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miércoles, 15 de agosto de 2018

Saudade...

 Saudade, es un sentimiento de difícil explicación, que sin embargo encontró una clara definición entre nuestros vecinos portugueses, y no, no creo particularmente, que sea nuestra gallega morriña, algo que tiende a la nostalgia de tiempos pasados, o tierras que nos vieron nacer y que ahora se encuentran lejanas. La saudade es algo con lo que se respira cierta angustia, un jarro de agua fría en una realidad que puede encontrarse edulcorada por nosotros mismos, es como un aceptar de manera resignada los golpes del destino, un adiós que duele, una tristeza controlada. Tal vez no lo entiendan si no visitan Portugal, y prueben a hablar con sus habitantes, y comprobar que tras una sonrisa y una espléndida educación que muchos quisiéramos para nuestra tierra, existe una sensación de anhelo y triste realidad que se expresa en su manifestación folclórica más conocida, el fado; un canto desgarrador de dolor y pena, que muchas veces también expresamos nosotros con nuestro flamenco. Aunque en el caso portugués, a diferencia del andaluz, se diferencia en que nos encontramos ante un concepto más abstracto, y que no versa sobre un hecho en concreto, sino sobre una percepción de la realidad que a veces podemos a llegar a maldecir, porque se ha llevado algo que teníamos, y ahora nos falta, puede ser el mar, o el destino, simplemente, como podemos comprobar en O mar, de Madredeus. 

 Hace ya un buen puñado de años que visité el Algarve portugués, casi por estas fechas, y hace un par, que fui para Lisboa, epicentro de la saudade mundial, y pude observar, y tal vez contagiarme, de una sensación de ahogo sin sentido alguno en el que uno se conforma con lo que le viene, y necesita en cierto modo como una droga, pero que en el fondo detesta como una prisión sentimental que uno pisa sin haber condena ni culpa de por medio. Y es que casi hay que decirlo son más de las veces en las que las ilusiones se desvanecen en el tiempo como la arena o la ceniza en el aire. Hay días tan tristes en los que uno nota como el alma se rompe en mil pedazos, y hoy puede ser ese, en los que uno ve el futuro venidero se convierte en un otoño sin colores. Y por ello, siempre es recomendable visitar nuestra nación vecina, donde una estrecha y solitaria carretera te lleva a una playa desierta o un cabo ventoso con un alto acantilado, como San Vicente, donde uno puede olvidar o recordar cualquier cosa o momentos mejores, y tener la sensación de encontrarse en el fin del mundo. O visitar un pueblo blanco a la sombra de un castillo, de calles desiertas, vacías, cuyo silencio sólo se ve roto por el canto incesante de las chicharras bajo un calor tan aplastante como puede ser la propia vida en muchas ocasiones. O pasear por la noche en las viejas calles adoquinadas de la Alfama lisboeta, con sus antiguas casas decoradas de azulejos ruinosos, y sentarse en una espartana fonda en la que sólo hay un mobiliario de madera, y un ventilador y un televisor, que llevan ahí desde hace cuarenta años. 

 Portugal, y muchos pueblos del Algarve, aún esconden ese alma poeta tan propia de nuestros vecinos, incluso en aquellos en los que el turismo de masas ha roto su esencia tan pura, como sucede en el litoral del Mediterráneo español. Pero recuerdo como ayer, cuando el último día de mis vacaciones en Carvoeiro, visité por última vez el pequeño supermercado de Miguel, un hombre que nos cayó bien a todos los que lo conocimos en aquel viaje. Y cuando me despedí de él, comentándole que era nuestro último día, hizo un gesto de resignación, y un pequeño chasquido con la boca, y nos dijo: Todo se acaba, todo se acaba... pura saudade, pura resignación portuguesa. Y es que muchas veces las palabras pueden ser más contundentes y útiles para el desahogo que las lágrimas. Un saludo desde el sur. 







domingo, 5 de agosto de 2018

Playas con búnkeres.

