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domingo, 4 de marzo de 2018

Plazas IV

 Continuamos ya por fin, y tras un paréntesis, con la última entrada dedicada a algunas de las plazas españolas más bellas de nuestra nación. Destacando sobre todo, las de las poblaciones de nuestra provincia gaditana por el mero hecho de que en una mínima escapada se pueda visitar. Ahí van:
  • Puerto Lápice. Plaza de la Constitución. Típica plaza manchega en la que los soportales, columnas y balcones de madera, pintados de rojo almagro, son los protagonistas. Población ligada a los recuerdos literarios de Don Quijote, nació siendo un punto donde había muchas ventas que servían de descanso a los viajeros, algo que se destaca en el mencionado libro.

  • Puerto Real. Plaza de Jesús. Magnífica plaza, rectangular, amplia y diáfana, en el centro de la ciudad histórica, y que resume lo mejor de la arquitectura del XVIII con notables palacetes y edificios de estilo neoclásico y barroco. No obstante, destaca como construcción el antiguo Ayuntamiento de la ciudad, una pequeña obra de finales del XIX, de estilo ecléctico, y formas más bien clásicas, con una coqueta torrecilla del reloj.

  • Ronda. Plaza Duquesa de Parcent. Enorme y bella plaza magníficamente ajardinada y adoquinada, donde se conservan algunos de los mejores edificios de la ciudad, entre ellos, en la imagen, la iglesia de Santa María la Mayor, antigua mezquita aljama del que queda el nicho del Mirhab, y construida en estilos gótico y renacentista. Al frente el magnífico Ayuntamiento, fue en tiempos del XVIII un cuartel de milicias. Al otro lado, el convento de las Clarisas, otra obra renacentista del XVI; justo al lado, otro convento del mismo estilo y siglo, el de la Caridad. En el otro extremo de la plaza, una moderna, de 1.951, pero bella iglesia cuya advocación a María Auxiliadora nos delata su origen salesiano. 

  • Rota. Plaza de Bartolomé Pérez. Punto neurálgico del pequeño centro histórico de la localidad roteña, es una de las plazas más bonitas de nuestra provincia. Es un espacio diáfano, adornado tan sólo con palmeras, blanco caserío y dos de los principales monumentos, la gótica renacentista iglesia de Nuestra Señora de la O, del siglo XVI, así como el famoso Castillo de Luna, originario del XIII, en estilo gótico, y que hoy es sede del Ayuntamiento local.

  • San Fernando. Plaza del Rey. Ejemplo típico de una plaza neoclásica, en el que los volúmenes y espacios juegan un papel principal, y están estudiados y trazados al milímetro. Logrando así un concepto de ágora en un urbanismo ilustrado y tirado a cordel, figurando como punto central y más importante, donde se suceden todos los actos y fiestas principales de la localidad. Aquí se permite la presencia de edificios de tres o cuatro plantas para compensar el tamaño del enorme edificio consistorial, tercero más grande de España, construido para tal fin, y el de mayor volumen de Andalucía. Una joya neoclásica, que ahora está en proceso de restauración, por ello la foto es antigua. La plaza en sí, es cuadrada, ajardinada, pero diáfana, destacando la vida de sus bares, así como la estatua y fuente del General Varela, natural de la ciudad.


  • San Roque. Plaza de la Iglesia. Bonita y ordenada plaza que se sitúa al lado de la de Armas (también digna de destacar), y en el que se puede observar la bella fachada de la iglesia mayor de Santa María de la Coronada, de estilo barroco, aunque conserva elementos anteriores la iglesia de la misma advocación de Gibraltar, y que fueron traídas aquí tras la conquista inglesa. Edificada sobre la ermita de San Roque, que dará nombre a la población, en ella se encuentra enterrado el escritor romántico, y militar, José Cadalso.

