Justo al lado de un polígono industrial, y una de las industrias madereras más conocidas del sur, se encuentra una pequeña joya ecológica que pasa desapercibida para muchos de los que hemos pasado, y pasan a diario, por una carretera cuyo nombre delata el paisaje circundante de la misma: La Carretera de las Lagunas. Una pequeña porción, la laguna en sí, queda protegida, siendo Reserva Natural Concertada, es decir, es un espacio protegido con el compromiso de los dueños del terreno. La zona húmeda es conocida como Laguna de la Paja, por la cantidad de vegetación emergente, que en época húmeda, tiene el color del forraje. De características esteparias, ésta tiene una extensión máxima de 1.000 m. de lóngitud por 650 m. de anchura, es temporal, y de escasa profundidad, es en cambio, abundante en avifauna.
Sin embargo, el motivo de ésta nueva entrada es el terreno que la rodea; unos pequeños rodales de bosques de pinos y eucaliptos, que tienden a inundarse en invierno. La foresta queda dividida en dos por dicha carretera, y gracias a ella se puede observar el interior de la misma. El verano advierte de la humedad del terreno, con un verdor muy llamativo, que rompe la monotonía del agostado campo chiclanero. Es a partir de noviembre, más o menos, y según la generosidad de las lluvias del año climatológico, cuando el espectáculo está servido: el bosque se inunda, y si el invierno se muestra generoso, el agua casi alcanza el metro; es entonces cuando se puede observar una de las vistas más exóticas de éste país, las garcetas pasean entre sus aguas, y entre los palmitos que sirven de sotobosque. La imágen de las zancudas entre el bosque inundado nos traslada a otras latitudes; la mayoría son garcetas comunes, pero aquí observé por primera vez la presencia de la garceta grande, ahora una común invernante de la zona, y del cercano Parque Natural de la Bahía de Cádiz. La imágen de las garcetas con su blanco inmaculado en lo más oscuro del bosque contrasta en un país cuyos humedales son más bien esteparios. Es curioso saber, que en el otro lado del Atlántico, en el Parque Nacional de los Everglades, también existen importantes formaciones de pinos con palmitos (distintas especies a las de aquí, evidentemente), lo que une dos áreas biogeográficas que, probablemente, tuvieron un pasado común, aunque eso sí, aquí llueve en invierno, mientras allí lo hace en verano. Por ello me gustaría pedir desde aquí la protección de éste pequeño territorio, que no ocupa más de algunas hectáreas, pero que tienen un gran valor ecológico. Además de los del pinar cercano del Hierro, y que a punto ha estado de ser talado, pero eso será otra entrada dedicada al mismo. Un saludo desde el sur.
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Rincón del bosque más cercano a la laguna |
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Garceta sobrevolándonos |
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Rincon de eucaliptos |
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La Laguna de la Paja en invierno |
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Máxima extensión de la laguna |
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Garceta Grande, al fondo las urbanizaciones que ya amenazan el entorno de la laguna |
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Al fondo (bultos blancos), las garcetas dentro del bosque |
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Garcetas comunes |
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El bosque inundado |
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Profusa vegetación |
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La laguna en verano, al fondo el bosque |
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