuela. Bonita población situada en el Pirineo Navarro, y donde por más que busqué no encontré nombre de placeta alguna, ya que las direcciones se ordenan en barrios. No obstante, quería destacar la belleza del cuidado caserío típico, llenas en multitud de ocasiones, de macetas con flores. Como fondo, la torre campanario de la iglesia de San Cipriano, del siglo XV, y con aspecto de fortaleza.

  • Iznájar. Patio de las Comedias. Bonito pueblo cordobés, situado justo en el centro de Andalucía. Desde aquí se pueden observa los territorios de cinco provincias. La bella plazoleta se encuentra junto al castillo y a la iglesia, y se encuentra decorada en el centro por una fuente, así como por multitud de macetas de color añil y platos de cerámica que adornan las blancas paredes, así como sus rejerías.

  • Jerez de la Frontera. Plaza de San Miguel. En la localidad vinatera es también doloroso seleccionar una sola plaza. Ya que su centro histórico es enorme, y rico en rincones típicos y monumentales. Sin embargo, he optado por una pequeña plazoleta, silenciosa, irregular, y coqueta, pues se encuentra adornada con naranjos, típico andaluz. La sencillez del entorno, y del caserío, contrasta con la magnificencia del templo gótico de San Miguel, y su barroca fachada. Segunda catedral de la ciudad, es originaria del XVI, y dio origen a un barrio con alma flamenca.

  • Jimena de la Frontera. Plaza de la Constitución. Enorme y despejada plaza, en la entrada de la población campogibraltareña, donde destaca un solitario campanario, erigido en medio, cual faro, y que formaba parte de la iglesia de Nuestra Señora Coronada, derribada en 1.946. Desde aquí se puede observar una magnífica perspectiva general de la localidad, de blanco caserío, con el castillo nazarita coronando a la población.

  • Laroya. Plaza de la Constitución. Pequeña, y casi única plaza en el minúsculo pueblo almanzoreño. Presidida por la sencilla iglesia renacentista de San Ramón Nonato, del siglo XVI. Como todo el pueblo, y el entorno, se encuentra escalonada con respecto al caserío más alto que la plaza por un lado, en el otro, hay un magnífico mirador hacia los bancales que rodean a la localidad.

  • Los Barrios. Plaza de la Iglesia. Centro neurálgico de la localidad barreña, se sitúan varios de sus edificios más notables aquí. Destacando la iglesia parroquial de San Isidro, barroca del siglo XVIII, y donde llama la atención su alta torre, la casa de los Urrutia, palacete barroco del XVIII, con la típica decoración gaditana, así como el edificio del Ayuntamiento, de mediados del siglo XX, de arquitectura neobarroca.
  • Lucena. Plaza Colón. Llamada también Llanete de San Agustín, es una pequeña plaza, recogida y coqueta, y que además, conserva íntegro el caserío tradicional de la ciudad. Reinando la misma, la iglesia conventual cuya advocación da nombre al lugar, del siglo XVIII, tiene una arquitectura barroca, si cabe, más espectacular en el interior.

  • Luque. Plaza de España. Otra población de la Subbética cordobesa, en cuya parte más alta y despejada se localiza su principal plaza, casi un paseo alargado. En cada extremo de la misma, se localizan dos de los más importantes monumentos de la localidad: la parroquia de Nuestra Señora de la Asunción, obra de los Hernán Ruiz II y III en estilo renacentista, en el otro lado, el ayuntamiento, y tras él, se puede observar y subir, al castillo nazarita, que cubría la frontera norte del reino de Granada.

  • Macael. Plaza de la Constitución. Esta foto es antigua, del 2.008, actualmente, una enorme réplica de la  fuente de los leones ocupa un lado de la plaza. Fabricada al igual que la original, con mármol de Macael, famoso y cotizado en el mundo, y que forma parte de la mitad de los monumentos andaluces. La iglesia originaria de 1.609, en un estilo mudéjar del que sólo se ha conservado el exterior, el interior, se encuentra muy transformado. La misma cierra la plaza en forma diagonal, haciéndola más estrecha por el lado de la torre.  

