Tras un parón de varias semanas, continuo con una última parte de la entradas dedicadas a las calles de la península. Incluyo, saltándome el orden alfabético, otras ciudades y pueblos que he visitado recientemente, así como un pequeño apéndice de ciudades y pueblos europeos. Próximamente, dedicaré una entrada a parques y plazas. De momento continuo enumerando mis calles preferidas.
- Chiclana de la Frontera. Alameda del Río. Nuestra ciudad vecina tiene rincones dignos a destacar, en un olvidado centro histórico, incluso para los propios chiclaneros. He apostado por el alma mater de la ciudad: el río Iro. Y su ribera, por supuesto. Donde se recoge una de las estampas más entrañables de nuestra provincia, y que sirve de columna vertebral, a los dos barrios históricos: la Banda y el Lugar.
- Huelva. Calle Rábida. La capital más occidental de Andalucía, es una urbe de carácter dinámico, y poco dada a conservar calles tradicionales. No obstante, se han preservado algunas, sobre todo, en los alrededores de la calle Concepción y del solar del antiguo mercado del Carmen. La escogida es una de ellas, conservando la arquitectura tradicional y popular de la ciudad choquera, de casas blancas con ventanas y puertas con ribetes de ladrillo visto. De las pocas, que ya quedan en la localidad.
- Moguer. Calle Almirante Hernández Pinzón. Vía que une dos de las principales plazas de la ciudad. Una de ellas la de la iglesia mayor parroquial de Nuestra Señora de la Granada, con su enorme torre, que sirve de telón de fondo. Justo al lado, una estatua de Platero, como no podía ser de otra manera, y por último, el palacete, cuyo dueño, ilustre marino, le da nombre a la calle.
- Niebla. Calle San Miguel. Vía de intramuros, donde se observa parte de las murallas almorávides, y el ábside con su torre campanario, de la iglesia de San Martín. Y de la que se conserva sólo parte de ella. Es una calle estrecha, curva, y pendiente abajo, de carácter puramente medieval.
- Palma del Condado. Calle Real. Vía principal del centro de la ciudad, donde se pueden observar la parroquia de San Juan Bautista, una de las maravillas barrocas de Andalucía occidental. Justo antes, una ermita de estilo mudéjar sevillano, así como multitud de caserones al más puro estilo occidental andaluz. La ciudad es toda una sorpresa agradable, para el turista desprevenido.
- Palos de la Frontera. Calle Fray Juan Pérez. La pequeña población que ha sido grande para la historia, pues desde su puerto salieron las tres carabelas que cambiaron el mundo conocido. El nombre de la misma, en honor a unos de los frailes más importantes en la intermediación del descubridor con los reyes, y que era natural del pueblo. La vía desemboca en la plazoleta que da a la iglesia de San Jorge Mártir, de estilo mudéjar.
- Puerto Real. Callejón del Arco. Rincón típico de la ciudad puertorrealeña, de cuidada fisonomía y aspecto. Como todas de la localidad, es recta, de casas blancas con merlones. Dos arcos dan entrada y salida a la rúa, siendo el del fondo que da cara al mar (antiguamente, hoy da a una avenida). Originaria del siglo XVIII. Las macetas y plantas existentes terminan por adornar este bonito rincón.
- San Fernando. Callejón de Cróquer. Hay muchas calles para escoger en nuestra ciudad, y aunque ésta no sea la más representativa, sí que es la más típica, más bonita, y una de las más valorada por los isleños. De carácter netamente popular y típica andaluza, macetas y azulejos con chistes y refranes jocosos terminan por dar más encanto aún a la vía. En sus orígenes fue un lugar dedicado a carnicerías y a mataderos. Probablemente sea originaria del XVIII, aunque hay autores que piensan que es la última calle medieval que queda en la ciudad.