  • Sangüesa. Plaza de Santa Catalina. Plaza extraña e irregular en cuyo centro se encuentra la magnífica iglesia de Santiago el Mayor, de estilo románico, con elementos góticos, iniciada en el siglo XII, y terminada en el XIV. Es un importante templo dentro de la ruta jacobea. Y en el destaca, el enorme rosetón, la portada románica, con el típico abocinamiento, así como la magnífica torre campanario, de aspecto defensivo.

  • Sanlucar de Barrameda. Plaza de la Salle. Era muy difícil elegir una plaza en la localidad del Bajo Guadalquivir, pues tiene un rico y extenso casco histórico ligado a las Américas, y en el que hay espacios tan conocidos como la plaza del Cabildo o la de San Roque. Pero he optado por una más apartada y desconocida, pero que es una de las más bellas. Empedrada con adoquines y losas de Tarifa, tiene dos enormes araucarias, y una bella fuente de mármol en el centro, regalo del Duque de Montpesier en 1.858. El caserío circundante también merece una tranquila mirada, con evocadores recuerdos, con distintos palacetes que la rodean.

  • Setenil de las Bodegas. Plaza de Andalucía. La roqueña localidad serrana, no podía tener sino una plaza en distintos niveles, con el telón de fondo de los farallones de la montaña que hace las veces de techo en las casas cuevas de la localidad. Es una plaza irregular, adaptada al terreno, siendo, realmente, más bien una amplia curva, más que un espacio abierto. Dentro del popular y blanco caserío destaca una bonita casa con azulejos, así como restos de murallas, y el mudéjar Ayuntamiento Viejo, ambos observables en la parte superior, arriba del acantilado.

  • Sevilla. Plaza de España. Otra ciudad que me ha creado más de algún dilema a la hora de elegir, y en la que al final he tenido que recurrir de la más conocida. Pero que realmente, lo merece por su destacada belleza, de encanto absolutamente romántico. Enclavada en pleno Parque María Luisa, es una obra regionalista, con tintes neomudéjares, fue diseñada por Aníbal González como pabellón de España para la Exposición Internacional de 1.929. El ladrillo rojo, los azulejos trianeros, las arquería, torres, puentes y canales con barcas, configuran un espacio único, en el que además, se representan mediante los mencionados azulejos a todas las provincias españolas. El centro es amplio y diáfano, sin ajardinar, con una magnífica fuente de generosos chorros de agua.


  • Soria. Plaza Mayor. Ciudad que a pesar de su pequeño tamaño concentra una gran monumentalidad, sobre todo a lo que de románico se refiere, así como grandes evocaciones literarias, sobre todo de Antonio Machado y Gustavo Adolfo Bécquer, ambos, curiosamente compartidos con Sevilla. Su plaza principal, la que aquí nos ocupa es un espacio rectangular, abierto, y mayormente diáfano, sin apenas arbolado. Domina la piedra, así como las cristaleras de sus balcones, y algunos soportales, como los del Ayuntamiento o los del Palacio de la Audiencia (s. XVI), otra joya renacentista es el palacio de los Beteta y la torre de Doña Urraca, neoclásica es el palacete de la Casa del Común, y una joya que va del románico al renacimiento es la iglesia de Santa María la Mayor. Pero si hay algo que domina la plaza es la Fuente de los Leones, una maravilla barroca (en la foto) del XVIII, así como la estatua de Leonor Izquierdo, esposa que fue de Antonio Machado.

  • Tarifa. Plaza de Santa María. Exótica plaza andaluza, que rezuma ya, un aroma y un aspecto, más propio del otro lado del Estrecho, la misma fuente central, con las figuras de las típicas ranas cerámicas que existen en todas las fuentes regionalistas, tiene más aspecto marroquí que andaluza. Con los jardines del resto de la plaza pasa lo mismo, o con la Biblioteca Municipal, antiguo Colegio Cervantes, edificio neomudéjar de principios del XX; todo nos transporta completamente a Tetuan o a Xauen. Pero si hay algo islámico de verdad, es el Castillo de Guzmán el Bueno, visible desde la plaza, califal del siglo X, y del que se dice, es uno de los más antiguos de Europa. Delante el edificio del Pósito (s. XVIII), en un lateral el Ayuntamiento (s. XX), y por último, oculta, la iglesia gótico mudéjar de Santa María (s. XIV).