 Es plena temporada de playa, y muchas de las áreas litorales de nuestra provincia se encuentran adornadas por búnkeres abandonados en el olvido más absoluto de las administraciones locales y autonómicas. No son aquellas, las fortalezas estéticas y románticas medievales o modernas que luchaban contra piratas e invasiones normandas por ejemplo; de hecho, en prácticamente ninguno de estos edificios de hormigón se ha efectuado un solo disparo, al menos en tiempos de guerra. ¿Pero por qué se encuentran en nuestra provincia, y en muchos otros litorales españoles o territorios fronterizos este tipo de fortificación contemporánea? Hay que retrotraerse a los tiempos en los que Francisco Franco se encontraba claramente alineado con el Eje Italogermano en la II Guerra Mundial, pese a que declarara una poco disimulada neutralidad con espera de ver como acababan los acontecimientos. El dirigente español piensa que España sea uno de los puntos de entrada de los Aliados o que una vez vencidos Hitler y Mussolini, el Caudillo sea el siguiente en caer. No obstante se trata de un pensamiento esquizofrénico y paranoico, pues España bien poco importa a las potencias anglosajonas. No obstante, se efectúa toda una linea de fortificaciones a lo largo de la costa española, especialmente en Cádiz, que incluye distintos búnkeres, nidos de ametralladoras, torres, y demás tipos de edificios hormigonados y protegidos. Así pues como una curiosidad que puede visitarse en uno de los paseos playeros que puedan ustedes efectuar este verano, sea algunas de estas fortificaciones, algunas ya vencidas por el paso del tiempo, y la bravura del mar. No están todas, pero sí algunas destacadas; ahí van como la sota de bastos:

  • Camposoto, San Fernando: Empiezo por la de mi propia ciudad, donde en su playa podemos encontrar dos búnkeres en relativo buen estado, aunque con una conservación que va de mal en peor por años. La imagen de los dos edificios en la orilla con el fondo de la isla con el castillo de Sancti Petri es una de las más icónicas de la localidad. Además, se pueden encontrar semienterradas varias fortalezas modernas, como la de Urrutia en la Punta del Boquerón.





  • Puntalejo, Fuente del Gallo, Conil de la Frontera: Nos trasladamos a una esquina acantilada situada entre dos playas, la primera es una pequeña cala familiar mientras que la segunda es bastante amplia, y bastante familiar. En medio de ambas, literalmente empotrado se encuentra el pequeño búnker, de relativo fácil acceso y visita. 

  • Castilnovo, Conil de la Frontera: Justo detrás de la playa, colindando ya con el prado posterior, se encuentra semienterrado un búnker de grandes proporciones y dificultosa visión para los enemigos que intentaran tomar la playa. Alrededor del mismo, pastan con mayor tranquilidad, que aquellos soldados que montaron guardia, la ganadería retinta tan típica de la tierra nuestra.

  • Carteia, San Roque: Situada justo en una pequeña cala, en la bahía de Algeciras, junto a una torre almenara, y dentro del recinto de las ruinas romanas de Carteia, en este caso, apuntando claramente hacia Gibraltar. Es todo un ejemplo a seguir en recreación y restauración por parte de las autoridades y expertos como modo divulgativo y de conservación, pues dentro se pueden observar escenas y mobiliario de los tiempos de la posguerra. Es visitable dentro del circuito de las ruinas romanas, y su interior es asombrosamente amplio. 





  • Los Lances, Tarifa: Justo en el límite del centro urbano de la ciudad más meridional de la península podemos encontrar un búnker de respetable tamaño, situado junto a una loma cercana a la playa y a la isla de las Palomas, como forma de control del estratégico Estrecho de Gibraltar; justo encima del mismo, se encuentra el castillo de Santa Catalina, una obra romántica neogótica del XIX.



