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domingo, 11 de enero de 2015

Rincones de San Fernando I.

 Siendo natural de San Fernando, he hecho el honor de mis paisanos en ser el peor embajador de mi ciudad, y a pesar de haber publicado muchas entradas sobre distintos monumentos y ciudades tanto de mi entorno, como de lugares más lejanos, pocas veces he publicado sobre mi localidad, que a pesar del desconocimiento general, de paisanos y foráneos, existen muchos lugares interesantes en La Isla. Por eso he decidido hacer varias entradas, sencillas, con una lista, y una serie de fotos de mis rincones favoritos, no tanto para los isleños (pues no aporto ninguna información nueva, ni relevante), sino, sobre todo para los de afuera, que conozcan sitios, que son dignos de ser visitados:

  • La playa de La Casería. Es una bonita playa fangosa, y no apta para el baño; no obstante, sí tiene una belleza única y unas preciosas vistas de toda la bahía, desde donde se observan muy cerca Puerto Real y Cádiz.



  • La playa de Camposoto. La gran playa de San Fernando, es virgen, sin urbanizar, dentro de un parque natural desde donde es fácil observar multitud de aves. Un precioso paisaje natural desde donde ser puede observar el castillo de Sancti Petri y Torregorda. Dos búkeres de mediados del siglo XX completan el cuadro.



  • Punta del Boquerón. Aunque dentro de la anterior playa, la he considerado como un rincón aparte por dos razones, su belleza es tremenda y por ello se puede considerar como un paraje distinto, y su punta arenosa sirve marca el final de un camino. Un tómbolo arenoso custodiado por varias fortalezas, una semienterrada, otra entre dunas, y un castillo en una isla, la de Sancti Petri, de evocaciones mitológicas con la tradición del lugar histórico del Templo de Hércules.




  • Plaza del Rey. Una de las plazas más bonita, proporcionada y equilibrada que he visto, y desde luego, junto con la Alameda, la más bella de la ciudad. Aunque un tanto descafeinada con tanta moda de plaza dura, y menos losa de Tarifa. Nacida, al igual que el urbanismo de la ciudad, de la mano de la Ilustración y el Racionalismo. Trazada con forma de cuadrilátero, y cuidando las perspectivas, está presidida por un magnífico ayuntamiento, que fue en tiempos el tercero de España en tamaño; en el centro la estatua del General Varela, con una fuente que ya es una imagen tradicional de San Fernando, y por último, el conjunto de casas de los alrededores, de cuidada altura para que las proporciones con respecto a las casa consistorial sea acorde, sin romper la armonía.




  • La Alameda. El nombre puede llevar a engaño, no es una alameda (de hecho hay casi de todo, menos álamos), y tampoco es un paseo. Es una bella plaza cuadrada, ligada como la anterior a la Calle Real. Al igual que la Plaza del Rey, ha perdido lustre al ser eliminadas las losas de Tarifa, y sus madreselvas. Aún así, sigue conservando gran parte de sus jardines, y tiene, gracias a su templete (reconstruido) y a su caserío, ese aire decimonónico característico de la época romántica en el que fue terminada. Las imágenes son anteriores a la reforma.




  • La Glorieta. Éste paseo ajardinado, también de época romántica, nació de la mano de la estación de ferrocarril, como un bello recibidor de la ciudad. Sin embargo, los mismos raíles que le dieron su sentido, cercenaron en dos un enorme paseo ajardinado, y que hoy se encuentran de nuevo unidos, gracias al soterramiento; me refiero la propia Glorieta, y los paseos de Joly Velasco y General Conforto. En la primera, se conserva poco del caserío primigenio, pero a cambio se ganó con una magnífica escultura al Sagrado Corazón, de Antonio Bey, y en el centro de los jardines, con una locomotora de la Azucarera Jerezana.




  • Paseo General Conforto. Es éste, continuación de Joly Velasco, y del anterior paseo mencionado, y uno de los rincones más solemnes de San Fernando. De los más monumentales de la ciudad, ejemplo de urbanización neoclásica, que el Marqués de Ureña trazó para los edificios más importantes de la nueva población de San Carlos. Han desaparecido el viejo Hospital y el Archivo. Pero quedan el Panteón de Marinos Ilustres, único, y con fachada más espectacular, si cabe, por dentro de la Escuela de Suboficiales; también quedan el antiguo Cuartel de Batallones, hoy Tercio del Sur, y el Museo Naval, antigua Escuela Naval.