  • Tarragona. Plaça del Rei. Ciudad que es un auténtico muestrario de generosa historia, y por ello he elegido esta plaza como la más representativa de la misma, pues en ella se pueden observar por estratos sus distintos periodos de esplendor. Como ejemplo destacado, en la imagen se puede observar parte de la Torre del Pretorio con el Castillo del Rey, todo de origen romano, y que se conserva en gran parte, así como ampliado en la Edad Media, como residencia real. No es romano, pero lo parece, el edificio que alberga el Museo de Historia de la Ciudad, que imita a dicho Pretorio. De otros tiempos son las dos iglesias, la de Nazaret, obra del XVI, reformada en el XVIII, y la de la Santísima Trinidad.

  • Torre Alhaquime. Plaza de la Constitución. Pequeña y escalonada plaza en uno de los pueblos más pequeños de nuestra provincia. Su bello y blanco caserío parece escalar la loma sobre la que se sitúa en su punto más alto el castillo nazarita. Cerca de éste, la mencionada plaza, que asciende desde el Arco de la Villa, antigua puerta de la muralla, y finaliza en la blanca y barroca parroquia de Nuestra Señora de la Antigua, construida en el XVIII, por orden del Arzobispo de Sevilla. 

  • Tudela. Plaza de los Fueros. Una de las plazas más bonitas que uno pueda visitar en nuestro país. Un espacio limpio y amplio, con aspecto de plaza mayor castellana, fue construida en el siglo XVII, con un armonía perfecta, en la que sólo sobresalen la Casa del Reloj (s. XVII), el Hospital de Nuestra Señora de Gracia y la Iglesia de Santa María (s. XVI). En el centro, un bello templete modernista, construido en 1.921. Merece la pena observar detenidamente la azulejaría y adornos existentes en las distintas fachadas de la plaza, así como su rebosante vida.

  • Ubrique. La Plaza. Curioso y sobrio nombre para un espacio cuadrado y limpio encuadrado en un rincón privilegiado de la localidad marroquinera y serrana, y donde se pueden observar varios de sus monumentos principales, como son la Fuente de Carlos III, joya y símbolo de la localidad, construida en el XVIII, así como el neoclásico Ayuntamiento, del XIX, la parroquia de Nuestra Señora de la O, de al menos el siglo XVII, una casa solariega (en la imagen) modernista, de 1.925, y que está adornada de azulejos con motivos mitológicos. Como telón de fondo, los farallones rocosos, entre los que destaca la iglesia de San Antonio, originaria del XVI, pero reformada a lo largo de los siglos.

  • Ujué. Plaza Mayor. Bonita e irregular plaza, adornada de casas de ladrillo con multitud de plantas, flores y enredaderas que hacen del lugar un sitio único. Lo mejor de todo es el silencio del mismo, casi todo lo que rodea es peatonal, y tiene el bello telón de fondo de la parroquia de Santa María la Real, una de las joyas románicas que el Reino de Navarra ha tenido a bien dejarnos en herencia. Como curiosidad última, comentar que hace poco se descubrió una tumba medieval en la plaza. 

  • Valdepeñas. Plaza de España. Punto neurálgico de la localidad vinatera, es un espacio más o menos cuadrado, limpio, sin apenas arbolado, y sobrio en adornos. Su armónico caserío rodean la misma, con soportales más típicos de Castilla que de La Mancha; todas sus fachadas lucen un bello color azul añil. Probablemente todos estos edificios fueron construidos en el XVIII. En el centro, una bonita fuente modernista de 1.926, y en una esquina, el edificio del Ayuntamiento, frente a la magnífica iglesia de la Nuestra Señora de la Asunción, de finales del XII, pero terminada en época de los Reyes Católicos, recogiendo todos los modelos del estilo gótico, desde el primitivo al flamígero final.