  • Playa de los Alemanes, Tarifa: Justo antes de llegar a dicha playa, y junto a unos acantilados pertenecientes a la sierra de la Plata, situados entre Zahara de los Atunes y dicha playa, podemos encontrar éste búnker extraordinariamente bien conservado, pese a que se enfrenta a diario con los envites del mar, pues se halla situado entre las rocas en la misma orilla. La espectacularidad de los verdes acantilados, de frondosa vegetación y el mar, hacen del lugar una de las estampas más adoradas de la provincia. 

Termino la pequeña lista de playas con búnkeres existentes en la provincia, estoy seguro de que hay más, pero no dispongo de material gráfico para ello. No obstante, espero que disfruten de su visita a la playa, y aporte ésta entrada, un pequeño conocimiento más del lugar. Un saludo desde el sur.  

domingo, 29 de julio de 2018

La palmera humilde.

Ejemplar de palmito.
 Que España es un país con gran tradición en el cultivo y naturalización de las palmeras no cabe duda, de hecho, se encuentra incrustada dentro de la propia cultura popular de la nación, como ocurre, por ejemplo en los Domingos de Ramos. Sin embargo, aunque parecen llevar toda la vida ahí, palmeras canarias y datileras, llegaron posteriormente a la conquista de los árabes en el caso de la segunda, y de la exploración y conquista de las Islas Afortunadas las primeras. Del resto, ya se sabe, fueron traídas con mucha posterioridad, lo más pronto a mediados del siglo XIX, aunque en su mayoría, como las washintonias, se harían común por el sur, al principios del XX, y las coco plumífero típica de todas las rotondas, casi ya, para finales del mismo, principios del XXI. Curiosamente, circula por la red una serie de noticias, asociada al parecer a la Comunidad Valenciana, en la que se habla de una palmera autóctona similar a la datilera, y que antaño fuera común en todo el levante y sudeste peninsular, llamada phoenix iberica, aunque desconozco si esto, entra más dentro de la leyenda, lo científico o lo pseudocientífico. Y por lo tanto, prefiero no opinar. 

Frutos del palmito.
La especie tolera poco los arenales.
 No obstante, sí que hay una pequeña palmera, del tamaño de un matorral, cuyo nombre científico confirma el título de ésta entrada, Chamaerops humilis, y que sí que es natural de la península, distribuyéndose a lo largo de toda la costa mediterránea, desde Gerona hasta El Estrecho, y la franja atlántica andaluza, además del valle del Guadalquivir hasta Córdoba más o menos, y El Algarve portugués. En concreto en nuestra provincia gaditana, la presencia de estas palmeras llegan a alcanzar incluso cotas superiores a los 1.000 metros en Grazalema. Además, famosos fueron los palmitares cercanos a la laguna de La Janda, donde residían las últimas poblaciones de Torillo andaluz, una pequeña avecilla con aspecto a una codorniz, y que se cree actualmente extinguida en España. Nuestras tierras, y en concreto las espesuras de los palmitares permitieron tener su último refugio en nuestra tierra, junto a Doñana. Otra curiosidad de estas pequeñas palmeras es como su cogollo sirve de recurso gastronómico en la zona, y es frecuente en las ventas y restaurantes las ensaladas de palmito, ello impide la presencia de ejemplares de gran porte, salvo en las zonas escarpadas y de montaña, donde la mano del hombre tiene complicada su llegada, y donde llegan a adquirir un porte arbustivo o casi arbóreo. Además, a diferencia del resto de palmas que crecen en muchas ocasiones en solitario, nuestro palmito, suele hacerlo en grupos espesos, que además, suelen tener un punto de origen común, lo que permite un rico sotobosque donde se pueden refugiar multitud de pequeñas especies como ya mencionamos anteriormente con el extinto torillo andaluz. Su fácil adaptabilidad le permite crecer tanto en suelos arcillosos (aunque puedan inundarse con facilidad) como calizos, y es posible observarla en serranías compartiendo ecosistema con algunos abetos pinsapos, así como con pinos piñoneros o carrascos en las áreas costeras. Precisamente, en los acantilados forma una curiosa asociación junto a la sabina o al enebro. No obstante, parece resistírsele las zonas de arenas sueltas y dunas, prefiriendo que las mencionadas especies de juníperos o los pinos de diversa clase le abran el camino, edafológicamente hablando.

