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domingo, 11 de marzo de 2012

El Iberismo

 Antes de empezar a escribir, hay que disculparse por la falta de entrada en el blog durante la semana pasada, pero problemas con el ordenador me hizo imposible siquiera entrar a escribir nada. Una vez explicado la ausencia de artículo la semana pasada, hablaré, aprovechando la coyuntura del día a día de las noticias actuales, y de que acaban de empezar las campañas electorales para Andalucía y Asturias, para hablar de política, pero no al uso corriente, sino desde un punto de vista histórico, explicar una corriente de pensamiento, que si bien no fue muy popular entre la población, sí arraigó de manera irremediable a lo largo del siglo XIX y XX entre la ciudadanía (más bien entre intelectuales) de las dos naciones a las que afecta dicho ideario político. Me refiero al Iberismo, un ideal que fue seguido entre pensadores de España y Portugal, y que seguía como fin la unión de ambos países, y la formación de un estado federal, que aparte de ambos estados, incluyeran también a Andorra. Formando así, una nación bastante más poderosa de lo que son, actualmente, ambas por separado. 

 La cuestión no es baladí, los datos corroboran que una unión entre ambos países de lo que se llamaría Iberia (con nombre de compañía aérea) ayudarían, en gran parte, a solucionar los problemas de las dos naciones; como es el caso de la población, que ascendería a unos 57.706.672 millones de habitantes, situándolo en importancia de entidad a la altura de Francia, Reino Unido e Italia. Lo que posibilitaría un mayor peso específico en la Unión Europea. Asimismo, el nivel de renta per cápita subiría de modo considerable, y la unión de ambos ejércitos y presupuestos harían de Iberia de una de las naciones más poderosas entre la grandes potencias existentes. Pero a pesar del argumento más que convincente de los iberistas, aparte de tener en cuenta las ventajas, habría que mirar las posibles desventajas que pudieran suceder con la propuesta unión, algo en lo que no suele pensar. Y es que al fin y al cabo, cuando te casas con alguien, también lo haces con su familia. Es posible, en el contexto de crisis actual, que la unión pudiera sacar del pozo a Portugal, y dar un empujón más que importante a España; pero también es lógico pensar, que pudiera ser lo contrario, y que ambas cayeran por el precipicio por una unión mal llevada. Hay ejemplos recientes de lo costoso de una unión entre estados, como pasó en 1.989 con las dos Alemanias; todavía la antigua Alemania Oriental tiene un nivel de vida considerablemente inferior a la Occidental. Allí existe cerca de un 25% de paro, y en el mismo puesto de trabajo, un alemán de Munich cobra mucho más que uno de Dresde; lo que repercute en el sentimiento que hacia el capitalismo se ha orientado en éstos últimos 25 años en la antigua república comunista, abundando el desengaño, y una sensación de inferioridad con respecto al resto de alemanes. No obstante, y a pesar de que las cosas en Alemania se han hecho bien a éste respecto, la situación de España con Portugal no es tan extrema, y ambas naciones vienen teniendo una economía y forma de vida similares; el problema radica en las distintas formas políticas de gobierno, pues mientras la nación lusa es un república, la hispana es una monarquia, lo que podría crear óbstáculos estructurales en los que sino se logra acertar a la primera en una solución que logre satisfacer a todos, acabaría por arrastrar a un descontento de las masas.

