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sábado, 21 de noviembre de 2015

Tierra de buitres.

 Hace unos días, en los que el viento de levante ha estado más o menos fuerte, ha aparecido (una vez más) un ejemplar de buitre leonado en la vecina ciudad de Cádiz. Enseguida hubo personas que hablaron de la anormalidad del asunto, y su relaciones con el cambio climático...No obstante, y sin entrar en una discusión bizantina de transformación del clima sí o no, quiero hablar de lo común, que no frecuente, aparición de éstas aves rapaces, y otras muchas forestales y serranas, en la Bahía de Cádiz. La cuestión viene siendo escrita y detallada en multitud de textos desde hace varios siglos, en los que siempre, tras un temporal de levante, normalmente fuerte, un buitre leonado aparece por algún rincón de nuestras ciudades. Como es lógico, el animal se encuentra desorientado y débil, y eso es, debido a la forma de volar, o más bien planear de dichas aves. Los buitres y otras grandes aves, como es el caso de las cigüeñas, debido a su peso, hacen un gran esfuerzo al batir las alas, y por ello recurren a las corrientes térmicas que hay en el aire, por ello es más frecuente ver grandes bandadas en días de sol, y no nublados o de lluvia, en el que estas corrientes o escasean, cuando no directamente, no existen. Con ello logra alcanzar una buena altura para planear con el mínimo esfuerzo posible. Y por eso, algunos buitres, cuando hay temporal de levante, procedente del este, de nuestras sierras, acaban en nuestra comarca.
 Ahora bien, explicado ésto, hay que aclarar las especies de buitres que hay en nuestra provincia; una tierra pródiga en rapaces, y que concentra una de las mayores poblaciones de buitres leonados de Europa, a la par con Navarra en España, los dos lugares donde más parejas hay. Preferentemente, se concentran en las zona oriental de la provincia, por ser éstas zonas montañosas y boscosas, o con multitud de riscos, en su defecto. Pero no huyen de la costa, como las existentes en la parte de Tarifa o Algeciras, de carácter montañoso también. Y expanden la búsqueda de comida por la campiña, donde hay abundancia de reses taurinas; cuyos cadáveres son exquisito manjar para dichas aves. Además, los buitres buscan con ello, terrenos despejados de arbolado donde poder otear bien desde el aire. Una vez aclarado, voy a explicar las especies que hay, hubo o posiblemente habrán en un futuro:

  • Buitre leonado (Gyps Fulvus): la estrella de nuestra sierra, y el más abundante de nuestra provincia con mucha diferencia. Es el segundo buitre en tamaño de Europa, con unos diez kilogramos de peso medio, y una envergadura de sus alas que puede alcanzar los dos metros y medio. Suele habitar sobre todo en terrenos montañosos, o donde haya cortados y cañones. En nuestra provincia se puede observar, con absoluta facilidad, en casi cualquier sitio, destacando el peñón de Zaframagón, ciertas zonas de Grazalema, como el Salto del Cabrero o la Garganta Verde (en ambos donde se pueden ver volando debajo del observador), así como en Los Alcornocales, en la zona del Picacho, en el Estrecho, o fuera ya de los parques naturales, en el Tajo del Águila, en éste último lugar, con una cercanía descarada. Pero cerca de San Fernando es también muy fácil de ver buitres, a tan solo veinte minutos, en la campiña de Medina Sidonia, se suelen dejar ver, para ello, recomiendo el Cordel de los Marchantes, pasado el cementerio mancomunado. Es el más gregario y social de los buitres, formando grandes colonias.
  • Alimoche (Neophron Percnopterus): la segunda especie de buitre de la provincia, no es abundante, y además, a nivel mundial, su población sufre un grave descenso de efectivos. De hecho, hay apenas una veintena de parejas en Andalucía, de las cuales, dieciséis  se encuentran en nuestra provincia, y el resto, repartidas entre Jaén con cuatro y Córdoba, con solo dos. Dándose casi por extinguido en el resto de la comunidad autónoma. El alimoche es conocido como buitre sabio (también apodado buitre egipcio), por su inteligencia a la hora de aplicar el uso de herramientas, como el uso de piedras con el pico para romper los huevos de avestruces, entre otras habilidades. Es el más pequeño de los buitres europeos con apenas dos kilogramos de promedio y metro y medio de envergadura. 
  • Buitre negro (Aegypius Monachus): es la espcie de buitre de mayor tamaño de Europa, con un peso comprendido entre los siete y doce kilogramos, y pudiendo alcanzar los tres metros de envergadura, aunque su media sea de dos metros y medio. A diferencia del resto de buitres ibéricos, que viven en zonas montañosas o de roquedo, el buitre negro prefiere los terrenos boscosos, sobre todo adehesados, como en Extremadura o Sierra Morena (sus paraísos). No es especie nidificante en nuestra provincia, no obstante se puede observar con facilidad a muchos ejemplares jóvenes mezclados con buitres leonados, pues toman nuestra tierra como territorio de dispersión. Asimismo, existe un proyecto de reintroducción en nuestra provincia, como en la vecina de Málaga, por parte de la Junta de Andalucía. 