  • Madrid. Plaza de Oriente. Preciosa plaza de lo que es justo el embrión de la ciudad. Aunque hay que especificar que no es la misma el núcleo de la población, sino el desaparecido alcázar, donde ahora está el Palacio Real, en la imagen, y las casas medievales que fueron demolidas para crear dicha plaza. Impulsada por José I, llegó a su fin con Pascual y Colomer. Su caserío circundante con una arquitectura que corresponde al siglo XIX, al igual que el Teatro Real, al otro lado, el Palacio Real, el más grande de su tipo en Occidente, y en estilos neoclásico y barroco, así como el Real Monasterio de la Encarnación, en estilo Herreriano, del XVII. En el centro, unos magníficos jardines, adornados con diversas estatuas como la de todos los reyes españoles, así como una al Cabo Noval, y un monumento a Felipe IV. 

  • Málaga. Plaza del Obispo. Pequeña plaza donde se encuentra tanto la Catedral, la famosa Manquita, como el Palacio del Obispo.  La primera nos regala aquí con la magnífica fachada principal, con su esbelta torre, todo en un espectacular estilo renacentista, el segundo, es un colorido edificio de estilo barroco andaluz, y una tremenda portada de mármoles. En el centro de la plaza, una bonita fuente, también de mármol, del siglo XVIII.

  • Manresa. Plaça de la Reforma. Como plaza en sí, es totalmente nueva, ya que debajo se construyó un aparcamiento de pago. No obstante, lo despejado de la misma, y los distintos grados de escalonamiento logran hacer justicia con el magnífico templo que es La Seu, una joya desconocida de estilo gótico, no obstante, conserva restos románicos, y otros elementos posteriores, renacentistas o barrocos en sus distintas dependencias. 

  Terminamos esta semana con la letra M de las distintas plazas de las ciudades que he ido pisando. La semana que viene más. Sin más me despido. Un saludo desde el sur.

domingo, 10 de diciembre de 2017

Plazas I

  Hace ya un año o dos, no recuerdo bien, saqué una serie de entradas en las que señalaba una calle, o bien destacada, o bien típica, de las distintas localidades que he ido visitando. Es evidente que desde entonces he visitado más lugares, y que tenía en mente hacer otras series, entre las que estuviera los paseos y parques, o bien como ésta que inauguro hoy, sobre plazas. Hay que decir que nuestra tierra andaluza no suele ser pródiga en espacios abiertos, sobre todo en los pueblos, por aquello de la herencia árabe, que daba prioridad a los callejones por donde corriera el aire para refrescar a la población en nuestras tórridas canículas. No obstante, haberlas haylas, ya que tras la conquista cristiana, se establece el gusto por los espacios abiertos con distintas funciones: mercados, actos públicos, festejos, ejecuciones... Existen para todos los gustos, grandes, diáfanas, recogidas, recargadas, arboladas, con soportales, etc. Sin más, les dejo ahí con las plazas más destacadas para mi gusto, no es una cuestión objetiva, ya que no hay más criterio que mi propio agrado hacia una u otra. Aún así, en muchas ocasiones ha sido muy difícil seleccionar una, porque hay poblaciones que bien pudieran llenar varias entradas. Lo dicho, ahí van: 

  • Alcalá de los Gazules. Plaza Alta o de San Jorge. En la zona más alta de la población, y centro de un casco antiguo de herencia musulmana, como su nombre y apellido, la plaza llama la atención por dos joyas de la localidad: la iglesia de San Jorge, gótica y barroca, y el ayuntamiento, el más antiguo de la provincia, renacentista, del siglo XVI.

  • Algar. Plaza de la Constitución. En la ordenada población algareña, de plano ortogonal, viene a finalizar a la cuadrada plaza principal y fundacional, desde donde nace, herencia de las repoblaciones de Carlos III, y crece, el pueblo de Algar, tras la creación de la iglesia neoclásica, que tendría la advocación de la virgen de Guadalupe. Dentro de la misma plaza se encuentra el ayuntamiento. 