 Termino esta primera entrada con la intención de que no resulte ni tan larga ni tan pesada, a pesar de la escasez de texto. Pero pienso, que una imagen vale más que mil palabras, para poder valorar nuestra ciudad, tan poco dada al turismo, y tan olvidada por nosotros a la hora de hacer patria chica. Un saludo desde el sur.

sábado, 29 de noviembre de 2014

Me encanta Madrid.

 Hace ya, dos largos años que pisé la capital española, y mi sorpresa fue mayúscula. He de confesar que fui como un provinciano, puro y duro; con cierto susto en el cuerpo de no saber que me iba a encontrar  en la gran ciudad. Me imaginaba una urbe inabarcable y llena de malhechores en cada esquina. Al poco de empezar a pasear por las calles, mi impresión empezó a cambiar. Y al final del viaje, unos cinco días en los que unos amigos locales se dejaron la piel para enseñarnos, como nadie, su ciudad, pude comprender que pocas ciudades me iban a gustar tanto como Madrid. Es una gran ciudad, que tiene todo lo que uno pueda buscar, historia, zonas tranquilas con aire de pueblo, grandes parques, sitios de juerga, grandes avenidas, calles llena de musicales, etc. Es, además, lejos de lo que pensaba, una ciudad bastante acogedora, que nunca duerme (cosa que no se ve en ninguna otra capital europea) y con gente muy amable. Pero sobre todo, pude comprobar que está muy poco valorada entre los ciudadanos españoles. Por ejemplo, para los británicos o los franceses, Londres o París, son las ciudades mejor considerada entre los ciudadanos de sus países. España en cambio, aunque se empeñen en decir que es una nación bicéfala (de dos grandes ciudades, la otra es Barcelona), hay que decir que es más bien policéntrica, con varias urbes que dominan varias regiones: Barcelona, Sevilla, Valencia, Málaga o Bilbao, entre ellas. Impidiendo el monopolio del gusto por Madrid.

 No obstante, todo este texto viene por la inclusión del Retiro (y alrededores) y del Prado en la lista de Patrimonio Mundial, antiguamente de la humanidad (otro tren que pierde Cádiz, para variar...pero eso será tema de otra entrada). Desde aquí me alegro que dichas joyas sean declarada de tal modo, pues no podría ser de otro modo. Lo sorprendente es, que en Madrid, no existiera nada de antes tal denominación, y que fuera de las pocas capitales europeas en no tener dicha distinción en ninguno de sus monumentos (que mira que le sobran). En ésta ciudad podremos encontrar palacios que no tienen que envidiar a ninguno de Europa, e incluso, superan artísticamente y arquitectónicamente a muchos de famas mayores. Podremos encontrar junto a una zona de rascacielos de casi un siglo, a un templo egipcio. Hay barrios que parecen anclados en el XVII, como el de las Letras o el de los Austrias, preciosas fuentes, estatuas y arboledas en el Retiro o en el Prado. Grandes museos. Zonas de rascacielos en la Castellana, y cerca, la casa de Sorolla, y por otro lado, una plaza modernista como la de Dalí. Todo ello muy, muy resumido para no hacer el texto excesivamente pesado. Todo un catálogo arquitectónico, de todos los tiempos desde el siglo XV, partiendo con la torre de Lujanes en la Plaza de la Villa, como el elemento más antiguo de la ciudad (sin olvidar las murallas árabes de la Almudena), y que continua en plena evolución. Por eso, ya digo, me sorprende el poco reconocimiento de la ciudad por parte de nuestros ciudadanos, e incluso, del propio extranjero, seguramente, debido a una mala promoción turística, que ha logrado que el número de los mismos haya ido a la baja en los últimos años. 

 En mi caso, y porque estuve muy bien (como turista, hay que decirlo), me gustaría desde este blog darle la enhorabuena a la ciudad por dicho nombramiento. Que entra ya, sin complejo, dentro de la lista de las ciudades con maravillas mundiales. Ya era hora. No entiendo que por otro lado, a la UNESCO, que tiene que estar repleta de pedantes, le cueste sangre y sudor, conceder la inclusión de algún monumento español dentro de la lista de Patrimonio Mundial, parece que nadie puede, ni debe, superar a Italia (España es segunda) en esta lista de maravillas, pues, al parecer, es pecado, o algo parecido. Como todo en la vida, en las altas esferas, solo se puede esperar politiqueo. Felicidades a la ciudad de Madrid, que se lo merece. Un saludo desde el sur.