La especie se adapta a sitios inundables
 Así pues, hablamos de una especie de palma de lo más curioso en éste planeta, y la única netamente mediterránea y europea, junto a la palmera de Creta (Phoenix theophrasti), un matorral que cubre amplias extensiones de nuestra provincia, y que acompaña a todas las especies arbóreas, desde acebuches y alcornoques, hasta a distintas clases de pinos. Una de las estampas más típicas de nuestra tierra, y que como todo aquello que es humilde, sólo se le echa en falta cuando ya no está. Un saludo desde el sur.

Ganadería retinta y palmitos, típica estampa gaditana.
Magnífico ejemplar en la sierra de San Bartolomé.






viernes, 15 de junio de 2018

La aportación española a la Filosofía.

 España como nación ha dado grandísimas aportaciones a la literatura universal con dos siglos uno de Oro, y otro de Plata, aunque del resto de épocas y estilos tampoco hay despreciarlos, ya que también serían la envidia de cualquier país. También ha dado grandes inventos e inventores, como Juanelo Turriano o Isaac Peral, en arquitectura ha sido siempre un referente, pues aunque muchos de los estilos arquitectónicos son de origen italiano o francés (entre otros), aquí se han adaptado a nuestras formas y costumbres, impresionando al resto del mundo, sólo hay que admirar a la Alhambra, la Sagrada Familia, o la Catedral de Burgos, entre muchos donde elegir. Como nación ha visto nacer fiestas que hoy son copiadas en el resto del mundo (y nos quejamos nosotros del Halloween), y se pueden ver unos San Fermines en Tejas o una Tomatina en Argentina o China. En cuanto a gastronomía, variada y sana, por ejemplo, la aportación andaluza a la cocina francesa es clave (y viceversa), la paella valenciana es copiada por el resto del mundo al igual que la pizza italiana, y el mundo ve con envidia como multitud de cocineros españoles están considerados entre los mejores del orbe. Pero en cuanto a una materia con una serie de puntos claramente localizados, como es la filosofía, ¿que importancia tiene España en éste contexto?, a priori pudiera parecer que ninguna, y bien es verdad, que tampoco somos una nación pródiga en pensadores. Pero tampoco carecemos de ellos. Veamos ahora su importancia, más de la que parece.
Judería cordobesa.
 Como hemos comentado anteriormente, la filosofía como materia nace dentro del mundo griego, y en casi todo el periodo antiguo podría localizarse casi exclusivamente allí. Aunque eso sí, hay que entender el mundo griego de modo algo más amplio que la nación helena actual, e incluir la Magna Grecia (hoy Sicilia), la costa occidental de Turquía, y aquellos lugares del Mediterráneo oriental helenizados, como Alejandría, en Egipto. A partir de aquí se crea la mayoría de pensamientos que serán rebatidos y debatidos una y otra vez por los filósofos posteriores. Curiosamente, en los libros de texto escolares, se da un salto cronológico hacia el siglo XVI, con René Descartes como padre de la moderna filosofía, y a partir de entonces, la filosofía se divide entre los pensadores europeos continentales (racionalistas) y los británicos (empiristas), hasta la llegada de la Ilustración y demás corrientes posteriores, de carácter más global. Pero una vez llegados a este punto, cabría destacar el injusto olvido de la filosofía medieval y tardoantigua donde España precisamente cumple un punto clave, una aportación escasa pero vital, pues junto a Santo Tomás y San Agustín, de ideas aristotélicas el primero y neoplatónicas el segundo, los filósofos, en concreto cordobeses, sirven de cadena de transmisión de las ideas de la antigua Grecia, y gracias a ellos, han llegado a nuestros días. Ahí van los ejemplos principales, y con sus principales ideas extremadamente resumidas:
  • Séneca. Importante filósofo cordobés de la época de mayor apogeo del Imperio Romano, y que llegó a grandes puestos, como el de senador. Algo que fue, precisamente, contrario a la disciplina que predicaba como era el Estoicismo, corriente de origen griego, y que se basaba en el dominio y el control de las pasiones, deseos y la eliminación de la mayor parte de bienes materiales inservibles, algo que ya era común entonces, como en la consumista sociedad actual. Con ello, se buscaba una vida ascética en la que lograr alcanzar la sabiduría y la felicidad prescindiendo de casi todo. Suena muy oriental, pero fue una corriente griega, y fue adoptada por distintas ramas cristianas, sobre todo las monacales, y la religión de Cristo en sí, adopta claramente estos principios, seguramente tras su expansión por tierras griegas, y el triunfo definitivo de los idearios de Pablo de Tarso, así como su influencia por los discípulos de la Bética en los primeros tiempos cristianos de Hispania. Curiosamente tanto Pablo de Tarso como Séneca comparten una leyenda medieval en la que se asegura que hubo una amistad epistolar entre ellos.
Estatua de Séneca frente a las murallas.
  • Averroes. En tiempos del Imperio Almorávide viene a nacer en el año 1.126, un filósofo que rompería moldes dentro de una asfixiante y radical dinastía marroquí que predicaba la literalidad del cumplimiento del Islam. Averroes se convierte en un importante transmisor de la filosofía aristotélica de la que aunque fiel, discrepa en algunos sectores. Aunque su experiencia como médico, y su mente de hombre de ciencias, lo hacen coincidir en gran parte con el filósofo griego, gran estudioso de la naturaleza. Entre las diferencias podemos encontrar que algunas facultades intelectivas se deben al cerebro y no al alma, como la memoria. Aunque considera que fuera de la última no es posible sentir, imaginar o captar el universal. Sobre ésto último, defiende que la ciencia no puede lograr el conocimiento directo de la misma, y que debe adecuarse a saberes concretos. Así mismo, para Averroes, el alma está dividida en dos partes, el intelecto pasivo, perecedera e individual, y el activo, eterna y divina. Asimismo, el mundo es eterno, y la resurrección de los muertos no es posible, algo absolutamente rompedor con el cristianismo, y que tal vez por eso, haya pasado ignorado por Europa, así como por los más aún fanáticos Almohades, dinastía marroquí aún más integrista que la anterior Almorávide, y que destruyó la mayor parte de sus obras. Sin embargo, el principal mérito de éste filósofo es el ser el primero en separa religión de filosofía, algo absolutamente impensable tanto en Europa como en el Oriente Medio de aquellos tiempos, y que sería algo que no se vería, realmente, hasta la llegada de Kant y la Ilustración.
Estatua de Averroes en la Judería cordobesa.
  • Maimónides. Otro pensador cordobés, discípulo del anterior, aunque a diferencia de éste de religión judía. Y al igual que el anterior, opta por el aristotelismo como pensamiento. De hecho se dedica a probar la existencia de Dios mediante argumentos de dicho pensamiento, siglos antes de que lo hiciera Descartes. A diferencia del anterior, es el entendimiento lo que puede ser pasivo o activo, y el alma se caracteriza por ser una sola esencia, pero con cinco facultades, fuerza vital, los sentidos, la imaginación, el apetito y la razón. Así mismo determina que el hombre es libre gracias a la función de la inteligencia, formando parte del alma, y es inmortal. Ese entendimiento constituye el fondo de nuestro ser, y debe encaminar todos sus actos a la perfección y al conocimiento de Dios como fin último de la vida. Toda esta filosofía chocaba con la mentalidad de sus correligionarios, quienes defendían la Cábala, pero tuvo gran repercusión en el mundo musulmán, así como en el cristiano, del que por ejemplo, Santo Tomás de Aquino, tan influenciado, que extrajo algunos de sus puntos principales, que sirvieron para componer  "las cinco vías" para demostrar la existencia de Dios, heredera directa de lo mencionado antes. 
Estatua de Maimonides en la Judería cordobesa.

