Translate

domingo, 4 de septiembre de 2011

El Vaporcito del Puerto

    Hoy no podía ser de otro modo, no me enrollaré demasiado, ya que no soy un experto en la materia naútica. Pero es que ha sido la noticia de la semana, y no podía dejar de pasar la ocasión, ya que en Cádiz el hundimiento del Vaporcito es el naufragio de todo un símbolo, tal como sucedió, aunque en otro grado, con las Torres Gemelas de Nueva York (en éste caso, sin víctimas, gracias a Dios). A pesar de que no es un edificio, sino un barco, es un monumento más, uno que se mueve, en vez de estar en una plaza, que surca la Bahía de Cádiz con señero porte, a pesar de ser el más pequeño de los miles de barcos que lo rodean, pero que saben que tiene más galones y vida que nadie. De hecho, todos le rinden pleitesía, y le tocan la sirena, al verlo pasar, incluído Elcano, como ya cantaba Paco Alba. Y usted dirá porque hablo en presente, en vez de en pasado, cuando el barco, en cuestión, se ha hundido; pues porque hasta eso ha logrado el Vaporcito: unir a todas las administraciones, y ponerlas de acuerdo, en que tiene que ser reflotado, y vuelto a poner en marcha: son el ministerio de Medio Ambiente, el de Fomento, la Junta de Andalucía, y los ayuntamientos de El Puerto y Cádiz. Y eso tiene mérito aquí en Cádiz, donde las administraciones tienen por costumbre hacerse la puñeta las unas y las otras entre sí por ver quien se lleva el gato al agua. Sin embargo, la cosa no parece fácil, pues la mala suerte se ceba con Cádiz, que es la ciudad más ceniza de toda España, ya que para una vez que todos se ponen de acuerdo, resulta que los daños materiales son bastante difíciles de reparar; aunque todo se andará, y con el tiempo ya veremos lo que pasa. Y es que aquel barquito al que le han dedicado canciones, poesías, narraciones, etc., es todo un sentimiento de lo que es gaditano; en el por ejemplo, se han rodado escenas de películas, se han tirado las cenizas de Alberti al mar, se ha paseado Quiñones (y casi todos los gaditanos), etc. y como Cádiz ha ido languideciendo hasta acabar hundido, incluso el día en que los buzos inspeccionaron los daños, la lluvia hizo como telón de fondo, mostrando el pesar que tenían todos los habitantes de una comarca que con el tiempo va perdiendo su identidad. El Vaporcito y Elcano son los símbolos de una Bahía de Cádiz, y a ambos les une la fecha de llegada a ésta tierra, a finales de los años veinte,  aunque el buque escuela, éste año quedará cojo en su despedida, pues el Vaporcito era fiel en cada salida de Elcano, espero que los dos naveguen por mucho tiempo, y sino, que al menos, se queden en Cádiz, como museos, y que por supuesto, sean visitables, dos cosas que aunque parecen de cajón, aquí es aún extraño, y sino miren el Balneario de la Palma, aún no conozco a nadie que haya podido entrar allí, pues es más hermético que una caja negra, tan oscura, casi, como el futuro,(y el pasado, y el presente) que nos espera a los habitantes de ésta tierra. Un saludo desde el sur. 

El Vaporcito del Puerto llegando al muelle de Cádiz

No hay comentarios:

Publicar un comentario