  • Quebrantahuesos (Gypaetus Barbatus): el buitre barbado no existe ya, en nuestra provincia. Lejos quedan los tiempos románticos del XIX, en los que A. Chapman y J. Buck exploraron el sur de España, escribiendo La España Salvaje y España Inexplorada, y anotando la presencia de la especie desde las serranías de Grazalema a los acantilados del Estrecho. A diferencia de los otros buitres, éste aprovecha los restos del cadáver cuando apenas queda nada, alimentándose de la poca carne existente, y sobre todo del tuétano de los huesos que rompe tirándolos desde las alturas. Su envergadura puede alcanzar los tres metros, y su peso ronda entre los cuatro kilogramos y medio y los siete. Actualmente solo queda una población autóctona en España, en el Pirineo aragonés, extendiéndose al navarro y al catalán. En semilibertad existen en los Picos de Europa y Cazorla, donde participan en un programa de reintroducción. Se espera que en un futuro (lleva planeándose desde los noventa) vuelva a nidificar en Grazalema, pues fue uno de los sitios escogido para el mismo plan, esta vez, por parte de la Junta de Andalucía. 

  • Buitre moteado o de Rupel. (Gyps Rueppellii): la última, y al parecer la futura incorporación a la fauna ibérica. A pesar de que se encuentra en peligro de extinción ha venido tomando su área de dispersión por nuestra tierra, que se encuentra a miles de kilómetros de sus áreas de origen, el África subsahariana oriental, es decir, los territorios de sabana, llegando hasta Etiopía y Eritrea, como rincones más cercanos a Cádiz. Sin embargo, la presencia de ejemplares jóvenes mezclados con buitres leonados es cada vez más común. Al igual que el Elanio Azul (Elanus Caeruleus) o la Garcilla Bueyera (Bubulcus Ibis) son aves que ven en nuestras dehesas de la España occidental un ecosistema parecido al suyo de origen. Pueden llegar a tener una envergadura de dos metros y medio, y un peso de hasta nueve kilogramos. Tiene, además el récord de ser el ave que voló a mayor altura, unos once mil metros (largos), llegando a impactar con un avión.
 Por último, decir que cada buitre cumple una función (cual bisturí), una vez avistado un cadáver. En una secuencia ideal, suponiendo que los cuatro buitres ibéricos ocuparan toda la península, sería así: 
  • Primero se acercan los cuervos y demás córvidos, así como los alimoches, de picos "más blandos", para ir arrancando los primeros trozos, y los órganos blandos, como los ojos. 
  • Posteriormente sería la hora de los buitres negros, que en pequeña cantidad, se acercan con su cuello más corto, y su pico más robusto y duro, a rasgar las partes duras como la piel, músculos, y demás.
  • Luego sería el momento de los buitres leonados, de cuellos más largos, y que aprovecharían, los órganos internos, sobre todo. Vendrían en grandes bandadas, y habría disputas por la comida.
  • Por último, el quebrantahuesos aprovecharía lo restante, sobre todo los huesos, que arrancaría de los restos, para salir volando, y desde el aire, tirar el hueso escogido con el fin de romperlo y alimentarse del tuétano.
 Todavía en nuestra provincia podemos presumir de la presencia de tres de los grandes buitres ibéricos, más la incorporación del moteado. Aunque eso sí, solo críen el alimoche y el leonado, en muy buen número. Tan solo el quebrantahuesos es imposible de ver, aunque esperemos que en un futuro, en nuestra provincia podamos presumir de tener los cuatros (o cinco) grandes buitres europeos. Un saludo desde el sur. 