 Termino aquí esta curiosa entrada, que aunque pudiera parecer lejana a lo que estamos acostumbrados a ver en este blog, no es menos cierto que Andalucía ha sido clave, centrando en la mítica Córdoba antigua y medieval, en lo que a movimientos filosóficos se refiere, y que han servido de puente entre el mundo antiguo y el posterior renacimiento. Pero no queda la cosa aquí, España ha dado posteriormente grandes filósofos como Unamuno u Ortega y Gasset, racionalista y positivista el primero, y raciovitalista el segundo. Fueron aquellos años entre los siglos XIX y XX, los más pródigos para nuestra nación. Pero eso ya será tema de otra entrada. Un saludo desde el sur. 

domingo, 27 de mayo de 2018

Senderos del parque natural Bahía de Cádiz.

 Este es el paisaje en el que me criado, y tal vez el que más valoro en el mundo, cierto es, que tal vez estéticamente no sea tan atractivo como los verdes bosques de nuestras serranías orientales, aunque para mí, incluso eso es discutible. Estamos en un lugar, con una apariencia que bien pudiera parecer excesivamente monótona, absolutamente llana, y sin apenas un árbol, y sin embargo, una vez más nos equivocamos, cada escalón de la marisma o de cada salina, tiene un estrato de vida, tanto vegetal como animal, y aunque son los medios dominantes, también hay enormes playas, zonas de pequeños bosques y matorral, lagunas temporales de agua dulce o marisma seca, entre otros medios. Además, precisamente, en la engañosa sencillez del ecosistema, radica precisamente toda posibilidad de vida, que se mimetiza con el medio, pues sólo hay que mirar los nidos de chorlitejos o de los charrancitos, o la coloración de muchas aves, de carácter terrizo para darnos cuenta de este punto. Sea como fuere, aquí en este parque avisté, junto a mi padre y mi cuñado, las primeras aves de mi vida, entre ellas un ratonero cazando, o un bando de tarros blancos. Por ello, como modo de devolverle el favor a esta bonita y salada tierra, me gustaría recomendar algunos de los mejores senderos del parque. Más que conocidos y disfrutados por los habitantes de las distintas ciudades de la zona, no son ni mucho menos famosos en otras localidades más lejanas, es por ello que esta entrada tiene un carácter más divulgativo para los lectores de fuera de Cádiz que para los gaditanos. Tampoco voy a poner ni los kilómetros ni la dificultad de los mismos, para ello, hay páginas más especializadas. Ahí van, como la sota de bastos: 
  • Sendero del Río Arillo: Esteros y salinas asociadas a un caño realmente (le llaman río porque sólo tiene una desembocadura), el del río Arillo, y en el que se accede frente al acuartelamiento de Camposoto terminando una de sus partes en la casas salineras abandonadas frente al molino de mareas del mismo nombre de río. Aquí es observable, según las mareas, con cierta frecuencia a especies como el flamenco común, avocetas, cigüeñelas y sobre todo, multitud de limícolas como el archibebe, chorlitejos o los correlimos entre otros. 







  • Sendero del Carrascón: Uno de los más largos del parque y que recorre casi todo el sur del término municipal de San Fernando, por una enorme "Vuelta de afuera" de las antiguas salinas existentes años ha. Empieza (o acaba, según se mire) desde la piscina de La Magdalena hasta la Titi. Aparte de la belleza paisajística en la que se ve gran parte del parque, así como de la provincia, llegando a atisbarse hasta la sierra de Grazalema, se le suma la posibilidad de observar una rica avifauna, en el que abundan los flamencos, los cernícalos, garcetas, así como las garzas reales en invierno, o los charrancitos, espátulas y anátidas en tiempos estivales. 