- San Roque. Calle Historiador Montero. La ciudad sorprende, pues su pequeño, pero interesante centro histórico que se distribuye en torno a su iglesia de Santa María de la Coronada, da lugar a admiración. Una de las calles que sube al templo y su plaza, es la mencionada. Vía popular y peatonal, de casas blancas, adornadas con macetas, y con cierros. Concentra todos los tópicos del urbanismo andaluz.
- Sanlucar de Barrameda. Calle Cuartel. Como no podía ser de otro modo, en la ciudad de la Manzanilla, he destacado una calle de una de sus bodegas principales: las de Antonio Barbadillo. Un arco con el nombre de la empresa, que da entrada a la calle, recta y blanca, entre naves de las distintas bodegas, que forman un pequeño pueblo dentro de la misma localidad.
- Setenil de las Bodegas. Cuevas del Sol. Las dos vías más espectaculares, y típicas del pueblo, son la mencionada y la de Cuevas de la Sombra. Ambas conforman un conjunto llamativo y único dentro de la provincia gaditana. De casas cuevas que se adaptan al pequeño cañón que dibuja el río Guadalporcún, que separa a ambas calles, donde el techo de la montaña, llega a cubrir incluso, parte del cielo.
- Sevilla. Calle San Nicolás. En la capital hispalense es muy difícil la elección de una calle. Hay barrios más famosos, y perspectivas más monumentales; pero he escogido una de las más cercanas al antiguo puerto de la ciudad. En sus proximidades se encuentran las Torres del Oro y de la Plata. No cuesta en absoluto, imaginar un duelo de espadachines del Siglo de Oro, o ver pasear a conquistadores, marinos, o a rufianes y buscavidas que hacían vida cuando la ciudad vivió su esplendor. De hecho, en estas calles se rodaron escenas de Alatriste.
- Silves. Rúa da Sé. Ésta ciudad del Algarve es la que más restos musulmanes se conservan en el vecino Portugal. Las calles de intramuros, rodeada de algunas murallas, suben serpenteantes, hacia el castillo que aún conserva restos del palacio del gobernador de la Taifa, y la propia Seo (que le da nombre). La vía mencionada en concreto, da a parar a una puerta de las antiguas murallas, y está adoquinada a la antigua usanza.
- Tarifa. Calle Jerez. Es ésta una pequeña vía, que da salida de intramuros a una de sus principales puertas de sus murallas, y que daba lugar al camino hacia la ciudad que le da nombre. Espectacular, por su tamaño, y por sus tres arcos de herradura de gran presencia. La estrechez y la blancura de la vía, y la mencionada puerta, nos trasladan al otro lado del Estrecho de Gibraltar.
- Tarragona. Carrer dén Riudecols. La ciudad tiene un pequeño, pero interesante centro medieval, encerrado entre una muralla, cuyo origen, es en su mayoría romano. Una de las calles internas a las mismas, y cercanas a la catedral, una vía, estrecha, y adornada con cierto arbolado y con una algorfa, es la escogida para esta ocasión. Todo dentro de la arquitectura típica de Cataluña.
- Tavira. Largo Abu- Otmane. La ciudad tuvo un especial contacto con las partes orientales del imperio portugués, de ahí, los tejados de las casas a cuatro aguas (como en China). La vía escogida está en la parte más alta de la localidad, con el imponente castillo y las dos bellas iglesias, al más puro estilo portugués. Dicha calle une los tres elementos, en una vía peatonal y silenciosa, desde donde se ven la multitud de tejados antes mencionados.
- Torre Alháquime. Calle Torreón. Uno de los pueblos más pequeños de la provincia de Cádiz, presenta una de las calles más bonitas. Un arco, que formaba parte de la antigua muralla árabe, y que actualmente, se encuentra debajo del ayuntamiento; y que da lugar a una subida hacia la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Antigua.
- Ubrique. Calle Fuentezuela. Calle tradicional de la zona más antigua de la localidad, donde se pueden observar vías estrechas, blancas y silenciosas, siempre adornadas con su tradicionales rejerías y macetas. Todas las calles de Ubrique, como no podía ser de otra manera en la serranía, los grises farallones serranos, sirven de telón de fondo.