  • Almagro. Plaza Mayor. Una de las plazas más famosas de España, manchega, y joya del Siglo de Oro español. Las grandes cristaleras responden a la influencia alemana de los Fugger, banqueros de Carlos I, y a quienes se les había arrendado las minas de Almadén. De planta rectangular, tiene dentro al Ayuntamiento, varios palacetes, la antigua iglesia de San Bartolomé del XIX, y sobre todo, el único Corral de Comedias que queda en España, el cual, parece tener su origen a finales del XVI o principios del XVII.

  • Almería. Plaza de la Catedral. La capital almeriense tiene destacadas plazas dentro de su perímetro urbano. Sin embargo, la que escojo, tiene algo distinto al resto de localidades europeas, un aire oriental, más propio de tierras cruzadas, como Israel o Egipto, y cuyo aspecto se debe a su arquitectura renacentista de templo catedralicio con carácter de fortaleza, y a las palmeras datileras que la rodean. Al otro lado, el palacio del Obispo, es un edificio de estilo neorrománico del XIX, también para remarcar. Como curiosidad, aquí se rodaron algunas escenas de la película Patton. 

  • Almuradiel. Plaza de la Iglesia. En la mínima localidad manchega, situada tras Despeñaperros, se conserva una pequeña, pero bonita, iglesia de arquitectura neoclásica, y con monumental fachada de enormes pilastras y frontón. El resto de la plaza es de sobrio aspecto.

  • Antequera. Plaza de Santiago. Otra localidad en la que la selección de una plaza es un acto de extrema dificultad, debido a su enorme cantidad de monumentos, y a lo fotogénico de sus rincones. Sin embargo, opto por una plazuela recogida y adoquinada, donde se encuentra la pequeña y bonita iglesia de Santiago, así como el convento de Santa Eufémia, ambos con arquitectura barroca del siglo XVIII. En el centro, una bonita fuente, viene a completar una bella estampa.

  • Arcos de la Frontera. Plaza del Cabildo. Prácticamente el único espacio abierto y diáfano de una localidad, que entre su larga herencia musulmana, y lo apretado de su urbanismo de origen defensivo, enclavado entre dos tajos en un meandro del Guadalete. De aspecto cuadrada, tiene edificios de interés, como la propia iglesia de Santa María, en estilo gótico, con espectacular fachada plateresca y torre barroca, el castillo, de estilo también ojival, el Ayuntamiento, renacentista, y el Parador Nacional, en el antiguo palacio del Corregidor. Así como el famoso, y vertiginoso Balcón de Arcos, que da directo al tajo principal.

  • Barcelona. Plaça del Rei. Una gran ciudad, que destaca por su monumentalidad, y por su marcada división en lo que a urbanismo se refiere. Entre la ciudad de origen romano, y cuyo esplendor marinero se destacó en tiempos del gótico, y el Ensanche de Cerdá. La plaza escogida representa el embrión de la localidad en sí. Debajo se encuentran restos romanos, que dieron lugar al Museo de Historia de la ciudad, así como el Palacio Real, con el famoso Salón del Tinell, el palacio de Lloctinent y la capilla de Santa Ágata. Todos joyas góticas. Así como en un lateral se sitúa también, la Casa Padellás, también ojival, pero cuya situación no era esa, sino que fue trasladada piedra a piedra desde la calle Mercaders.

  • Benalup-Casas Viejas. Plaza Nuestra Señora del Socorro. Nos trasladamos ahora a una pequeña localidad, clave en la historia del siglo XX español, por sus famosos sucesos. En aquellos tiempos se acababa de contruir la iglesia cuya advocación da nombre a la plaza, con una extraña arquitectura regionalista, que mezcla el mudéjar andaluz de ladrillo y azulejos con el románico. Un caso único en Andalucía.

