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sábado, 30 de diciembre de 2017

Plazas III

 Continuamos con una tercera entrega de algunas plazas españolas destacadas, sobre todo del sur español. Empezamos hoy por la letra M, y terminamos por la P, como en las anteriores, las hay de todo tipo, recogidas, grandes, ajardinadas, diáfanas, concurridas, escondidas, populares... Ahí van:
  • Marbella. Plaza de Fernando Alcalá. Pocos imaginan que dentro de la capital del lujo de la Costa del Sol, se pueda encontrar un bonito, y muy andaluz, centro histórico, donde se pueden observar las murallas de una fortaleza, varias iglesias, algunas medievales, y rincones como esta plazoleta, al lado, de la principal (de los Naranjos), y junto a un templo mudéjar del XV, la ermita de Santiago. En el centro, una bonita fuente de mármol embellece este espacio urbano.

  • Marchena. Plaza del Cardenal Spínola. Bonita y diáfana plaza escalonada, situada en el centro de la localidad sevillana. Presidiendo la panorámica se encuentra se encuentra la iglesia de San Juan, de grandes proporciones, y en estilo gótico mudéjar, que además, destaca por su patrimonio, tan valioso como desconocido, con varias esculturas de Alonso Cano y hasta nueve cuadros de Zurbarán. En frente se encuentra el barroco palacete de Nicolás Díez, y en un lateral, y del mismo estilo, la Casa Fábrica. El nombre de este rincón corresponde al cardenal de origen isleño nacido en la Calle Comedias. 

  • María. Plaza de la Encarnación. La pequeña localidad serrana, situada al norte de la provincia de Almería, a 1.198 metros de altitud, tiene en el centro de la población a una amplia plaza despejada y diáfana, rodeada de bancos y plátanos de sombra que bordean al espacio urbano. Presidiendo al mismo, se encuentra el templo cuya advocación le da el nombre; en un simple y bello estilo mudéjar y renacentista, del siglo XVI. Frente a la iglesia, el Ayuntamiento, barroco del XVI, y en un lateral Los Caños de la Plaza, antigua fuente, presidida por el águila bicéfala de la casa de los Austrias.

  • Medina Sidonia. Plaza de España. Apodada La Alameda, es una bonita y elegante plaza que es alma de la localidad asidonense: punto donde se realizan todas las citas lugareñas, fiestas, concentraciones y demás, así como lugar de recreo de bares y compra de dulces para los turistas de las localidades vecinas. Es una plaza de tamaño medio, abierta, y poco arbolada;  originaria según parece del XVI, sus bancos, con los hierros forjados y las farolas, son del año 1.858. Se encuentra presidida por el magnífico edificio del Ayuntamiento, estratificado en estilo según los pisos, el primero es manierista del siglo XVII, para continuar con el barroco y el neoclásico del XIX, en el tercer y última planta. En el interior, existen algunas esculturas romanas.  

  • Minas de Riotinto. Urbanización de Bellavista. Programada urbanización realizada por la compañía minera británica Rio Tinto Company Limited, para los ingenieros y trabajadores de dicha nacionalidad. En el centro de la misma, una amplia y ajardinada plaza, donde se encuentran las pistas de tenis, así como el Club Inglés, lugar al que no todo el mundo, podía acceder. El resto de viviendas, están formadas por una arquitectura que mezcla la tradición inglesa con la andaluza, y que por su tamaño mide el rango del habitante en la empresa.

  • Moguer. Plaza de las Monjas. Enorme y diáfana plaza, llena de vida a lo largo del día, ya que en un lateral se encuentra varios bares y tiendas. De aspecto rectangular, y alargada, está sujeta a las formas del convento de Santa Clara, un enorme complejo religioso que es una de las mayores joyas mudéjares de España, y que también estuvo vinculado a los acontecimientos colombinos, de ahí el busto del Almirante Cristóbal Colón.
  • Niebla. Plaza de Santa María. Bonita plaza arbolada de palmeras, y presidida por la enorme iglesia de Santa María de la Granada, cuyo origen corresponde al de una mezquita, de la que se conserva el espectacular alminar, que hace las veces de torre campanario, así como el patio de los naranjos. El resto del templo tiene varios estilos, predominando el gótico, y sobre todo el mudéjar. En un lateral de la plaza encontramos al Hospital de Nuestra Señora de Los Ángeles, originario del XVI, y uno de los monumentos principales de la ciudad. Al otro extremo, el edificio consistorial.