  • Vejer de la Frontera. Plaza de España. Uno de los rincones más bellos de nuestra geografía, nació en el siglo XVI, a extramuros. Toma una forma irregular adaptada al terreno, al blanquísimo caserío circundante y a las murallas árabes. Adornada con esbeltas palmeras y una preciosa fuente regionalista en el centro, en el que sobresalen los azulejos y las ranitas como surtidores. Los bancos que rodean el espacio, también son del mismo estilo. Las edificaciones posteriores también merecen ser observadas, como la Puerta de la Villa, una de las entradas que aún conserva el recinto amurallado, el Ayuntamiento, la torre medieval del Mayorazgo, o la Casa del Califa, que fue tiene varios estratos, entre los siglos X, como los aljibes o algunas de sus habitaciones de época califal, o las cillas posteriores, con construcciones entre el siglo XV y XVII, como la fachada principal, barroca con columnas salomónicas. 

  • Vélez Blanco. Explanada del Convento de San Luis. No es propiamente una plaza, ya que curiosamente, la localidad carece de dicho tipo de espacios. Es una explanada que da lugar a la fachada del bello edificio religioso, obra plateresca del siglo XVII, con un curioso campanario mudéjar. No obstante, también es un excelente mirador de un blanco pueblo serrano, dominado por la omnipresente silueta de una castillo renacentista, construido para un fin más palaciego que defensivo.

  • Vélez Rubio.  Plaza de la Encarnación. Nos encontramos ante un espacio amplio y sobrio, en el que destaca la enorme y bella figura de la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Encarnación, magnífico templo de proporciones catedralicias, es una obra que se construye en la transición entre el barroco y neoclásico, con una impresionante fachada y torres labrada en piedra, y un resto edificado en ladrillo visto. En el resto del caserío destaca el ayuntamiento, obra neobarroca del XX. 

  • Villamartín. Plaza del Ayuntamiento. Bonita plaza cuadrada, y como no podía ser de otra manera, adornada con esbeltas palmeras, así como con bancos y una fuente central, en estilo regionalista, de ladrillo rojo y bellos azulejos sevillanos. También del mismo estilo es el mercado de abastos, situado en un lateral, blanca edificación con ribetes de ladrillos. Otros edificios interesantes son el palacete neoclásico con portada barroca, situado frente al también interesante Casino Cultural, o el propio Ayuntamiento, construcción neobarroca con fachada con soportales. o la barroca iglesia de las Angustias. No obstante, destaca el fondo de la iglesia parroquial de Santa María de las Virtudes, de aspecto sevillana, y que combina el mudéjar el inicial del siglo XIV, con el renacimiento  de su fachada de Hernán Ruiz, o el barroco de sus ultimas reformas en el XVIII. 

  • Villanueva de los Infantes. Plaza Mayor. Una localidad sorprendente porque tiene un enorme patrimonio histórico, artístico y literario, ligado sobre todo a las figuras de Quevedo o, como no podía ser de otra manera en La Mancha, de Cervantes. Como espacio principal, la mencionada plaza, típica, sobria, con soportales, y grandes balconadas de madera, y en el que destacan notables edificios, entre los que destaca el Ayuntamiento y la iglesia parroquial de San Andrés, ambos en estilo herreriano, similar al Escorial. En un lateral de la plaza, como no, unas estatuas de Sancho y el Quijote, completan el panorama.

