Aunque hoy no es día de publicar, es de sobra conocido por muchos, que el día 19 de marzo es el día de la provincia de Cádiz. Éste año, incluso es fiesta en la capital gaditana, en conmemoración de la Constitución de 1.812, popularmente llamada "La Pepa", por ser proclamada en dicha fecha, siendo festividad del día de San José, de ahí el jocoso nombre. Hoy día, todavía se dice aquello de "Viva la Pepa", que es una manera de expresar alegría, de un modo irónico o sincero; aunque eso depende del tono de voz, como en todo. Creo que sería presuntuoso intentar explicarles algo que ya viene publicado en mil y un periódicos y revistas. Y que, sinceramente, lo hacen mejor que yo, pues de historia constitucional ando escaso. Sin embargo, también puedo poner mi granito de arena en éste Bicentenario que se celebra en éstos días. Y ayudarles a que se paren a observar, de modo artístico, y arquitectónico, el edificio que alumbró dicha constitución. Me refiero al Oratorio de San Felipe Neri.
La ciudad de Cádiz, como todos sabemos, tuvo su particular siglo de oro en el XVIII. Por aquel entonces, la ciudad antigua se expande como no lo había hecho nunca, y construye templos de lo más lujoso. Concretamente oratorios se construyen dos, rivalizando en lujos el uno con el otro. De la Santa Cueva ya he hablado en una entrada anterior, en cambio, el que nos ocupa ahora, y que fue de vital importancia histórica fue el de San Felipe Neri. A diferencia del oratorio de la Santa Cueva, el lujo es menor, pero sus proporciones son mucho mayores, y su fachada sencillamente impresionante. Ésta, se construyó bajo unos cánones puramente neoclásicos, sobria, sin apenas adornos, y con unas pilastras enorme tamaño. Cuenta, asimismo con una serie de placas, en recuerdo de los diputados doceañistas que se colocarían a posteriori. El interior, en cambio, es puramente barroco. Ésto tiene una explicación, el templo fue construido entre 1.685 y 1.719, años en los que aún predominaba dicho estilo. Por ello, tiene una planta elíptica, adornado, también en su interior, con pilastras que suelen separar los distintos cuerpos y capillas del oratorio. Aquí llama la atención la enorme cúpula existente en el templo, con tres elípsis concéntricas, y tres balconadas que separan los distintos cuerpos de la misma. El tamaño es impresionante, e invita a mirar hacia arriba. El oratorio es un ejemplo de arquitectura bien hecha, la ausencia de elementos intermedios que impidieran observar toda su grandiosidad, y la buena iluminación nos corroboran que todo está pensado y meditado para poder recrearnos en el más mínimo detalle. La ausencia de columnas, y su forma oval, fue la que permitió que dicho templo fuera elegido por los diputados doceañistas para las cortes, pues el Teatro de las Cortes de San Fernando se encontraba relativamente cerca de la línea de defensa contra el invasor francés. Un brote de fiebre amarilla, debido al hacinamiento de la enorme cantidad de población acogida, animó a éstos a cambiar un lugar por otro. En el plano artístico el templo destaca por tener una obra del pintor Murillo, un encargo que el pintor sevillano hizo in situ para la ciudad, una bella y enorme Inmaculada que recientemente ha sido restaurada, y que se encuentra situada en el altar mayor. Asimismo, el templo tiene seis capillas laterales más, adornadas con imágenes y retablos al más puro estilo barroco, y cuya procendecia, es mayoritariamente genovesa. En la última reforma se han encontrado unos frescos en las paredes que enriquecen aún más al patrimonio gaditano. Asimismo, justo debajo del templo se conserva todavía una cripta que contiene los restos de varios diputados del Doce.
No he de terminar sin dar aunque sea, una pequeña pincelada de la importancia histórica del lugar. Pues se trata de una especie Independence Hall a la española, aunque no se ha sabido valorar ésto lo suficiente. Hay quien relativiza la herencia recibida de la Constitución de 1.812 (La Pepa, lo dejamos para los amigos), y no ve más allá de que simplemente estuvo vigente durante seis años. Y cierto es, que sino duró mucho, y que hoy día tiene conceptos anticuados, logró abrir la mente de muchos compatriotas que no sabían que había algo más que el absolutismo. A partir de entonces, la idea de un sistema democrático se instala en el pueblo español como un fin al que hay que llegar. Por desgracia para nosotros no fue una constitución disfrutada, pues a diferencia de la actual, la de Cádiz, como la de Virginia (que dura ya 200 años), permitía la reforma constitucional de modo más sencillo que la rigidez de la actual no permite. Simplemente, se hubiera modernizado con el correr de los tiempos, y nos hubiéramos ahorrados cuarenta mil guerras civiles y otras tantas dictaduras, que lo único que han hecho ha sido atrasarnos. Un saludo desde el sur.
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Fachada del Oratorio adornada con placas conmemorativas del Doce. |
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Inmaculada de Murillo que se sitúa en el altar mayor del templo, recientemente restaurada. |
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Imagen interior del templo donde se observa perfectamente la forma ovalada. |
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Imagen de la impresionante cúpula de tres cuerpos. |
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