  • Olite. Plaza de Carlos III, el Noble. Nos trasladamos al norte español, en la monumental localidad navarra, toda una joya medieval, donde en la plaza mencionada, se encuentra el famoso castillo palacio que le da fama, con sus famosas torres de remate cónicas. A la plaza se entra por una puerta  de arco apuntado, a través de la torre medieval del Chapitel. En un extremo se encuentra el Ayuntamiento, obra del principio del XX, y en el centro, una bonita fuente en el centro, que termina de embellecer al lugar.

  • Olvera. Plaza de la Iglesia. Alma y resumen de la localidad, situada en la parte más alta de la misma, y donde se encuentran sus dos principales monumentos, el castillo nazarita, que fue frontera del Reino de Granada, así como la parroquia de Nuestra de Señora de la Encarnación, una enorme joya neoclásica con porte catedralicia, y torres campanario gemelas, conserva en un lateral, el ábside mudéjar del anterior templo. El museo local, restos de murallas, y un mirador con vistas a la ciudad, así como al paisaje circundante, completan el lugar. 

  • Osuna. Plaza Mayor. La monumental ciudad ducal, orienta a muchas calles con vistas a sus principales monumentos: la Colegiata y la Universidad. Situados ambos en el punto más alta de la localidad. Pero la plaza no solo es destacada por sus vistas al templo colegial, sino que también concentra edificios singulares, como la iglesia del convento de la Concepción, originario del XVI, el edificio del Ayuntamiento, originario del mismo siglo, pero muy reformado interiormente, o el Casino, obra ecléctica de 1.820. En el centro una bonita fuente adorna el paisaje.

  • Palma del Condado. Plaza de España. Bonito espacio urbano, que es el centro geográfico y sentimental de la localidad, que resume toda la esencia andaluza típica, como son las palmeras alineadas y alternando con los bancos de hierro forjado, y con una bonita fuente en el extremo  contraria a la iglesia de San Juan Bautista, una maravilla del barroco sevillano, que presume junto a la de Moguer, con ser el templo más grande de la provincia de Huelva. Así como un par de palacetes, como la neoclásica Casa Tirado, actual Ayuntamiento, o la de los Arcos, el edificio más antiguo de la localidad, del XVI, además del Teatro España o el regionalista Casino.

  • Palos de la Frontera. Plaza de Juan Pablo II. Plaza al borde la pequeña población de palos, y que se sitúa entre la mudéjar iglesia parroquial de San Jorge, y frente a los restos del castillo, que se sitúa en el punto más alto. Al otro lado, se encuentra la Fontanilla, donde los barcos, entre ellos, las tres Carabelas de los Pinzones y Colón, se abastecían de agua. 

  • Pamplona. Plaza Consistorial. Rincón famoso gracias a las retransmisiones de los chupinazos en los archiconocidos San Fermines. Sin embargo, hay que retroceder a la Edad Media, cuando en este punto se elimina los límites de los tres burgos que compusieron el origen de la ciudad. La joya barroca que supone la fachada del Ayuntamiento, preside una plaza, que parece mayor en la televisión, y que es confluencia de caminos dentro del centro histórico. 

  • Priego de Córdoba. Plaza de San Antonio. Entre las callejuelas del Barrio de la Villa, centro histórico de la ciudad, antigua villa medieval de origen árabe, cuya esencia todavía impregna la zona. El carácter cordobés y andaluz, se puede observar en esta pequeña plazoleta, adoquinada con cantos, y de casas con paredes blancas adornadas con multitud de macetas y platos de cerámicas, además de azulejos con motivos religiosos. Rincón fotogénico, del que es fácil enamorarse.

 Termino esta tercera entrada sobre las distintas plazas de nuestra nación, espero sin más, que tengan una buena entrada de año. Un saludo desde el sur.

domingo, 19 de abril de 2015

Barrio de San Mateo de Jerez de la Frontera.