  • Zahara de la Sierra. Plaza del Rey. Situada en lo más alto del pueblo (en lo que a caserío se refiere), y donde se obtienen las mejores vistas de la población y su entorno. En ella se pueden observar como el castillo nazarita domina el peñasco que sirve de telón de fondo de dicho espacio, o la bella iglesia parroquial de Santa María de la Mesa, obra barroca del siglo XVIII. Cerca, se encuentra un mirador desde donde se puede observar el embalse, la silueta de otros pueblos, como Olvera, o el más cercano, Jardín de los Pinsapos, toda una preciosidad de parque.

  • Zahara de los Atunes. Patio de Armas del Castillo. Realmente no es una plaza propiamente dicha, sí que lo fue de Armas de la fortaleza del siglo XVI, y que servía para alojar y proteger a las almadrabas y las diversas fábricas dedicadas al trabajo del atún, así como palacio de los Guzmanes. Pero la fortaleza también está asociada a la literatura, ya que Cervantes situó aquí el escenario de una de sus Novelas Ejemplares, la Ilustre Fregona. No obstante, aunque sólo fuera por el hecho de situarse en un entorno tan paradisíaco, como una playa, ya merece la pena su visita. 

  • Zuheros. Plaza del Castillo. Terminamos la larga lista de localidades con la bella localidad cordobesa situada en las serranías Subbéticas. Es un espacio abierto al acantilado donde se sitúa el mirador junto al Castillo, fortaleza musulmana originaria del siglo IX, pero que tiene estructura del siglo XII, con una reforma renacentista de Hernán Ruiz en el XVI, para adaptarlo a formas palaciegas. Frente al mismo, la iglesia de los Remedios, parroquia de la población, edificación renacentista del XVI. 

 Termino aquí la lista de plazas destacadas que he visitado, y que me han parecido dignas a destacar, perdonen los lugareños si en algún dato he errado, pero han sido una serie de entradas bastante densas a la hora de buscar información de los distintos lugares para resumirlos en un mínimo párrafo. Así pues finalizo como siempre: Un saludo desde el sur. 

lunes, 15 de mayo de 2017

Recuerdos del Cádiz industrial.

Oficinas de los Depósitos de Tabacalera.
Pronto llegará el verano, y será una vez más, la etapa de mayor índice de contratación laboral en nuestra tierra, ya que por desgracia, las playas, y poco más, se han convertido en el único pilar económico de la provincia, cuando hasta hace unos años, era más bien una ayuda, pero muy lejos de situarse como primer motor de la zona. Hasta principios de los años noventa, Cádiz capital, y sus alrededores, incluyendo Jerez de la Frontera, era una de las pocas zonas industriales del sur, junto con la bahía de Algeciras y Huelva. Pero a diferencia de estas últimas, no se trataba de un único sector, uno se podía encontrar con industrias relacionadas con el tabaco, componentes de coches, cervezas, armamentística, lácteos o aeronáuticos, entre otros. Destacando en especial importancia los astilleros, con toda su industria auxiliar. Unas reconversiones de resultados más que dudosos, y la falta de un nuevo modelo económico, o de reindustrialización tecnológica, entre otros, acabaron con todo... Tampoco se ha seguido el ejemplo de ciudades como Londres, donde con la revitalización del Támesis, se han restaurado y reutilizado numerosas industrias de Southbank.

Antiguas fábricas reaprovechadas  en Londres.
 No obstante, algunos recuerdos quedan de arqueología industrial del Cádiz del siglo XIX o del XX. e incluso de siglos anteriores: en San Fernando, el primer "polígono", se encuentra hoy en terreno de Puerto Real, pero fue un catalizador para la llegada de pobladores a La Isla, y que fue sustituido posteriormente por el Arsenal de la Carraca, donde todavía se conservan naves del XVIII o del XIX. Pero no son los únicos, y por eso, voy a enumerar a alguno de los monumentos industriales que quedan tanto en Cádiz capital, como en San Fernando. Dejo injustamente al Dique de Puerto Real, y su interesante museo, pero al carecer de material gráfico prefiero no entrar en jardines ajenos.