  • Bornos. Plaza Alcalde José González. Bonita plaza de típico aspecto andaluz, y que concentra algunos de los monumentos más famosos de la localidad bornense, como la iglesia renacentista de Santo Domingo de Guzmán, el Castillo Palacio de los ribera, del mismo estilo en su parte más moderna, aunque aquí mismo, se puede observar la parte de origen medieval, también al neoclásico ayuntamiento, así como varios palacetes. 

  • Burgos. Plaza Santa María. Bonita plazoleta que da a la fachada principal de la espectacular catedral burgalesa. Pero no he escogido la archiconocida imagen, y he optado por el otro lado de la plaza que nunca se enseña en las fotografías. Para que se vea, que la localidad rezuma gótico por sus cuatro costados, con parte de la misma Catedral, en la imagen en la parte derecha, y la iglesia de San Nicolás, también del mismo estilo, en la parte superior izquierda de la foto. La bella fuente del primer plano, es obra barroca del año 1.663, cuya autoría corresponde al artista cántabro Clemente de Quintana.


  • Cabra. Plaza Vieja. Realmente hablamos de dos plazas en una, la propia Plaza Vieja, adornada con una bonita fuente, jardines, y algún edificio de ladrillo visto; y las vistas que destacan desde aquí, donde se puede ver la del Conde de Cabra, un poco más alta, y donde se encuentran algunos de los principales monumentos de la ciudad, la iglesia de Nuestra Sra. de la Asunción y Ángeles, barroca, con aspecto interior de mezquita, así como el castillo de los Condes de Cabra, magnífica fortaleza, donde la tradición sitúa que estuvo preso Boabdil, y donde sí, la historia corrobora, nació Enrique II, fundador de la dinastía de los Trastámara.

  • Cádiz. Plaza de las Flores. En la Tacita de Plata es muy difícil escoger una plaza en concreto, porque es de las pocas ciudades del sur que concentran un gran número de ellas en el centro histórico, y todas magníficas. Sin embargo, he optado por una pequeña, y que en realidad, más que una plaza es una confluencia de caminos, no obstante, lo notable de la arquitectura del caserío neoclásico y barroco que le rodea, así como el tipismo de sus puestos de flores, la fuente de Columela, freidurías, churrerías, mercado de abastos cercano, y demás, completan una bonita estampa del Cádiz más típico, en la que destaca el bello edificio de Correos, de arquitectura regionalista, y cuya construcción fue polémica en la época, aunque hoy día se encuentra plenamente integrado.

  • Carmona. Plaza de Blas Infante (Puerta de Sevilla). Otra localidad de muy difícil elección, porque Carmona, aparte de su grandiosa monumentalidad, regala rincones incomparables para los amantes de la fotografía. He optado en esta ocasión por su espectacular Puerta de Sevilla, uno de los símbolos de la ciudad, y entrada a la misma, en la Edad Media, por el camino que venía de la ciudad Hispalense. Por lo demás, la fortaleza, de orígenes cartagineses, conserva restos romanos, almohades, y cristianos de los siglos XIV y XV. Por si fuera poco, justo en frente se encuentra la espectacular iglesia de San Pedro, con su pequeña Giralda.

  • Cartagena. Plaza de los Héroes de Cavite. Archiconocida plaza y monumento de mármoles blancos y negros, que no sólo conmemora a los héroes de Cavite en Filipinas, sino a los de Cuba y a todos los de la Guerra del 98, y que fue diseñado por el asturiano Julio González-Pola y García. Es un espacio bellamente ajardinado, diáfano y abierto, como no podía ser de otra forma, al propio puerto de la ciudad. Las otras caras de la plaza van a parar al magnífico e impresionante Ayuntamiento, de arquitectura modernista, al igual, que el resto de edificaciones existentes, dentro de las cuales, por una, se accede al, no menos tremendo, Teatro Romano.

  • Castellar de la Frontera. Plazuela dentro del castillo. El pueblo viejo de Castellar tiene la singularidad de encontrarse dentro del castillo. Aunque trasladada la población, al pueblo nuevo a mediados del XX, lo cierto es que el alma todavía perdura en el interior de la fortaleza. Dentro de ésta, y mantenida por hippies, se pueden encontrar estampas auténticas, que parecen sacadas de los tiempos de Al Andalus, como ocurre con esta pequeña plazoleta, que sirve de entrada única a la localidad.