Plaza del Mercado.
 Aprovechando el Domingo de Pasión, decidimos visitar las imágenes de las distintas iglesias jerezanas. Yo ya conocía bien la localidad, es una ciudad que me gusta bastante, y en la que el tópico del caballo, los vinos y las motos, que sin estar mal ni decir mentira alguna, han eclipsado los otros tesoros de una de las ciudades más monumentales del sur de España, y ello sin exageración alguna. Que su centro histórico sea de los más desconocidos no se debe a su escasez de lugares de interés, sino que por el contrario, se debe a la dejadez municipal, o de los propios jerezanos; ésto último, sinceramente, yo no lo sé. Pero basta pasear por el barrio que ahora les recomiendo para darse cuenta de ello. El patrimonio es impresionante, sin embargo, la sensación de que una guerra acaba de pasar, de decadencia, es patente a lo largo de todo el recorrido, y en él, se pueden comprobar, para decepción propia, como bellos y enormes palacios renacentistas y barrocos se encuentran en total ruina, cuando no, simplemente conservan la fachada ( con puertas y ventanas tapiadas). 

Palacio de Riquelme.
Calles del barrio.
 No obstante, no quiero echar para atrás a nadie a que visite este rincón, para mí uno de los mejores de Jerez, sino que por el contrario, se tenga constancia de la problemática, para ver si algunas de las mil doscientas administraciones de las que "gozamos" hacen algo para mejorar el patrimonio local. Por el contrario, sí que recomiendo pasear, con cámara y sin mapa, para perderse por las callecitas más estrechas y medievales de la ciudad. Recomiendo partir desde la Catedral y terminar en San Marcos, o al revés, para saborear bien lo que se ha de ver. Aunque yo empecé subiendo por la calle Espíritu Santo, la cual, primero te permite una preciosa vista panorámica de la Catedral y parte de la ciudad, para pasar por las preciosas calles (algunas sombreadas con parras) de las bodegas de Domecq, y terminar, directamente, en la plaza del Mercado, lugar que como su nombre indica, cumplió dicha función desde la edad media hasta la época moderna. Pero antes de llegar a dicho punto observaremos varios palacios, de los que destacan tres: los dos primeros se encuentran en una pequeña plazoleta, y ambos son de enormes y señeras fachadas, me refiero a los palacios de Camporreal, de enorme fachada neoclásica e interiores renacentistas y mudéjares; y el palacio de Dávila, renacentista, y adaptado para viviendas. A medida que nos acercamos a la plaza del Mercado nos asombra otra ruina, de otro proyecto megalómano fracasado, me refiero al palacio de San Blas, un bello palacete barroco, cuyo estado de abandono es digno de resaltar, pues como en muchos casos, el caserón fue vendido para que una cadena hotelera hiciera lo que debía, pero ahí sigue años después, con las ventanas y puertas tapiadas, y amenazando caerse. Llegamos a la plaza del Mercado, centro del barrio, y donde se encuentra otros dos palacetes, uno primero, de estilo barroco donde se encuentra el Museo Arqueológico Municipal; y otro segundo, el de Riquelme, también en ruinas y tapiado, de época renacentista, y donde hay que destacar una bella fachada. En el centro, encontramos una bella fuente rodeada de palmeras, desde donde se puede observar a la iglesia de San Mateo, que da nombre al barrio. Cuesta creer que en este preciso lugar, hoy bastante tranquilo, sin apenas ruidos, y con varias terrazas de bares (buenos y baratos), tuviera lugar la ejecución de los supuestos anarquistas del grupo La Mano Negra.