 En Cádiz capital se ha destrozado mucho, debido sobre todo a la escasez de espacios. Pocos saben que la ciudad tuvo una de las primeras industrias de vehículos de España, en concreto de la Ford, entre 1.919 y 1.923, allá en las naves que posteriormente fueron de las Bodegas Lacave, hoy también desaparecidas, y que existieron hasta finales de los años noventa. También podemos introducir en la lista de bajas la antigua fábrica de cervezas que se situaba donde hoy está la piscina municipal de Cortadura, además de más de la mitad de los astilleros más grandes del sur. Sin embargo, aún queda mucho que visitar, gracias a que varias instalaciones se encuentran hoy protegidas. Estos son algunas:

  • La antigua Fábrica de Tabacos. Hoy Palacio de Congresos de la ciudad, se encuentra en el barrio de Santa María, frente al puerto. Aunque la industria del tabaco se encontraba en la ciudad desde el siglo XVIII, el edificio actual es de 1.829, pues anteriormente se encontraba en un almacén de Plocia. La fábrica es del típico estilo neomudejar que existió en Andalucía a finales del XIX, no obstante, se denota una importante influencia inglesa tanto en decoración como arquitectura. Como curiosidad, aquí se encuentra el primer reloj eléctrico de la ciudad, y que fue visitado por Thomas Alva Edison. 

  • Base de la grúa pórtico de Astilleros. Poco ya que comentar, pues solo queda lo dicho, la base, formando una suerte de espigones donde muchos van a pescar, rodeada por un nuevo barrio residencial. Desgraciadamente, aquella enorme grúa pórtico, fue derribada, no recuerdo si a finales de los noventa o principio de los dos mil, con muy poca vista turística. Hoy es uno de los mejores miradores del nuevo puente. 

  • Pilones o torres del tendido eléctrico. Construidas entre 1.957 y 1.960, eran los edificios de mayor altura de la bahía hasta la construcción de los pilares del nuevo puente. Las torres son de una espectacular estructura metálica, que alcanzan los 150 metros en Cádiz, y 160 en Puerto Real, para así facilitar el paso de los buques a La Carraca, especialmente el buque escuela Juan Sebastián Elcano. Construidas por el italiano Remo Scalla  y el español Alberto Toscano, inspiradas en las que ellos mismos construyeron en el Estrecho de Messina. Hoy día, sólo quedan otras dos similares en el mundo, las de Shújov en Rusia.  

  • Edificio de oficinas de Ibérica AGA. Bonita edificación de ladrillo visto que se construyó en 1.968 por el arquitecto Jesús Rodríguez Sanz, edificando un típico ejemplo de arquitectura brutalista. Ibérica AGA fue una empresa de capital sueco fundada en 1.926, y que duró más de ochenta años en la ciudad. Asociada a la industria naval, cerró en los años ochenta. 

  • Harinera Vilafranquina. Edificio situado en Zona Franca (por eso no tengo fotos) posterior a las reconversiones, de 1.992, y una de las tres de la empresa situadas en España . Forma asimismo, por su capacidad, la mayor instalación de este tipo en Europa. La edificación principal se conforma con una batería de silos y unas oficinas que alcanzan la altura de diez plantas. Hoy día es un hito en el paisaje de la bahía. 
Imagen de Google Maps.

  • Depósitos de Tabacalera. Quisiera terminar la lista gaditana, tal vez con la mayor joya industrial de la ciudad. Se conservan casi todos los elementos: naves, garita del guarda, jardines, depósitos, oficinas, incluidos los raíles para la llegada de vagones. Aunque la gran mayoría de las instalaciones, se componen por edificios de ladrillo rojo visto, típico de las edificaciones regionalistas del principios del siglo XX (época en la que se construyeron),  hay también ampliaciones posteriores del año 1.962. Además, el edificio de oficinas tiene colorido y aspecto colonial. Ha sido la última gran instalación que se ha abandonado en la localidad.
Raíles en zona de descarga.