  • Sendero de la Punta del Boquerón: Bonito sendero en el que prima más bien la belleza paisajística que la observación de la fauna. No obstante, es frecuente ver conejos, así como chorlitejos, charrancitos, gaviotas de todo tipo, y demás aves costeras. Más complicado, debido a su mimetismo, es la observación de camaleones, que suelen esconderse en los retamares. El sendero transcurre tras las dunas de la extensa playa de Camposoto, para terminar, frente al castillo de Sancti Petri, en el sistema dunar de la Punta del Boquerón, con un par  de fortalezas semienterradas, como la de Urrutia. Historia y naturaleza en uno de los paisajes más memorables de la provincia. 







  • Sendero de la Salina de Dolores: Ruta más que recomendable entre enero y febrero, cuando los vinagrillos adornan de amarillo las salinas. Aún quedan los tajos y caños que rodean a la finca salinera, y a su casa tipo cortijo, de homónimo nombre, y una de las más bonitas y señeras del parque. De hecho, todas las entradas a las rutas del parque, tienen la fachada inspirada en la de la Salina Dolores. En una más que lamentable ruina, la casa es mejor verla desde fuera; en la misma situación se encuentra el molino más antiguo del parque, el de San José, originario del XVI, y del que queda apenas restos. Sobre la avifauna es francamente interesante, pues aquí conviven las aves de las zonas marismeñas con las marinas, como puede suceder con los somormujos, colimbos o águilas pescadoras, observables en el saco de la bahía. 







  • El Trocadero: Situado en terrenos de Puerto Real, junto al puente Carranza, es el sector más virgen del parque, y por eso está considerado además, como Reserva Natural, además del interés ecológico evidente, se le une el interés histórico de la invasión de los Cien Mil Hijos de San Luis, entre 1.820 y 1.823, con la restauración del Absolutismo, por parte de las tropas francesas que se tomaron la revancha de años antes, hoy junto a la Torre Eiffel existe una plaza de homónimo nombre conmemorando la batalla sita en este lugar, y que fue clave para la toma de Cádiz. La fauna marismeña y marina es asimismo rica, cormoranes, gallinetas, fochas o garzas reales abundan en la zona. 

  • Pinar de la Algaida: Nos encontramos ante uno de los últimos bosques de la zona, y que suponen un refugio para muchas aves de carácter más forestal en la zona. Compuesto mayormente por pinos piñoneros, también hay pinos carrascos, así como algunos acebuches, y algún que otro alcornoque y álamos. El sotobosque es el típico en este tipo de formaciones forestales, compuestos por lentiscos y palmitos mayormente, pero también con sabinas y enebros entre otros. Pero no es lo único, ya que también existe en los bordes boscosos algunas lagunas temporales, algunas de tipo hipersalinas, y otras de agua dulce. La fauna difiere respecto al resto del parque, destacando la presencia del búho chico, el camaleón, el lagarto ocelado, o la presencia esporádica de la cigüeña negra, entre otras especies forestales.







  • Los Toruños: Continuando desde el anterior sendero se llega a uno de los más famosos parajes del parque. Situado en El Puerto de Santa María, es un ecosistema mixto de pinar de tipo carrasco, con algunos piñoneros y un sotobosque de lentisco mayormente. Conforme se abandona el bosquete, nos encontramos ante un sabinar de amplia extensión, que precede a una de las últimas marismas en estado natural del parque. Un pequeño trozo de Doñana situado en una de las áreas más urbanizadas y turísticas de Andalucía. 







  • Sendero de la Salina Carboneros: Precioso sendero chiclanero que parte de la urbanización de las Mogarizas, en la carretera nueva de la Barrosa. A la entrada nos encontramos un pequeño bosquete de pinos piñoneros con lentiscos y palmitos, y donde pueden observarse algunas perdices. A partir de aquí, empieza lo que es en concreto la salina en sí, con la casa salinera casi al comenzar el sendero, al lado de ésta, se suelen encontrar algunos gansos de claro carácter doméstico, pero que sirven para embellecer el paisaje. El resto del sendero, transcurre una vez más, aprovechando la típica "Vuelta de afuera" de la salina, la fauna es abundante, destacando las colonias de gaviotas patiamarillas que concentran sus colonias en las isletas de los esteros, cigüeñuelas y avocetas son más discretas, así como los chorlitejos, también presentes por aquí. 