- Vejer de la Frontera. Calle Judería. Una de las estampas más tradicionales en la imagen turística de la localidad. El barrio judío medieval es una zona de calles estrechas, retorcidas, blancas y muchas en pendiente. Ésta calle que da nombre al área, es tal vez la más conocida, y una de las más bellas. Los arcos, aunque lo parezcan, no son medievales, son del XVIII, y hacen las veces de arbotantes tras el terremoto de Lisboa.
- Villanueva de los Infantes. Calle Cervantes. Localidad manchega que sorprende por su monumentalidad. Con calles que nos trasladan al Siglo de Oro. La vía seleccionada, como no, lleva el nombre del escritor universal que dio fama mundial a estas tierras. Monumental, llena de palacetes barrocos, termina desembocando en la Plaza Mayor, otro rincón lleno de joyas arquitectónicas.
- Zahara de los Atunes. Calle Doctores Sánchez Rodríguez. Vía que desemboca, directamente, en la enorme y preciosa playa de la localidad. Calles típicas, y el castillo de la Almadraba, fortaleza del siglo XVI, y que además, fue chanca donde se trabajaba con el atún. Todo forma un conjunto que no ha perdido un ápice de exotismo con el aumento del turismo.
- Zuheros. Calle Mirador Fernández Guerra. En la localidad de las Subbéticas cordobesas, todas las calles desembocan en el castillo, omnipresente estampa, y eterno telón de fondo de la pequeña población. La vía escogida, tiene un precioso mirador arbolado (melancólico en otoño), con una fuente blanca, preciosa, y que da vista a la mencionada fortaleza.
Como extra, me he animado, al final, a exponer otras calles europeas que he recorrido, el orden no es alfabético, sino por países. Empiezo con Holanda, y termino con Alemania.
- Amsterdam. Herengracht. La ciudad de los canales, tiene rincones muy bellos para escoger, pero he optado por uno de los canales principales, donde además se encuentra el museo. Toda la calle está jalonada de casas palacios de los comerciantes y banqueros que negociaban con las colonias trasatlánticas. Y que constan de la típica arquitectura de ladrillo visto, y techo a dos aguas.
- Brujas. Huidenvettersplein. Estampa típica de la ciudad belga, y una de las más bonitas de Europa, con la torre del Campanario que se sitúa en la Grand Place (en francés) o Grote Markt (en flamenco), que destaca entre las construcciones, mayoritariamente góticas, que rodea uno de los canales principales. En Brujas, el tiempo no parece haber pasado de la Edad Media.
- Bruselas. Montagne Berg. Calle comercial, burocrática y bastante céntrica de la capital de Europa, y muy cercana a la Grand Place. No obstante, casas típicas de los Flandes, de ladrillo, con tejados a inclinados y amplios ventanales, que se encuentran cercanos a algunos rascacielos de la zona financiera. Una mezcla de lo nuevo con lo viejo, bastante bien armonizado en la ciudad.
- La Haya. Lange Vijverberg. Otra estampa que armoniza, precisamente, lo nuevo con lo viejo. La imagen del Parlamento Holandés (realmente, aunque la capital es Amsterdam, las instituciones nacionales, se encuentran en La Haya), con su lago, repleto de gaviotas, patos y cisnes, más un bello arbolado, que en otoño, dan una imagen bucólica, y que contrastan con el telón de fondo del distrito financiero.
- Marken. Buurt II. Pequeño pueblo protestante de Holanda, que se encuentra en una isla del mar (interior) del Sur. Las calles silenciosas dan una calma absoluta, en una localidad cuyos habitantes tienen costumbres espartanas y sobrias, y que han logrado conservar el sabor de la localidad.