  • Ceuta. Plaza de Armas de las Murallas Reales. La enorme e impresionante fortaleza, de origen portugués, y ampliada por los españoles, marcaron la frontera de la ciudad hasta la Guerra de Marruecos, sucedida entre 1.859 y 1.860, época en que tras la victoria española se amplía considerablemente el territorio hasta lo que es hoy día. Las murallas se conservan prácticamente íntegras, y el foso, que sigue siendo navegable, sirvió de refugio de los distintos barcos a lo largo de los siglos. En la Plaza de Armas se disponían en formación la enorme guarnición, y hoy día impresiona por su tamaño, de hecho, varios restaurantes dan vida a la misma.

  • Chiclana de la Frontera. Plaza de Jesús Nazareno. Uno de los rincones más típicos y queridos de la localidad chiclanera, también llamada Alameda Lora, y que conserva  íntegro el caserío típico de la ciudad, con algunas notables portadas neoclásicas e isabelinas. Aunque lo que más destaca, es la fachada de la iglesia del convento que le da nombre al lugar, barroco del XVII, con aspecto muy gaditano, y una impresionante fachada de mármol genovés, y enormes columnas salomónicas. No menos espectaculares son sus hornacinas con sus respectivas esculturas.

  • Chipiona. Plaza de Juan Carlos I. Bonita y recogida plaza, que fue embrión de la localidad, adornada con magníficas palmeras y buganvillas, que le dan un aire más andaluz, si cabe al rincón. En ella, se concentran tres de los edificios más importantes de la ciudad, el Ayuntamiento, la ermita del Cristo de las Misericordias, y sobre todo, la iglesia de Nuestra Sra. de la O, la primera que tuvo la ciudad, de origen gótico, del que solo queda la fachada lateral, fue reconstruida tras el Terremoto de Lisboa, en el estilo barroco que se ve en la actualidad.
  • Conil de la Frontera. Plaza de Santa Catalina. Uno de los rincones más bellos y vitales de la localidad, es también donde se concentra gran parte de los monumentos de la población, tales como la impresionante Torre de Guzmán, gótica del siglo XIV, el museo de Raíces Conileñas, más que aconsejable, la ermita renacentista de Jesús Nazareno, y la iglesia de Santa Catalina, de finales del XIX, ecléctica, pero con trazas que anuncia la llegada del modernismo. El buen ambiente, y las casas adornadas con macetas y buganvillas hacen del lugar un sitio agradable.
  • Córdoba. Plaza del Potro. El centro histórico cordobés nos brinda algunas de las mejores plazas españolas, algunas como la del Cristo de los Faroles, la cual es un auténtico viaje en el tiempo, otras como la Corredera, supone la única de su tipo en Andalucía. Sin embargo he optado por la del Potro, ya que su aspecto se ha conservado, íntegro y monumental, a lo largo de los siglos, las edificaciones apenas han cambiado, así como el adoquinado, ni la fuente, renacentista del siglo XVI, y que le da nombre al lugar. Aquí se encuentran en el antiguo hospital de la Caridad, los museos de Bellas Artes, y el de Julio Romero de Torres; además, aún se conserva la Posada del Potro, citada por Cervantes en el Quijote.
  • El Bosque. Plaza de la Constitución. Sencilla localidad serrana de la nuestra provincia gaditana, y que en su plaza central se sitúan los dos edificios más importantes de la localidad, tales como el Ayuntamiento, de estilo neoherreriano, de aspecto muy madrileño, y la iglesia de Santa María de Guadalupe, de arquitectura neoclásica.

 Termino aquí esta primera entrada sobre las distintas poblaciones en orden alfabético, que he ido visitando, espero haber cumplido con la misión de dar a conocer lugares en los que uno puede reposar un rato, y observar cuanto le rodea. Un saludo desde el sur.