domingo, 27 de noviembre de 2011

Las palmeras en España


  El viernes fue tranquilo, me quedé viendo hasta tarde una película que ponían en la tele: Corrupción en Miami. Y se me encendió el chip, pues no sabía de qué escribir ésta semana, así que como todos tenemos asociados a Miami, California y Hawái con el sol y el buen clima, asociamos inherentemente a una flora particular a dichos lugares: las palmeras. Hay que decir que no hay que ir tan lejos para observar palmeras de distintos tipos, ya que vivimos en un país privilegiado, también, en cuanto a sol y temperatura, y nuestra zona, precisamente está entre las mejores. De hecho España es uno de los países que exporta palmeras a distintos países, mayoritariamente, suelen proceder de viveros, y aquí cerca, hay uno, en la población del Portal, pedanía de Jerez, cercana al Puerto de Santa María. Como curiosidad, sobre todo para aquellos que son aficionados al cine, les contaré, que por ejemplo, la película de La Chaqueta Metálica de Stanley Kubrick, está rodada en un polígono industrial, que por aquel entonces estaba abandonado en Londres, y para añadir el toque tropical necesario a la película, importaron palmeras españolas que sirvieron para dar el pego. 

  Aunque solemos llamarlas como palmeras en sí, lo cierto es que su verdadero nombre es el de palmas, y la primera acepción es sólo correcta cuando se habla de la datilera o la canaria. También tendemos a simplificar, y aunque creemos que hay sólo unos cuantos tipos de ellas en nuestro país, lo cierto es que hay, al menos, 15 especies que son comunes en nuestra geografía, y otras tantas, que actualmente, están en periodo de prueba en distintos jardines, para ver si se adaptan a nuestra tierra. E incluso para más inri, hay una que es autóctona en nuestra geografía, aunque es muy poco conocida (salvo para los comilones), y eso sí, es la más pequeña de todas, pues apenas logra alcanzar el metro de altura en su estado adulto: el palmito. Salvo ésta última el resto son importadas, aunque hay algunas como las datileras, las canarias o las californianas, que se han adaptado tan bien, que han acabado por naturalizarse en nuestros paisajes, de hecho, las últimas, provenientes de California, con un clima similar al nuestro, crece de manera fácil y espontánea, y algunas asociaciones ecologistas la quieren añadir como especie invasora. En cambio, las dos primeras se encuentran ya,  muy unidas al folclore nacional, y por ejemplo, se emplean sus hojas para adornar los balcones y fachadas en Domingo de Ramos. Sin embargo, no son propias de la península, ni siquiera de África, a pesar de que ya, pensamos que tanto en nuestra tierra, como en el Magreb hay palmeras que llevan hay toda la vida, cuando fue una importación de los árabes, en cuya península sí eran naturales, así pues, tanto los palmerales libios en los oasis, como los existentes en las cortijadas españolas, son actualmente propios del lugar, pero sus antepasados procedían de Arabia. En concreto, en España se introdujo, también, con la invasión árabe, gracias a Abderramán I, que las importó para la producción de dátiles. Y hoy día, nos parecería mentira nuestro país, sin palmeras, por ejemplo, en época de los godos. Lejos de querer enrollarme más, expongo las especies más comunes, con una foto, a ser posible, para que se logren distinguir de modo más claro a las palmas andaluzas y gaditanas en concreto:

 - El Palmito: de pequeño tamaño, apenas, si puede lograr el metro, es el único autóctono de España, y de todas las líneas costeras del Mediterráneo. Tiene la característica de que suele crecer en grupos y, concretamente, en lugares secos y soleados, aunque los he logrado ver, en nuestra tierra, en zonas inundables, como en la Carretera de las Lagunas (Chiclana) y en la Mesa Baja (Alcalá de los Gazules).

 - La Palmera Datilera: la palmera por excelencia, de hecho, lo correcto es que al resto se le denominen palmas. Importada en España por la cultura árabe, durante la edad media, actualmente está naturalizada en el sur de la península. De hecho, uno de los palmerales más grandes del mundo se encuentra en la ciudad de Elche. Tan común en nuestro paisaje que ya forma parte del mismo, a pesar de que es foránea. Actualmente, se encuentra su población, en descenso crítico, a causa de la plaga de picudo rojo, un escarabajo rojo, del desierto, de difícil erradicación.