- Volendam. Norordeinde. Al otro lado del mismo mar del anterior pueblo, ya en tierra firme (si eso se puede decir en Holanda); pero en esta ocasión, la localidad, en concreto es católica, y por tanto, más bullciosa y activa. No obstante, también ha sabido conservar su urbanismo típico. La calle escogida, da directamente al mar interior mencionado, y que se encuentra regulado por diques por la mano del hombre.
- Zaanse Schans. Zeilenmakerspad. Otro pueblo típico holandés, donde pequeños canales, atravesados por pequeños puentes de madera, y que se alternan con casas y granjas típicas. La localidad en cuestión es famosa por las tradicionales estampas de sus molinos harineros, que se han hecho un hueco en el imaginario popular del mundo.
- Londres. Colonnade. La capital británica tiene multitud de calles donde escoger, pero al igual que he hecho en las grandes capitales, en la serie de entradas sobre calles, he optado por una típica, huyendo de la monumentalidad. La vía escogida se encuentra cercana a Russel Square, y es la tradicional vía popular de la época Victoriana de los cuentos de Dickens. Época de esplendor industrial, y de las construcciones de ladrillo visto.
- Luxemburgo. Rue de la Reine. Pequeño país, y pequeña capital, que ronda los cien mil habitantes, pero que concentra rincones pintorescos para inmortalizar. Uno de ellos es la calle que aquí se expone, con los típicos elementos arquitectónicos del Gran Ducado, entre ellos, el tejado de pizarra. La vía es corta y ancha, pero muy importante en la vida local, pues desemboca en el Palacio Granducal (al fondo en la imagen).
- París. Rue la Vieuville. En pleno barrio bohemio de MontMartre se encuentra una de las pocas calles que no son rectas de la capital francesa, sino que por el contrario, se adapta al propio terreno, a la elevación que el monte del Sacre Coeur dibuja en el perfil parisino. La vía colinda con varios puntos interesantes, uno es la plaza de Abbesses, y el otro, el muro de Los te quiero con su pequeño jardín.
- Colonia. Komödienstrasse. Calle céntrica y comercial, que va a parar a la todopoderosa catedral gótica, una de las que mayor altura tiene de Europa (157 metros), y donde además, se encuentra, la también gótica, iglesia de San Andreas. Asimismo, todavía es posible observar la arquitectura tradicional anterior a la II Guerra Mundial, aunque eso sí, en gran parte, son reconstrucciones.
- Frankfurt. Bethmannstrasse. Otro caso de ciudad alemana, que ha tenido que verse obligada a reconstruir parte del centro histórico tras la II Guerra Mundial, aunque lo ha hecho de la forma más fiel a lo que fue la capital del Meno medieval. Ésta, como otras calles, se encuentran en los alrededores de la bella plaza de Römer, ágora de la localidad, arquitectónicamente y sentimentalmente, muy lejos de los distritos financieros.
- Boppard. Rheinallee. Bello pueblo ribereño del Rhin, y que conserva la arquitectura tradicional de la zona, de casas con vigas de maderas de colores, y grandes tejados a dos aguas. El bucólico otoño en el que estuve, añaden más belleza a la estampa, donde además, como en todo la localidad, se respira una paz y un silencio envidiables por estas latitudes.
- St. Goar. Heerstrasse. Otro pueblo ribereño del río anteriormente mencionado. Y que también conserva su arquitectura tradicional, así como su iglesia y castillo medievales. Pues aunque pueda llevar a sorpresas, éste pequeño tramo del Rhin, se encuentra fuertemente fortificado a causa de las guerras endémicas y permanentes entre señores y reyezuelos locales en periodo del Sacro Imperio.
Termino ya, por fin, la serie de entradas sobre las distintas calles que he transitado, y quiero dejar esto muy claro, son por las que yo he paseado, y he podido fotografiar, por eso sé que para muchos faltarán algunas, y sobrarán otras, pero no me gusta apropiarme de fotos que no son mías. Espero, que más pronto que tarde, logre hacer una serie de entradas sobre parques, y otra sobre plazas. Un saludo desde el sur.