Caseta de vigilancia.

Edificio de oficinas.

La instalación más moderna.

Vista de las distintas naves desde fuera.

 En San Fernando, también se ha conservado un importante legado industrial, asociado sobre todo a la Armada Española. Y que yo resumiría en dos claves: una primera, que consta en las barriadas industriales, donde vivían los operarios y que hoy subsisten, y que será tema de otra entrada. Y una segunda, las joyas industriales son propias de la época moderna, en la que La Isla, tuvo su mayor periodo de esplendor gracias al impulso de la Marina:


  • Real Carenero. Los primeros astilleros modernos de la provincia, situados junto al Puente Zuazo, y que nacieron en el siglo XV en tiempos de los Reyes Católicos, aunque no obstante, la mayoría de las edificaciones existentes son del XVI o del XVII. Se efectuó en él una profunda reforma con motivos del Bicentenario de 2010, encontrándose entre otras cosas, los suelos originales, las plantas de almacenes desaparecidos, y sobre todo, vino a descubrir que lo que siempre se pensó que era una capilla o iglesia, resultó ser la antigua Puerta del Mar, espectacular, de piedra ostionera, y frontón partido, típico del barroco.
Pavimento original.

Fachadas principales.

Puerta del Mar.

  • Reales Fábricas de la Cetina. El Carenero no era el único "polígono" de La Isla, y en el siglo XVIII, había otro conjunto de edificaciones neoclásicas que servían para la fabricación de Terciopelo de Algodón, lienzos pintados y sombreros. Actualmente, sólo queda una fachada con los típicos frontones, alternando curvos con triangulares. Peor suerte ha corrido la puerta principal, reformada hace poco con una obra absolutamente mamotrética. 

  • Arsenal de La Carraca. Aunque es un centro militar, tiene una vocación absolutamente industrial, fue levantado en el siglo XVIII, siendo el primero de este tipo en España. Aunque realmente, lo que se puede ver es una pequeña ciudad, con sus baterías, muelle, iglesia, cementerio, puertas  monumentales, penal, colegio... destaca principalmente sus naves de almacenaje, edificios de oficinas, diversos talleres de montura y carena, además de los diques. Durante el XVIII y el XIX, tuvo una gran actividad en la botadura de numerosas corbetas y fragatas. Cabe decir que entre los  grandes logros cabe destacar las botaduras de naves míticas como la Descubierta, la Atrevida, o el primer submarino torpedero de Isaac Peral. Hoy en día mantiene su actividad militar, aunque languidece poco a poco a causa de otras bases e instalaciones más apropiadas para estos tiempos.
Ramo de Ingenieros.

Almacenes a la izquierda y Puerta del Mar. S. XVIII

Enfermería y fuente.

Puente de Hierro. Inaugurado en 1926.

Puertas de Tierra, siglo XVIII, da entrada al arsenal.

 Tal vez el lector se vea sorprendido que entre los edificios escogidos por mí, en lo que se refiere a arqueología industrial, no incluya por ejemplo a los hornos púnicos y fenicios de San Fernando, o las fábricas de Salazones romanas del Teatro Andalucía o del Yacimiento Gadir en la Tacita de Plata. Pero eso alargaría mucho la entrada y sería como una hidra en la que cada cabeza que se corta sale otra. Y por eso he optado "sólo" por las construcciones modernas, esto es, desde el siglo XVI en adelante. Hay que decir, que aunque algunas son muy recientes, todas las aquí mencionadas gozan de la protección que la Junta de Andalucía le otorga a cualquier monumento. Un saludo desde el sur. 

martes, 3 de enero de 2017

Un museo del belén para La Isla.