 Curiosamente, una de las principales corrientes en apoyar ésta unión viene precisamente de Cataluña; hablo de finales del siglo XIX, y en aquella época, algunos ideales nacionalistas proponían una unión federal de estados en los que existieran distintas lenguas; la entrada del portugués en escena como otro idioma más, avalarían la opción de los partidos catalanistas a poder lograr una autonomía plena respecto a Madrid. Pero también hubo iberistas convencidos entre hispanoparlantes y entre nuestros vecinos portugueses, y los hay actualmente. Por nombrar a dos de los más famosos en el panorama intelectual, eran iberistas convencidos Miguel de Unamuno y José Saramago, éste último que vivía a caballo entre ambos países, fue uno de los impulsores de tal corriente, que más puso énfasis en unir España con Portugal. También tienen sus propias banderas y símbolos que pasarían formar parte de la nueva nación. En cuanto a la primera, se trata de una enseña con cuatro cuadrados, cada uno de distinto color, rojo y amarillo, de España, y azul y blanco, como representación de la bandera monárquica portuguesa. Dicha bandera fue creada por el diplomático español Sinibaldo de Mas y Sanz. El escudo sería, también una unión de los actuales. La capital se situaría, según dicho personaje, en la ciudad portuguesa de Santarem, aunque hay corrientes que apuestan por Mérida, pues era la antigua capital de la Diocesis Hispana en la época imperial romana. Actualmente, aunque parece en estado de hibernación,  la corriente iberista logra hacerse un hueco entre la población de ambos países, según distintas encuestas, la corriente de pensamiento a favor de la unión aumenta entre los años 2.006 y 2.009, pues mientras en el primero tan sólo un 28% de portugueses aceptaban la unión de ambos países, en el segundo año mencionado la cifra aumenta hasta el 40%; en el caso de los españoles sería de un 45,7%. En cuanto a la capitalidad, entre los lusos hay un 12% que apuestan por Madrid, mientras un 16% lo hacen por Lisboa; en el caso español las cifras son más abultadas, un 80% optan por Madrid, mientras que un 3,3% lo hacen por Lisboa. Asimismo, entre los hispanos, hay un 43,4% que prefieren que el país, a pesar de la unión, se siguiera llamando España. Sobre la organización política, un 50% apoyan la Monarquía frente al 30% que prefieren la República. No obstante, entre ambas poblaciones hay un 30% de personas que rechazan la idea de unir ambos países. El aumento entre los que están a favor de una posible unión, con respecto a los que no, se puede buscar en dos factores principales: la primera es la entrada en la Unión Europea de España y Portugal, que ha logrado que exista una mayor cooperación entre ambos países que vivían hasta entonces de espaldas el uno del otro, lo que logró dar como apodo entre algunos periodistas como la caída del Telón de Corcho (en referencia al Alcornoque, árbol que abunda en la frontera de ambos países), al fin y al cabo, nos dimos cuenta, de que no éramos tan distintos, y que hay más puntos en común que diferencias; la siguiente es un fenómeno actual, la crisis, (o cadena de crisis, diría yo) hace razonar a los habitantes de ambos países, que ven como las potencias del norte intentan imponer sus medidas a las del sur, dando la sensación (o simplemente es lo que es) de que los países meridionales estamos instalados en un protectorado franco-alemán. Parte de la población de ambos países apoyarían una hipotética unión como forma de contrarrestar el eje centroeuropeo; de hecho, existe un cierto movimiento iberista entre algunos cargos de los gobiernos de una y otra nación.   

 Curiosamente, el movimiento iberista, a pesar de ser una corriente política, no ha tenido nunca un partido político que apoye dicha forma de pensamiento, a diferencia de los partidos republicanos, independentistas o carlistas. La presentación de uno en determinadas elecciones podría llevar a la sorpresa a más de algún escéptico, o por el contrario a la decepción más sonada. Nadie a apostado por dicha aventura en ninguno de los dos países, y todo, se ha quedado relegado a ámbitos más bien intelectuales, aunque hubo políticos como Castelar, Prim o Mendizabal, que apostaron por ello, pero eran otros tiempos. Sólo el paso del reloj nos dirá si dicha idea, que se quedó como estaba, en pañales, logra algún día su objetivo. Un saludo desde el sur.


Bandera propuesta por los Iberistas, en las que se representan los colores monárquicos de ámbos países.

Escudo propuesto por los Iberistas.




 Tabla que muestra la población existente en distintos países de la U.E. He decidido poner a España y Portugal por separado, y luego la inventada "Iberia", dentro de la misma, para que se logre captar la diferencia de peso específico en la actualidad de ambos países de la Zona Euro, y el que podrían tener las dos juntas.

Puesto
Países de la U.E.
Población a 1/1/2011
1
Alemania
81.751.602
2
Francia
65.075.310
3
Reino Unido
62.435.709
4
Italia
60.626.442
5
Iberia
57.706.672
6
España
47.150.819
7
Polonia
38.200.037
8
Portugal
10.555.853

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