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domingo, 30 de octubre de 2011

Historias de fantasmas gaditanos

Ahora que está de moda el Halloween, gracias sobre todo a los grandes almacenes, se ve a los niños, de distintas edades (de 0 a 40 años), disfrazados de personajes desagradables, ya sea pidiendo chucherías por las casas o tomándose una cerveza tras otra en uno de los quinientos pubs irlandeses (regentados por paisanos) que abundan en nuestras ciudades. Hay de todos los tipos: Frankestein, Drácula, Hombre Lobo, político...Pero yo siempre he sido más de Tosantos, puede que sea porque soy más soso que un churro sin chocolate, pero a decir verdad, también es cierto que las historias de miedo españolas, y europeas en general, asustan más que las que vienen importadas de EEUU, pues son bastantes más descafeinadas que las nuestras. A cada país le asusta lo suyo, y cada lugar tiene sus distintos tipos de terrores; evidentemente el mencionado país sólo posee unos doscientos años de historia, mientras que  nuestro continente es de tradición milenaria, con lúgubres castillos, maldiciones medievales, brujas paganas, vampiros fantasmales, y demás parafernalia. Y sobre todo, hay que decir que en España hay más fantasmones de carne y hueso que espectrales. Aunque sin embargo, hay que reconocerles el mérito de acongojar al personal con historias como la de Amityville o la finca de Hinsdale. 

       Como me dijeron el viernes que no tenía puente, ando escaso de inspiración, así que enumeraré una lista de leyendas fantasmales de una provincia que se caracteriza por tener cascos antiguos enormes, y ensanches de ciudades que se construyeron sobre necrópolis romanas, púnicas, o fenicias (y se asustan los americanos por un sólo cementerio indio). Para ser honrado me remito a un artículo del diario de la Voz de Cádiz de hace algún tiempo, además de alguna otra historia que recuerde en éste momento, o que me hayan contado alguien de fiar, y que evidentemente, no diré quién es, más que nada porque al personal le importa un pimiento quien es el fulano en cuestión. Las escribo con un cierto tono de guasa, pero es porque no soy experto en el tema, y de algún modo tengo que hacer un artículo distraido, así que no se ofendan, por favor, quienes crean en éstas historias. Ahí van:

-El bebé que llora en el Patio Cambiazo: Empezaré las por que me contaron de mi ciudad. Sobre ésta se ha dicho mucho y escrito poco. Realmente, a mí me la han contado a título personal, y sinceramente dudo mucho de su autenticidad. Se argumenta que las casas que ocupan éste palacete están vacías por causa de un bebe fantasmal que se dedica a llorar por las noches. Hay que decir que muchos padres sufren esto sin que sus hijos sean unos fantasmas, pero sí una auténtica tortura. Sólo faltaba que viniera un espectro llorón a dar por saco una noche tras otra, con la cosa de que la criatura ni crece, ni se calma dándole de comer.
-El niño del columpio en Reyes Católicos: ésta es de un soldado de infantería que se dirigía al parking a coger su coche para ir al trabajo, allá sobre las seis de la mañana. Comentaba que había un niño columpiándose (literalmente) en un parquecito cercano a la salida de los coches; no le echó cuenta, pero enseguida cayó que el niño en cuestión estaba completamente sólo en la plaza, y que no había nadie cuidándolo a esas horas tan raras. Así pues el infante de marina cogió el camino de Villadiego cuando vio todo aquello muy raro.
-Hay otra en una casa del siglo XVII situada en plena Calle Real, donde se escucha de todo, aunque no la he localizado, dicen que se encuentra en las cercanías de la Alameda. Y otra, en la Calle Dolores, en la que una testigo asegura haber visto a una anciana fantasmal perteneciente a la familia que aún vive en esa casa. Aunque de éste último, no hago mucho caso, pues he estado mil veces en esa casa, y no he visto nada raro (a nivel fantasmal, me refiero).
-Recuerdo una, allá por los años 90, del conocido fantasma jartible, en El Puerto de Santa María, donde se decía que en cierta calle se aparecía todas las tardes un fantasma en un balcón, y que se podía observar a través de las ventanas desde la calle. El espectro en cuestión dejó de dar por saco cuando cambiaron los cierros, y los pusieron de aluminio, en vez de los tradicionales de hierro forjado o madera. Así pues, al menos, el espíritu puede presumir de buen gusto, porque a mí, también me parecen horribles los cierros de aluminios en un casco antiguo (y pensar que llegaron a ser una plaga).
-La Casa Cuna de Cádiz, ésta la puso de moda Iker Jiménez y su Cuarto Milenio, y tiene su origen en la explosión del depósito de minas de Cádiz en 1947, y que arrasó con todo Puerta Tierra, y sobre todo, con un orfanato cercano. Desde entonces, aseguran que en las oficinas que hay ahora del INEM se observan niños fantasmales y, lo que es peor, monjas; nunca me han gustado las vivas, imaginen las muertas, además de campanas que no existen hoy día. El caso, es que lo que más debería asustar aquí, es la cantidad de gente que va a sellar cada día.
-Los fantasmas del Hospital de Mora. La actual Facultad de Empresariales se encuentra situada en un antiguo hospital de corte modernista que tiene aspecto colonial. Evidentemente, en un sanatorio fallecen muchas personas, y muchos de sus espíritus dicen que se han quedado aquí, para interrumpir los provechosos estudios de los alumnos más ociosos.
-Los monjes del Ayuntamiento de Cádiz. Otro chiste fácil, en los consistorios suele haber muchos fantasmones. Pero aquí se cuenta, incluso, de alguna que otra agresión de ultratumba, y es que nadie soporta a los policías locales, pobrecitos, ellos sólo hacen su trabajo, que es sacar dinero para las luces de Navidad con unas cuantas multas. Lo que se ve aquí en cuestión es una procesión de monjes que viene acompañada de un extraño olor a perfume. Una suerte de Santa Compaña a la gaditana.
-La monja de la Residencia (Hospital Puerta del Mar). Ésta monja por lo que se ve, no le mola asustar a nadie, sino que por lo visto, se dedica a ayudar a los enfermos. Si algún día ingreso allí, espero no tener el placer de verla, porque prefiero valerme por mi propia cuenta (vale… saldría corriendo).
-La Casa del Obispo. Por fin, una sobre un cementerio, fenicio en éste caso. Aquí se asegura la presencia varios espectros luminosos que sirven para no perderse en la oscuridad de las distintas estancias.
- El duelo con el Demonio en Jerez de la Frontera. Ésta me encanta, porque es una historia de espadachines del siglo XVII. No recuerdo la calle, pero asegura la historia, que un valiente espadachín ganaba a todos sus contrincantes en sus distintos duelos nocturnos. Y que en cierta ocasión, para dársela de más fantasmón (nunca mejor dicho) que nadie dijo aquello de que él podía retar al mismísimo diablo, por lo que recibió de propina un corte en el brazo con una espada que no se sabía de dónde venía. Así pues el infeliz espadachín fue corriendo hasta una iglesia, donde se pudo refugiar del mismo demonio. Según dicen, la herida nunca le cicatrizó, y brotaba sangre de vez en cuando, hasta el final de sus días.
-Los fantasmas de Trafalgar. Son varios, la primera es una dama blanca que al parecer le ha cogido el gustillo a tirarse desde el acantilado hacia el mar. Al parecer se trataba de una despechada de principios del siglo XX que decidió suicidarse. Y la segunda se debe a la famosa batalla de 1.805, al parecer los barcos y marinos fantasmas no se han enterado de que la batalla acabó hace un par de siglos, y aún siguen dándose estopa en las noches de tormenta. Se asegura que aún se escuchan los cañones, gritos y disparos de pistolas.
-Barcos fantasmas en el Estrecho. Se asegura, por varios testigos que en tiempos de tormentas  aún se pueden ver algún que otro navío espectral en una de las zonas más transitadas del mundo (la segunda tras el Canal de La Mancha). 

           En fin, espero que no hayan leído solos esta entrada, porque quien sabe, si algún crujir de maderas, algún ruido extraño, alguna sombra que vea por el rabillo del ojo, o simplemente, le llame el cartero para formar parte de una mesa electoral; puede ser que verdaderamente que su casa esté construida sobre tres cementerios de distintos periodos (y ya sabe todo el mundo como se las traían los fenicios), y puede que tal vez, crea que usted está sólo, pero a lo peor resulta, que se encuentra más acompañado de lo piensa. Un saludo desde el sur.

Prohibida la entrada a los fantasmas, las cafeterías de Cádiz se quedarían vacías.

Los fantasmas que más me asustaron en mi juventud fueron los del Comecocos.

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