 - La palmera Canaria: muy parecida a la anterior, pero con el tronco más gordo, y con hojas más oscuras, además tiene una “copa” más lustrosa. De crecimiento muy lento. Es natural en nuestro país en las islas Canarias, donde suelen formar bosques termófilos a media montaña con los también conocidos dragos y acebuches. Está muy extendida también por Andalucía, incluso ya, de forma natural, en algunos rincones, y soporta bastante bien el frío. También está afectada por el picudo rojo.

 - Las palmeras californianas o tipo washingtonias: son muy común en Andalucía, donde gracias a sus frutos, crecen de manera espontánea, pues provienen de un clima parecido, el del sur de California, y norte de Méjico. Crecen en nuestra tierra con muy pocos recursos, apenas un poco de suelo y algo de lluvia, incluso creciendo entre adoquines de las aceras. Son altas y espigadas, y para ayudar a asociarla, hay una imagen que enseguida vendrá a nuestra cabeza, la de Eddie Murphy en Superdetective en Hollywood, donde se le ve con estas palmeras de fondo. No les afecta el picudo rojo.

 - La palma Coco plumífero: muy común en nuestras ciudades desde los años 90 a esta parte, con ella se adornan paseos, rotondas, e incluso playas. Le añaden un aspecto muy tropical al lugar en el que se han plantado. Son las típicas, que actualmente se asocian a Bahía Sur, y provienen del Norte de Argentina y sur de Brasil (la región del Iguazú), necesita pocos cuidados en nuestra tierra, salvo un poco de humedad en verano.

 - Palmera Kentia: muy común en los patios interiores de Cádiz. De origen australiano, es también muy común en los jardines de nuestra tierra, sobre todo en Cádiz y Málaga, donde pueden a llegar a alcanzar alturas considerables. Tiene también un aspecto tropical, y de hecho, es de las más cultivadas en Canarias. De pocos cuidados en nuestra tierra.

 - Cocoteras: las he incluido más como una curiosidad, pues aquí sólo pueden crecer en interiores, y con muchos cuidados, pues es la palmera tropical por excelencia: no soporta temperaturas más bajas de 18º, ni escasez de humedad. De hecho, en los años 80, se fueron a pique el 75% de las cocoteras de Florida en una helada. Aquí, en nuestro país, sólo crecen, y plantadas, en las zonas costeras canarias, aunque hay quien asegura, haber visto algunas en los distintos tramos de costa entre Motril y Cádiz, aunque es muy poco de fiar este dato.

  Y una última curiosidad: no son árboles, en sentido estricto, sino monocotiledoneas, estando más emparentadas con las hierbas que por ejemplo, con un chopo. Aunque seguramente, me haya dejado, muchas en el tintero, lo cierto, es que prefiero no alargar más éste artículo, pues sino corre el riesgo de parecer una clase magistral, simplemente, con que se conozcan nuestras palmas más comunes y abundantes en nuestra tierra me llega. Pues forman parte inherente a nuestro paisaje y nuestra alma colectiva, y créanme, que cuando tengo que viajar a otros lugares más fríos, una de las cosas que más echo de menos son la silueta de alguna palmera, o una doble hilera de las mismas, en alguna calle, como es común aquí. Puedo parecer friki, pero no puedo evitarlo. Un saludo desde el sur.

Palmeras Canaria (Izquierda) y Washingtonia (derecha) en la playa de La Casería, San Fernando.

Ejemplar de Coco Plumífero en Bahía Sur, San Fernando.

Grupo de Washingtonias, datileras y canarias en el Parque Genovés, Cádiz.

Las palmeras datileras adornan muchas plazas, como ésta de San José en San Fernando.

Palmera datilera en la plaza de la Catedral, en Cádiz.

Alineación de palmeras canarias en un convento abandonado en San Fernando.

Grupo de Cocos Plumíferos en el parque de la Oliva, San Fernando.

Coco plumífero al anochecer, una imágen casi tropical de Bahía Sur, San Fernando.

Grupo de palmitos entre pinos piñoneros, carretera de Las Lagunas, Chiclana de la Frontera.

Ejemplar de palmito, Cañada de los Marchantes, Medina Sidonia.

Grupo de palmitos, Cañada de Marchantes, Chiclana de la Frontera.

Coco plumífero y datilera adornadas por Navidad, San Fernando.

Grupo de Washingtonias en Cádiz.

Los ejemplares grandes son Kentias, típicas en los patios y jardines de la provincia. Hospital de Mujeres, Cádiz.