El Castillo de San Romualdo.
 En San Fernando, las tradiciones religiosas tienen especial esmero, como es el caso de la Semana Santa, en la cual, a pesar de la juventud de algunas de sus cofradías ya tienen fama fuera del término municipal, y no son pocos los vecinos de otras localidades que vienen a a verlas por nuestras calles. En el caso de los belenes (donde también participan mayoritariamente las cofradías), nuestro márketing publicitario no ha sido del todo acertado, y aunque si bien es cierto que hay gente foránea que vienen para contemplarlos, lo cierto es que, por la razón que sea, es una costumbre que ha ido en decadencia (lástima que se perdiera el grande de San José). Hace apenas diez años no había cofradía o entidad que expusiera alguno. Hoy día apenas si pasan de seis o siete, y porque no me he parado a contar...

 No obstante, menos no quiere decir peor, porque lo cierto es que los que han venido quedándose son auténticas maravillas, que hacen las delicias de niños, e impresionan a mayores por su originalidad. Pues en San Fernando, a diferencia del resto, el mérito no reside en sus figuras, sino en la calidad plástica del escenario presente, en la inventiva y en la capacidad artística de sus creadores, capaces de trasladarte al medio oriente, al norte de España, a Marruecos, o a cualquier pueblo blanco andaluz (o incluso al propio San Fernando), entre otros sitios escogidos a lo largo de los años. No hay ciudad que tenga tanto dinamismo en el trabajo de los misterios navideños, que en muchas ocasiones tienen una larga labor que suele empezar los últimos días del verano. La lástima de todo ésto es que todo lo que se ha elaborado en tan extenso periodo de tiempo ha de destruirse en menos de un día. Si se hubiera conservado algunas de las maravillas que se han construido ahora gozaríamos de un amplio registro del que presumir. De hecho hay un belén que perdura todo el año, y que es visitable fuera de fecha con previa cita, es el del Bicentenario y que es digno de fotografiar.

Belén de San José, 2016.
 Sin embargo, nunca es tarde para tener una buena idea. Hay ciudades como Medina Sidonia o Rute que hacen de estas fiestas una meca para el turismo local, dejando grandes beneficios en sus comercios. Cierto es que aquí no hay una fábrica de dulces o pasteles navideños, pero ello no es óbice para atraer cierto público de la zona, y éste sería un museo del Belén que bien podría situarse en el Castillo de San Romualdo, siendo un entorno más lógico para un museo de este tipo que para uno de arqueología o historia, que necesitaría un edificio más funcional, y que fuera ampliable, porque al fin y al cabo, la riqueza arqueológica de nuestra ciudad puede hacer pequeño pronto el castillo como sede del Museo Municipal. El patio del propio castillo haría de escenario para el belén municipal que ahora se sitúa en la Iglesia Mayor. Dentro del mismo, una tienda de recuerdos, de figuras o de dulces, entre otros harían el resto. Puede que funcione o puede que no, pero lo que no hay que dejar que nuestra ciudad, con tantos atractivos siga languideciendo, mientras otras con mucho menos nos dan mil vueltas en eso de buscarse la vida. Un saludo desde el sur. 

Pd: les dejo algunas imágenes de algunos belenes de varios años, para hacerles comprender de lo que hablo. Perdonen si me confundo con algunos o no recuerdo otras.


Belén de San José. 2016.
  •   A partir de ahora varios ejemplos de la Asociación de Belenistas en la Placilla:











  • Belén del Bicentenario:















Parte del belén del Bicentenario que recoge paisajes de San Fernando.

  • Belén del Cristo en 2016, imita a un pueblo del Cantábrico:




Belén de Veracruz, 2016.

Belén de Columna, 2016.

  • Otros belenes de años anteriores:

Inspirado en el Cañón del Colorado. Año 2015.

Belén que toma la fachada de la iglesia de San Francisco. 2015.

Belén del Bicentenario. 2015.
Baltasar en el belén del Bicentenario.