Palacio de Camporreal.
 Nos acercamos a la propia plaza de San Mateo, colindante con la anterior, donde vemos la propia iglesia, una de las más antiguas de Jerez, con dos partes diferenciadas, una gótico mudéjar, y donde se pueden observar algún elemento románico, y otra mayor, de estilo gótico florido, influenciado, como muchas iglesias de la provincia, por la catedral hispalense. Prometo profundizar más sobre dicha iglesia en otra entrada, pues lo merece. Pero termino callejeando por las irregulares calles de los alrededores, desde donde se pueden observar las murallas, algunos otros palacetes, o iglesias cercanas y de enorme interés, como las de San Lucas, San Juan, Merced o Santiago, todas medievales, de estilo gótico, repartidas por callecillas estrechas, árabes y medievales. Un viaje en el tiempo, que espero, las administraciones sepan recuperar, pues hace falta, y pronto, pues muchos edificios amenazan ruina, y puede, que desaparezcan para siempre, algo que no podemos permitirnos. Un saludo desde el sur.


Espadaña de San Lucas desde la calle.

Pub aprovechando un palacete con muralla.

Fuente en el palacete.

Palacete.

Iglesia de San Lucas.



Calle del barrio.
Torre de San Juan desde una calle.


Palacio de Dávila.

Calle.

Calle y bodega de Domecq.

Calle Espíritu Santo.


Fuente de Plaza del Mercado y Museo Arqueológico.

Iglesia de San Mateo.

domingo, 10 de noviembre de 2013

La leyenda de Guzmán el Bueno.

 Paseando por Tarifa, en una alameda repleta de bares y restaurantes, uno puede observar al final del mismo paseo, frente a una torre octogonal, de claro origen almohade (las torres de dicha dinastía eran así, como la famosa Torre del Oro sevillana), una estatua dedicada a Alfonso Pérez de Guzmán. Apodado Guzmán el Bueno, por la hazaña que vino a acontecer en ésta localidad.

 Don Alfonso, era un noble leonés que por desavenencias con sus hermanos, probablemente por temas hereditarios (como era lo usual), abandona el reino para ponerse al servicio del Sultán de Marruecos. Donde adquirió conocimientos e interesantes relaciones con respecto a los musulmanes del otro lado del Estrecho. En aquellos tiempos otra dinastía musulmana, la de Benimerines, precisamente, de Marruecos, tienen la intención de invadir la península; y es por ello, que el rey Sancho IV "El Bravo", decide que es clave fortalecer la defensa de la zona, de lo que es hoy, el Campo de Gibraltar. Y no se equivoca, de hecho, los meriníes llegaron a tomar algunas plazas como la de Algeciras. Cuyos restos se conservan aún en distintas zonas de la ciudad. Sin embargo, los musulmanes saben que la toma de Tarifa es clave de cara al suministro y entrada de tropas de refresco .Imaginando esto el rey cristiano, mandó llamar como alcaide de Tarifa a nuestro a Alfonso de Guzmán, ya que éste, sabría los puntos fuertes y débiles de los mahometanos. 

 El hecho transcendental, que le dio su apodo, ocurrió en el asedio meriní a Tarifa. Apoyado por el traidor del hermano del rey, el infante Don Juan. Quien al parecer, urdió un plan para rendir de forma presta la plaza: secuestrando al hijo del alcaide. Para así  chantajearlo con la vida del muchacho, a cambio del castillo de la ciudad. Con ello evitaría la posición de desventaja en el sitio, cuando llegara la esperada flota aragonesa en ayuda de los cristianos. Justo bajo aquella torre octogonal, el infante Don Juan, amenazó  con matar al muchacho. Y desde arriba de la misma, Guzmán, lanzó un cuchillo con el que daba a entender que prefería que mataran a su hijo a rendir el castillo. La cabeza del mismo fue lanzada con una catapulta dentro del castillo. Días después se tuvo que levantar el sitio, y el infante tuvo que buscar refugio dentro del Reino de Granada, pues tuvo que huir de tierras cristianas.

 Guzmás, apodado "El Bueno" desde entonces. (Supongo que no tanto para su hijo). Siguió combatiendo por las tierras andaluzas, hasta caer muerto en las cercanías de Ronda. Otra especie de Cid, en tierras de sur. Ambos tienen en común, como muchos héroes medievales, la incertidumbre de saber que es leyenda y que es historia. Pero naciones y tierras conservan su carácter con una mezcla de ambas. Un saludo desde el sur.


Torre octogonal, donde sucedió el hecho, según la leyenda.