  • Marismas de Camposoto: Termino con los senderos establecidos por la junta rectora del parque, para entrar en mis recomendaciones personales. En estas marismas situadas frente a la playa de homónimo nombre, y que según los años y las borrascas, pueden acabar uniéndose con las aguas marinas, que se tragan literalmente la carretera, fue donde empecé yo como aficionado a la observación de la fauna. Es un pequeño sistema marismeño pero que es muy pródigo en fauna, llegando a la masificación de la misma en determinadas épocas, como el final del invierno, donde hay una verdadera explosión de vida, flamencos, espátulas, ratoneros, cormoranes, garzas reales, garcetas, cigüeñuelas, conejos, etc. Observable todo desde la carretera, recomiendo utilizar el coche de refugio en los aparcamientos de la playa, ya que incluso con la ventanilla bajada, y sin grandes movimientos bruscos, es fácil fotografiar a la fauna cercana.







  • Marismas y playa de Sancti Petri: Otro pequeño sector de marismas y salinas, que merecen la pena ver, esta vez, en el sector chiclanero del parque; sin un sendero que facilite su acceso, hemos de conformarnos con usar los aparcamientos de la playa o el paseo marítimo de la población de homónimo nombre. Desde aquí es fácil, y sin uso de prismáticos, la observación de una rica avifauna, como el flamenco, la espátula, o algunas limícolas invernantes como el zarapito, ave escandalosa por cierto, y fácil de observar. Tampoco desmerece la visita la cercana playa, con un pequeño e interesante sistema dunar. Así como el cercano acantilado, con un pequeño pinar, resto escaso de lo que se ha salvado de la especulación urbanística, aunque eso sí, dentro de los límites del parque periurbano de la Barrosa, y fuera del parque natural.







  • Marismas de La Carraca: Sector de marismas, bastante densas, cercanas al conocido arsenal militar. El sector incluye una pequeña isla, y varios bosquetes de eucaliptos, la presencia de pequeña y mediana avifauna está garantizada, como sucede con los cormoranes, garcetas y demás. Bastante observable todo desde el famoso Puente de Hierro. Además de la fauna, se junta el hecho de encontrarnos ante uno de los paisajes más bellos de la zona. 







  • Saco de la bahía y Cochineras: Cercano a la mencionada Salina Dolores, hay pequeño eucaliptal, en el límite del Saco de la bahía. Entre este punto, y la playa de La Casería, hay un interesante punto de observación de avifauna, que une la marisma con el mar, ya que a pesar de ser un territorio marino, tiene una amplia oscilación mareal, que deja al descubierto enormes extensiones de fango gris. Observables aquí, son los flamencos, cormoranes, garzas, garcetas, gaviotas, etc. 







  • Marismas cercanas al Pinar de los Franceses: El cercano pinar, prácticamente urbanizado, carece de interés ecológico alguno, pero sus marismas cercanas, una de las más desconocidas, y menos frecuentadas, pese a estar a pie de autovía, tienen una de las mayores concentraciones de garzas reales de la zona en invierno, donde es casi seguro su avistamiento si uno se acerca. Tampoco sería raro encontrarse aquí la presencia de cigüeñas negras en los pasos migratorios. Lo dicho, una joya de lugar, apenas conocida por los lugareños.

 Termino aquí este pequeño homenaje al parque que me vio nacer como aficionado a estos temas, sin duda, le debía una, porque injustamente, es de los que menos he escrito en este blog. Y es que de desagradecidos está el mundo lleno. Un saludo desde el sur.